domingo, 6 de septiembre de 2015

De Santiago, Santucho y Gombrowicz


  

Hace unas semanas estuve hablando brevemente con la mujer de la foto de abajo, Gilda de Santucho, en su librería "Dimensión" de la capital santiagueña, a una cuadra de la peatonal, sobre la calle Salta. A diferencia de una de esas inmensas librerías de Buenos Aires donde revisás toneladas del libros sin que nadie te pregunte nada, me vi obligado a definir algún área temática de interés al ingresar. "Política", dije, aclarando tontamente que no soy trotkista. Claro que entré a sabiendas de la historia del local y su familia. Al toque, le confesé haber leído la interesantísima biografía de María Seoane sobre Mario Roberto Santucho ("Todo o nada"). La dueña, super amable, me comentó que no compartía toda su mirada pero que la periodista había sido muy honesta en su investigación (*).

Estaba orgullosa que el diario El Liberal de Santiago le había dedicado estas notas a la librería y a su esposo en un reciente suplemento cultural dominical. Omitió humildemente que habían publicado allí sus comentarios y su fotografía, le hice un chiste al respecto y lo aceptó con una sonrisa. No hablamos de los rechazos y persecuciones que sufrió su familia en tantas décadas pero comentó que la sociedad santiagueña cambió y es menos pacata que antes a partir de la creación de la Universidad local.

Lo único que remite a la izquierda en la librería es un poster sostenido en un rincón, con una foto del Che Guevara intervenido -no una instantánea- con una imagen de Mario Roberto Santucho. ¿Se habrán cruzado alguna vez? No recuerdo haberlo leído. El local no tiene vidrieras modernas ni una exposición interesante de los libros en mesadas. Inesperadamente, lo primero que atrapa la mirada del visitante es literatura infantil común y corriente; de hecho la gente que entraba preguntaba por títulos raros para sus hijos. Tenés que torcerte el cogote odiosamente para identificar los libros en los estantes, que al menos tienen prolijas etiquetas temáticas. Hay pocos best-sellers y autores de moda, pero muchas cosas de Felipe Pigna y también de Jauretche, por ejemplo. Para nada sobresale literatura de izquierdas pero hay muchos ensayos antropológicos y sociológicos. A pocas cuadras hay librerías de las "modernas", esas que tienen las últimas cosas con mucho marketing, pero esta es diferente, tiene un toque familiero. De hecho, creo que sigue cerrando en horario de siesta.

Así como no soy trotkista nunca simpaticé tampoco en su momento con el proyecto guerrillero del Ejército Revolucionario del Pueblo por antidemocrático,  pero respeté su seriedad ideológica, su organización y disciplina militante, más que todo en contraposición a la dictadura. Aunque, ¿quién puede justificar sus muertes? La gente suele ser muy hipócrita también: muchos se cuelgan y aman las imágenes del Che pero nunca se hubieran subido a su utopía ni a la de Santucho, 'mala palabra' oculta bajo la alfombra en la Argentina. Gilda me recomendó el libro "Nosotros, los Santucho" escrito por Blanca Rina S. y me lo llevé con ganas.  También encontré un libro del peronista Julián Licastro, para tratar de descubrir en que locas teorías anda extraviado. Horanosaurus.

PD: ¿escucharon hablar de Vitold Gombrowicz? Me da verguenza ponerme a definirlo porque nunca leí nada suyo pero parece ser uno de los mayores escritores polacos, uno de esos que denominan oscuros o "malditos". Anduvo por la Argentina en los años sesenta y se codeó con gente de la cultura 'under' de la época. Frecuentaba la avenida Corrientes y conocía y compartía cafés con Mario Santucho, sus hermanos y otros intelectuales. Una historia media loca. Abajo pego otras notas del diario El Liberal, contando parte de su periplo santiagueño. No se pierdan su caracterización del ambiente provinciano extractada de su "Diario argentino", replicada en "Todo o nada".

(*) María Seoane es una reconocida periodista argentina que en los últimos años trabajó en el multimedios Clarín -otrora aliado del populismo kirchnerista, hoy su pretendido enemigo principal-. Escribió libros interesantisímos sobre Gelbard, Pirí Lugones, Videla, las privatizaciones menemistas y la deuda externa ilegítima. Fue cooptada por el oficialismo hace poco con la presidencia de radio Nacional. 







"El Negro" fue secuestrado por fuerzas represivas en la vecina provincia de Tucumán entre abril y mayo de 1975 y desde esa fecha permanece desaparecido. Diario El Liberal. Santiago del Estero.


