sábado, 31 de marzo de 2012

Pablo Tissera: gente con garra

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Asociación Civil Pablo Tissera - Urquiza 1460, Vicente López, Bs. As.


Pablo Tissera (Córdoba, 1926-1997) - Pequeña biografía
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El legado del Padre Tissera vive en 300 vecinos dispuestos a ayudar

A 15 años del fallecimiento del cura más querido de Vicente López - Clarín Vicente López 25/03/2012 - Son personas de todas las edades que realizan actividades solidarias desde la asociación creada en su nombre. Colaboran con un hogar para ancianos, juntan ropa en los barrios para donar a pueblos del interior y ofrecen ayuda psicológica. Por Enrique A. Cottini.

Un hombre puede destacarse en vida por su conciencia solidaria, pero si además logra multiplicar esa búsqueda por un mundo mejor, su obra se sigue alimentando día a día. Hoy son alrededor de 300 personas las que continúan la obra de Pablo Tissera, uno de los curas más queridos del Partido.

El 9 de Febrero de 1997, la comunidad de Vicente López sufrió la partida de Pablo y para muchos fue difícil recuperarse: “Nos juntábamos a tomar mate y lo extrañábamos mucho. Hasta que en un momento nos preguntamos: ‘¿Qué nos diría ahora Pablo? ¡Pongámonos a trabajar!”, cuenta Gabriel Langlais, amigo personal del cura y uno de los motores de la Asociación Padre Tissera. Y así fue. Comenzaron a juntar cartas para recordar sus palabras y poco a poco empezaron a llevar a cabo actividades que reflejan uno de sus legados más importantes: “Estar atento a las necesidades del prójimo”.

Desde hace siete años que la asociación funciona en la Parroquia Santo Tomás Moro, en Urquiza 1460, Vicente López, que el mismo Tissera fundó. En momentos duros de la historia del país, fue sede de ollas populares y de todo tipo de actividades solidarias. Hoy lo sigue siendo: recolectan ropa para mandar a humildes pueblos del Norte del país, coordinan con las campañas de la Red Solidaria asistencia psicológica para los más necesitados, y ofrecen clases de apoyo y asesoramiento legal y computación para adultos.

“Es importante, como dejó en claro el Padre, que lo solidario no es sólo estar junto al necesitado sino también formar una conciencia grupal solidaria, enmarcar de sentido las acciones. No es realizar una actividad y listo, estoy bien conmigo mismo. Es más profundo”, cuenta Langlais explicando las jornadas de cine debate que se están organizando.

Una de las inquietudes del Padre Tissera fue la de generar alguna respuesta a las personas de tercera edad que se encuentren en una situación económica sensible. Para su propio regocijo, fueron quienes continuaron su tarea los que lograron desarrollar un programa digno: “Hay muchos personas grandes que dedican alrededor del 90% de su jubilación a pagar un alquiler. Bueno, con mucho esfuerzo hemos conseguido que nos donaran un terreno en Melo y Valle Grande, Olivos. Dentro de poco vamos a construir viviendas para que los abuelos puedan vivir dignamente”, completa Langlais. Además, en este espacio se realizarán actividades culturales porque “no sólo está en juego la situación económica sino también la anímica”, completa.

A su vez, la Asociación Pablo Tissera continúa manteniendo la “Casa de Jesús”, un hogar de niños fundado por el Padre y que hoy alberga a 16 chicos en situación de calle. También donarán un espacio de la parroquia Santo Tomás Moro para que se lleve a cabo un programa de protección a los menores abusados de Vicente López. “La mejor manera de ayudar es que nuestros vecinos tomen conciencia del valor de la solidaridad”, resaltan.


Los vecinos se juntaron para limpiar Puente Saavedra y la avenida Maipú

Una zona descuidada y muy sucia - Clarín Vicente López - 25/03/2012. Llenaron un camión con más de una tonelada de basura que levantaron en unas 20 cuadras de una de las zonas más transitadas del distrito. "Fue emocionante ver tanta gente comprometerse", contó José Olcese, el organizador. Por Sol Tiscornia.

