viernes, 28 de febrero de 2014

Perón según Tomás Eloy Martínez



En "Perón según Eugenio Rom" extracté el perfil del General que ese periodista pintó hace añares luego de entrevistarlo durante varias jornadas de 1967 en Puerta de Hierro, la famosa residencia de su exilio madrileño. En la descripción del ex presidente argentino es notoria la admiración del autor por el estadista, algo que me remitió casi automáticamente a la visión crítica de Perón vertida por el escritor Tomás Eloy Martínez (T.E.Mz.), por entonces corresponsal de un medio porteño en la capital española.    

Como dijera, un poco después y en casi idénticas circunstancias T.E.Mz. obtuvo permiso para hacerle un reportaje publicado luego con mucho éxito en la revista política Panorama mientras Argentina soportaba otro gobierno de facto. T.E.Mz. consideraba que Perón era un gran fabulador que le estaba vendiendo una imagen. Inquieto, le arrebató la frase "Evita fue un producto mío" (1)  y siguió investigando su pasado durante años, rastreando datos de su infancia patagónica y su carrera militar. 

En vez de escribir un libro de historia sobre el particular eligió publicar  en 1985 su famosa "La novela de Perón" (2). El autor dijo preferir ese género porque le concedía "licencia para mentir, para imaginar e inventar". Es decir, evitando ser engañado optó por engañar a otros: de presunto embaucado a embaucador. Es verdad que T.E.Mz. avisó antes, pero muchos tomaron su información de manera literal, como el filósofo a la carta José Pablo Feinmann, que usó datos fabulados en aquel libro como si fueran reales para su guión de la película "Evita, quien quiera oir que oiga" (3). 

Podría aventurarse que las visiones diferentes de estos periodistas sobre el estadista argentino se basaron en sus afinidades ideológicas: Eugenio Rom era peronista y T.E.Mz. antiperonista de ley, pero también un inventor muy bien informado que dijo: "Para mentir, hay que saber". Curiosa coincidencia con Perón, que afirmó alguna vez: "Para mentir hay que tener siempre algún grado de inteligencia"

Dejo aquí una pequeña biografía de Eloy Martínez y extractos de reportajes que le hicieron, en donde pueden escarbarse sus pensamientos y su conocimiento del General Perón, con los respectivos links, para seguir indagando. Horanosaurus. 

Tomás Eloy Martínez* 

Escritor y periodista, nació en Tucumán en 1934. Afirmaba haberse recibido de licenciado en Literatura en su Universidad pero sobre eso quedan dudas. Fue autor de dos libros clásicos de la literatura argentina contemporánea: "La novela de Perón" (1985) y "Santa Evita" (1995), traducidos a más de 30 idiomas. Comenzó a trabajar como periodista en La Gaceta de Tucumán, hizo guiones y fue crítico de cine en La Nación, editor de la revista Primera Plana y director de Panorama. Publicó su primera novela ("Sagrado") en 1969 y después creó el famoso noticiero Telenoche. En 1973 apareció su ensayo "La pasión según Trelew", que difundía datos de los fusilamientos de guerrilleros hechos por la Marina en la base Almirante Zar, el año anterior. Le costó un despido y sus primeras prohibiciones. En 1975 dirigió el suplemento cultural de La Opinión y fue amenazado por la Triple A, debiendo irse del país. Se exilió en Venezuela, donde fue cofundador de El Diario de Caracas con Rodolfo Terragno y Miguel Angel Diez. De 1979 es su crónica "Lugar común: la muerte". Fue colega y amigo de Roa Bastos, Osvaldo Soriano, Ariel Dorfman y Gabriel García Márquez, entre otros. Regresó a la Argentina en 1987 y en 1995 fue invitado a trabajar como director del Programa de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Rutgers, trasladándose a Nueva Jersey. Le gustaba decir que trabajaba en EE.UU. pero vivía en la Argentina. Fue columnista de The New York Times, de El País de Madrid y colaboró con Página 12. En 2002 obtuvo el premio Alfaguara con "El vuelo de la reina". Su último libro fue "El cantor de tango". Falleció el 31 de enero de 2010. 