Publicado el 09/08/2015 - El nacimiento de una voz de la cultura siempre supone un acontecimiento importante para su tiempo. Cuando en 1956, Francisco René Santucho, concibió la necesidad de fomentar la criticidad de la cultura en su amplia dimensión, nuevos aires de cambios en el campo intelectual se asomaron en Santiago del Estero. Francisco "El Cacique", nació un día como hoy de 1925 en Santiago del Estero. Palabras de su hermano Raúl Santucho lo describen como un ser "tranquilo, reservado, observador agudo de personas y de cosas, analizador sagaz y profundo, forjador permanente de ideas propias que exponía con solvencia y sabiduría, y ponía al descubierto su sólida cultura y una honestidad intelectual que enriquecía su cautivante personalidad". Desde joven se abocó a leer e investigar por sus propios medios, lo que lo llevó a convertirse en un autodidacta que desarrolló un pensamiento propio y profundo. Durante la década del 50 y 60, Francisco René logró desarrollar una intensa actividad como promotor de la cultura. Primero con la librería Aymara, ubicada en el antiguo Solar de los Taboada (Buenos Aires 146), donde promovía actividades culturales, lugar donde también organiza el grupo Ceisepse (Centro de Estudios e Investigación, Políticas, Sociales y Económicas de Santiago del Estero), que se dedicara a organizar grupos de estudio, de investigación y de análisis con tendencia hacia lo político. Más tarde, surge la nueva librería que se denominará Dimensión, y se instalará en el pasaje Tabycast (1957), también en la ciudad de Santiago del Estero. Entre las actividades que llevó a cabo está la conformación del grupo Amigos de Dimensión, espacio ideológicamente heterogéneo con los cuales organizaban exposiciones de cuadros de grandes artistas, presentaciones de libros, charlas debates, peñas, invitaba a intelectuales de otras provincias y del interior y por sobre todo, promocionaban a jóvenes para que pudieran demostrar sus capacidades. Algunos de sus amigos lo consideraban a la cabeza del grupo, continuador del ya extinto movimiento La Brasa. Entre sus integrantes se encontraban importantes personalidades: Bernardo Canal Feijóo, Orestes Di Lullo, Mariano Paz, Alberto Alba, Carlos Manuel Fernández Loza, Ciro Orieta, Juan Carlos Martínez, Blanca Irurzun, Julio Carreras (p), Carlos V. Zurita, Alfredo Gogna, Bernardo Ponce y Fany Olivera Paz. Desde este espacio abierto para las ideas, Francisco René promovió charlas y conferencias de distinguidos intelectuales del ámbito nacional e internacional, y entre los que participaron se encontraban Miguel Ángel Asturias (Premio Nobel de Literatura), Juan José Hernández Arregui, Carlos Astrada (filósofo), Rodolfo Kusch (filósofo americanista), Beatriz Guido, Atahualpa Yupanqui, Witold Gombrowicz (intelectual polaco), quien en su libro Diario Argentino se refiere a la familia Santucho y denomina a Francisco René como "El Cacique". Lo social y lo indígena Como intelectual, Santucho comprendió que su compromiso social estaba con el pueblo, con los trabajadores explotados, con los hacheros del campo santiagueño, siempre postergados en el olvido. Entendía que su conocimiento debía estar al servicio de los sectores más necesitados, de los oprimidos. También concentró su atención en estudiar la cultura indígena y las lenguas nativas. En su escrito titulado "El indio en la provincia de Santiago del Estero", se propone a demostrar que las culturas autóctonas poseyeron una fuerte organicidad espiritual antes de la llegada de los españoles. "El indio, no cabe duda, fue la energía que permitió el desenvolvimiento de la colonia", supo escribir en tal documento historiográfico. Fue claramente un investigador de la historia de los pueblos indígenas, de la América profunda, de esa Indoamérica a la que aspiraba lograr la reparación histórica. Se constituyó en un filósofo de su tiempo, que por las décadas del 50 y 60 contribuyó con su pensamiento y con el aporte de sus ideas, a un período de gran producción intelectual. "El Negro" fue secuestrado por fuerzas represivas en la vecina provincia de Tucumán entre abril y mayo de 1975 y desde esa fecha permanece desaparecido. La revista Dimensión, que él dirigió, será recordado como una de las más importantes producciones culturales que se recuerden en Santiago del Estero, extendiendo su interés y aceptación por el norte argentino e incluso traspasando las fronteras nacionales. l