Más de 300 vecinos se juntaron el domingo para limpiar Puente Saavedra y avenida Maipú. Llenaron un camión con más de una tonelada de basura que levantaron en más de 20 cuadras de una de las avenidas más importantes del Partido.

La cita comenzó a las 10 en Puente Saavedra. Llegaron 300 vecinos que se dividieron en dos grupos y con guantes y bolsas que les facilitó el Municipio comenzaron a juntar papeles, latas de gaseosa y hojas de árboles. Caminaron hasta la estación Bartolomé Mitre, del Ferrocarril Mitre, en Maipú al 2300. Ahí llegaron a las 13 con más de una tonelada de basura.

“Fue muy emocionante ver a tanta gente comprometerse. Limpiamos las veredas de la Quinta Presidencial y todo el barrio donde muchos de los vecinos pasan todos los días”, cuenta José Olcese, de la Iglesia de Dios ubicada en Roca 3609, Florida Oeste, que organizó la convocatoria. “Como muchas otras calles de la ciudad, Maipú suele estar muy sucia, como la calle es de todos, nadie la cuida. Nosotros decidimos dar una mano y mejorarla”, sostiene Damián reta, vecino de Florida que el domingo fue junto a su mujer y sus hijos.

La Nación Información General Viernes 9 de agosto de 2002 - Homenaje a Pablo Tissera
Vicente López festeja hoy la solidaridad

Por Cynthia Palacios. Vicente López está hoy de fiesta. Desde hace cinco años, todos los 9 de agosto sus vecinos celebran el Día de la Solidaridad en homenaje a Pablo Tissera, un sacerdote que marcó para siempre a la comunidad del partido.

En febrero de 1997, un mes después de que Tissera falleciera en su Córdoba natal, el Concejo Deliberante de Vicente López resolvió instituir la fecha en la que Tissera se ordenó sacerdote como el Día de la Solidaridad en todo el partido. La experiencia fue luego imitada por San Isidro.

Esta tarde, a las 19.30, en la esquina de Urquiza y la avenida Maipú, se realizará un acto público donde se recordará al hombre que dio sentido a este día. Se presentará un video sobre la vida y la obra de Tissera y se realizará, como gesto solidario, una entrega simbólica de pan para compartir con los más necesitados.

Todos los años, los habitantes del partido –que alcanza las localidades de Florida, Olivos, Munro, Carapachay, La Lucila y Villa Martelli– están invitados a tener un gesto solidario.

Mención para hacedores

El Concejo Deliberante otorga, desde hace cinco años, el premio Mención a la Acción Solidaria Padre Pablo Tissera a las instituciones que más hacen por los más necesitados, como una forma de apoyar y sostener su tarea.

El lema de este año es “La solidaridad, una manera de vivir”. Esta tarde habrá un acto donde hablará el titular de la Red Solidaria, Juan Carr; el amigo de Tissera José María Langlais leerá dos poemas escritos para el sacerdote, y Estela González Espul, su colaboradora directa, hará un perfil del padre y su manera de vivir. A las 20 se celebrará una misa en la parroquia Santo Tomás Moro.

Tissera trabajó durante los últimos 27 de sus 71 años en la zona norte, donde abrió dos hogares para chicos sin familia, organizó ollas populares y siempre estuvo dispuesto a ayudar al que le pedía una mano. El compromiso y la tarea solidaria de Tissera hicieron que casi medio millón de vecinos buscara imitarlo y decidiera instituir un día que lo recordara para siempre. Un día donde ayudar sea la consigna.


La Nación - Información General Jueves 12 de agosto de 1999
Vicente López creó su propia Semana de la Solidaridad

Hace tres años que tiene un día conmemorativo en honor a un recordado cura; este año se organizó una campaña semanal.

