martes, 10 de junio de 2014

El viento amontona a los traidores


Cuando surgen estos problemas se ven las verdaderas caras de los políticos y sindicalistas tránsfugas: esos que traicionan el voto popular (o lo compran). Ciertas situaciones los obligan abandonar sus caretas. Mientras, los que tienen la manija, en voz baja, ordenan sacar los palos para reprimir a los obreros díscolos. Los "zurdos" siempre amenazaron su comodidad: en los 70, ahora y siempre.

"Todo en su medida y armoniosamente" recomendaba 'el General', pero sus alumnos fascistas piensan: los "zurdos" nos cortan el negocio, hay que matarlos antes de que crezcan. Si las cosas se dividieran de nuevo en blanco y negro, ellos armarían otra Triple A.

Metía miedo ver tantos milicos y tanquetas enviados por el "gobierno nacional y popular" prestamente al frente de la fábrica Gestamp de Escobar, sobre la Panamericana, la semana pasada. ¿Tan peligrosos son los obreros?

Abajo, una serie de artículos que describen el conflicto. Recomiendo los párrafos del analista político Francisco Olivera abajo, rescatados de "Que nada entorpezca la escena final". Más abajo en BONUS TRACK, un racconto de las correrías de Omar "el caballo" Suárez, el sindicalista preferido de la presidenta Cristina Kirchner, emblema contemporáneo del sindicalismo traidor. Horanosaurus.  



(...) "En el trasfondo persiste una pelea gremial de alcances incluso electorales. Así lo interpretó Daniel Scioli, días después de la toma en Gestamp, cuando oyó la alusión de Cristina Kirchner: "Les digo a todos que cada uno se haga cargo, que el Estado nacional ayuda hasta donde puede. [...] Es lindo sonreír siempre y a todo decir que sí". Al día siguiente, Giorgi repitió el argumento. Calificó la solución de Scioli, que había dictado la conciliación obligatoria, como "facilista y oportunista". En el sciolismo volvieron a tomar estas críticas con fe, esperanza y optimismo: las atribuyen a un crecimiento del candidato en las encuestas.

Pero la protesta en Gestamp desnudó algo más de fondo: la recesión podría estar engendrando focos que exceden los canales habituales de negociación. Antonio Caló, líder de la CGT oficial, culpa en parte a los hombres de negocios. "¿Quién hace la selección de recursos humanos?", se preguntaba esta semana en la intimidad. Cuestionaba las contrataciones de militantes de izquierda en las plantas. Un canto a la democracia sindical que, ironías de la política, comparte con las corporaciones.

En público, Pablo Moyano, del sindicato de camioneros, utilizó el mismo razonamiento para criticar a la CGT. "Hay muchos otros gremios donde no se defiende a los trabajadores y los trabajadores van buscando otras alternativas, en este caso los partidos de izquierda", dijo al programa Tierra de locos, en la Rock & Pop. Es una vieja dicotomía sindical: delegados que dejan el puesto de trabajo para "dar la lucha desde otro lugar", es decir, las oficinas del sindicato, frente a militantes que pelean desde adentro y complican más las cosas. Los industriales ven indicios de esa competencia en la sobreactuación de Moyano sobre las plantas de Techint.

Por una vez, estos brotes asustan por igual al establishment, al Gobierno y a la CGT. Que todavía supongan una amenaza habla del peso de lo real, siempre tan propenso a arruinar epopeyas, construcciones imaginarias o despedidas". Francisco Olivera, La Nación 07/06/14.


"No discuto si tienen razón o no. Los operarios impiden el trabajo de miles de trabajadores argentinos. Les pido a los compañeros trabajadores que cuiden las fuentes de trabajo… las fuentes de trabajo no se defienden tomando fabricas" afirmó la mandataria, y cuestionó a dirigentes sindicales de izquierda que siguen sosteniendo la idea de "cuanto peor mejor" y siguen esperando "la toma del Palacio de Invierno". Primer trabajadora Vuiton y presidente Cristina Kirchner, en Santa Cruz. Mayo 2014.

“Sigue la lucha en Gestamp, militarizada, con la patota sindical adentro y enfrentando, además, el pacto de Daniel Scioli con la patronal (...) revocaron la conciliación, hecho inédito. El ministerio nacional no se pronuncia y las patronales de la industria se reúnen para iniciar la persecución a activistas de izquierda como en la dictadura”. Dirigente Vilma Ripoll del MST-Nueva Izquierda 06/06/14. 

