domingo, 13 de febrero de 2011

Un Rastrojero en la SAGPyA



“Rastrojero” fue una publicación ideada por la junta interna de delegados de ATE (Asociación Trabajadores del Estado) de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (SAGPyA), que lamentablemente tuvo corta vida. Salieron 3 números y una edición especial. Su origen fue la recordada crisis de 2001 de la Alianza UCR-Frepaso, en medio de rebajas salariales y discriminaciones laborales varias. Cuando la gente cantaba “que se vayan todos” (los políticos, claro está), en los cacerolazos y asambleas populares, paradigma que estudiaran tantos sociólogos al pedo.

Después de tantos años recordé la patriada y me empeciné en recopilar sus números, incubados en el tesón de compañeros como Jorge Harvez, Gabriel Vidal Castro, Gabriel Maccagi y otros. “Rastrojero” se destacaba por su frontalidad en el tratamiento de los temas laboral y agropecuario. No temía meterse en los temas institucionales de la Secretaría y de la administración pública porque tener participación como trabajadores se sentía un derecho, igual que ser escuchados como técnicos en la voluntad por establecer una necesaria política agropecuaria nacional que hace décadas brilla por su ausencia, independientemente del color que gobierne.

Decía “Rastrojero” en su primer número que si bien su nombre aludía al recordado vehículo utilitario nacional fabricado durante el primer peronismo en una fábrica estatal cordobesa, también significaba “el que vive en los rastrojos”, el que vive en lo que queda de las cosechas... como los trabajadores, que siempre venimos de atrás.

Los principales artículos fueron dedicados al curro de los asesores políticos y su acumulación a través de los sucesivos gobiernos (las llamadas “capas geológicas”); a la denuncia de la discriminación a los técnicos de carrera y las cajas negras de la política; al colapso administrativo, la tercerización y el trabajo precarizado alentado por el propio Estado y la necesidad de participar para cambiarlo en favor de la sociedad. Casualmente o no, temas que ya mencioné en artículos anteriores sobre la Administración Pública Nacional en este blog: siguen vivitos y coleando porque los gobiernos que nos tocan no los solucionan. 

Datos irrefutables de la realidad indican que este gobierno kirchnerista -que se supone es popular- a pesar de controlar la APN (con el "desorbitado" Abal Medina al frente durante añares) permitió que más de la mitad de su personal continúe precarizado mediante contratos de obra mentirosos sin realizar concursos públicos. Y en el ámbito privado, que más del 30% sigan en negro (bravo, Tomada!) Para mi que mucho los trabajadores no le preocupan, ¿no? ¿Ud. que piensa?

Cuando no hay conciencia, vocación de luchar ni democracia real entre los trabajadores no alcanza con uno o dos dirigentes honestos, que te terminan diciendo "no podemos hacer nada" y te dan una palmadita cariñosa en la espalda cuando te quedaste en la calle. Todo termina en sus incontables pero placenteras reuniones de salón -tomando el te- con los elegantes funcionarios del statu-quo que te terminan matando con la indiferencia postergándote de su agitada agenda o ganando por cansancio. "No se puede hacer nada". Si no les alcanza, asustan a los más miedosos y reprimen a los  más rebeldes. El funcionario siempre guarda en el bolsillo alguna prebenda para que los gritones se callen y no jodan su carrera corrupta y egoísta. Por todo eso las ideas de “Rastrojero” fracasaron, como fracasó la movida de las asambleas y el cacerolazo. Y porque el gremio mayoritario en el Estado es UPCN, cómplice de lo peor, el imperio de lo amoral. Y porque ATE le empezó a copiar las mañas, enterrando los postulados independientes de Germán Abdala.

En la edición especial de "Rastrojero" citada arriba se publicó la charla que mantuvo parte de la junta interna de ATE-Agricultura en esa época con el eminente Ing. Agr. Horacio Giberti, contando jugosas anécdotas del ex Secretario de Agricultura de los gobiernos de Cámpora y Perón en los años setenta y vertiendo pensamientos en parte vigentes, en parte dignos de discutir sin miedo. Autor de obras como “El desarrollo agrario argentino” e “Historia económica de la ganadería argentina”, fue un verdadero pensador de los temas agropecuarios nacionales, al que cuando pueda dedicaré más espacio aquí.

