jueves, 11 de septiembre de 2025

Habemus Papam argentinensis XIV

 

En esta sucesión de entradas que denominé "Habemus Papam argentinensis" fui juntando subjetivamente novedades sobre el pontificado de Jorge Bergoglio que fueron surgiendo desde su asunción en 2013. Lo hice claramente influido por el hecho de ser un argentino que fue centro de la atención mundial con sus decisiones. Básicamente fue un ejercicio para fijar mis  lecturas sobre el tema deslizando emociones y, de rebote, como resumen provechoso para algún lector del blog.  

Horanosaurus: ni politólogo ni (mucho menos) teólogo. Un argentino común y corriente que recibió educación católica hasta los años 70 y terminó poco después siendo un 'no practicante'. Un desilusionado más de su iglesia, ese organismo tan conservador como imbatible. 

Si se detienen a pensarlo, cuando intentamos comprender la realidad que nos rodea, opinamos con efervescencia pero sin cabal conocimiento de las intimidades del poder que la manipulan detrás. Recién cuando podemos adivinarlas mínimamente nos damos cuenta de nuestra insignificancia como ciudadanos. Por eso, hay que tomar conciencia de eso y asumirlo con humildad (soberbios sobran). Como dice el meme:  

Partiendo de esa base, nunca pude entender como, una vez en el papado, Francisco recibía sonriente a lo peor de la política kirchnerista del momento: Cristina con todos sus secuaces -viajando en primera clase al Vaticano- poniendo cara de creyentes piadosos. Esos que al principio lo puteaban en colores y lo acusaron de entregador de gente a la dictadura de Videla cuando estaba en Buenos Aires. Los mismos  que se fueron del poder ricos pero dejaron a Argentina con un 45% de pobreza. Repetirían la hipocresía mutua Macri y Milei. Menos entendí cuando Bergoglio le dió un cargo en el Vaticano a Eugenio Zaffaroni, el indefendible ex-juez, un  inmoral a todas luces para el que una violación era tolerable si se cometía en la oscuridad. Tampoco porque respaldaba a pseudodirigentes de movimientos piqueteros y sindicalistas argentinos, vividores del dinero de los humildes, o recibía sonriente a empresarios y políticos bochornosos de otras partes. Bergoglio: nadie te pedía que echaras a los mercaderes del templo como hizo Jesús, pero tampoco almacenarlos ahí. 

Respondiendo durante 2024 a una carta al fiscal Dr. Luciani, que actuara en la causa Vialidad contra el kirchnerismo, Francisco admitió que no apoyaba el “lawfare” esgrimido por Cristina Kirchner y sus acólitos como excusa de su corrupción rampante. Pero había dejado pasar sin chistar que el kirchnerismo usara a su favor durante meses sus declaraciones -confusas y en contrario- sobre el tema hechas en C5N en marzo 2023. 

Bergoglio recibió sonriente al tarambana de Javier Milei, el aprendiz de autócrata que lo había tildado de "hijo de puta" y satánico. El mismo indolente que desprecia a los excluídos pero se agacha ante los poderosos. El Papa calló ante las barbaridades del dictador venezolano Maduro, no recibió nunca a opositores venezolanos ni cubanos para al menos escucharlos, con su tibieza aprobó la invasión rusa del autócrata Putin sobre Ucrania y ensalzó la herencia soviética, sangrienta si las hubo.

Muchos calificaron esos posicionamientos contradictorios del Papa como políticos, es decir suponen fueron parte de una estrategia. El problema es que -en gran parte- no fueron compatibles con los dogmas que sostiene su iglesia, convirtiéndose en mensajes confusos para sus 1400 millones de fieles. 

Creo que quedan en su haber el esfuerzo para integrar a la feligresía a las minorías discriminadas y las claras intenciones ambientalistas de su encíclica Laudato Si. Se animó -con algún titubeo- a la lucha contra la pedofilia que pudría las entrañas de la iglesia, pero se animó. Aunque poco pudo cambiar en el mapa mundial de la pobreza, su empatía con los excluídos por la sociedad y los jóvenes fue innegable. Hizo un blasón con su sencillez y el desapego a los bienes materiales, descartando en todo lo que pudo la pompa exhuberante que le resulta normal al Vaticano. Bergoglio mostró valentía para repudiar la venganza sangrienta de Israel sobre la indefensa población civil palestina de Franja de Gaza, a quienes trató de ayudar material y espiritualmente.

Como corolario personal, dado el reciente fallecimiento del papa Francisco, pienso que Bergoglio dio demasiados mensajes equívocos y que sus aciertos no llegaron a hacerle cosquillas a los poderes que manejan el mundo, colaborando su iglesia con el statu quo universal. Eso de cambiar algo para que nada cambie. Vaya uno a saber cual fue su real voluntad y si se sentía satisfecho con su labor.

Me parece lo mejor, otra vez, recopilar aquí una selección de balances de críticos más eruditos. La mayoría han sido opiniones tibias y alcahuetas sobre el quehacer y la personalidad de Francisco pero estas son más picantes en general. Son de lectura larga y ardua pero, les aseguro, ofrecen una concepción más amplia del papado de Bergoglio. Horanosaurus.

 

"El Papa bendijo a este gobierno (kirchnerista), bendijo a los corruptos, recibió a sindicalistas mafiosos, hizo todo lo posible para que Alberto Fernández ganara y tiene a (Juan) Grabois como vocero. Francisco se sacó fotos con todos estos y habilitó el actual esquema de poder. Hoy tiene que parar la violencia. Digo todo lo que digo con conciencia cristiana. No me pidan que sea hipócrita". Lilita Carrió en "Usurpaciones: el duro mensaje de Carrió a Francisco". El País. 06/09/20. 


Clarín. 27/04/25. Por John Carlin. El papa Francisco fue considerado un hombre de la izquierda y un hombre de paz. En los doce años que estuvo al mando de la Iglesia católica, la extrema derecha ha ganado terreno como nunca desde la época nazi y la cantidad de conflictos armados en el mundo se ha multiplicado por dos.

Esto debería servir de consuelo a los que se preocupan por que el sucesor de Francisco sea de derechas. No quiero decir con esto que la llegada al trono papal de un simpatizante del Opus Dei vaya a presagiar el auge de la izquierda internacional o una feliz era de paz planetaria. Lo que quiero decir es que el impacto del Papa sobre lo que ocurre en el mundo terrenal es limitado. No necesariamente innocuo, no siempre, pero bastante más limitado de lo que muchos creen.

¿Para qué sirve un Papa? Para influir en los corazones de los fieles. ¿Cómo influyo Francisco? Quizá ablandando los sentimientos de aquellos que aborrecían a los gays, o que no prestaban mucha atención a las penurias de los pobres. Difícil de medir. Pero lo que su legado demuestra es que los que piensan que el Sumo Pontífice influye de manera decisiva en la política se equivocan.

Veamos un par de países, Italia y España, donde la regla general es que los creyentes católicos votan a partidos de derecha. ¿Cambiaron de opinión sabiendo que Francisco no simpatizaría con ellos? No. Ahí esta la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni; ahí esta sumando votos con cada año que pasa el partido de ultraderecha español Vox.