PD: el de camisa negra es Aldo Pignanelli, de SMATA. Un auténtico y triste "sindicalista gordo". Según Jorge Lanata cobraba --en 2012-- $ 17.000 por mes del sindicato más $ 43.000 de su ex empleador Mercedes Benz. Cinismo a toda prueba.   



Urgente 24. 02/06/14. La izquierda es la gran protagonista del conflicto en la planta de autopartes de Gestamp. Reclaman por los despidos de sus compañeros a raíz de la crisis que vive el sector automotriz. En el medio quedó el SMATA, enrolado en la CGT oficialista. El titular de ese gremio, Ricardo Pignanelli, se mostró este lunes 02/06 muy nervioso por lo que ocurre en Escobar. Pidió el desalojo de los manifestantes de la empresa, defendió a la firma ante las protestas, tildó de delito la medida de fuerza, criticó a una nieta de desaparecidos y al Partido Obrero y hasta alertó: “Esto termina en que la empresa va a agarrar las valijas e irse a la mierda".


Por Jorge Lanata. Clarín 21/07/12 (...) "Víctima de su humanidad, el obeso Ricardo Pignanelli, de SMATA, sufría por un vaso de agua. Pero la única botella de agua mineral presente en la mesa era la de Cristina, que Pignanelli miraba como inalcanzable. Pignanelli, ex obrero de Mercedes Benz trabó allí relación con José Rodríguez, que pasó a la historia de aquellos años de la dictadura como “entregador” de la comisión interna. Hoy, mientras los trabajadores de la automotriz perdieron el doble aguinaldo, Pignanelli cobra 17.000 pesos del sindicato y 43.000 de la empresa alemana..." 


BONUS TRACK: 

"Caballo" Suárez, el sindicalista preferido de Cristina Kirchner.


El líder del sindicato de los obreros marítimos es un fiel exponente de lo que ocurre cuando la defensa de los trabajadores degenera en bandolerismo. La Nación Editorial. 08/07/16.

Indagado como presunto jefe de una asociación ilícita y procesado por otros delitos, Enrique Omar "Caballo" Suárez, líder del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), es uno de los más fieles exponentes de aquello en lo que, con años e impunidad, se han convertido las vertientes más corruptas del sindicalismo peronista: en bandas de delincuentes que usan la política y la supuesta defensa de los derechos de los trabajadores para enriquecer a sus cabecillas y a sus familiares y laderos.

No por nada la ex presidenta Cristina Kirchner mencionó a Suárez como uno de sus sindicalistas predilectos y lo llevó en su viaje a Angola y luego al Vaticano a una audiencia privada con el papa Francisco, cuyo nombre eligió el dirigente para bautizar una radio FM que él creó.

Con el sindicato intervenido judicialmente, Suárez está procesado por haber obstruido vías navegables y haber extorsionado a empresarios navieros. Se lo acusa, además, de administración fraudulenta en perjuicio de su sindicato, al que llegó en 1989 tras apoyar a Aldo Rico. Luego de trabajar allí como chofer y guardaespaldas del secretario general, alcanzó la titularidad del SOMU en 1992, y desde entonces fue menemista, duhaldista y kirchnerista, hasta que, ahora que la Justicia finalmente parece haberlo acorralado, ya no tiene más margen de maniobra política y sólo le queda apostar a su defensa.

Según las investigaciones judiciales, Suárez y su gente exigían gruesas sumas en dólares a las empresas navieras que fletaban a la Argentina grandes barcos cargueros y de combustible. Si no pagaban, Suárez no les enviaba los remolcadores, con el consiguiente perjuicio económico para aquellas firmas.

También pedía a las empresas donaciones para supuestos cursos de capacitación de los afiliados al gremio, pero en realidad ese dinero iba a parar una empresa cuyo directorio integra Suárez y donde el sindicato es dueño del 20 por ciento. La firma Elite Viajes SA también pertenece a Suárez y en ella figura, según información de LN Data, el tesorero del SOMU, José Alfredo Barrientos.

Es que Suárez, amo y señor de los puertos argentinos, armó en torno del SOMU un conglomerado de empresas relacionadas con los negocios portuarios en las que ubicó a familiares y personas muy allegadas.

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