* sintetizado de (4) y otras fuentes.




"Perón se ocupa de que se sepa todo lo que hay sobre él. La imagen que intentó construir Perón es, como toda autobiografía o memoria, una imagen verbal en la que hay enormes lagunas y, además, enormes mentirasLa génesis de 'La novela de Perón' deriva del hecho de que Perón no quiso que publicara los documentos reales que yo le había acercado para completar sus memorias. Entonces, ahí sí me tomé la libertad de trabajarlos, de tal forma que construyeran un retrato de Perón que a mí me parecía el verdadero" (3).

"Voté a Perón, perdón, a Cámpora, en marzo del ’73, porque me parecía que la alternativa de Balbín era irrisoria, imposible. Pero no voté a Perón e Isabel, voté en blanco en esa ocasión, porque me parecía que Perón no tenía derecho de poner a Isabel ahí. En aquel momento era un simpatizante de izquierda, pero por varias razones no podía estar cerca del peronismo ni participar de la teoría del cerco. Primero, porque conocía mucho la intimidad de Perón. Sabía que la presencia de López Rega al lado de Perón no era casual. Sabía hasta qué punto Perón consentía y estimulaba la presencia de López Rega y hasta qué punto se sometía a ella. Se puede explicar de mil maneras, por la teoría del amo y del esclavo, que es hegeliana, o, mejor, por la necesidad de un viejo de la teoría del sirviente, de [Harold] Pinter, el sirviente que se infiltra y se convierte finalmente en el amo. Nunca, nunca confié en Perón, ni en los atributos de Perón. Me parecía un personaje histórico muy poderoso y fuerte, y me atraía mucho como tal. Y cuando lo voté por Cámpora, que podrías leerlo como un modo de votar por los Montoneros, más bien lo hice como un voto de unidad nacional: este hombre, y Perón atrás, son los únicos capaces de instalar cierta unidad en el país. Perón era claramente para mí un caudillo conservador en ese momento, Cámpora era claramente para mí un caudillo conservador en ese momento. Ambos eran caudillos conservadores, pero sostenidos por una muchedumbre de jóvenes que querían un cambio, eran capaces de encontrar una solución armoniosa para la Argentina, y definitivamente pacífica. No fue así, y el inmenso viraje a la derecha que pega Perón después de la caída de Cámpora me convence de que eso es imposible. Y, si bien yo no comulgaba con las ideas marxistas, se me podría llamar un progresista, un tipo de izquierda. Ahora soy mucho más de izquierda que en aquel tiempo. Entonces la violencia me asustaba, le tenía mucho horror, y, por lo tanto, cualquier solución violenta me parecía mala. Y elegí a Perón no porque representaba la violencia, sino porque creía que iba a representar todo lo contrario" (3).

Alberto Amato (4) - —¿No había otra manera de contar a Perón y a Eva si no con los recursos de la imaginación? - —Bueno, hubiera podido elegir la biografía. Es otro tipo de recurso. Hay una excelente e inmejorable biografía de Perón escrita por Joseph Page. Hay una excelente biografía de Eva escrita por Marysa Navarro. Pero yo no quería hacer eso. En verdad mi reto con Perón, y disculpáme la arrogancia, era repetir la experiencia de Sarmiento con 'Facundo' en el 45. Perón había intentado construirse un monumento a través de unas memorias de las cuales yo fui vehículo, porque me dictó esas memorias y las publiqué tal cual, sin desviar nada, como corresponde a un periodista, en la revista Panorama. Me dije, bueno si un personaje tiene la libertad de construir su biografía como mejor le parece, un novelista tiene la potestad de construir la imagen de ese hombre tal como le parece que es. Y eso es lo que hizo Sarmiento. Facundo era un tipo bien educado, que bailaba muy bien, según parece; era de una enorme galantería con las damas, dejó un muy buen recuerdo en Tucumán, en La Rioja. Y claro, esa figura de hiena, de leopardo, de león salvaje que Sarmiento crea prevalece en la imaginación de los argentinos por sobre la del Facundo real.