Desde hace tres años, el sacerdote Pablo Tissera tiene un día propio. Pero lo cierto es que sus feligreses de Vicente López lo recuerdan los otros 364. Y este año, el festejo se extendió. La Iglesia Católica propuso celebrar la Semana de la Solidaridad -del 7 al 14 del actual- y rápidamente la comunidad judía Lamroth Hakol, la Iglesia Anglicana, el Rotary Club de Vicente López, la municipalidad y el Concejo Deliberante, las escuelas públicas y las privadas de la zona se sumaron a la propuesta. En febrero de 1997, un mes después de que Pablo Tissera falleciera en su Córdoba natal, los concejales de Vicente López resolvieron por unanimidad instituir la fecha en la que se ordenó sacerdote como el Día de la Solidaridad en el partido.

Tissera trabajó durante los últimos 27 de sus 71 años en la zona norte. Allí abrió dos hogares para chicos sin familia, organizó ollas populares y nunca dejó de ayudar al que le pedía una mano. Su compromiso hizo que su figura fuera muy difícil de olvidar: es impresionante el amor con que los que lo conocieron hablan de él.

Durante estos siete días, los 450.000 habitantes del partido -que cubre Florida, Olivos, Munro, Carapachay, La Lucila y Villa Martelli- están invitados a tener un gesto solidario. La campaña se llama "Todos somos responsables de todos" y tiene dos destinatarios: los más chicos y los más grandes. Para los primeros, juntan útiles escolares, juguetes, cuadernos, delantales y zapatillas. Mientras que los remedios (antibióticos, antiinflamatorios, antihipertensivos, antigripales) que se reciban se donarán para cubrir los mayores.

Como éste es el primer año de la propuesta, todos están ansiosos y no prevén una determinada cantidad de donaciones. En realidad, se contentan con que, en honor a Tissera, los vecinos comiencen a preocuparse por los que tienen más cerca.

"Queremos que la gente no vea la solidaridad como una moda pasajera sino que la incorpore como una constante para con sus hermanos. Desde la figura de un hombre que se dio íntegro, que arriesgó su vida por salvar a otros", explicó Juan Pablo Contempomi, párroco de San Pedro y San Pablo.

"Que políticos, religiosos de distintas comunidades e instituciones de un partido se preocupen por lo humano y se pongan de acuerdo es un símbolo, un paso más hacia la cultura solidaria", dijo Juan Carr, de la Red Solidaria.

Para Beatriz Kroupensky, una de las voluntarias de Caritas, la necesidad más grande de la gente, más que alimentos o ropa, es ser escuchados: "La gente va quedando excluida y busca a alguien que le preste atención." Ella fue una de los tantos voluntarios que comenzaron a trabajar por los demás de la mano del padre Pablo.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Feinmann: sobre la inseguridad y la violencia legalizada


Mi necesidad de compartir unos cuantos párrafos escogidos de "La sangre derramada (ensayo de la violencia política)" de José Pablo Feinmann, 1998, surge como reconocimiento a la movida interna que me produjeron, aunque no suscriba absolutamente todas sus concepciones. El autor analiza -y rechaza- el uso de la violencia como arma política a través de la historia argentina pero, como podrán ver, se mete con sus derivaciones en el individuo, la sociedad actual, las guerras, la pena de muerte, etc. No puedo entretener a la gente que quiero con cosas como estas -porque inevitablemente sus preocupaciones y pensamientos pasan por otro lado- entonces utilizo de nuevo este humilde blog como si un paciente amigo me escuchara del otro lado. En una de esas le sirve a alguien y a mi me aplaca la ansiedad. La foto de arriba salió publicada en Clarín y es de un elegante miembro del Comando Vermelho, una banda narcotraficante de las favelas de Río de Janeiro. Horanosaurus.