Publicado el 09/08/2015 - Destinada a debatir los problemas de la cultura y reflejar las inquietudes intelectuales de reconocidos pensadores del norte argentino, el grupo Dimensión estuvo a la vanguardia de otras grandes producciones intelectuales. Tal vez, dos momentos paradigmáticos que por un largo tiempo significaron mucho para el pensamiento de Santiago del Estero, fue en primer lugar la proyección del movimiento cultural La Brasa, por inspiración de Bernardo Canal Feijóo a principios del siglo XX, y luego, hacia los 50, el de la revista Dimensión impulsado por Francisco René Santucho. "El Negro no fue valorado en su tiempo y siempre lo trataron de sofocar" -evoca Gilda Roldán, viuda de Santucho y a cargo de la librería Dimensión por más de 60 años. Consciente del legado que dejaría para lo posteridad, Gilda logró rescatar el tesón de Santucho, que siguió adelante, dejando los frutos que hoy están a la vista. "A él no le importaba el riesgo que podía correr y siempre siguió adelante para difundir la cultura. Me emociono hasta las lágrimas cuando se acercan jóvenes y me cuentan que no tenían referencia de su obra. En ese tiempo (década del 50) cuando se hablaba del "Negro", mucha gente iba por el lado de la connotación política, dejando de lado el aporte que hizo desde lo cultural. Además, ningún artículo publicado en la revista tenía corte tendencioso, como suponía cierta gente, pero lo que más me dolió es que ni siquiera fue tomado en cuenta por los ciclos superiores de estudios", señaló, no sin antes sentar una verdad irrefutable: "Lo que está escrito y es bueno, perdura para toda la vida". Pero quizás, la mayor satisfacción para doña Gilda pasa por otro lado. "Alguien dijo que la librería es un hito en la cultura de Santiago del Estero, y este lugar debe seguir prestando un servicio a la sociedad. La librería es mi vida y mi amor, y me siento bien cuando me visitan jóvenes para hacer consultas particulares para la escuela, y hallan información en libros que ya no están en circulación, y que solamente los tengo en mi biblioteca personal, y amablemente los cedo para que saquen apuntes", comenta, como una anécdota al rescatar el valor que para ella implica estar al frente de un negocio, donde además de la veta comercial, lo asume como un desafío de prestar un servicio a quienes lo necesiten. Legado En 2012, la Biblioteca Nacional y la Subsecretaría de Cultura de la provincia hicieron posible la edición facsimilar de "Dimensión, revista de cultura y crítica". En su paso, la publicación tuvo gran difusión en países latinoamericanos y una representación en Francia. Dimensión publicó en total 8 números en total: cinco en 1956, el sexto en 1959, el séptimo en 1961 y el octavo y último en 1962. Sus páginas, abordaron un amplio contenido temático donde diferentes autores escribieron sobre historia, antropología, poesía, arqueología, educación, crítica literaria, cuento, ensayo, teatro, reseñas de libros, entre otros temas. Según lo consigna el escritor Carlos Virgilio Zurita, así como Canal Feijóo trajo por estos lares a figuras señeras, tales como Waldo Frank, Rafael Alberti, Roger Caillois y Oliverio Girondo, por su parte, Francisco René Santucho participó en la convocatoria hacia Santiago de, entre otros, Carlos Astrada, Rodolfo Kusch, Miguel Ángel Asturias, Juan José Hernández Arregui, entre otros. Gilda Roldán no dudó en destacar que Santucho "era una persona muy inteligente que pensó la cultura en su amplitud, siempre desde una posición crítica". En tanto, recordó que cuando Horacio González vino a presentar la edición fascimilar de la revista dijo aquella vez en Santiago: "Este trabajo valdrá mucho para hacer un debate sobre la cultura santiagueña". Con el correr de los años, la librería Dimensión fue ganando su espacio en la sociedad. Si de proyección se trata, para Gilda, la librería se ha convertido en el lugar ideal donde respirar cultura. "Yo deposito mis esperanzas para que mi hijo (Francisco René), continúe en la librería para que esto no se pierda. Me dio muchas satisfacciones. Yo he trabajado en la librería con mucho amor, porque a mí, Francisco René me enseñó mucho desde lo cultural, y cuando desapareció, me sentí una huérfana intelectual. Con los años, mucho aprendí de los clientes, que me sugerían qué libros traer y hoy toda la información que tengo sobre la cultura en general es gracias a la librería", resaltó. "Mi vida en esta librería transcurrió incluso en épocas muy complicadas cuando se instauró el proceso militar. Tuve allanamientos, secuestro de libros, presencia de policías frente al negocio. No era fácil, pero me seguí manteniendo. Es mi alimento diario a pesar de todos los inconvenientes que tuve y pude vencer, y venir todos los días de la semana". Hacia la década del 2000 a esta parte, este espacio cultural fue ampliando su oferta, y proponiendo actividades literarias, conciertos musicales, proyección de cine documental, entre otras iniciativas para el público en general. Pero a ello, Gilda agregó algo más: "Yo siempre digo que la librería debe continuar y que no suceda lo que pasa, mueren los dueños y fenece el negocio, pero a la librería no debe ocurrirle eso." l

Witold Gombrowicz en Santiago del Estero



Publicado el 20/11/2011 - Witol Gombrowicz (WG) trajo a Santiago un ejemplar de su novela “Ferdydurke” y el reducido número de jóvenes discípulos/amigos fueron sus lectores. Así quedó en esta antigua ciudad la presencia entre la oralidad y la literatura, entre recuerdo y referencias fragmentarias de quienes lo conocieron. Es posible que ante la cantidad de personalidades que visitaron Santiago se haya perdido la memoria sobre este escritor polaco. Provoca curiosidad y sorpresa que una figura tan prestigiosa en el mundo literario moderno (experimental) haya vivido en Santiago y pocas personas lo recuerden, lo hayan conocido o vivan para contarlo. Este vacío permitió indagar con mayor atención en los textos de WG especialmente sus impresiones sobre el paisaje y la gente de la ciudad. No fue una búsqueda detectivesca sino que la lectura de sus obras enriqueció esa construcción literaria de lo urbano santiagueño a fines de la década del 50.