A.A.- —¿Esa fue su intención con Perón y Eva Perón? - —No. Lo que yo quise es mostrar el Perón que yo vi, el Perón con agachadas, el Perón formado por la escuela militar, el Perón abandonado por los padres, el Perón maltratado en el Colegio Militar, el Perón que participa en La Forestal, el Perón que participa en la Semana Trágica, el Perón que participa en todos los golpes militares desde el año 30 en adelante, o porque se hacen contra él o porque él los hace. Y porque es de algún modo la simiente del autoritarismo argentino. De algún modo Perón condiciona, moldea, querámoslo o no, nuestras vidas.

A.A.- —¿Qué piensa hoy del peronismo? - —Ahora se lo usa y de su ideología queda muy poco. Las tres bases del peronismo eran justicia social, independencia económica y soberanía política y de eso queda poco. El peronismo me parece profundamente respetable porque creo que es una especie de voluntad, o de vocación, o de deseo, o de necesidad de justicia en los argentinos más sumergidos. Y, de algún modo, el recuerdo remoto de una época en la que recibieron dádivas como una forma de felicidad.

A.A. - —Ese andar tan cómodo entre realidad y ficción parece ser incluso un refugio para usted. - —La realidad es siempre inconvincente. Y cualquier cosa borra la realidad. No creo que haya verdades absolutas. Nada es completamente cierto. Creo en las cosas concretas. Pero creo también que el hombre, para sobrevivir, se aferra a creencias, que son sus certezas. Y de esas certezas nacen los resentimientos, los odios, los desencuentros. Yo trato de ponerme siempre en el lugar del otro. Hemos comprendido tan poco a lo otro durante toda la historia de la humanidad. Y sobre todo nos hemos sublevado contra lo otro, porque hemos sentido que eso otro, o ese otro, ponía en riesgo nuestra estabilidad. El fundamentalismo religioso se alimenta de eso.

(…) el autoritarismo que se instala con Uriburu, que luego se encarna en la violencia poderosa del GOU, del golpe del 43, con la educación religiosa remachada en las escuelas y con el hecho central de que Perón, que no había tenido un hogar propio y su único hogar había sido el cuartel, quería hacer de la Argentina un gran cuartel, aun con las mejores intenciones. Logra resolver muchos de los problemas de justicia social que venían atrasados en el país, pero al mismo tiempo crea un autoritarismo de partido único, de sindicato único, de silenciamiento de la prensa. Conocí muy bien a Perón. Hablé con él muchas horas. Y discutimos de todo esto. El era enormemente inteligente, muy hábil. Había leído mucho en la vida, mayormente historia militar. Pero también lecturas de orden político valioso y de comprensión de la geopolítica y de los grandes movimientos que se estaban gestando en el mundo. El sobre todo fue un testigo, o decía que lo era, no sé hasta qué punto lo fue. Por ejemplo, me cuenta una vez que él salva al Che Guevara del servicio militar. "Pero escuchemé, General —le dije— usted era presidente de la Nación ¿Cómo iba a salvar a un desertor…?" El inventaba historias, Perón tenía una enorme imaginación. También Perón fue un maestro de la incertidumbre (...)