¿Argentina? Bueno, Javier Milei insultó al Papa con mas rabia que Maradona a los ingleses, pero no le fue mal en las elecciones. Ahora Milei dice que fue un “honor” haberlo conocido, lo que podría indicar que Francisco obró un milagro. O que Milei calculó que mejor portarse bien con el tercer argentino mas conocido de la historia, después de Maradona y Messi.

En cualquier caso, Milei experimentó una conversión al cuerdismo. Reducir el papel del Estado sigue siendo lo mas cercano que tiene a una religión. Que Milei ahora habla bien del Papa en vez de maldecirlo no tendrá ningún impacto en las vidas materiales de los argentinos.

La pregunta sería si el Papa -cualquier papa- realmente lo quisiera, ¿podría incidir en la política o incluso en la economía? El precedente de Juan Pablo II, el polaco Wojtyla, indicaría hasta cierto punto que si. Su ferviente anticomunismo dio un impulso adicional al movimiento prodemocrático de su país y, en general, a la causa que acabo con el muro de Berlín. Guste o no, Wojtyla se la jugó.

Francisco no. Si no me sumo al coro de sus aduladores tiene que ver en primer lugar con lo que algunos podrían pensar que es una manía mía. No hay nada que haya impactado mas en mi conciencia que las atrocidades que cometió el régimen militar argentino entre 1976 y 1982. Viví ese siniestro ambiente durante tres de esos seis años y conocí íntimamente a los parientes de seis desaparecidos. Francisco nunca alzó la voz en contra de Videla, Galtieri y compañía. Casi nadie podía, es verdad. Para una persona normal las consecuencias de denunciar a los militares eran terroríficas. Pero Francisco no era una persona normal. Era el Padre Bergoglio, el provincial, o el jefe de los jesuitas en Argentina. Su cargo le daba una cuota de protección que los demás no tenían. Pero ni pío. Como el resto de la jerarquía de la iglesia argentina colaboró, en silencio, con la dictadura. En el mejor de los casos fue un cobarde.

Mi percepción de el, por poco que valga, se basa también en que, de las diez personas más valientes y admirables que he conocido en mi vida, cinco han sido curas, cuatro de ellos jesuitas. Estuve con ellos en El Salvador y en Guatemala durante las guerras centroamericanas de los años 80 y en Sudáfrica en los tiempos del apartheid. Con sus acciones y sus palabras se jugaban la vida todos los días.

Recuerdo a uno en Ciudad del Cabo que estuvo al frente de una marcha fúnebre para tres activistas asesinados por el régimen blanco. La policía empezó a disparar. Todos huyeron, dejando los ataúdes tirados en la calle, salvo el Padre Jerry. El no solo no se movió sino que, con el crucifijo en alto, les grito a los policías. “Fuck off! Fuck off! Fuck off!” El quinto de mis cinco curas magníficos fue cristiano pero no católico. El arzobispo Desmond Tutu actuó como el Padre Jerry infinidad de veces, denuncio el apartheid sin cesar y sobrevivió varios intentos de asesinato. “Si eres neutral en situaciones de injusticia has elegido el lado del opresor”, dijo una vez Tutu. Si el Papa Francisco conoció la cita, mucho caso no le hizo.

Pienso no solo en el oscuro pasado de Argentina sino en el oscuro presente ucraniano. Francisco dio la impresión de dar crédito a las mentiras del satánico Vladimir Putin y de aquel otro representante del maligno en la tierra, JD Vance, al que el Papa recibió y bendijo en su último día de vida, por el amor de Dios.

No llegó al extremo de decir, como Vance y su jefe, que Ucrania había iniciado la guerra pero si que “quizá había sido provocada” y que no era “un conflicto binario entre el bien y el mal”. Gracias, Santo Padre por la claridad moral. En otra ocasión se acercó aun más a la posición del invasor. Le dijo a los jóvenes rusos: “No olviden nunca su herencia.. ustedes son los herederos de la Gran Madre Rusia, sigan adelante”. El Kremlin, por supuesto, quedó encantado. El portavoz de Putin dijo: “Que el Papa hable al unísono con estos esfuerzos es muy gratificante”.

La interpretación más generosa de la actividad del Papa Francisco hacia el horror de la guerra de Ucrania es que se mantuvo neutral. Una vez más, a la hora de la verdad, fue un cobarde. Lo que no guita que haya sido también un hombre bueno. Si, si, claro que si. Pero un gran hombre, o un santo, como algunos ya claman, por favor, no.

Clarín. 26/04/25. Por Miguel Wiñazki.

(...) Después del europeísmo y teologal papado de Benedicto XVI, geométrico y doctrinal, Bergoglio, el hacedor del modelo del “cura villero”, llevó Macondo al Vaticano, pero decidió no volver a Macondo, su país tan partido, porque aquí la discordia es popular (...) Francisco fue también un teólogo, muy diferente a Ratzinger, pero no menor en el campo doctrinario. Logró distanciar al clero universal de la Teología de la Liberación que pretendía aunar marxismo y cristianismo en los años ’70, y articuló las profundidades de la Opción por los Pobres, sin promover lucha de clases, sino la cercanía a los humildes, la pastoral de los necesitados, para los necesitados y por ellos, según su visión y acción (...)

“Estamos ante el cónclave más dramático de los últimos 50 años”

Marco Politi, periodista experto en cuestiones vaticanas, columnista de grandes medios italianos y cadenas norteamericanas. Autor del best seller mundial “Su santidad” (1996) sobre Juan Pablo II junto a Carl Bernstein, periodista del caso Watergate-Nixon. También de “Francisco entre lobos: el secreto de una revolución” (2014). Clarín 03/05/25. Por Sergio Rubin.

(…) -¿Cuál es el legado del Papa Francisco? -Francisco es, por cierto, una personalidad contradictoria, pero fue un gran innovador en la Iglesia Católica. Abrió puertas. Por ejemplo, eliminó la obsesión de la Iglesia Católica por las cuestiones relacionadas con el sexo. No se discute más sobre las relaciones sexuales antes del matrimonio, ni sobre la píldora anticonceptiva. Decidió dar la comunión a los divorciados que vuelven a casarse. Otorgó el derecho de ciudadanía a los homosexuales en la Iglesia Católica. Fue el primer Papa que recibió en el Vaticano a un transgénero con su cónyuge. Y autorizó las bendiciones a las parejas gay.

-Aunque no pudo avanzar el otras… -Es cierto que no pudo avanzar en el diaconado porque había una gran oposición, pero permitió su discusión. Además, nombró a mujeres en cargos relevantes en el Vaticano. Y por primera vez en 1.700 años concedió a las mujeres y a los laicos en general el derecho de votar en un sínodo mundial (…)

-¿Puede suceder que los conservadores logren imponer un papa que detenga un proceso de cambios? -No sé si habrá un Papa moderadamente reformador o que ralentice el proceso de cambio. Lo que no habrá es un Francisco II. Porque Francisco tomó muchas decisiones imprevistas que les resultaban insoportables a los conservadores. Por ejemplo, la designación de mujeres en cargos en el Vaticano o la bendición de las parejas gay. Por tanto, tan audaz o más audaz que Francisco es impensable (...)