WG se definía a sí mismo como una persona divertida, parece que con los amigos efectivamente lo era, pero en la escritura si bien está definido el tema del juego literario, impresiona el cuidado y control absoluto de sus textos ya que en todo momento insiste para que no se modifiquen sus textos o bien se prohíbe la publicación sin su revisión y autorización. Ese cuidado y obsesión dio sentido a su vida, se aferró a sus obras en los más aciagos momentos de soledad. Afortunadamente tanto esfuerzo vital –varias veces pensó en el suicidio- tuvo su reconocimiento a través de amigos polacos exiliados del régimen comunista cuando su obra se conoció en Europa. Estos editaban en Paris la revista Kultura donde se publicaban los textos que desde la Argentina enviaba WG, así lentamente los lectores europeos conocían al genio exiliado en la lejana Argentina.

Siempre preocupado por la difusión de su obra WG se esforzaba porque los jóvenes leyeran su obra, jóvenes lectores de literatura, les explicaba las últimas teorías filosóficas y estos jóvenes leyeron con desconcierto, una manera diferente de escribir literatura. Los testimonios de quienes lo conocieron- no solo en Santiago- aluden a una personalidad lejana, sarcástica, soberbia pero detrás de esa máscara, tuvo el conocimiento literario necesario y mucha confianza en su talento como escritor para elaborar una obra innovadora, eligió el camino más difícil en literatura: abandonar la comodidad de lo conocido y ser un auténtico creador.

Esta búsqueda de la forma –insistía WG- suscitó la incomprensión, la ridiculización, el desprecio de los escritores de la literatura oficial, la soledad, el ser ignorado por sus pares, por ello tal vez consideraba que solamente los jóvenes escritores podrían comprender su obra porque no estaban contaminados con la colonización europea tanto en Polonia como en Argentina. Tuvo que sufrir mucho para alcanzarlo pero logró disfrutar el reconocimiento de la crítica cuando le fueron otorgados premios internacionales de gran prestigio -al mismo nivel de Borges- como por ejemplo el Formentor.

Santiago en los escritos de Gombrowicz

Elaborar un itinerario más o menos cronológico y coherente de su paso por Santiago significa recorrer sus diarios, prólogos y su correspondencia. Hasta donde se conoce estuvo una temporada de no más de cuatro meses. Su vieja enfermedad (asma) lo impulsó a dejar el húmedo invierno porteño y aconsejado por su médico optó por el clima seco de Santiago y así llegó por tren (DA), a mediados de junio de 1958. Primero se alojó en el Hotel Savoy –todavía existe en el mismo lugar, calle Tucumán 39 y con la misma fachada- donde le asignaron “una feísima habitación sin ventanas, con puerta al pasillo”. (DA)

Ha llegado a más de mil kilómetros de Buenos Aires, lo sorprende la ciudad pequeña cuya vida gira alrededor de la plaza principal, la primera actividad de este hombre solitario será establecer contacto con los lugareños. En DA nos cuenta su recorrido hasta la casa de la hermana del escritor Bernardo Canal Feijóo (WG tuvo poca relación con escritores argentinos pero entre ellos estuvieron B. Canal Feijóo, E. Sábato, M. Gálvez). La señora Enriqueta Canal Feijóo lo relacionó con los intelectuales santiagueños, amigos de su hermano. En DA G escribe la preocupación de la señora por la comida de WG lo cual constituye un tema interesante, pues en su creación literaria quedan huellas de una frecuente alusión a la comida. La novela Trans-Atlántico y DA apuntan claramente al tema del hambre y la comida, en otros artículos especialmente los amigos jóvenes describen su comida habitual en bares.

Su estado financiero seguramente no le permitiría quedarse en el hotel- o tal vez como planeaba quedarse todos los meses del invierno- busca otro alojamiento. Así a la semana de arribar, informa a sus amigos que se ha instalado como pensionista en una casa de la Av. Roca (S) al 12... ¡Qué diría W.G. si comprobara que la casa donde vivió mantiene la misma estructura del croquis de su carta del 20/6/1958! Esa casa ha sido visitada por amigos y escritores, tal vez una placa debería recordar el paso de W.G. por ella. La Av. Roca no solo ha perdido sus hermosos árboles -“arboleda” describe WG- sino que tampoco conserva en la actualidad construcciones de aquella época, quizá esta sea la única casa con su jardín al frente y la habitación que ocupó W.G. sobre la avenida.