A pesar de no haber participado directamente de la aventura de “Rastrojero” conozco a muchos de quienes estuvieron en ese proyecto. Integré con varios la comisión del período 2003-2005, a la que renuncié al tiempo por desaveniencias con algunos egoístas; esos que cuando logran un poquito de poder se quedan con alguna ventajita y se olvidan de "las conquistas sociales". Uno no debe quedarse en un lugar si para ser escuchado tiene que gritar. O cuando tus denuncias son negociadas por otras personas en otra sala ("deja que nosotros lo calmamos").

Hechas esas excepciones, valoro el esfuerzo personal de mucha gente que pone su tiempo y esfuerzo en la tarea gremial. Pero el tiempo muestra que las injusticias siguen acumulándose y los trabajadores seguimos detrás de los acontecimientos, a la defensiva de los políticos que nos siguen usando para ocultar su ignorancia y a la vez despreciando, mientras disfrutan impunemente de los privilegios del poder.

ATE sigue siendo la única alternativa válida para la defensa de los derechos de los trabajadores estatales y que la CTA a la que pertenece es hoy por hoy la mejor expresión política obrera militante argentina en la búsqueda de una patria justa, libre y soberana. Aunque ambas organizaciones tengan mucho que corregir, su sola comparación con las UPCN y la CGT coimeras, patoteras y traidoras las libra de todo pecado y las redime de todo mal (*).






















Abajo van unas fotos de cuando atronábamos los pasillos y veredas de Paseo Colón al 900 en la ciudad de Buenos Aires (sede de la SAGPyA, hoy Ministerio), pugnando por el raje de asesores corruptos y aumentos salariales. ¡Eramos tan jóvenes!

















Por último, vuelco aquí dos de los artículos de “Rastrojero” para tener al toque pero en los link pueden obtener los archivos correspondientes de los números 1 (recomiendo "Los asesores no se fueron, los curros tampoco"), el 3 (buena entrevista a Pablo Micheli) y la mencionada edición especial con Horacio Giberti, todo en pdf.


Editorial (Rastrojero Nro. 1)
Durante años los trabajadores de la SAGPyA tuvimos una Junta Interna cerrada y personalista. Pero también había compañeros que, desde adentro, se opusieron a tener una junta burocrática y que querían empezar a participar y cambiar las cosas.

Todos nos unimos contra el “déficit cero” y la rebaja salarial. En la elección interna del 4 de diciembre de 2001 terminamos con ese modelo sindical. Asumimos la Junta Interna compañeros con distintas ideologías, trayectoria y opinión política. Así nos fuimos construyendo en la diversidad pero, sabiendo que la unidad hace la fuerza, empezamos a caminar.
Nos pusimos el objetivo de hacer una Junta Interna:

*Fuerte, para luchar por todas las reivindicaciones de los trabajadores.
*Democrática y participativa, para consultar todos los pasos a seguir en asamblea y en reuniones ampliadas, respetando las decisiones y los mandatos.
*Sin privilegios para los dirigentes, sin “transas” a espaldas de los trabajadores.
*Unitaria, para que no haya divisiones entre planta permanente y contratados equiparados, que defienda a los afiliados de ATE y a todos los empleados, para unirnos a las luchas de los trabajadores del país.

Muchas veces nos encontramos haciendo cacerolazos en los pasillos y en el primer piso para que se vayan todos los asesores políticos y exigiendo transparencia. Enfrentamos los abusos en los sectores de trabajo, estuvimos junto a los reclamos de las maestras del Jardín, de ONCCA, de los inspectores de Pesca, logramos que no haya despidos y nos solidarizamos con los compañeros de limpieza. Nada de esto hubiera sido posible sin la participación de los trabajadores de la Secretaría.

