miércoles, 23 de marzo de 2011

ONCCA: un final poco inteligente.


















Allá por junio de 2010 escribí en este blog el artículo ONCCA: ¿cerrarla o defenderla?, para intentar dar un pantallazo de la situación de este organismo lamentablemente desprestigiado ante la opinión pública debido al accionar del actual gobierno, que indirectamente desmereció la labor desarrollada durante años por sus técnicos.


En la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados se hallaban en discusión tres proyectos presentados por la oposición para modificar el enfoque de esta Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (1) y el propio personal del organismo pugnaba por una solución al meollo político que estorbaba su normal desenvolvimiento (2).

Pues bien, ya que la Presidente Cristina Kirchner despachó el viernes 25 de febrero pasado los decretos Nros. 192 y 193/11, donde se ordena la disolución de la ONCCA, no quedaría más que discutir. Administrativamente se dividieron sus funciones: el reparto de dinero para compensaciones y subsidios a producciones agropecuarias pasaron a una nueva sección de nombre ininteligible (3) en el Ministerio de Economía (lo manejarán Amado Boudou y Guillermo Moreno). Y las tradicionales tareas de fiscalización de los mercados de carnes, granos y lácteos (un estorbo técnico sin mayor rédito político) pasan al minusválido MAGyP-Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (de Julián Domínguez).

Pero si se repartieron las mismas funciones que tenía, ¿para qué la disolvieron? Si bien la última presidencia de la ONCCA de Juan Manuel Campillo (4) había logrado despegarse un poco de los escándalos de corrupción originados en las gestiones anteriores de Ricardo Echegaray (recordemos, luego “premiado” con la jefatura de la AFIP) y de su delfín Emilio Eyras, desde la Casa Rosada quisieron ahorrarse el tratamiento tortuoso que se les venía en el Congreso con los proyectos mencionados en este año electoral, lo cual ventilaría nuevamente esos cohechos indefendibles.

Por eso el kirchnerismo no quiso discutir nada: para proteger a sus funcionarios altamente sospechados y no perder votos. Y porque tampoco les interesa la institucionalidad, la cosa pública, el Estado. Administrativamente son de terror: modifican leyes mediante decretos y decretos con resoluciones. Los advenedizos funcionarios K suelen usar memos y mail para dar instrucciones; faltaría que den órdenes por Facebook. Pero, ¿qué puede sorprender si el secretario de Comercio Guillermo Moreno reglamenta los mercados con normas no escritas gritando por teléfono? Con una justicia independiente y decidida, volarían todas sus decisiones políticas por el aire.

A pocos días de los decretos mencionados -por reclamos que se generaron- se dieron cuenta que algunas exportaciones cárnicas se veían frenadas: este mismo gobierno había dispuesto hace años que deben pasar un filtro político-burocrático denominado “ROE” (Registro de Operaciones de Exportación) que discrimina envíos para que no se desabastezca el mercado interno y, de paso, permite beneficiar a empresarios amigos. Esos ROE se gestionaban en la ex ONCCA, como también la cuota Hilton, su trazabilidad y la fiscalización de los mercados internos de granos, carnes y lácteos, hoy librados al azar.

Con el nivel lamentable que tienen los dirigentes políticos de la Argentina de hoy era impensable utilizar en forma transparente una recurso de política económica como son los subsidios o compensaciones a la producción agropecuaria (feedlots, avícolas, molinos harineros, etc.) Era previsible que desataría una corrupción incontrolable. Lo mismo ocurría y ocurre con los que se aplican al transporte, a la energía y tantos otros sectores, adoptados por el kirchnerismo. Porque terminan usados como caja política y para el aumento de ostentación de los corruptos, que encima parecen ser premiados socialmente.

En el primer peronismo (el de Perón y Evita), la amplísima vía de ascenso social era el trabajo; en esta lamentable versión pigmea está restringida a estos dirigentes devenidos "funcionarios" y se logra mediante la corrupción. A los argentinos parece no importarles. ¿Tan poca conciencia política tenemos? Nuestros jueces, que se hacen los distraídos, son tan corruptos como ellos y son parte de ese engranaje siniestro.

La práctica de los subsidios y compensaciones es una herramienta económica que debe ser desterrada, porque hace al país bananero que somos hoy. No nos quejemos después de nuestra sociedad injusta, excluyente o insegura si la corrupción nos da lo mismo. No nos gastemos en educar a nuestros hijos: entrenémoslos directamente para ser egoístas y corruptos y puedan competir mejor. ¡No seamos hipócritas!

Cristina Kirchner -que ganó en las urnas prometiendo entre otras cosas mayor institucionalidad- cerró las tapas del libro ONCCA y listo. ¿Qué importa el diálogo? En los hechos, maltrata al Estado con igual saña que Menem.