La lectura de la carta de W.G. sugirió la idea de tratar de ubicar la casa, mientras recorría la cuadra correspondiente, las fachadas delataban su construcción según las décadas. Miraba con decepción y me repetía la inutilidad de mi búsqueda. ¡A quién puede interesarle! ¡Qué aporta a la literatura encontrar una casa! Han pasado cincuenta y tres años… a pesar de mi excepticismo, grande fue la alegría cuando levanté la mirada y allí límpida, impecable, de otra época, la ovalada chapa esmaltada con el número 12... Revisé la arquitectura de la casa y comparé lo que podía observar desde la vereda con el croquis de W.G., todo desde afuera pues nadie atendió mi llamada, esa casa no fue modificada, conserva una ventana sobre la Av. Roca frente a la cual W.G. había instalado el escritorio ahora centenario provisto por los dueños de casa (me han confirmado que aún lo conservan). El jardín y las esculturas, ¡qué magia hizo que esta casa sobreviviera al poderoso impulso destructor llamado modernidad! Paradojas del destino pues W.G. fue en literatura el representante del más fuerte ejercicio de la modernidad.

En la novela Trans-Atlántico y en DA, dejó el autor muchos indicios de su grave situación económica- al menos en sus primeros tiempos en Argentina-, ello justifica la descripción del desayuno abundante y muy surtido, de las comidas sabrosas, los postres que le gustaban mucho, todo acompañado por los elogios para la dueña de casa, por ser una excelente cocinera, tal vez así recuperaba la sensación del hogar perdido por la guerra.

Son tres las personas con las que pude hablar que con seguridad tuvieron relación- aunque eran muy jóvenes- con W.G. y cada una de ellas aportó su propia percepción del escritor “un raro”, “un marginal”, “un hombre sensible, muy educado”. Debió ser extraño ver caminar a W.G. como narra en su correspondencia “salía por la Mendoza hasta la plaza” o bien caminaba hacia el Parque Aguirre pues le quedaba a una cuadra.

Algunos lugares mencionados con detalles en los escritos son El Café Ideal –no existe en la actualidad aunque estuvo ubicado en Avellaneda e Independencia- allí se encontraba con los hermanos Santucho, el Negro Santucho, dueño de la librería, editor y redactor de la revista Dimensión; también integraba el grupo Roby Santucho “ el más joven de los Santucho”. Esta amistad con los hermanos Santucho es muy conocida a través de la difusión de Diario Argentino y actualmente no podría hablarse de Gombrowicz en Santiago sin incluir esa relación de jóvenes con el hombre mayor cuya obra ya se conocía en Europa. Hubo otros jóvenes y alguno de ellos dejó testimonio de esa amistad.

Así la visita de W.G. indujo a estos muchachos e inquietos intelectuales santiagueños para convocar al erudito escritor polaco para dar una conferencia en la Biblioteca Sarmiento evento en el que hablaría sobre “La problemática contemporánea”. A esta conferencia asistió el escritor Carlos Virgilio Zurita quien me expresó que “W.G. centró su exposición sobre el existencialismo y a la misma convocatoria asistió tan poco público que terminaron reunidos en donde actualmente funciona la secretaría”. W.G. seguramente estaría acostumbrado a estas situaciones porque cuenta en el DA en forma paródica una situación similar.

La obra “Diario Argentino” posee una gran difusión, al menos algunos santiagueños la leyeron, responsable y principal publicista, es la dueña de la librería Dimensión, Gilda Roldán de Santucho, siempre la voz autorizada cuando se habla del W.G. en Santiago.

Otro lugar mencionado y elogiado por la comida es el restaurante del Hotel Plaza -24 de Septiembre y Libertad-, el edificio existe y a partir del primer piso pareciera no haber cambiado mucho su estilo arquitectónico, como hotel desapareció.

Aunque no era muy frecuentado como lugar de reunión, pero W.G. menciona en sus escritos el Café El Águila (calle 24 de Septiembre, al lado del cine Petit -¡tampoco existe!-, el edificio del cine mantiene su nombre grabado en lo alto si observamos desde la plaza.

En el año 2004, centenario del nacimiento de W.G., se multiplicaron los homenajes tanto en su país natal como en el mundo literario internacional; hubo variadas actividades tales como el lanzamiento de nuevas ediciones de los libros, trabajos de investigación periodística o literaria, puesta en escena de sus obras teatrales y teatralización de la novela Trans-Atlántico, el nombre Gombrowicz y su obra estuvieron presentes en los medios de comunicación. El excéntrico polaco, quien vivió en Argentina veinticuatro oscuros años hoy aparece junto a ilustres polacos como María Sklodowska, Fréderic Chopin, Juan Pablo II, Joseph Conrad, entre otros.

La ciudad de Santiago del Estero no estuvo excluida de la ruta, hasta aquí llegaron investigadores no solo porteños sino desde la lejana Polonia y visitaron a aquellas personas quienes habían estado en contacto con W.G., como una manera de completar el circuito de su peregrinaje cuando aún era un desconocido. Hoy los trabajos originales de WG se cotizan muy bien en el mercado de coleccionistas universitarios.