(…) La institución, especialmente en el hemisferio norte, está sufriendo una gran crisis en lo que respecta, por ejemplo, a la baja participación en la misa y en la confesión, y en la disminución de las vocaciones sacerdotales. Y los últimos tres papas, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco no detuvieron esa crisis. Pero no debemos olvidar que hay una diferencia entre los papas y la Iglesia (…) hay papas que son grandes comunicadores como Juan Pablo II o Francisco, que tienen una personalidad carismática y poseen una gran voz moral sobre temas importantes de la sociedad global. El tema de las migraciones, de la justicia social, de un capitalismo salvaje y de la paz. Hemos visto que en estos últimos tres años desde que comenzó la invasión de Rusia que Francisco clamaba por la paz en Ucrania (pero) ni Moscú ni Washington querían hacer negociaciones, llevar adelante un diálogo de paz, pero el sur global estaba con la línea de Francisco. Querían la paz y no estar ni con la bandera rusa ni con la bandera de la Alianza del Atlántico Norte.

Un control remoto desde el Vaticano para la pacificación
Clarín IEco. 27/04/25. Por Ignacio Zuleta.

¿Hacía falta que lo aclarase? La última expresión del papa Bergoglio sobre sus convicciones la escuchó Martín Guzmán. Fue una semana antes de la internación en febrero pasado. El Papa escuchó del exministro un adelanto del informe -que presentará el 16 de mayo próximo ya con un nuevo Papa- la "Comisión del Jubileo de la Deuda" que le encargó a Guzmán y al economista Joseph Stiglitz. "Quiero que quede claro que no soy comunista", dijo Francisco con el tono irónico de las definiciones sobre sí mismo que solía hacer sobre su condición de peronista.

Gilberto Carvalho, que fuera jefe de gabinete de Dilma Rousseff contó hace años que en la primera reunión que mantuvieron en marzo de 2013, a poco de ser elegido, Francisco se presentó con gracia "Soy el primer papa latinoamericano, soy el primer papa jesuita, el primer papa argentino, y también soy el primer papa peronista".

No importa ya, pasados los funerales del hombre, cuánto peronismo había en Francisco, debate que ha sido tendencia en estos días. Para quienes las anécdotas tienen sentido, el último aliento de Francisco fue ir el domingo a la plaza y saludar desde el balcón. Una evocación del último gesto de Perón el 12 de junio de 1974, cuando se despidió desde la plaza de su militancia, para morir un par de semanas después. Ni yanqui ni marxista, pe-ro-nis-ta.

Homenaje en el FMI. Guzmán reveló esa definición de Francisco el miércoles pasado ante el grupo de expertos sobre la deuda de los países de ingresos bajos y medio bajos en la Fundación de la ONU en Washington. Debió estar Roberto Carlés, exembajador en Italia y uno de los argentinos más cercanos de Bergoglio. Cuando estaba por subir al avión para ir a Washington, recibió la noticia de la muerte del Papa. La reunión fue una actividad paralela a la conferencia de primavera del FMI y el Banco Mundial.

La muerte del pontífice no ha implicado la suspensión de la presentación de mayo en el Vaticano del informe elaborado por Joseph Stiglitz (que preside la comisión), Martín Guzmán, Jeffrey Sachs y Stefano Zamagni, asesores del Vaticano desde los tiempos de Juan Pablo II. Un alarde de continuidad en la corte vaticana, que conserva aun rutinas monárquicas. Por ejemplo que, desde el momento de morir el Papa, cesan en sus funciones los titulares de los Dicasterios -equivalen a los ministerios- que quedan restringidos para ingresar a sus despachos hasta que se les renueve en el cargo o aparezca un suplente.

¿La organización vence al tiempo? Pensando en que sus iniciativas superen la fiera venganza del tiempo, Francisco dejó instrucciones con su letra diminuta -que fue disminuyendo con el paso de las últimas horas hasta perder la movilidad de las manos, señal del final inminente advertido por quienes lo acompañaron- para que el cambio de Papa no signifique el cambio de ciertos rumbos que él inició.

Uno es sacar la creación más reciente de la Universidad del Sentido de la dependencia de algún dicasterio, para hacerla depender del gobierno de la Santa Sede, a salvo de cambios en los dicasterios. Esa universidad internacional surgió de Scholas Ocurrentes, que nació al calor de la crisis argentina y propone desarrollar en los jóvenes las “habilidades blandas” desde una perspectiva antropológica, que reúna armónicamente el lenguaje de la cabeza con el del corazón y las manos. Esta rara pedagogía, que el tiempo pondrá más en claro por lo novedoso, es un producto con denominación de origen. Scholas está dirigido por los argentinos José María del Corral y Enrique Palmeyro. La universidad tuvo como organizador al argentino Hugo Juri, exrector de la universidad de Córdoba, y ex ministro de Educación de Fernando de la Rúa.

También Francisco dejó blindada una nueva singladura a la fundación Laudato Si, que organizó Carlés desde Roma pero que el Papa quiso que ahora se instale en Manila. Es una señal del interés de la Iglesia por atender la evangelización en Asia. De allí viene uno de los papables más mencionados, el ex primado de Manila Luis Antonio Tagle, que Bergoglio llevó a un alto cargo en el Dicasterio para la Evangelización. Su madre es china y le dicen, por supuesto, "El chino". Otra creación que tiene asegurada la sobrevivencia es el Instituto Universitario del Agua y el Saneamiento, que dirige el argentino Luis Liberman. Fue uno de los amigos más estrechos del Papa y viajó inmediatamente a Roma, donde acompañará el sepelio.

Bergoglio garantizó una Argentina en paz. El país ganó con Bergoglio una impagable década de paz interior que convierte a la Argentina en una isla de tranquilidad, una excepción en la región y en el mundo. La tarea de Bergoglio desde el poder y el liderazgo que tuvo sobre una amplia demografía visible e invisible fue arbitrar entre los factores de la confrontación para evitar que brotasen hechos de violencia como ocurrió en todos los países de la región con la excepción del Uruguay. La obsesión de Francisco era mantener la paz en un país que vivió hace 50 años un baño de sangre del cual le cuesta aún hoy recuperarse. Su obsesión se tradujo en una consigna que transmitió a las organizaciones sociales que se referencian en él, que ocuparon la calle desde finales del gobierno de Cristina de Kirchner en adelante. Desplazaron a las organizaciones de izquierda y a los sindicatos en la administración de la protesta.

El control remoto desde el Vaticano. Parte de esa pacificación fue la negociación con el gobierno de Cambiemos para la creación del salario complementario para los pobres a partir de la única emergencia que el gobierno de Macri dejó en pie al asumir (Ley de Emergencia Social, Economía Popular y Salario Social Complementario, diciembre de 2016) y otros acuerdos, como la creación del censo de barrios populares y la sanción de la revolucionaria Ley de villas. Fueron el instrumento político para que el país sea, hasta el día de hoy, una isla de solidez institucional que asegura alternancia de gobiernos de distinto signo sin persecuciones, exilios, prisión de presidentes en serie (Perú), destituciones (Brasil), desmoronamientos institucionales (Chile, Estados Unidos), estados de guerra interna (Colombia, Ecuador, Venezuela), dictaduras policiales (El Salvador), unicatos (México), amenaza de desmembramientos territoriales (Canadá, Panamá). La Argentina, aun perforada por la crisis de los indicadores de la economía formal, se ha salvado de todo eso. ¿Fue por el papado de Bergoglio? Es indemostrable lo contrario. El proceso de solidez institucional es anterior a Bergoglio, pero pudo no terminar así sin el control remoto desde el Vaticano.