Por supuesto, todavía hay muchas reivindicaciones por incorporar, tenemos debilidades y errores por corregir y hay objetivos que no alcanzamos. Pero sabemos que si nos unimos, si luchamos y nos organizamos democráticamente, podemos enfrentar el ajuste.

Ahora queremos la recuperación salarial: por la devolución del 13% ya y el retroactivo en pesos, por mejor distribución de U.R., horas extras para más trabajadores, tickets o la variante que sea.

Es una lucha difícil porque no vemos ni a Duhalde ni a las autoridades preocupados por resolver este problema. Más bien están abocados a seguir con el modelo impuesto por el FMI para pagar la deuda externa, lo único que les falta es intentar reemplazar la bandera argentina por la de Estados Unidos.

Desde el 19 y 20 cambió el país, se está hundiendo todo lo viejo. Entre todos los trabajadores y el pueblo tenemos que empezar a construir una alternativa distinta.

“Rastrojero” es una publicación abierta. Para destapar las pequeñas y grandes injusticias que nos afectan en servicios generales, en las oficinas, en las olvidadas delegaciones del interior. “Rastrojero” nace para fomentar el debate de distintas opiniones. “Rastrojero” puede servir para que se hagan oir los compañeros que llevan años en la SAGPyA con un sueldo miserable, de cuya experiencia se aprovechan las “capas arqueológicas” de asesores provenientes del PJ-UCR-Frepaso, con sueldos de privilegio.

Los trabajadores y trabajadoras tenemos opiniones y propuestas. “Rastrojero” es para expresarlas y seguir organizándonos en la lucha.

Luchas, gestiones, protestas y propuestas

El 4 de diciembre de 2001 asumió la actual Junta Interna, ganando los trabajadores el gremio para iniciar una etapa de democratización. A los pocos días se produjeron los hechos del 19 y 20 de diciembre y se inició en la sociedad un proceso de amplia participación y donde el pueblo creyó tener en sus manos el poder. En ese verano vimos Asambleas Populares en todas las plazas, cacerolazos y los trabajadores de Agricultura iniciamos una profunda denuncia contra los asesores y sub-asesores que formaban las distintas capas geológicas, y que afectaban el funcionamiento de toda nuestra Secretaría. No solo se llevaban la parte del león con altísimos contratos, sino que aspiraban a quedarse con funciones asignadas por viejas autoridades, y con la necesidad de oficinas y de jefaturas.

Esa fue una lucha donde participamos todos y de la cual nos sentimos orgullosos, no solo con el abrazo simbólico a la Secretaría sino con la reunión donde casi 100 compañeros llenamos el Salón Gris y planteamos nuestra posición delante del Secretario. Pero pasó el tiempo y la gestión de Paulón y luego de Delpech, no cubrieron las mínimas expectativas retirándose de la función pública, sin pena ni gloria.




¿Porqué nos llamamos Rastrojero? (Rastrojero Nro. 1)

Hace 50 años, cuando era presidente el General Juan Domingo Perón, el Estado Nacional comenzaba un proyecto industrial creándose “Industrias Aeronáuticas Mecánicas del Estado” (I.A.M.E.), sobre la base del patrimonio del Instituto Aerotècnico (ex Fábrica Militar de Aviones). Se materializaba la obra de tantos argentinos que creían en un país con industria propia la cual fue transformando a la ciudad de Córdoba, para convertirla en el polo industrial de mayor magnitud que supimos conseguir los argentinos y que no supimos conservar, en donde 11.000 trabajadores llegaron a trabajar y producir en casi una decena de fábricas que poseía esa empresa del Estado.

El vehículo “Rastrojero” fue uno de los más nobles productos y el más vendido por aquella empresa del Estado. Su historia comienza por el año 1951, y por una imperiosa necesidad de contar con un vehículo multiuso, que si bien apuntaba a tareas rurales se debía adaptar también a uso urbano, y que fuera además batallador. Con esa idea nace el “Rastrojero” como vehículo utilitario. Así fue que se comenzaron a construir los primeros “prototipos” en el taller de transporte de la Fábrica Militar de Aviones, mientras que un grupo de ingenieros, técnicos, mecánicos y proyectistas (todos trabajadores del Estado), trabajaron sin cesar para ajustar cada parte del mismo hasta lograr su rodaje y puesta en marcha. Estos dos rastrojeros fueron presentados en las ciudades de Buenos Aires, Rosario y Mendoza en el año 1952 y a partir de 1953 se logró una producción en serie que alcanzó los 1.080 vehículos de este tipo que se comercializaron en forma casi inmediata.