La esposa de W.G., esposa Rita Gombrowicz (Marie-Rita Labrosse) publicó dos libros sobre el escritor Grombowicz en Europa y Gombrowicz en Argentina porque conoce el valor que representa para la crítica la documentación que se pueda incorporar a la investigación sobre el escritor.

Santiago emerge en la obra de W.G. con la visión analítica del extranjero, el escritor sorprendido por un paisaje diferente, pueblerino, sin automóviles al menos sin la cantidad que veía en la capital argentina y describe lo que se presenta a su visión desde los árboles del Parque Aguirre, los perros callejeros, los niños pobres, los escritores consagrados, los jóvenes escritores, las conversaciones con los mayores, las bromas de los jóvenes, la belleza de la mujer, la guerra, el temor a las prohibiciones -sabía bastante del tema ya que sus obras siempre por un motivo u otro estaban prohibidas en su país-. Santiago deslumbró con su sol y calidez al escritor polaco: “¡Oh, belleza! ¡Crecerás donde te siembren! ¡Y serás tal como te sembrarán! (No crean en las bellezas de Santiago. No son verdad. Han sido invención mía. D.A.)” Olga Astudillo olgastudillo@yahoo.com.ar 



Dimensión y Witol Gombrowicz

Publicado el 20/11/2011 - Gilda Roldán de Santucho y su hijo Francisco, dueños de la librería Dimensión, colaboraron para completar la información de este artículo con respecto de la relación de W.G. y el propietario de la librería. La librería se inauguró en 1957 en Independencia 88, local 18.

Gilda aportó datos sobre la forma en que W.G. hacía su aparición en la librería. “Nunca se detenía mucho tiempo salvo el necesario para partir junto al Negro a conversar en alguno de los cafés cercanos a la plaza. Se presentaba a media mañana o por la tarde pero no todos los días”. Gilda recuerda las palabras de W.G. refiriéndose a la urgencia por trabajar – su tarea era la dedicación total a la literatura.

Francisco Santucho, brindó una copia del aforismo que W.G. dedicó a su padre que incluimos en esta nota. También tenemos la seguridad que la relación continuó porque en el ejemplar del Año V N°7 de 1961, la Revista Dimensión reseña la publicación de fragmentos del D.A. en la revista Kultura, editada en Paris. l

Extracto de “Todo o nada”, María Seoane-Debolsillo-2009 en base a fragmentos de “Diario argentino” Witold Grombowicz, Editorial Sudamericana-1966.


“el curso del frondizismo decepcionó a numerosos jóvenes adherentes y se precipiuna crisis de representatividad política que encontrará a Santucho construyendo sus propias alternativas en la Universidad de Tucumán. Mientras, su hermano Francisco René expande la influencia del CEISEPSE, donde conocerá, entre otros, al escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias y al polaco Witold Gombrowicz, quien en 1960, escribirá en su diario: "En ese Santiago del Estero (mil kilómetros al norte de Buenos Aires) pasé varios meses hace dos años dedicado a contemplar todas las chifladuras, susceptibilidades y represiones de aquella provincia perdida, que se cuece en su propia salsa. La librería del llamado 'Cacique', otro de los miembros de la numerosa familia S., era el sitio de encuentro de las inquietudes espirituales del pueblo, tranquilo como una vaca, dulce como una ciruela, con am­biciones de destruir y crear el mundo (se trataba de las quince personas que se dan cita en el café Aguila). ¡Santiago desprecia a la Capi­tal, Buenos Aires!. Santiago considera que sólo ella mantiene la Argentina, la América auténtica (legítima) y que lo demás, el Sur, es un conjunto de metecos, gringos, inmigrantes, europeos; mezcla, chu­rria, basura. La familia S. es típica de la vegetación santiagueña, que se transforma por medio de una incomprensible voltereta en arranque y pasión. Aquellos hermanos son de una santa benignidad y no les falta esa dulzura ciruelina, son un poco como un fruto que madu­ra al sol. Y al mismo tiempo los sacuden pasiones violentas que vienen de algún lado del subsuelo, de carácter telúrico. Su modorra, entonces, galopa inflamada por la urgencia de reformar, de crear. Cada uno de ellos es prosélito jurado de alguna tendencia política, gracias a lo cual la familia no tiene que temer a las revoluciones, frecuentes aquí, pues sean cuales fueran siempre darán el triunfo a alguno de los hermanos, al comunista o al nacionalista, al liberal, al cura o al peronista...".

“Durante ese invierno, en uno de los largos fines de semana en que visitaba Santiago, Robi se plegó a las polémicas febriles de Francisco René y Oscar Asdrúbal con Gombrowicz en el café Aguila, o en un bodegón cercano a la librería Dimensión. El polaco, que había llegado a la provincia por recomendación de Canal Feijoó para mejorar su asma y había recalado en una modestísima pensión, solía ser cáustico y agresivo, pero los Santucho lo seguían a todas partes. Si Gombrowicz les decía que era el principal escritor polaco en el exilio, no le creían. “Andá, que vas a ser vos”, repetían cada vez que no podían convencerlo de que en ese pueblo olvidado se procesaba, también, la libertad de la América oprimida. Robi, ya el más ardiente de los hermanos, le insistía con que el futuro estaba en manos del continente americano, que Europa estaba acabada, que había llegado, finalmente la hora de encontrar la tradición indígena, “ser nosotros mismos, no imitar a los europeos”. Ser creadores de la Historia. Aunque aún no sabía cuál era el camino de la libertad”.