Lo reclamaban más de donde había problemas. Hay quienes siguen preguntándose sobre las razones por las cuales nunca vino a la Argentina siendo Papa. Una razón estructural es que la Iglesia en la Argentina no tiene ninguno de los problemas gravísimos que tiene en el resto del mundo. La persecución de cristianos en regiones de Medio Oriente, Asia y África, con mártires de la fe cristiana, lo reclamaron en otras comarcas. Lo mismo que ese cáncer que ha sido la revelación de los abusos de religiosos sobre personas confiadas a su formación. En la Argentina hubo casos que han sido investigados y sancionados. Pero no en la dimensión y la gravedad de los que ocurrieron en Irlanda, Alemania Chile o Estados Unidos.

“No soy De Gaulle”. Pero hay una razón ligada a la intención de blindar a la Argentina de un retorno a la violencia de los años '70, evocada por los representantes de los dos demonios que siguen reivindicando aquella etapa como una gesta altruista. Fue un Papa peronista, como se lo confesó a muchos, además de a Dilma Rousseff, pero se enfrentó con todos los gobiernos peronistas, de Menem hasta Alberto Fernández.

Las mejores relaciones las tuvo con el gobierno de Cambiemos, con el cual negoció leyes fundamentales que pacificaron los ánimos de una oposición mayoritaria ante un gobierno de minoría como el de Mauricio Macri.

Pudo temer que venir a la Argentina pudiera convertirlo en prenda de conflicto y deshacer los esfuerzos de conciliación. Si venía bajo la presidencia de Cristina, la creciente oposición que la llevó a la pérdida del poder entre 2013 y 2015, lo hubiera convertido en un símbolo de agitación. Lo mismo pudo temer cuando gobernaba Macri. "No soy De Gaulle", les decía a quienes le preguntaban por su venida. Recordaba que, en octubre de 1964, la visita de De Gaulle a la Argentina había servido para una campaña del peronismo contra el gobierno de Arturo Illia. Las calles cantaban "De Gaulle es Perón", “De Gaulle y Perón, tercera posición” y “Perón y De Gaulle, un solo corazón”. Lo mismo pudo ocurrir si venía bajo el gobierno de Alberto, perforado por la peste Covid y los resbalones de la economía, que ya el voto había castigado en 2021.

No venir fue parte de un proyecto exitoso. Quizás el mejor momento fuera el actual gobierno, una administración más bien neutra e indiferente hacia el Vaticano pero que ha respetado los proyectos de Bergoglio. Sebastián Pareja, puntero premium del mileísmo, se hizo cargo del área que administra la Ley de villas y declaró que había sido una de las gestiones más prolijas del anterior gobierno. Los programas se han desfinanciado, como todos, pero se han mantenido después de ser prorrogados por todas las administraciones que siguieron a su sanción.

Desde ese ángulo, no venir al país tiene una explicación solvente que, hay que admitir, fue una de las grandes contribuciones al proyecto argentino de su papado. Quizás fue la mejor decisión para evitar un conflicto confesional que el país nunca había vivido antes.

El gobierno, a reglamento. Francisco se ocupó antes de morir de que sus proyectos tengan continuidad en el tiempo, que marcan mucho su opción por recetas que se apartan del liberalismo extremo que hoy sustentan los populismos de derecha. Es la razón, seguramente, de la reticencia del gobierno a acompañar con el brillo que suele darles a otros escenarios internacionales, el sepelio de Francisco de este domingo. Ese ánimo del gobierno de Milei se parece al que mostró Cristina de Kirchner el día cuando Francisco fue elegido. Solo después, algunos de sus funcionarios como Eduardo Valdés y Guillermo Moreno la hicieron recapacitar sobre la oportunidad histórica que significaba para el país esa exaltación de Bergoglio al Vaticano.

Que dice la comisión del Jubileo de la deuda. El documento sobre la deuda se conocerá en detalle en mayo. El diagnóstico describe la situación de por lo menos 50 países en "default del desarrollo": son países endeudados que no entran en default financiero porque dedican el dinero de nuevos préstamos a pagar deudas y lo desvían del destino productivo por el cual lo recibieron. En los cuatro capítulos propone reformas al régimen de jurisdicción de los nuevos préstamos, que están radicados en plazas como Nueva York. Allí los deudores pagan una tasa mientras discuten en los tribunales, que es tan alta que incentiva a los acreedores a demorar lo más posible los juicios. Esa tasa supera el 8% anual y fue calculada según la inflación americana de hace 40 años, cercana al 9%. Entre las reformas que propone figura una prohibición a los países de desviar el destino de nuevos créditos para pagar deuda. También propone formas de proteger a los países de los fondos que compran deuda defaulteada para medrar con los juicios, como ha ocurrido con la Argentina, país que no figura en la lista de los 50 analizados por la comisión del jubileo.

                      


Clarín 27/04/25. Por Ricardo Roa.

(…) El plato fuerte será en Provincia, donde se define toda la discusión del peronismo, que se queda sin la ayuda del Papa. Bergoglio era un refugio y un punto de referencia, sobre todo frente a Milei. Fallecido, se ha convertido en el Papa de todos. De Trump a Biden, de Lula a Milei, de antiabortistas a travestis. Aunque esta unanimidad irá decantando en valoraciones con matices.

El Papa ha tenido más de una vida. Ha sido Jorge, hincha de San Lorenzo, el padre Bergoglio, jesuita y de Guardia de Hierro, el arzobispo de Buenos Aires al que los Kirchner acusaban de reaccionario y de haber entregado a dos curas jesuitas a los militares. Y el jefe de una institución compleja y líder de una religión muy extendida. Para el mundo era Francisco. Para la Argentina era Bergoglio, y Bergoglio transparentemente peronista.

Francisco mostró sensibilidad por los pobres, los migrantes, los excluidos. Devolvió el pensamiento social a la Iglesia. A diferencia de Benedicto, intelectual refinado y conservador, entendió que la adaptación del catolicismo al siglo XXI no pasaba por un regreso al latín o, por el contrario, a la adopción de tecnologías digitales y se focalizó en los condenados de la tierra. Habló alto a los poderosos y logró reformas importantes, aunque falta una enormidad para dejar atrás la discriminación de las mujeres, y el castigo y prevención de abusos sexuales y de actos de corrupción.

En sus 12 años de papado, nunca quiso volver. ¿Por qué? Cuesta encontrar una razón. Seguramente no quiso ser atrapado por la grieta a la que paradójicamente no ayudó a superar. Fuera de aquí, Bergoglio trabajó para cerrar grietas. En la Argentina se pegó a uno de los bandos: el bando del kirchnerismo.

Ahora, en el duelo, aparece la oportunidad de reflexionar y pensar cómo se superan grietas y confrontaciones. Que sea “el argentino más importante de la historia” lo dirá el porvenir. En nuestro presente es una figura de extraordinaria gravitación. Quizás otros argentinos, como Borges desde la literatura, o César Milstein desde la ciencia, sean igualmente relevantes, y lo seguirán siendo por la genialidad de sus aportes. Los tres han fallecido fuera del país. Sería extraordinario que aprendamos a cuidar y cultivar la herencia de nuestras figuras inspiradoras. Que todo siga igual es igual a ir para atrás.

El adiós al Papa
Clarín. 27/04/25. Por Nicolás Wiñazki.

