sábado, 3 de julio de 2010

¡Gracias y chau, Maradona!

Seguro que es fácil hablar con el resultado puesto. Que lo digan sino los periodistas especializados en deportes que en estas horas hacen el ridículo tratando de corregir su discurso de las últimas semanas. Pero de las miles de tonterìas que tiraron al aire, una consigna me resultò intrigante y para profundizar: "¿Se juega (al fùtbol) como se vive?" Aún así, en general, ni se animaron ni se animan a llamar las cosas por su nombre. ¡No vaya a ser que Maradona se les enoje!

No soy el que más sabe de fútbol en el paìs de los D.T. pero, luego de quedar eliminados del Mundial de Sudáfrica, hay conclusiones que relucen como carteles de neón.

No me interesa si Maradona sabe o no sabe: lo evidente es que no logró armar un equipo de fútbol mínimamente equilibrado que defendiera una idea clara de juego y supiera aprovechar las descollantes individualidades de las cuales disponía. Entre ellas, el mejor jugador del mundo: Messi. Pareció simplemente confiar en los destellos de tres buenos delanteros arrojados en el campo de juego, que terminaron el mundial defendiendo en su propia área dado el desorden reinante.


Nos burlábamos de Francia porque Domenech incluía jugadores guiado por el horóscopo pero ya sabíamos que el Diego llevó a uno al plantel por un sueño que tuvo. No pudimos reirnos mucho tiempo de Dunga y el scracht brasilero debido al fixture, pero ellos tenían un equipazo que parecía invencible, quizás el mejor. Maradona ni siquiera tuvo autocrítica.

Si tu equipo favorito sufre un gol como el primero de los alemanes, de pelota parada y tan obvio ¿què tipo de puteadas le mandan al DT desde la tribuna? Entonces, ¿què corno practicaron durante tantos dìas de entrenamiento? ¿Para què sirve tener jugadores de nivel internacional? Si cualquiera pudo ver a los alemanes ante los ingleses hacer el mismo partido y luego de comernos el peludo del primer tiempo, ¿no se le ocurriò nada al tècnico argentino?

Aunque parecían haber quedado atrás los espantosos nubarrones de las eliminatorias, que sorteamos milagrosamente, la simple idea de retomar la mística ganadora con ex jugadores baluarte de 1986 en el cuerpo técnico no fue suficiente frente a la falta planificaciòn y de un estilo definido de juego. Probó más de cien jugadores en la previa del mundial (¿no estaría eso relacionado con la cláusula para vender jugadores a la Unión Europea?) pero no pudo conseguir dos buenos marcadores de punta y les inventò posiciones a varios jugadores.

Pensar que nos tuvieron estúpidamente entretenidos durante semanas viendo si Ruggeri ingresaba o no a las concentraciones y desentrañando las verdaderas funciones del extraviado de Bilardo. Eso si: ¡tuvimos el team más besuquero del mundial! ¡Que franeleros, por Dios!

Los argentinos podemos deberle mucho a Maradona-jugador y muchos gustarán aún el festejar algún desmadre ocurrente en sus conferencias de prensa. Pero no podemos confiar nuestra suerte futbolera a alguna càbala suya, a los consejos de sus hijas Dalma y Yanina o a algún sortilegio procurado en las tinieblas por el manager o gerente Bilardo. Poco serio para ser gente adulta. ¡Ya somos boludos grandes!

Maradona tiene un ego tan deforme que en su último reportaje intentó identificar a este mal equipo con el ideal del hincha argentino. No acepta críticas pero lo comprenda o no ya cumpliò su ciclo y si sigue serà por ignorancia o para su propia conveniencia. En realidad, el primero en abrir la puerta para irse debería ser el padrino Grondona y no solo por esta eliminaciòn mundialista: por sus antecedentes antidemocràticos y oscuros.

Le preguntaron a un periodista español (Carlos Carbajosa, diario El Mundo) que opinaba de la selecciòn argentina y el tipo, respetuosamente, respondiò: "Maradona hubiera lamentado haber jugado en un equipo como el que èl dirigiò."

La apuesta debería ser por un técnico capaz de encontrar un equipo en que cada uno aporte su especialidad en función del grupo. No puedo creer el desperdicio de un chico como De María, capaz de hacer goles de rabona en el Benfica, ver a Tevez correr enloquecido hacia ningún lado, a Messi jugando en el circulo central o a Heinze haciendo otra vez de loco puntero izquierdo fabricando contrataques. ¡Basta!

Tengo claro que han pasado por la selección técnicos que se supone sabían muchísimo y aún siendo convenientemente serios y discretos tampoco lograron mínimamente superar los objetivos: el hoy aclamado Marcelo Bielsa fracasó en Corea-Japón 2002 con un equipo ofensivo pero desequilibrado. Y el multicampeón Pekerman -que hizo maravillas con diez equipos juveniles distintos- no pudo avanzar tampoco demasiado en Alemania 2006.