Sobre la inseguridad

(...) Tal vez lo que defina el rostro poco piadoso del capitalismo actual sea su afán de concentración de riqueza y poder… un capitalismo torpe y avaricioso… el rostro que hoy exhibe es uno de los más descarnados y -para el destino de la humanidad- suicidas. En un polo, la avaricia, en el otro la pobreza. Así parecen ver el mundo los banqueros que hoy lo gobiernan… asistimos, de este modo, al obsceno despliegue del capitalismo avaricioso. No distribuye, despoja. No integra, excluye. No oculta sus riquezas, las exhibe con impiedad e impudor. Podríamos conjeturar que, como todo ser avaro y miserable, tendrá su castigo: que tendrá que distribuir, integrar y ocultar pudorosamente sus riquezas para no despertar la ira de los desangelados.

(...) La sociedad del odio: desempleo y violencia… la violencia ha crecido en las ciudades y en los suburbios. El modelo neoliberal ocluye la posibilidad de cambio, un sistema tan cerrado termina por explotar. Para un excluido del sistema de libremercado basta con comprar un revólver para transformarse en un delincuente y sentirse otra vez incluido en la sociedad que lo había expulsado como ciudadano. Ahora pertenece otra vez a ella, sólo en el modo de la delincuencia. Si antes no tenía un trabajo, ahora lo tiene. Si antes estaba abatido, hundido en la depresión, ahora lo vigoriza un odio sin fronteras. Si antes era un derrotado, un sub-hombre, ahora le temen. Si antes era inofensivo, inoperante, un desecho marginal y triste, un número arrojado al canasto, un desdichado más en la cola de los desdichados que buscan trabajo, ahora es agresivo, ofensivo al extremo, brutal. No padece la desdicha, la provoca.

El delincuente criminal asume la cara desembozada y cruel del sistema de exclusión. Cruel, irracional y generalizada. No odia -como odiaba el antiguo obrero explotado- a los patrones. Odia a todos. A todos los que tienen una casa. Una familia. A todos los que tienen las cosas esenciales de las que él fue privado. Odia, también, a la vida, porque piensa que se la han quitado. Sólo se siente parte de la sociedad cuando la agrede, cuando la lastima, cuando hiere el corazón de cualquiera de sus representantes… el kioskero de la esquina o un pequeño propietario a quien seguramente le guarda un destino simétrico al suyo, ya que tal vez mañana lo expulsen del trabajo que aún -escasamente- le permite sostener lo que tiene. Así las cosas, un delincuente crimínal -con solo un revólver, con sólo matar- ocupa la centralidad en el sistema que lo había escupido de sí. Vuelve a tener un ser: se siente alguien, alguien temido, odiado, perseguido, pero alguien. No se sentía así el día en que lo echaron del trabajo.

Ocurre que el odio -en la sociedad de exclusión- es más cruel que en la sociedad de clases. Más cruel e irracional. No tiene ideología. No se canaliza organizadamente: huelgas, movilizaciones, trabajo a tristeza, volanteadas, pegatinas… implicaban que se tenía algo que decir… se denunciaba una injusticia y se proponían los caminos (que podían o no incluir la violencia) para salir de ella. Hoy el excluído sabe que no saldrá de esto. Que esto es así. Que no se modifica. Peor, que se acentúa. Que este modelo consiste precisamente en eso: en acentuar las condiciones que hicieron del excluído un excluído. Así las cosas, sólo queda el odio… si bien el odio es una categoría del enfrentamiento de clases, su virulencia, su espesor estuvo siempre pulido por la ratio ideológica. No se odiaba todo, no se proponía destruir todo ni la violencia se postulaba como absoluta -contra todos- y con el plus estremecedor de la crueldad.