Cuando Cristina Kirchner visitó por primera vez al Papa Francisco en el Vaticano, un acontecimiento político de impacto nacional, le llevó como regalo unos zapatos usados. Eran del propio Bergoglio. Una familia amiga del dirigente Julio Alak, que también tenía una amistad con Bergoglio, le avisó al Gobierno que el nuevo Pontífice había olvidado ese calzado en su casa. Ella se los llevó a Roma como si fueran una novedad. Un obsequio extraño que Francisco agradeció con diplomacia clerical en la intimidad. Ese encuentro duró dos horas y media. Cristina lloró, el Papa le habló de la necesidad de "unir a la Patria Grande", del conflicto por las Islas Malvinas y de su marido fallecido, Néstor Kirchner. Fue una reconciliación. Los K habían designado a Bergoglio, en sus épocas de cardenal de Buenos Aires, como el "jefe de la oposición". El prelado enloquecía a la Casa Rosada dejando trascender que recibía en la catedral a la dirigencia de todos los partidos. Además, en un Tedeum del 25 de mayo del 2004, le había dedicado al matrimonio K una homilía crítica de la corrupción.

Más: Bergoglio les "ganó" una elección que fue crucial para el proyecto de los Kirchner. Fue él quien convenció al obispo emérito de Puerto Iguazú, Joaquín Piña, para que liderara una coalición de dirigentes opositores al gobernador de Misiones, Carlos Rovira, aliado de la Casa Rosada, que buscó reformar la Constitución para obtener la reelección indefinida. El mandatario peronista perdió con la lista de unidad ideada por Bergoglio y se terminaron así los diversos planes de "re-re" de otros gobernadores del PJ. Las relaciones con los Kirchner se habían roto, también, cuando el entonces vicario castrense, monseñor Baseotto, amenazó al ministro de Salud, Ginés González García, con "tirarlo al mar" por sus programas de prevención de enfermedades sexuales. La Casa Rosada emitió un decreto para removerlo del cargo. Bergoglio resistió.

Cuando fue elegido Papa, Cristina enfureció. Pero con el paso del tiempo prefirió capitular sin explicitarlo. Se rindió ante alguien mucho más poderoso que ella. Francisco aceptó la tregua. El detalle de los zapatos gastados es una historia mínima que describe el gran acontecimiento político que supuso para el entonces oficialismo que su "enemigo" llegara a la cúspide se la Santa Sede. El Papa, ya en su cargo máximo, victorioso, perdonó a los K y tejió alianzas con ellos para ampliar su poder en el país. Era un animal político, según lo describieron amigos siendo respetuosos de su liderazgo de Fe. Se definía como un "hombre de gobierno".

Con el ex presidente Mauricio Macri la relación también fue tormentosa. Siendo Arzobispo de Buenos Aires nunca le perdonó del todo que la Jefatura Porteña no impidiera, con una acción jurídica, que se realizara, justo en su ciudad, la primera unión civil entre dos hombres. Macri nunca se entendió del todo con Bergoglio, ni viceversa, más allá de la cordialidad de su vínculo institucional y de la amistad que monseñor tenía con varios dirigentes del PRO. Macri sintió el frío y la información fina que manejaba Francisco varias veces. En medio de una reunión entre ambos, el Papa fue directo: "Hay dos ministros de su Gabinete que no me gustan". Macri había viajado en compañía de su principal asesor, Marcos Peña. La charla había tratado una agenda vinculada a otros temas. Pero al ex presidente aquella crítica le quedó astillada en su cabeza. Tanto es así, que en una escala en el viaje de vuelta a Buenos Aires no aguantó la intriga y llamó desde un aeropuerto al Sumo Pontífice: "Francisco, acá estoy, con Marcos, volviendo al país. La verdad, nos quedamos pensando en aquello que dijo de los ministros que no le gustaban...". Francisco respondió con una frase lapidaria: "¡Ah! Noto que ya ha descubierto a uno de los dos", soltó, en obvia referencia a Peña. El ex presidente se sorprendió. El otro funcionario de Macri que Bergoglio no toleraba era el consultor y catedrático de la comunicación, Jaime Durán Barba, que en los hechos no tenía cargo, pero que era clave para la gestión. El mandatario argentino padeció más intrigas en la Santa Sede. Bergoglio, desde sus épocas de obispo, mantuvo relaciones de mucha confianza con notorios dirigentes del PRO como el ex senador Esteban Bullrich, o con la ex vice Gabriela Michetti. Pero el vínculo con el propio Macri era innegablemente menos cálido.

El 27 de febrero del 2016, Macri fue retratado por un fotógrafo oficial del Vaticano junto al Papa. Parecían dos personas en espejo contrarios de gestos. El Presidente sonreía. Bergoglio no ocultaba su fastidio. Macri nunca le encontró una explicación a lo que había pasado. Clarín, en base a fuentes inobjetables, supo que el ex presidente respondía “no sé”, cuando le preguntaban qué había pasado aquel día, y agregaba: "La reunión que tuvimos había sido muy buena. Y después él salió y tenía ese gesto complicado".

Francisco, a la vez, dijo frente a testigos que hablaron con Clarín: "Mauricio es un hombre de pocas palabras. En la reunión yo le hablé de varios temas y él respondía cortito y se callaba. Y así fue hasta que le dije: '¿Tenés algo más?' Me dijo que no y listo, terminamos. Todo habrá durado veinte minutos".

Él solía ser ambiguo cuando le preguntaban si era peronista. En una entrevista con Jorge Fontevecchia, en Perfil, Bergoglio contó que provenía de una familia "gorila", pero que después se "me licuó ese antiperonismo". Como sacerdote, fue confesor de una hermana de Eva Perón. Y siempre remarcaba que a la Iglesia lo atrajo del líder del PJ su doctrina social de la Iglesia. Para él, el peronismo era un "movimiento popular" y sumaba que lo más interesante fueron sus políticas de justicia social. En San Pedro, antes de salir a saludar a sus fieles, le susurraba pícaro a alguno de sus ayudantes. “Voy a salir a ‘peronchear”, aludiendo sin dudas a Perón en tono de broma.

Bergoglio se autodescribía como "hombre de gobierno". Desde que fue arzobispo de Buenos Aires, y después en el Vaticano, mantuvo muy buena relación con la dirigencia de la CGT. Solía convocar a secretarios generales de los gremios a reuniones en la Santa Sede. Hiperinformado, en un almuerzo con jefes del gremialismo argentino sorprendió al ex secretario general de los peones de taxis, Omar Viviani. En medio de un almuerzo con ese grupo sindical. de golpe hizo silenció, miró a Viviani y preguntó: "Omar, ¿gastaste mucho dinero, no?". Su interlocutor no entendió la pregunta. Lo hizo cuando Bergoglio, con sarcasmo, detalló: "Claro, gastaste plata en la campaña para que Sandri (Leonardo, ex hombre fuerte del Vaticano) sea elegido Papa. Pero gané yo". Hubo risas. No muchas.