Los $ 3600 millones que distribuía la ex Oficina Nacional ahora la repartirán (¿sin apoyo administrativo? ¿con menos control todavía?) el ministro de Economía y el secretario de Comercio. ¡Peor que antes! A los empleados del organismo (el 95% son contratados en Argeninta, personal en “gris”) les prometieron no ser despedidos. Nadie habló de los ñoquis. Las verdaderas funciones técnicas, propias del organismo disuelto, cada vez más desprestigiadas (5)

Mi conclusión es pesimista: nuevamente el axioma “que algo cambie para que nada cambie”. ¿Porqué nunca una solución inteligente y planificada de la cosa pública? Pero, ¿para qué me lo pregunto si conozco la respuesta? Mejor dicho, ¿se puede hacer algo para cambiar este triste presente? Horanosaurus.

(1) Había un proyecto presentado por el diputado Atilio Benedetti (de ACyS de Entre Ríos) y defendido por Ulises Forte, de la UCR de La Pampa y dirigente de la Federación Agraria, pensando una ONCCA menos "poderosa" que la actual pero con peso para intervenir en los mercados agropecuarios para asegurar su equilibrio y fiscalizar su transparencia; en pocas palabras, una Oficina Nacional como la que había antes de la versión del actual gobierno. “Queremos una Oncca que sea mezcla de ente fiscalizador del comercio y junta de granos, para intervenir, por ejemplo, en el caso del trigo, cuyo mercado no funciona (…) no estoy diciendo que queremos una intervención perpetua del Estado en el mercado, pero sí que el Estado se reserve la facultad de intervenir cuando el mercado no funcione (…) Como todos los demás proyectos, el nuestro apunta a que no haya más ROE, ni reparto de subsidios de forma irregular, y que no haya más excesos. Que la Oncca intervenga para nosotros no es sinónimo de cierre de exportaciones ni restricción al comercio"

Un segundo proyecto, el de Ricardo Buryaile, de la Acción Cívica y Social de Formosa y CRA, para que la Oficina dependiera del Ministerio de Agricultura perdiendo atribuciones, presupuesto y autarquía. Que fiscalice comercio y exportación pero que no regule los mercados. "Creo que nuestro mayor desafío u obstáculo es hacer una buena ley, porque si hacemos una buena ley, va a ser muy fácil aprobarla. No hay nadie, ni siquiera los kirchneristas, que quiera sostener a la Oncca actual. Todos coincidimos en que hay que terminar con la forma en que está funcionando la repartición hoy".

Por último, el de Christian Gribaudo del PRO porteño, propugnaba eliminar la ONCCA para que las irregularidades desaparezcan y trasladarle las funciones a Agricultura en una “Secretaría de Comercialización Agropecuaria”, propugnando la eliminación de las normas fijadas para compensaciones y registros de exportación y tendiendo a normas que garanticen mayor libertad de comercio interno y externo.

(2) En esa misma época, una Asamblea de Trabajadores de la ONCCA-Junta Interna de ATE proponía: “Cuando escuchamos decir que se quiere cerrar la ONCCA nos preguntamos primero qué piensan hacer con el personal que en este organismo se desempeña pero también qué piensan hacer con todas estas acciones, la información, los saberes y el conocimiento que en estos años de existencia del organismo ha capitalizado el sector público. ¿O no hemos aprendido los argentinos los costos de la retirada del Estado en las actividades claves de la economía, la cultura y la educación?” (…) “los trabajadores no tenemos nada que ver con los hechos de corrupción denunciados”.

(3) “Unidad de Coordinación y Evaluación de Subsidios al Consumo Interno”.

(4) Contador ex ministro de Hacienda de Santa Cruz durante gran parte de las gobernaciones de Néstor Kirchner, responsable del depósito en el exterior de los famosos 500 millones de dólares provinciales ¿desaparecidos? Al asumir, prometió transformar al organismo en la “ONCCA del Bicentenario” pero parece que de la Casa Rosada nadie le avisó de los decretos de disolución en gestación. No se puede ser bueno.

(5) Explicado en notas anteriores sobre la ONCCA y la Administración Pública Nacional-APN, la Oficina se creó en 1996 para que se cumplan las leyes fiscalizadoras remanentes por la disolución de las Juntas Nacionales de Granos y de Carnes durante el menemato. Los agentes de carrera originales no superan hoy la treintena y fueron contínuamente desplazados por políticos y amigos de políticos que, aprovechando la falta de estructura administrativa-legal del organismo, tomaron los puestos dirigenciales. Entre ellos, a modo de ejemplo, los once imputados por corrupción en la entrega de subsidios, acusados de asociación ilícita. El personal actual ronda las quinientas personas, con niveles de capacitación y retribuciones disímiles, debido al sistema irregular de admisión y contratación laboral que impera en la APN.









Un análisis bastante ajustado de la situación puede leerse en:

"La máquina de impedir" - La Nación Suplemento Campo, 26/03/11.
"Con poder y plagado de sospechas" - La Nación Suplemento Campo, 26/03/11.
"Falta de certezas en el gobierno" - La Nación Suplemento Campo, 26/03/11.












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