El excluído -también- tiene una relación de abierto conflicto con el incluido. Todo incluido ocupa el lugar que el excluido no tiene. Todo incluido es culpable. La relación ya no es entre clases. Es más personal, más individual, más íntima. Es de uno a uno. Es una sociedad de incluidos y excluidos todos y cada uno de los incluidos son culpables por la exclusión de alguien. Todo incluido tiene su simétrico excluido. Ocupa un lugar del que otro ha sido privado. Un lugar que si no lo ocupara pertenecería a otro, que no lo tiene porque el incluido lo posee. Ergo, no hay incluido inocente. De aquí el odio… si lo que creció es la violencia es porque lo que creció es el odio. Antes, el huelguista, el militante, el guerrillero veían en el Otro una representación cuasi abstracta: la patronal, el imperialismo, el sistema. Hoy el excluido ve, descarnadamente, a un ser individual, singular y culpable, o a un cómplice, o a un indiferente. También a alguien que se permite gozar la vida en un tiempo de desdichas masivas. Entonces, rabiosamente, lo golpea sin piedad. O lo mata. ¿Sólo nos resta el miedo? ¿El miedo y el desencanto?

Sobre la violencia legalizada, las guerras y la represión

En cuanto a la violencia sólo apuntemos aquí que requiere -siempre- a Dios en cualquiera de sus formas. Siempre se mata desde un absoluto: la Razón, el Estado, la Patria, la Religión, la Raza, el Hombre Nuevo, el Ser Nacional, el Mercado. Siempre se mata desde Dios o desde alguno de sus rostros secularizados. ¿Habrá que sacar a Dios del medio para acabar con la violencia? Hay que matar la imperativa exigencia de absoluto y unicidad que Dios impregna en cada concepto que se desprende de él… si Dios es amor, si lo absoluto es amor, si lo absoluto postula una relación y no un centro autosuficiente, un centro que niegue la sustancialidad sagrada de toda alteridad, tal vez entonces lo absoluto incluya lo uno y lo otro en la modalidad del reconocimiento. Este absoluto -cuya expresión política es la democracia- evitaría la violencia. Evitaría la voluntad de dominación, el deseo de sometimiento y su resultante: la voluntad de muerte. Se trata de quitarle justificaciones, legalidades a la muerte.

(...) Reflexiones sobre la pena de muerte: toda muerte violenta -ya sea la que comete el Estado fascista, el liberal, el revolucionario, el comando guerrillero, la patota neonazi o la muerte absurda y gratuita de los asaltantes callejeros de fin de siglo- es una aplicación de una pena, una pena concreta y notoria: la pena de muerte. Es esta pena la que le discutimos al Estado su derecho de aplicar…

Entre 1976 y 1983 la Argentina vivió bajo la impiedad de un Estado criminal. Regía una pena de muerte silenciosa, cruel, no explicitada, sin tribunales ni jueces. Todos sabían sobre los horrores cotidianos. De una forma u otra, con mayor o menor conciencia. La mayoría confiaba sobrevivir al margen de un estado de cosas que había llegado demasiado lejos. Y la certeza de no poder incidir en los acontecimientos convalidaba la actitud medrosa, cobarde, mezquina de dar vuelta la cabeza. El miedo no puede legitimar ninguna ética y sólo conduce a aberraciones insostenibles.

La mayor aberración radicaba en el conocimiento y la aceptación de lo que ocurría. Nadie ignoraba que el Estado aplicaba a mansalva la pena de muerte. Pero (y ésta era una de las justificaciones más fuertes) la aplicaba contra quienes también la habían aplicado o contra quienes habían sido sus simpatizantes, contra los que habían tenido algo que ver, contra los que “algo habrían hecho”. Lo que tranquilizaba a los buenos argentinos era: “el Estado mata culpables”. O “ellos lo quisieron así”. O “mueren en la ley que eligieron”. La ley y la única forma política en que la ley puede expresarse (es decir, la democracia) estaban fuera de moda. Absolutamente fuera del espíritu de los tiempos.