A.A.- —Perón y el peronismo han sido una pasión y una obsesión en su vida literaria, y no literaria. Y usted no es peronista. —Yo nací en un hogar antiperonista. La línea paterna de mi familia era conservadora, la línea materna de mi familia era radical; por lo tanto Perón y Eva no eran bien queridos en mi casa. Y yo tenía un enorme desinterés por la política, hasta que el periodismo empieza a empujarme hacia la comprensión de la política. En el año 66 voy a España a ver cómo ha quedado ese país después de treinta años del estallido de la Guerra Civil enviado por Primera Plana. En ese momento de la revista me mandan un telegrama en el que me dicen que hay golpe militar en Argentina y que trate de entrevistar a Perón. Perón me recibe durante tres horas y hablamos largamente; hablamos de Onganía, hablamos de Illia, él justifica el golpe, lo defiende, lo prohíja. Un mes después se da vuelta totalmente, claro. A partir de ahí empieza a interesarme Perón como figura, como personaje, más que como marca política. Es a partir de las personas que me empieza a interesar la política. O si querés, a partir de una frase de López Rega, que me impresiona mucho: caminando un día por la Gran Vía, en 1968, López Rega me dice: "¿Vos con quién querés estar? ¿Con la masa o con los que amasan?" Yo tomé clara conciencia entonces de lo que significaba la injusticia del poder, de lo que significaba el uso y los usos del poder".

(...) "Así empecé a descubrir los bordes entre la realidad y la ficción, y que podías contar sin mentir. Ahora, claro, en los textos periodísticos yo nunca miento. Hay un problema ético en todo esto. Si caminás sobre el borde, no podés engañar al lector. Cuando yo digo: "Este texto es una novela" no tiene que creerse una sola palabra de lo escrito allí. Es el caso de Santa Evita, por ejemplo. Yo me dije "Se ha contado todo sobre Evita. ¿Qué no se ha contado y por lo tanto puede ser inventado?" Y pensé en la gran manifestación del 22 de agosto de 1951, cuando delante de dos millones de personas se desarrolla un drama que no se ve. Porque hay cuarenta y cinco minutos en los que nadie sabe nada de Eva, porque Eva no está. Y no se sabe dónde está. Nunca, en ningún texto biográfico, se explicó adónde estuvo Eva, nadie lo supo. Yo inventé todo lo que pasó en ese lapso (...)"

(5) "Yo creo que hay que dejar funcionar a la democracia, no dejarse llevar por la urgencia. Siempre sostuve que Perón venía desgastándose aceleradamente durante su segundo período y al interrumpir el desgaste se favoreció su renacimiento. La revolución del 55 fue un error de impaciencia. Perón estaba cayéndose solo. Solo, hubiera caído de modo definitivo; al acelerar su caída, se le permitió rehacerse. Con Chávez pasa algo similar (...) La política de Chávez es la misma política distribucionista que existía durante el segundo período de Perón. Se basa en la riqueza petrolera, que es inmensa, para paliar dificultades inmediatas. Chávez no construye nada, está poniendo paños tibios en los sectores más desfavorecidos y dilapidando el inmenso caudal de dinero que llega. Tiene de hecho la figura de Perón muy presente. Y no hay que olvidar que es rescatado de la derrota por un movimiento mucho más subterráneo pero parecido al del 17 de octubre de 1945. Pero, para la democracia, lo peor es la impaciencia. Eso sólo hace que el populismo se afiance, que el autoritarismo prospere". 


BONUS TRACK: MAS SOBRE LOS 'EMBAUCADORES' TOMAS ELOY MARTINEZ Y JUAN DOMINGO PERON.

* "Como tantas veces que Tomás contaba algo (y vaya que era narrador empedernido), no sabía yo si era cierto o no, si lo estaba inventando o había sucedido. Ya estaba especializando en confundir deliciosamente a sus interlocutores, ya iba juntando una pasión por la verdad y una compasión por los excluidos de la historia con una mirada mareante y juguetona que los críticos calificarían como postmoderna". Ariel Dorfman, reconocido ensayista chileno y amigo de Eloy Martínez (6).

