lunes, 6 de septiembre de 2021

Reflexión para sesentones argentinos



Jorge Fernández Díaz es un intelectual que supera holgadamente el índice IQ del actual presidente argentino, la arquitecta egipcia y todo el gabinete ministerial juntos. Pero principalmente los aventaja en sensibilidad, honestidad y equilibrio moral. Para quien aún no escuchó de él, ese buen hombre fue cronista y jefe de redacción de varios diarios y revistas, escribió muchos best seller de ficción, fue premiado y condecorado en el exterior, es miembro de la Academia Argentina de Letras, tuvo programas de culto en radio y, como si fuera poco, es un fino analista político. Un currículum envidiable. H
ace unos meses, presentando un libro de ensayos expresó estas ideas en los medios, narrando las ilusiones que tuvo toda una generación de argentinos que ahora está en edad de hacer balances de vida. Ilusiones que el peronismo destrozó pacientemente durante treinta años de desgobiernos decadentes  que solo lograron aumentar los niveles de pobreza y nivelar todo para abajo. 

Si hacen una pausa para leer estas declaraciones por favor continúen y vean la increíble oposición que le sigue. Es un sofisma propio de un abogado careta y perverso, el operador político que llegó a presidente a dedo, negándose a si mismo. Implícitamente justifica el mundo prebendario que el kirchnerismo cultiva y la forma de vida enfermiza (e improductiva) de parte de nuestra sociedad.  La que perdió su dignidad viviendo del acomodo político sin trabajar, aprovechándose de los pobres o robándose hasta las vacunas en pandemia. En realidad, explica la Argentina de Cafierito, la de Fiambrola y Máximo Kirchner, la del Pata Medina, la de Moyano, Amado Boudou, Baradell y D'Elia, la de Lázaro Báez y Cristóbal López. No quiere aceptar que el gobierno kirchnerista que representa pisotea la educación, resquebraja la justicia, destruye el trabajo y con ello la igualdad de oportunidades que dicen anhelar. Horanosaurus. 

"Yo pertenezco a otra generación.  Provengo de dos padres asturianos. Una era una camarera y otro, un mozo de bar. Pertenezco a la pequeña burguesía ilustrada (...) recuerdo que en 1973 yo tenía 13 años, jugaba al fútbol con los chicos de la villa Dorrego, no había paco, no había violencia, era amigo de ellos, había 3% de pobreza, había pleno empleo y teníamos la desigualdad de Dinamarca. ¿Cómo nos destruimos desde ese momento hasta hoy y llegamos a este horror? Cuanto más viejo me voy volviendo, más recuerdo al país bueno. A pesar de que por arriba ocurrían desgracias terribles, como la proscripción del peronismo, violencia política, dictaduras. Pero abajo éramos una sociedad, de hijos y nietos de inmigrantes que vinieron con una mano atrás y otra adelante. La cultura del trabajo, del mérito. Todo lo que encarnaba la abuela paterna de Cristina Fernández. Una asturiana que nació en una aldea muy cercana a la de mi padre. Ellos formaban parte de esa cultura que el progresismo argentino -entre comillas- que no cree en el progreso, acusa de meritocracia, de liberales. Prácticamente los hijos de inmigrantes somos hijos del liberalismo".

"Acabo de cumplir 60 años y ese número no me resulta indiferente. Esta autorreferencia viene únicamente a cuento de una horrenda certeza: los argentinos de mi generación hemos vivido equivocados. Nuestros padres y abuelos, laboriosos inmigrantes o descendientes de ellos, nos educaron para el esfuerzo y el progreso. Nos dijeron que debíamos estudiar y que ahorrar era virtuoso, que buscar la excelencia una necesidad, que hacer méritos en el trabajo era una obligación, que invertir en ladrillos un sueño, respetar las reglas un precepto indiscutible, ser honestos una religión. Esa cultura, que propulsó el desarrollo de otras naciones, ha caído en desuso en la Argentina. Algunos intelectuales aseveran incluso que reivindicarla es ser literalmente 'neoliberal' y, por lo tanto, egoísta y decadente. El peronismo post-mortem, que degradó la escuela pública igualitaria y practica el pobrismo desacredita ahora el mérito. Para el kirchnerismo, que solventa sus gustos caros a nuestras expensas, somos la encarnación del enemigo: los ofende hasta la histeria la gesta laburante del que sale adelante sin prebendas de caudillos y que nos importe una democracia representativa y un capitalismo equilibrado con un estado de bienestar, modelo que la Argentina nunca practicó con plenitud ni paciencia. Sin tener iniciativas interesantes que generen riqueza para el país y siempre escudados en el kiosco clientelar que regentean con alegría, intentarán vengarse con impuestazos, con expropiaciones, con todo tipo de ocurrencias: son muy creativos para la rapiña. Y la clase media productiva y dinámica no se salvará de ese saqueo". Jorge Fernández Díaz.


"Lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años (...) porque el más tonto de los ricos tiene muchas más oportunidades que el más inteligente de los pobres. Entonces no es el mérito, es darle a todos las mismas oportunidades de crecimiento y desarrollo. Las mejores sociedades son aquellas que le dan a todos la oportunidad de desarrollarse y son iguales para todos. Cuando las oportunidades son sólo para algunos, se generan mayores desigualdades". Alberto Fernández. Setiembre 2020.

(4º verdad peronista) No existe para el peronismo más que una sola clase de hombres: los que trabajan.

(5º verdad peronista) En la nueva Argentina el trabajo es un derecho, y es un deber, porque es justo que cada uno produzca por lo menos lo que consume.

Verdad de Perogrullo: la sociedad ofrecerá igualdad de oportunidades a todos sus ciudadanos -sin distinciones- cuando sus gobernantes no les mientan sistemáticamente, respetando y haciendo respetar las leyes a rajatabla. 
Podría empezar, Sr. Fernández, por dejar de proteger el capitalismo de amigos kirchnerista del cual es cómplice!



  





Escribió “Una historia argentina en tiempo real”, un libro de 1.048 páginas sobre el kirchnerismo, la “colonización populista” y la resistencia republicana. La Voz. Por Federico Giammaría. 08/06/21.

El periodista y escritor habla de su libro “Una historia Argentina en tiempo real” (Planeta). Desfilan por sus páginas su giro del peronismo a su pensamiento actual, los amigos que perdió, la inmigración de su familia y la de Cristina y las charlas donde Alberto Fernández “le daba la razón a mis críticas”. InfoBAE 92/05/21. Por Hugo Martín.

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