El que acepta la pena de muerte busca siempre -porque sabe que la necesita- una justificación poderosa. Todas, en última instancia, consisten en indagar en el Estado un paralelo de la crueldad de los homicidas. Si antes, fuera de la democracia, se dijo: “Los subversivos mataron, es natural que sean muertos”, y se aceptó la muerte silenciosa, hoy, dentro de la democracia, se pide la muerte estridente, con jueces, tribunales y medios de comunicación. El motivo es el mismo: “Estamos asustados”. La propuesta es la misma: “Maten para tranquilizarnos”… al Otro, siempre, hay que matarlo… antes la excusa era el ataque a las instituciones por medio de la subversión. Hoy la excusa es la infinita desdicha de un hombre a quien le han arrebatado la vida de un hijo… pero el padre que pide la pena de muerte para el asesino de su hijo no pide justicia, pide venganza…

El asesinato del Estado es tan bestial como cualquier otro asesinato. Y tiene el pavoroso peligro de acostumbrar al Estado a matar… el crimen del Estado no tiene ni la atenuante de la pasión. No hay crimen más frío, más deliberado, más cruelmente racional que el del Estado… es de una lentitud infinitamente cruel… de una premeditación enfermiza… un Estado que mata es un Estado enfermo… la erradicación de la pena de muerte es uno de los objetivos esenciales para la construcción de un Estado democrático, que debe estar siempre al servicio del respeto por la vida (…)

Cuando se discute con los defensores de la pena de muerte se suele decir: “toda persona es recuperable” (…) uno no sabe si toda persona es recuperable, sólo sabe que todos, absolutamente todos, merecen la posibilidad de recuperarse. Es esta posibilidad la que la pena de muerte clausura (…) nadie es uno de los actos de su vida, por horrendo o santo que haya sido. Ningún acto nos define para siempre. Siempre estamos abiertos y proyectados hacia el futuro. Y en ese futuro se juega nuestra salvación o nuestra perdición. La pena de muerte niega la primera de las posibilidades.

Para llevar el tema al espacio ético y político argentino: yo no creo que Alfredo Astiz sea recuperable… pero no le negaría la posibilidad de la recuperación. Y menos aceptaría su muerte a manos dela Justicia del Estado democrático (porque) se incluiría en el mismo espacio moral que el siniestro capitán de la ESMA… si matar está mal, ¿porqué milagrosa razón podría matar el Estado, y con ello, lograr el bien?

(…) El papel del sacerdote en la pena de muerte es tan indigno como el del médico en la tortura. El médico dice: “todavía puede aguantar más”. O dice: “llegó al límite”. O dice: “está muerto”. El cura dice: “Su alma está limpia. Ahora está en manos de Dios”. Lo obsceno es la relación que se establece con los verdugos. Cuando el cura le dice a los verdugos: “Su alma está limpia”, les está diciendo: “Pueden matarlo”. Está aliviando el alma de los verdugos. Es tranquilizador matar a un hombre que ya reposa, protegido para siempre, en el corazón de lo sagrado. Los verdugos se dicen: “Está en manos de Dios. Podemos sacárnoslo de encima sin culpa alguna”.

(...) Reflexiones sobre la guerra: hay un fenómeno sobre el que aún no nos hemos vuelto críticamente. La guerra. En ella, la pena de muerte no solo está legalizada sino que la muerte es la condición de la victoria… una guerra la gana el que mata más enemigos… que el enemigo. Podríamos concluir que el triunfo –en toda guerra- radica en una exitosa y masiva aplicación de la pena de muerte.

(…) en los orígenes delos pueblos siempre suele haber un hecho de armas. Se plantea, entonces, que la patria ha surgido de la guerra y que siempre que la guerra retorna lo hace para consolidar la patria… se termina identificando a la guerra con la nación. No es otro el origen del fundamentalismo bélico nacionalista… y para los estados guerreros quien se opone a la guerra es siempre un traidor (…) los orígenes de una nación no sólo tienen que ver con las armas, sino también con el lenguaje, con la cultura, con la valentía espiritual de aquellos que buscaron un rostro diferenciado al que luego llamaron patria.