* "Me encanta esa línea indivisible entre la realidad y la ficción. El también era así. Nos resultaba difícil detectar qué era verdad y qué era mentira cuando nos contaba algo. Y de alguna manera vivíamos la dualidad de querer saber y no querer, y prestarnos a su juego. Por ejemplo, él decía que se había recibido en Letras en la Universidad de Tucumán. Las fechas no nos daban. Creemos que lo inventó, pero nunca quisimos averiguarlo", dice divertido, habiendo superado la frustración del poeta que no fue justamente por la implacable mirada crítica paterna". Blas Eloy Martínez, cineasta e hijo de T.E.Mz. (7).

* "Perón dejó estampada una montaña de cuentos en un libro titulado 'Yo, Juan Domingo Perón-relato autobiográfico' de Sudamericana/Planeta-1976, que los españoles Torcuato Luca de Tena y Luis Calvo prepararon con cintas magnetofónicas grabadas en los años de exilio. Son cuentos porque los contó, pero no son ciertos. Hay frases imperdibles, con las que cautivó a sus seguidores y que le sirvieron para manejar la política argentina durante treinta años. Pero también me sirvieron a mi para demostrar lo poco creíble que fue siempre el jefe de la supuesta revolución peronista (...) existen infinidad de frases, cuentos y anécdotas sobre episodios del general, pero los más graciosos son los que contó el mismo, por su desapego a los hechos históricos, su escasa memoria y su afán por divertir a quienes lo entrevistaban..." Hugo Gambini, longevo periodista porteño recalcitrantemente antiperonista y simpatizante de varias dictaduras militares, tan troglodita como reconocido por sus pares (8)

NOTAS

(1) La versión autorizada por Perón de los reportajes concedidos a T.E.Mz. en Madrid fueron publicados en el semanario Panorama, en aquellos años. La compilación completa sobre treinta horas de grabación de los mismos, con notas de investigación complementarias del periodista -claro que no autorizadas-, salieron en "Las memorias del General" (Planeta, 1996). Fue reeditado después como "Las vidas del General" (2004).

En "Isabel, la mejor discípula", artículo de Tomás Eloy Martínez en La Nación del 20/01/07, podrán encontrar más detalles sobre esas entrevistas y una descarnada visión sobre Isabelita, que también difiere radicalmente de la brindada por Eugenio Rom en "Así hablaba Juan Perón" (Peña Lillo editor, 1980). 

(2) A pesar de tenerlo en mi biblioteca, nunca pude leer ese libro por considerarlo oprobioso y chocante con mi vieja visión idealizada del líder justicialista. Ya conté en otros rincones de este blog que fui un peronista bastante 'cerrado' durante años, como modo de entender y encajar en el mundo. Mi ajuste de la realidad -eufemismo por desilusión- llegaría por otras vías, años después. No significa que no siga rescatando y extrañando muchas ideas y actos revolucionarios del General Perón, más allá de sus flagrantes contradicciones.

(3) "Novela significa licencia para mentir". Entrevista con Tomás Eloy Martínez por Juan Pablo Neyret. 2002. 

(4) "El enemigo de las certezas". Reportaje de Alberto Amato a Tomás Eloy Martínez, publicado en la Revista Ñ del 29/04/06. 

(5) "Tomás Eloy Martínez: el poder de hoy es iletrado". La Nación suplemento Enfoques. Por Pedro B. Rey. 29/08/04.

(6) "Tomás Eloy Martínez: entre la crónica y la invención de la historia". Clarín 01/02/10. Por Ariel Dorfman. 

(7) "Blas Eloy Martínez, un cineasta en la Dirección de Notificaciones". La Nación suplemento Enfoques. Por Romina Mangel. 19/02/12. 

(8) "Los cuentos que contó Perón". Afecto a los relatos que lo tenían como protagonista, el ex presidente argentino tejió, alrededor de distintos hechos históricos, versiones reñidas con la realidad. Del origen de su apellido al 17 de Octubre, esta nota recorre algunas de ellas. Por Hugo Gambini.  Suplemento ADN La Nación. 02/08/08.

NOTA: me disculpo por desconocer y no citar al autor de la excelente caricatura de Perón expuesta arriba  (¿Sábat?) y las fotos que ilustran.

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