El Papa tuvo un gran amigo que aún hoy es un dirigente de mucho poder en el PJ. Se trata de Juan Manuel Olmos, Auditor General de la Nación, y operador del partido en diversos ámbitos, muy influyente en la Justicia. Había casado a los padres de Olmos, lo había bautizado siendo bebé a él, con el paso de los años también lo casó con su pareja y bautizó más adelante a sus hijos. Olmos era un interlocutor privilegiado del Papa. Y era de los pocos que se animaba a hacerle bromas: durante la primera visita de Cristina Kirchner a Roma, Olmos y el ex secretario de Culto de las tres gestiones K, Guillermo Oliveri, también de su total confianza, fueron invitados a otro encuentro, en el que estaban presentes alrededor de unos cincuenta obispos. Oliveri le entregó en ese momento una remera de San Lorenzo que le había enviado Marcelo Tinelli. El salón donde todo había ocurrido estaba lleno cuando Olmos "chicaneó" a su viejo amigo: "¿Cantamos la marchita, Francisco?". Y el Papa sonrió: "Nooo, acá no".

Para Francisco, los gremios cumplían un rol esencial en la sociedad. Pero a la vez creía que los "descartados", como llamaba él a quienes habían perdido el trabajo, debían ser contenidos y organizados por los movimientos sociales. Fue por eso que le dio tanto apoyo a Juan Grabois o a los jefes del Movimiento Evita, como Emilio Pérsico y Fernando Navarro.

Ya en la Santa Sede, el Papa recibía también a miembros del Poder Judicial. Era amigo de Eugenio Zaffaroni y le dio espacio a un grupo de funcionarios judiciales de la agrupación K Justicia Legítima para que expongan en disertaciones en Roma. Al mismo tiempo, tenía vínculos con jueces más "ortodoxos".

El Papa, eso sí, nunca les perdonó a los Kirchner que intentaran vincularlo con la dictadura militar: "Me quisieron cortar la cabeza", les contó en 2023 a obispos de Hungría. Era amigo del fallecido Claudio Bonadio. El magistrado solía visitarlo en el Vaticano. Pero nunca lo contaba para que trascendiera en los medios.

Con Javier Milei la historia es más conocida y corta. El Presidente había destratado al Papa durante la campaña. Pero esta semana él mismo admitió que le había pedido perdón, a lo que Francisco le respondió: "Son errores de juventud". Hábil declarante.

El Papa decía que no le prestaba atención a la prensa argentina. No fue así. Leía todos los diarios nacionales. Era un rito que iniciaba a las 4:30 de la madrugada. Y terminaba cuando leía todos los diarios.

En un mundo dominado por la ostentación y el juicio, el Pontífice ofreció una lección de compasión y cercanía. The Washington Post. 23/04/25.

WASHINGTON.- No hace falta ser católico, cristiano o ni siquiera remotamente religioso para captar la profundidad de la humildad y la bondad simbolizada en el lavado de pies de otra persona. Es un gesto de extraordinaria intimidad entre un adulto y otro, y un gesto que obliga a una postura corporal que si no es de subordinación, al menos es de empatía y generosidad. Tanto en lo real como en lo metafórico, para hacer ese gesto los que están más arriba deben ser los que más se inclinan. Así que las imágenes del canoso papa Francisco arrodillado frente a una hilera de presos y migrantes para lavarles y besarles amorosamente los pies será una de las imágenes del pontífice que perdure.

En tiempos en que los líderes del mundo tienden a jactarse del tremendo poder que tienen mientras buscan la forma de acumular aún más, el fallecido líder de la Iglesia Católica, con sus 1400 millones de fieles en todo el mundo, desechó la idea de que de alguna manera era mejor, más sabio o más merecedor que cualquiera de sus prójimos. Su disposición a arrodillarse ante el menos merecedor de nosotros es una lección de lo que verdaderamente implica ser grande. Francisco les brindó a esos individuos un respeto sin calificativos, que no se ganaron por sus palabras o sus acciones, sino simplemente por ser seres humanos: con eso alcanzaba.

Dejemos de lado las sencillas vestiduras clericales de Francisco, las Sagradas Escrituras, la complejidad de la historia, y lo que queda es una forma de cuidado y de ternura poco común, pero que no tiene por qué serlo.

Ahora los recuerdos y los elogios empiezan a fluir, y la gente destaca su humildad, su facilidad para la comunicación, su sonrisa fácil, su capacidad para bromear con niños y estadistas por igual. En otras palabras, la gente admiraba que Francisco se negara a que su posición privilegiada lo aislara del bien común. La gente se maravillaba de su capacidad para tratar a todos con imparcialidad, en vez de petulancia o falta de paciencia. Les gustaba que no estuviera visiblemente enamorado de los tesoros y botines del Vaticano. Francisco parecía entender que por muchas capas de oro que blindaran a la Iglesia Católica, ninguna de ellas podía tapar sus fracasos. Solo un líder dispuesto a salir y hacer su trabajo —con torpeza, imperfección y franqueza— podía impulsar el cambio.

Estos no son los rasgos típicos de los políticos, líderes industriales ni hombres y mujeres que se han hecho a sí mismos. A la mayoría no se los conoce precisamente por reconocer sus errores: evitan disculparse por sus debilidades y malas acciones, y manejan, desvían y racionalizan creencias falsas, y gran parte del mundo los admira por ser duros, decididos o simplemente ricos. Y Francisco quedó prácticamente solo en el centro de la atención mundial por su extraordinaria hazaña de seguir siendo compasivo y humilde, contra viento y marea.

Francisco no transformó la doctrina de la Iglesia. Su apertura mental se evidenció sobre todo en su disposición a escuchar y participar. Que esto fuera bueno o malo para el catolicismo depende de cómo quieran que sea la religión que es un principio rector de sus vidas. ¿Es un conjunto de reglas que uno sigue o rompe, y por lo tanto es bueno o malo, pecador o no? ¿O la religión es una comprensión fundamental de que cada persona tiene un valor intrínseco y que la clave de esta vida es maximizar ese valor al máximo?

Francisco dejó bien claro que era un hombre y no un dios. Era imperfecto, y sus defectos y su disposición a admitirlos eran su fortaleza. ¿Quién era él para juzgar? Se preguntó al reflexionar sobre la relación entre la Iglesia y quienes se identificaban como parte de la comunidad LGBTQ+.

“Si aceptan al Señor y tienen buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgar?”, dijo en 2013. “No deberían ser marginados”. Pronunció estas palabras ante un grupo de periodistas casi encogiéndose de hombros, como si fuera algo obvio. Y ahora, en 2025, cuando quienes se diferencian de alguna norma predeterminada —pero especialmente quienes son transgénero— son insultados o violentados, aquel comentario despreocupado de Francisco resuena como una compasión vigorizante. Usó su púlpito para tenderle una mano al prójimo, y la mayoría de los poderosos no aprendieron de su ejemplo. Hoy, en 2025, muchos de ellos, que son escuchados y reproducidos en todo el mundo, parecen incapaces de resistirse a usar su poder para juzgar, para culpar, para señalar con el dedo y a expulsar a los otros. En su mensaje de Pascua, su última declaración pública, Francisco señaló: “No puede haber paz sin libertad religiosa, sin libertad de pensamiento y de expresión, y sin respeto por las opiniones ajenas”.

En los últimos días, su fragilidad era evidente, completamente humana a pesar de toda la seguridad y el ceremonial que lo rodeaban. Era un hombre mayor, que había estado a punto de morir durante una larga internación por problemas respiratorios, que convalecía en su casa y lo daba todo no solo por mantenerse con vida, sino por estar presente. A principios de abril, apareció vestido de civil, saludando a los visitantes en la Basílica de San Pedro: un anciano en silla de ruedas arropado en una manta rayada, y una cánula de oxígeno para ayudarse a respirar.