Clausewitz lanza una poderosa frase: la guerra es la continuación de la política por otros medios... Clausewitz se equivoca: la guerra es el fracaso de la política. Es la desaparición de la política. O por decirlo más claramente: que la guerra es la sustitución de la política por la barbarie, por el crimen, por la justificación de la inhumanidad… además, ¿qué significa “por otros medios”? Es fácil decir que la guerra es la continuación de la política por otros medios. Pero es monstruosa y barbárica, la materialización de los otros medios. Los otros medios son vidas humanas sacrificadas. Y ver morir despedazado a un ser humano siempre será algo distinto a predicar la inexorabilidad o la belleza de la guerra desde la Universidad de Berlin (por Hegel).

En suma: la guerra coloca al militarismo, al armamentismo y a la barbarie criminal en el centro de los objetivos de todo país que incurre en ella. Los pueblos que desean la paz no deben prepararse para la guerra, deben prepararse para la paz (*). Que es menos gloriosa, menos wagneriana, que carece de timbales y trompetas, que no inspira grandes poemas épicos, pero tiene la simple y honda grandeza de respetar la sustancialidad de la vida.

(*) por Colmar von der Goltz en “La nación en armas”: “las naciones que desean la paz deben prepararse para la guerra”. El fundamentalismo bélico palpita en esa frase… reclama que se ponga a la guerra –y a los guerreros- en el centro de los objetivos nacionales.


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Mc Guevara o Che Donald's (Kevin Johansen)

Todos se dejan la barba y el pelo como él
pero no son como él
Todos declaran y hablan en nombre de él
como si fueran él
Yo me pregunto que estará pensando él
si pudiera ver
Cómo se llenan de plata hablando de él
sin saber nada de él
Todos se compran la remerita del Che
sin saber quien fue
Su nombre y su cara no paran de vender…
Parece McGuevara’s o CheDonald’s/Parece McGuevara’s O CheDonald’s

No es hermano de Fidel ni pariente de Pino’che’

el nació en la Argentina y salió a recorrer
No es de la época de Evita y a pesar del musical
nunca fue asistente de Perón, el General,
Yo me pregunto por qué le tocó a él
ser Jesucristo al final del milenio, che, eh, Che
(Y lo mataron como un perro en Bolivia)
Vuelve y vuelve mil veces al que matan así
o es que al final nunca muere
El que no teme morir
Parece McGuevara’s o CheDonald’s

Historia de la imagen del Che, de la revolución al marketing. Clarín. 28.12.05.

Why is che guevara such a pop culture icon?

Y ahora les recomiendo este artículo, tan rebelde y crítico como el mismísimo Che. Al Sr. Guevara Lynch de la Serna le hubiera gustado y seguramente habría invitado al autor a tomar mate y charlar (aunque en una de esas quizás después lo fusilaba). Horanosaurus.