“Al pasar de regreso por Buenos Aires, en ese otoño, Santucho se encontró por última vez con Gombrowicz, y con su lúcida y profética intuición. "... Robi me sorprendió poco antes de su visita a Buenos Aves nunca nos habíamos escrito— con una carta enviada de Tucumán en la que me pedía que le enviara ‘Ferdydurke’ en la edición castellana: 'Witoldo: algo de lo que dices en la introducción a El Matrimonio me ha interesado... esas ideas sobre la inmadurez y la forma que parecen constituir la trama de tu obra tienen relación con eí problema de la creación. Claro está que no tuve paciencia para leer más de veinte páginas de El Matrimonio'... Luego me pide ‘Ferdydurke’ y escribe: 'Hablé con el Negro (su hermano, el librero) y veo que sigues atado a tu chauvinismo europeo; lo peor es que esa limitación no te permitirá lograr una profundización de este proble­ma de la creación, no puedes comprender que lo más importante 'actualmente' es la situación de los países subdesarrollados. De saberlo podrías extraer elementos fundamentales para cualquier em­presa' .

"Con esta muchachada me hablo de 'tú' y consiento en que me digan lo que les viene en ganas. Comprendo también que prefieran, por si acaso, ser los primeros en atacar -nuestras relaciones distan mucho de ser un tierno idilio-. A pesar de eso la carta me pareció ya demasiado presuntuosa... ¿qué se estaba imaginando? Contesté telegráficamente: 'Robi S. Tucumán-subdesarrollado no hables ton­terías Ferdydurke no lo puedo enviar prohibición de Washington lo veda a tribus de nativos para imposibilitar desarrollo, condenados a perpetua inferioridad -Toldogom.'

"Puse el telegrama en un sobre y lo envié como carta (en reali­dad son telegramas-cartas). Pronto me respondió en tono indulgen­te: 'Querido Witoldito, recibí tu cartita, veo que progresas, pero va­namente te esfuerzas en ser origina!', etcétera, etcétera. Quizá no valga la pena anotar todas esas majaderías... pero la vida, la vida auténtica, no tiene nada de extraordinariamente brillante, y a mí me importa recrearla, no en sus culminaciones, sino precisamente en esa medianía que es la cotidianeidad. Y no olvidemos que entre las frivolidades puede a veces haber también un león, un tigre o una víbora escondidos.

"Robi llegó a Buenos Aires y se presentó en el barcito donde paso un rato casi todas las noches: es un muchacho color subido, cabelle­ra negra ala de cuervo, piel aceite ladrillo, boca color tomate, denta­dura de astuto soñador dulce y terco... ¿qué porcentaje tendrá de indio? Y algo más todavía, algo importante, es un soldado nato. Sirve para el fusil, las trincheras, el caballo. Me interesaba saber si en los dos años que habíamos dejado de vernos había cambiado algo aquel estudiante... ¿algo cambió?

"Porque en Santiago nada cambia. Cada noche se expresan allá en el café Águila las mismas atrevidas ideas 'continentales': Europa está acabada, llegó la hora de la América Latina, tenemos que ser nosotros mismos y no imitar a los europeos, nos encontraremos de verdad si regresamos a nuestra tradición indígena, tenemos que ser creadores, etcétera. Así, así, Santiago, el café Águila, la coca-cola y estas ideas audaces repetidas día tras día con la monotonía de un borracho que adelanta un pie y no sabe qué hace con el otro. Santiago es una vaca que rumia diariamente su vuelo, es una pesadilla en la que uno corre una carrera vertiginosa pero sin moverse de un lugar.

"Sin embargo, me parecía imposible que Robi, a su edad, pudie­ra evitar una mutación aunque fuese parcial, y a la una de la madru­gada fui con él y con Goma a otro bar para discutir en un círculo más íntimo. Consintió con muchas ganas, estaba dispuesto a pasar la noche hablando, se veía que ese 'hablar genial, loco, estudiantil' como dice Zeromski en su diario, le había entrado en la sangre. En general ellos me recuerdan mucho a Zeromski y a sus compañeros de los años 1890: entusiasmo, fe en el progreso, idealismo, fe en el progreso, romanticismo, socialismo y patria.

“¿Las impresiones de nuestra conversación? Salí desalentado e inquieto, aburrido y divertido, irritado y resignado, y como apaga­do... como si me hubieran dicho: ¡basta ya de esto!