Sus médicos le habían recomendado reposo. Pero él estaba en el mundo, un lugar donde miles de millones de personas escuchaban lo que tenía que decir y observaban su forma de vivir y de luchar. Muchas de esas personas eran fieles católicos, solemnes creyentes que acudían a él en busca de consuelo, de guía, o de algo que está casi más allá de las palabras. Pero muchos otros lo veían simplemente como un hombre cuyo respeto por la vida no se basaba en la presunción de inocencia, sino en la fe en la redención. En un mundo violento, con tantas armas de metal, de plástico, de productos químicos, Francisco se esforzó con todas sus fuerzas por evitar que la religión moderna se usara como una lanza, especialmente cuando era apuntada contra los débiles.

“Los cristianos saben muy bien que solo afirmando la infinita dignidad de todos alcanzamos la madurez de nuestra propia identidad como personas y como comunidades. El amor cristiano no es una expansión concéntrica de intereses que poco a poco se extienden a otras personas y grupos”, escribió Francisco en su carta de febrero a los obispos de Estados Unidos. “El verdadero ordo amoris que debe promoverse es el que descubrimos meditando constantemente la parábola del ‘Buen Samaritano’... es decir, meditando en el amor que construye una fraternidad abierta a todos, sin excepción”.

“Pero dejar al margen esas consideraciones y preocuparse por la identidad personal, comunitaria o de nacionalidad de las personas, introduce fácilmente un criterio ideológico que distorsiona la vida social e impone la voluntad del más fuerte como criterio de verdad”.

Incluso desde en la cima de la jerarquía eclesiástica, Francisco rechazó la idea de que quienes están en la cúspide merezcan ir por ahí haciéndose los fanfarrones. Por el contrario, para Francisco son precisamente ellos quienes deberían consolar a los que tienen los pies cansados y apenas logran sostenerse.


Jorge Bergoglio se la envió al fiscal Luciani, autor del alegato en la causa por la que fue condenada la ex presidente. Fue luego de que éste le enviara otra en la que le decía que así se desprendía de declaraciones suyas. Luego lo recibió en el Vaticano. Clarín 09/06/25. Por Sergio Rubin.

Entre las críticas que se le hicieron al Papa Francisco por su condescendencia con Cristina Kirchner se cuenta el haber considerado que la ex presidenta es víctima del lawfare, es decir, de un armado judicial para perjudicarla políticamente. Unas declaraciones que Jorge Bergoglio realizó en marzo de 2023, durante una entrevista que le concedió al periodista Gustavo Sylvestre para el canal de noticias C5N con motivo del décimo aniversario de su pontificado, parecieron confirmarlo.

Sin embargo, acaba de trascender una carta que Francisco le envió al poco tiempo al fiscal Diego Luciani -protagonista del encendido alegato en la causa Vialidad por la que fue condenada la ex presidenta-, en la que niega tener esa posición. No obstante, admite que en la entrevista “aparece clara la insistencia reiterativa del locutor relacionando el lawfare con la situación judicial de la señora y al cerrar de ese modo el capítulo da la impresión de que yo estuviera de acuerdo”.

Lo central de la carta -que fue en respuesta a una de Luciani en la que defendía la tramitación de la causa tras haber escuchado la entrevista- y las circunstancias que la rodearon fueron reveladas por el periodista Nelson Castro en su programa en Radio Rivadavia. Clarín accedió a la misiva en la que Francisco le dice al fiscal: “Le confieso que me asusté porque no tenía conciencia de haber aplicado el calificativo ‘lawfare’ a la situación de la señora vicepresidenta”.

“Recuerdo que lo hice respecto de la situación judicial del presidente Lula da Silva, debido a que había recibido por dos veces a la comisión de abogados que se ocupaba de su liberación presidida por el ex canciller (brasileño Celso) Amorín”, señala el Papa. Y añade: “Esa comisión me explicó las irregularidades procesales que constituirían un verdadero lawfare, pero no recordaba haber dicho algo similar en el caso de la señora Fernández de Kirchner”. Por lo tanto, Francisco le dice que “ante la duda volví a ver el registro del programa” y le señala que “allí aparece clara la insistencia reiterativa del locutor relacionando el lawfare con la situación judicial de la señora y al cerrar de eso modo el capítulo da la impresión de que yo estuviera de acuerdo”. Al final, le agradece la carta que le posibilita hacer la aclaración: “Le agradezco nuevamente su cercanía que me permite evitar un error. ¡Gracias!”.

En la entrevista, el periodista le manifiesta que hay casos de lawfare que -dice- tienen como víctimas a “Lula, Correa, Evo y la actual vicepresidenta en Argentina”, y Francisco coincide en cuando a su existencia como operación política, judicial y mediática para que una persona no llegue a un cargo mediante la descalificación y sembrando la sospecha de que cometió un delito, pero menciona sólo un caso: “Así fue condenado Lula y lo metieron en la cárcel”.

El antecedente en plena campaña. No obstante, la propia Cristina no dejó pasar la oportunidad de vincular cada mención que durante su pontificado hizo Francisco del lawfare con su situación judicial. Por caso, mucho antes de la entrevista del Papa con el periodista de C5N, en medio de la campaña electoral del 2019 la ex vicepresidenta había difundido un video de Francisco en el que expresa su preocupación por la intervención judicial en la política. A través de un posteo en sus redes sociales, la ex presidenta y entonces candidata a vice de Alberto Fernández publicó un fragmento del discurso del Sumo Pontífice: "Imprescindible documento de Francisco sobre democracia nominal y el rol del Poder Judicial". A continuación, Cristina difundió un video: "Imperdibles 59 segundos de Francisco hablando de la manipulación del Poder Judicial con fines de persecución política a opositores".

El video en cuestión mostraba la participación del Papa en la jornada de cierre del congreso de dos días sobre "Derechos Sociales y doctrina franciscana" organizado por la Academia de Ciencias del Vaticano, del que participaron más de 20 jueces argentinos. Allí Francisco había asegurado que "no hay democracia con hambre, ni desarrollo con pobreza", y se mostró "preocupado" por el denominado "lawfare".

La carta del fiscal Luciani. En la carta que le envió al sumo pontífice y que generó la respuesta de Francisco, Luciani le exponía sus antecedes académicos y su carrera judicial y le señalaba que había tenido la gran oportunidad de ser invitado por la Academia Pontificia de Ciencias a participar como disertante en la cumbre de jueces y fiscales contra la trata de personas, que se realizó en el Vaticano en 2016. Y que “el escuchar su discurso me llenó de emoción (…) y me marcó para asumir mi vocación con valentía”.

“Quedan aún resonando las palabras ‘arriesgar el pellejo’, provocar ‘una buena onda que abrace a toda la sociedad de arriba a abajo’, ‘no dejarse atrapar por las telarañas de la corrupción”, le manifestaba y le contaba: “En mi despacho tengo enmarcado el documento que se elaboró en la cumbre y lo leo cada mañana al empezar mi jornada laboral”, tras lo cual defendió enfáticamente la sustanciación de la causa Vialidad.