Por Marcelo Birmajer. Clarín 20/04/13

“Para mis cincuenta años, mi hija me regaló una remera del Che Guevara”, me dijo mi amigo Gofe. “Ella tiene 25 años, y varias veces usó la remera del Che Guevara. A mí nunca me gustó, pero… la usaba ella. Qué voy a hacer. Ya es grande. Pero que me la regale a mí… para mis cincuenta años, a mí. No lo pude aguantar. Me descontrolé. Le pregunté si sabía de qué trabajaba el Che Guevara. Me dijo que trabajaba de revolucionario. Yo contesté que eso no era un trabajo. Que en algunas ocasiones, en contadas ocasiones, es una imposición de las circunstancias, un destino fatal o inevitable, pero no un trabajo. Los hombres y mujeres trabajan de maestros, de contadores, de mecánicos, de basureros; no de revolucionarios, eso es una circunstancia excepcional, no un trabajo. Y yo tengo la persistente sospecha de que el que se define como revolucionario, más que trabajar de eso, es alguien a quien no le gusta trabajar. Me refiero a levantarse a las seis de la mañana, llevar a tus hijos a la escuela, pagar la obra social, pagar los impuestos, y además no robar, no mentir y no matar. Porque incidentalmente el Che Guevara era médico, pero mató mucha más gente de la que salvó. ¿Y para qué los mató? En Cuba, ayudó a Castro a imponer la dictadura más duradera del mundo de habla hispana. Abolieron por completo la libertad de expresión. Encarcelaron a cuando disidente osó alzar la cabeza. Persiguieron a los homosexuales y los encerraron en campos de “reeducación”. ¡Los encerraron en campos de reeducación! Le pedí que se lo cuente a sus amigos que festejan la ley de matrimonio igualitario con la remera del Che Güevada, porque yo lo llamo el Che Güevada, el impulsor del hombre huevo. Porque yo viajé en el 97 a esa isla, y nunca vi a tanta gente haciendo huevo como la que vi en el centro de La Habana. No tenían trabajo, no sabían qué hacer, salvo venderme ron barato con etiqueta falsa. Y la prostitución… había escuchado toda mi vida que durante Batista La Habana era un prostíbulo gigante. Y no lo discuto. Batista era un dictador. Pero los Castro también son dictadores, y en el 97 La Habana era la ciudad con mayor oferta callejera de prostitución que yo haya visto en mi vida. No te miento, no soy un fanático, te estoy dando un testimonio vivencial. Pero lo que le recalqué a mi hija es que con el Che Guevara vivo, hasta la mitad de los 60, Castro y su cohorte encerraban a los homosexuales en campos de reeducación. Entonces no me festejes el matrimonio igualitario con la remera del Che Guevara. Ponete una remera de Somerset Maugham; de Oscar Wilde, si querés. Pero no te pongas la del Che Guevara. Por hoy no, haceme ese favor. Y no me la regales a mí, porque yo soy un pobre infeliz que no sale a matar nadie, ni se prosterna ante Mao, ni hace tabletear las ametralladoras, ni le gusta que haya dos o tres Vietnam. Yo prefiero Mar del Plata. Dos o tres Mar del Plata; en verano, preferentemente. Yo no sé qué habrá hecho el Che Güevada por vos, le dije a Sofi, pero yo me levanté todos los días de tu primario y secundario para llevarte al colegio, te pagué la obra social, las comidas, la vivienda, te llevé y te traje de los bailes, soporté a tus novios, y te compré un departamento. No me quedó un mango. Tu madre me caga a puteadas porque no fui capaz de ahorrar nada. Pero sobreviví a los noventa con el negocio textil, y quizás tus hijos lo puedan continuar, porque vos preferís las ciencias inexactas; no sé exactamente lo que hacés. Te respeto. Te banco. Vas a poder contar conmigo siempre. Pero no me regales la remera del Che Guevara. Porque el héroe soy yo. Yo me la banqué cincuenta años en este país, sin robar y sin mentir. Y te puedo asegurar que no fue fácil. Y te puedo asegurar que no es fácil. Por eso, querida hija, mi regalo para mis cincuenta años es que te pongas una remera con mi cara. Gofe sobrevivió cincuenta años. Mentime que soy tu héroe para mi cumpleaños. Porque salir a matar gente en el Congo, ¿sabés qué?, es más divertido que levantarse todos los días a las seis y cuidar a tus propios hijos. Hay que ver si al final de cuentas el gran sacrificio no lo hicimos los pobres diablos que elegimos vivir en paz y honestamente, y que uno de los grandes problemas del Che Guevara y sus acólitos era que no soportaban la vida cotidiana. Todavía no está todo dicho al respecto. Pero hasta que lo termine de descubrir, para mi cumpleaños número cincuenta ponete una remera con mi cara. Si querés, me podes poner: ‘Hasta la victoria de vez en cuando’. O ‘No siempre derrotas’”.
–¿Y ella qué te dijo? –inserté, dificultosamente, una pregunta.
–Creo que, por una vez, logré dejarla pensando –cerró reflexivamente Gofe.

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