Los primeros Rastrojeros fueron equipados con motores Willys recuperados de los tractores Empire comprados como rezagos de guerra a muy bajo precio, pero que no se adaptaban para tareas rurales. Posteriormente el Rastrojero se lo siguió fabricando con el motor gasolero Borgward mientras que la cabina y el diseño del vehículo fue cambiando y mejorando en la medida que avanzaba su producción.

Ese vehículo era argentino, fabricado por el Estado, diseñado por argentinos y construido en el IAME con total intervención de la industria privada nacional. También debemos entender que el precio de un Rastrojero estaba más al alcance de las clases menos pudientes las que no podían llegar a una pick-up pero si llegaban al noble Rastrojero, y así veíamos que lo usaba el panadero, el repartidor de soda, el viajante, el agricultor y tantos más. Era tan versátil en sus aplicaciones que se utilizaba con éxito para cualquier actividad desde cargas en general hasta ambulancias para hospital.

Lamentablemente en pleno proceso de “reconstrucción nacional” (proceso que según algunos de sus enunciados se caracterizaba por rescatar los valores nacionales) se recibió el ultimátum mediante el decreto 1448/80 del Poder Ejecutivo Nacional , por intervención directa del ministro Martínez de Hoz de cerrar definitivamente las “Industrias Mecánicas del Estado” (IME), lo que había quedado del antiguo IAME, el cual era la empresa que en esos tiempos fabricaba este producto cuya demanda era constante en todo el país y (aunque en menor grado) en algunos países limítrofes.


Casi 3.000 obreros quedaron sin trabajo y cientos de autopartistas, la mayoría de la ciudad de Córdoba, quedaron a la deriva por el cierre de esta importante industria, perdiendo aquí los argentinos una capacidad de producción y una demanda de mano de obra inmejorable.

El balance de la empresa en los años 77-78, tres años antes de su cierre total, demostró la producción de 8.181 unidades, mientras que resultaron vendidas 7.897 y se poseía un plantel de personal de casi 3.000 trabajadores en las tres plantas: Metalurgia, Montaje e Instrumentos.

La historia del Rastrojero es parecida a todo lo que le sucedió al Estado Nacional. En aquellos años se decía que el vehículo “era una porquería, como todo lo que hace el Estado”, que era rústico y de poca calidad, y se lo comparaba con la Ford F100 naftera, y en la comparación perdía el Rastrojero pero nadie lo comparaba con otros autos diesel de su época como el Peugeot 404 o el Dodge Polara diesel, y en esa comparación ganó el Rastrojero que sigue circulando por todo el país mientras otros diesel ya desaparecieron.


Pero en definitiva del Rastrojero queda algo. Queda su espíritu, su lucha, su andar con fuerzas y se resiste a rendirse a la exterminación y al olvido y es así que se mantiene como fiel testigo de una Argentina industrial de otros tiempos la cual merece ser reconocida y nunca olvidada.

También el término “rastrojero” tiene para nosotros otro significado, que es el de los que viven en los rastrojos, los que viven de lo que queda después de la cosecha que se llevaron las administraciones políticas de las últimas décadas, se llevaron todo el grano y nos dejaron sólo el rastrojo para que nosotros podamos vivir… por eso también somos "rastrojeros".

(*) NdeH: pasados los años pienso mucho peor, después de las inútiles divisiones de la CTA, las peleas entre De Gennaro, Micheli y Yasky, su reunión posterior como si todo fuera igual, su disciplinamiento con la CGT empresarial de Moyano y "los gordos". O con la dependencia servil de ATE Capital de Catalano que festeja el kircherismo decadente y ladrón -enterrando los preceptos de Germán Abdala-.  

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