Pero hay que insistir con un tècnico inteligente que imponga disciplina y planificación y corte con el circo. Quedò suficientemente demostrado que no alcanza solo con intuición y mística.

P.D.1 sobre Sudàfrica: no hay que ser injustos, yo veo un progreso futbolero. En Alemania 2006 no habìa equipos interesantes. Italia ganò pidiendo permiso a los empujones, tacaños y caraduras. Ahora, si bien al principio quedaban dudas, se pudo disfrutar de Holanda, Alemania y España (a priori el màs fràgil justamente por ir al frente con un fùtbol vistoso), equipos con personalidad màs allà de los gustos. No nos olvidemos del injustamente eliminado Brasil, equipazo esta vez sin suerte. Los otros sudamericanos no estuvieron nada mal: Paraguay y Uruguay fueron dignos pero no mostraron gran jerarquìa. Muy rescatable en ellos haber encontrado un buen funcionamiento encontràndole la vuelta a la falta de figuras rutilantes: lo opuesto al caso argentino. Recomiendo fervientemente estas notas: "Ojalà sirva la lecciòn alemana" y "Ya no podemos hablar de mala suerte" de Juan Pablo Varsky en Cancha llena- lanacion.com. Màs preciso que eso, creo que no se puede. Me demuestra que tan equivocado no estoy.

P.D.2: en una encuesta efectuada en Clarín.com, a dos semanas de la eliminación de la selección argentina del mundial, el 72,4% de los casi 312.000 votantes opina que Maradona no debe seguir como D.T. Aunque pueda dudarse del sesgo de la muestra de participantes, estadísticamente me parece rotundo.

P.D.3: siguen las encuestas. Dice La Nación Deportiva del 25/09/10: "En varios medios hubo coincidencia sobre el futuro de Maradona en la selección. Diego se desvive por regresar a la selección. Te gustaría que volviera?

Canchallena.com.... No: 94% - Si: 6% - Votos: 4614
Clarin.... No: 76% - Si: 24% - Votos: 7611
Infobae.com.... No: 88% - Si: 12% - Votos: 3646
Olé.... No: 79% - Si: 21% - Votos: 14858

P.D.4: pasaron muchos meses y apareció este pequeño-gran artículo de Miguel Angel Bertolotto en Clarín Deportivo: "Generación de papelones" (26/12/10). Como se dice en el fútbol: "cortita y al pie".

"GENERACION DE PAPELONES" Clarín (26/12/10)

La Generación 86 le dio al fútbol argentino una de las mayores alegrías de la historia: el título mundial en México. De la mano de un genial e irrepetible Maradona -probablemente, cualquiera de las otras veintitrés selecciones hubiese sido campeona con Diego en sus filas-, aquel equipo se metió para siempre en los libros de la gloria y se ganó un reconocimiento inoxidable. Muchos de esos jugadores, al retirarse, comenzaron a pedir a los cuatros vientos “una oportunidad para la Generación 86” cada vez que quedaba vacante el puesto de seleccionador nacional. Con Carlos Bilardo como fogonero, con Oscar Ruggeri como abanderado, con las adhesiones casi unánimes del resto y con los lobbistas mediáticos que suelen andar cerca de ellos -nunca en forma desinteresada-, las voces se fueron haciendo alaridos ante cada frustración mundialista. Se hablaba de unidad, de mística, de halo ganador, de amor por la camiseta, de carácter ante la adversidad (previa). Más o menos como si los héroes de México fuesen dioses. Para qué...

Julio Grondona, muy a pesar suyo (¡todo sea por la política!), le otorgó la primera chance a la Generación 86 en nombre de Maradona, ni más ni menos. El presidente de la AFA, que no da puntada sin hilo, le inventó un cargo indescifrable a Bilardo para cercar a un Diego que llegó por su fama y no por sus antecedentes -casi nulos- como técnico. Ya se sabe lo que pasó en el ciclo de Maradona. Sin embargo, más allá de los resultados deportivos, lo más lastimoso fue que quedaron al desnudo las miserias, las hipocresías, los rencores, los odios, los intereses y las desuniones de varios de los miembros de aquella Generación 86 que querían pintar como perfecta, como inmaculada, como postergada injustamente. Cuando se les brindó la gran posibilidad, la tiraron a la basura con papelones que dieron (dan) vergüenza ajena. Los últimos cruces dialécticos de Maradona con Bilardo -siempre formaron un matrimonio por conveniencia, desde las épocas de jugador y de entrenador- y con Grondona no hicieron más que confirmar que son muy poquitos los que se pueden ver.

Hoy, el DT es Sergio Batista. Un tipo más componedor, de perfil bajo. Quizás, tenga la fórmula para reivindicar a la manchada Generación 86.

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