"El tonto no ha asimilado nada desde que lo dejé en Santiago hace dos años. Volvió a la misma discusión de entonces, como si sólo hubiera sido el día anterior. Igual como dos gotas de agua... sólo que está mejor afinado en su tontería y por consiguiente más presuntuoso y omnisapiente. Otra vez tuve que escuchar: ¡Europa se acabó! ¡Ha llegado la hora de América! Tenemos que crear nuestra propia cultura americana. Para crearla, debemos ser creadores si contamos con un programa que desate en nosotros las fuerzas crea­doras, etcétera, etcétera. La pintura abstracta es una tradición, es europea. El pintor y el escritor deberían cultivar temas americanos. El arte tiene que vincularse con el pueblo, con el folclore... Tenemos que descubrir nuestra problemática exclusivamente americana, etc.

"Su realidad está llena de quimeras, es digna, por tanto, de con­miseración. Sin embargo, su mano posee el don de transformar las quimeras en realidad, es capaz de crear los hechos. Irrealidad, en­tonces, por parte de la cabeza, y realidad, por parte de la mano... y la seriedad por un solo lado..."



Un curioso evento literario -30 autores locales leerán durante un minuto fragmentos del creador de Ferdydurke- festejará el talento de quien Ricardo Piglia llamó con ironía "el mejor escritor nacional del siglo XX". InfoBAE 21/08/15.

Un curioso evento literario, a modo de homenaje de un inclasificable autor, tendrá lugar el próximo jueves 27 de agosto en un bar del barrio de San Telmo. Allí, con solo un minuto de reloj, tal como se anuncia, unos treinta escritores locales leerán distintos fragmentos de elección propia arrancados a la obra de Witold Gombrowicz, una de las figuras sobresalientes de la literatura polaca del siglo pasado, considerado a su vez por algunos lectores apasionados y por la crítica local como pieza fundamental de la literatura argentina. Ricardo Piglia, con cierta ironía, dijo sobre él que era el mejor escritor argentino del siglo XX.

Aunque jamás escribió en español, gravita en sus páginas la cultura de nuestro país, donde vivió una etapa importante de su vida, entre 1939 y 1963. Su larga estadía es inesperada, llega de visita en un transatlántico y enseguida es invadida Polonia, por lo que decide quedarse. La patria segunda provoca una honda impresión en el autor de Ferdydurke”, que volcó en muchas de sus reflexiones de su Diario argentino, donde se hallan filosas observaciones: "Es un país al revés, donde el pillo vendedor de una revista literaria tiene más estilo que todos los colaboradores de esa revista".

El escritor polaco deja a su vez su impronta en nuestras letras, casi a la sombra de Borges, su secreto rival, que tuvo por aquel entonces su momento de consagración. Así como le gustaba presentarse con títulos de nobleza, Gombrowicz pasa casi inadvertido durante los primeros años en el país, viviendo en pensiones y atado a una rutina diaria en el Banco Polaco.

Las reuniones del círculo intelectual porteño lo aburren demasiado, en cambio deambula fascinado por los bajos fondos de Retiro, donde se halla con la juventud, su objeto más preciado. Es en ella que encuentra refugio y donde comienza a ejercer un nuevo tipo de influencia sobre los jóvenes escritores, como Jorge Di Paola. Su Diario argentino describe un encuentro en Santiago del Estero con Santucho, comandante del ERP, donde se muestra este contraste entre la juventud y "la Argentina parlanchina" y politiquera. La fraseología del guerrillero distrae de la conversación a Gombrowicz, que pone su atención en una mesa próxima donde un "chango" y su muchacha le sugieren la belleza de ese pueblo.

Sus limitaciones para hablar español lo llevan sin embargo a construir una filosofía de la inmadurez que ya había comenzado con Ferdydurke. Se trata en la escritura, como lo explicó Ernesto Sábato, de tomar conciencia de la fuerza de lo inacabado y lo que carece de forma frente a "un mundo de formas fosilizadas" y una lengua rígida.

Dice Gombrowicz: "El arte me habla casi siempre con más elocuencia cuando se manifiesta de un modo imperfecto, casual y fragmentario, como si sólo me señalara su presencia, permitiéndome intuirlo tras la torpeza de una interpretación. Prefiero al Chopin que me llega desde lo alto de una ventana al Chopin perfectamente ornamentado de una sala de conciertos".

El evento que celebrará su singular obra lleva como consigna, justamente, "echemos a Gombrowicz a la calle". Además de las lecturas por escritores como Guillermo Martínez, Martín Kohan, Esther Cross, el dramaturgo Jorge Dubatti y jóvenes como Ariel Pukacz y Nicolás Hochman -quien lo organiza-, habrá una muestra con 40 ilustraciones sobre el autor polaco, ya publicadas en el libro Esto no es una nariz. Witold Gombrowicz según 40 ilustradores, donde participaron, entre otros, Pablo Bernasconi, Javier Basile y Gabriela Thiery.


Dónde. El Bardo, Bar Cultural, Cochabamba 743, San Telmo. Jueves 27 de agosto, 20hs. Entrada libre y gratuita.

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