“Junto a mi equipo de trabajo -indicó- hicimos un análisis exhaustivo de toda la documentación y la prueba recolectada, y durante el juicio oral y público, que duró más de tres años, pudimos comprobar, con suma tristeza, pero sin vacilar, que se había cometido el acto más grave de corrupción de la historia argentina: el desvío de recursos millonarios genuinos en beneficio de un particular: Lázaro Báez”.

En ese sentido, dijo que “en ese momento su mensaje motivador cobró un sentido especial y me ayudó para hacer frente al poder y para lograr que se condenara a los responsables de acciones tan viles. De hecho -puntualiza- cité varios pasajes de sus discursos en materia de corrupción a lo largo de mi alegato. Por ejemplo, me refería a ‘los peces gordos’ que quedan fuera de la ‘red’ de la justicia”.

Por otra parte, Luciani le cuenta que “el mismo periodista que lo entrevistó mancilló injustamente mi buen nombre y honor, y el de mi familia, para intentar desestabilizarme en la época de los alegatos. Nunca -destacó- tuvo el decoro de contactarse conmigo para informarse correctamente, como lo hace cualquier periodista serio”.

“Por eso, cuando lo escuché hablar de lawfare, sentí impotencia y desánimo, y la imperiosa necesidad de compartir con usted mi experiencia personal por simplemente hacer mi trabajo y cumplir con mi deber”, afirma. Y subraya: “En especial, quiero transmitirle la tranquilidad de que el lawfare no existió ni remotamente en esta causa.

Finalmente, el 19 de octubre de 2024 Francisco recibió a Luciani en una audiencia personal en el Palacio Apostólico en la que el fiscal le reiteró el impulso que fue para su tarea la cumbre de 2016 en el curso de una charla que describió como “muy amena y muy cálida” en la que “nos hizo chistes y nos regaló unos Rosarios”.

“Como muestra de mi agradecimiento le regalé un ejemplar de mi libro titulado ‘Corrupción: un atentado contra la democracia y los derechos humanos', ocasión en la que abrió grande los ojos y me dijo: ‘Yo estudio mucho el tema de la corrupción. Está en todo. Siga adelante con fuerza y valentía”.

Luciani le dijo a este cronista: “Fue un recuerdo que guardé en mi corazón, por eso no lo hice público hasta ahora”.

Donald Trump bromeó con ser papa, pero con León XIV le salió el tiro por la culata

La agenda de Prevost es de continuidad con la de Francisco y su pontificado puede ser visto como un contrapeso del presidente norteamericano. La Nación. 08/05/25. Por Guillermo Idiart.

La fuerte reacción de la extrema derecha de EE.UU. contra León XIV: un papa “woke” y “marxista como Francisco”

Varios referentes conservadores fueron muy críticos de Prevost, el primer pontífice norteamericano, a quien ven como un opositor a Trump. La Nación.

LAS ENTRADAS ANTERIORES DE "HABEMUS PAPAM ARGENTINENSIS":

21/03/13 - Habemus Papam argentinensis I
21/04/14 - Habemus Papam argentinensis II
22/11/14 - Habemus Papam argentinensis III
23/06/15 - Habemus Papam argentinensis IV
26/07/15 - Habemus Papam argentinensis V
06/03/16 - Habemus Papam argentinensis VI
23/11/16 - Habemus Papam argentinensis VII
29/11/17 - Habemus Papam argentinensis VIII
10/04/19 - Habemus Papam argentinensis IX
17/10/21 - Habemus Papam argentinensis X
23/04/22 - Habemus Papam argentinensis XI
29/03/23 - Habemus Papam argentinensis XII
31/01/25 - Habemus Papam argentinensis XIII

martes, 15 de julio de 2025

Israel: un estado terrorista 4


Nuevos capítulos de la irracionalidad en Medio Oriente. Es redundante repudiar el salvajismo de Hamas en su agresión inhumana del 7 de octubre de 2023, raptando y asesinando civiles israelitas. Esa agresión no tiene siquiera justificación política-estratégica si se piensa la debilidad militar relativa de ese grupo insurgente. Ni siquiera incorporando al análisis el odio racial puede aceptarse esa barbarie. A lo lejos y por más que busco información, no llego a entender en como Hamas se adjudica la representatividad de todo el pueblo palestino como para arrastrarlo al abismo con su impronta. No se porque asocio su soberbia a la de los Montoneros o el ERP, que se autoasignaban la vanguardia y la voluntad de los argentinos, burlándose de todo principio democrático. 

La agresión de Hamas pareció un contrasentido para provocar y justificar el otro salvajismo, el revanchista del autócrata Netanyahu y sus aliados ultras, arrasando con todo signo de vida en la franja de Gaza. Para que se entienda claramente: ya lo califican como un genocidio en el que han muerto más de 50 mil civiles palestinos. Es una aberrante limpieza étnica. Por si fuera poco, Netanyahu ha impedido incluso la ayuda humanitaria y no ha dejado hospital en pie para atender a los miles de mutilados. Lo denuncia la mismísima Naciones Unidas y califica el accionar como "asesinatos": no se trata de acciones de guerra (ver abajo). En otro alarde de locura política, el presidente israelita abrió otro frente atacando con todo a Irán en junio/25 con la excusa de su potencialidad en armas atómicas, cuando el propio Israel no quiere allanarse a protocolos/controles internacionales en la materia. Recibió como lógica contrapartida una andanada de misiles de la autocracia religiosa chiita, poniendo así estúpidamente en riesgo a la propia ciudadanía israelita, cuya inmensa mayoría se supone quiere vivir en paz pero -contradictoriamente- sigue votando al autócrata. 

Resulta increíble que un pueblo que históricamente fue perseguido y sufrió la tragedia del Holocausto permita a sus dirigencias esas prácticas inhumanas, cuando deberían ser un permanente faro de humanismo. El ministro de economía israelita, Bezalel Smotrich, llegó a decir que "puede ser justo y moral matar de hambre y sed" a los dos millones de gazatíes para que Hamas libere al resto de sus rehenes. 

Por si fuera poco esa política revanchista, atrae en la movida a otro mono con navaja para que sume más locuras: Donald Trump. Es irracional -no cabe otra definición- que el presidente de una nación-potencia de 340 millones de habitantes haya dicho públicamente que "todavía no asesinaremos al (líder de Irán) Ali Khamenei". ¿Ustedes toman conciencia de lo increíble de semejante afirmación? Es locura compartida la de esos dos tiranos: Netanhayu recientemente propuso a Trump para el premio Nobel de la Paz. No es un chiste.  

Coinciden los dos bandos extremistas con la misma falta de empatía por quienes dicen representar y defender: las atrocidades de Hamas y de Netanhayu solo concitan drama y muerte sobre ciudadanos palestinos e israelitas inocentes. 

Si uno se llevara por la irreflexión, debería consentir las bombas israelitas sobre Iran matando gente, porque los ayatollah pergeñaron el ataque a los argentinos en los 90 (AMIA y embajada de Israel). ¿Cómo puede una religión promover el odio o la muerte? Pero esto no se trata de jugar al TEG: hay sangre humana inocente en el medio. Los que deben rendir cuentas son los tiranos, esos que nunca pagan por las barbaries que cometen. 

Un párrafo aparte para esos pseudoperiodistas-opinólogos bien pagos de la TV (los Feinmann, la Plager, los Leuco y tantos otros). Aún no se si toman conciencia que son repetidores autómatas de la información malintencionada que dispensan internacionalmente los servicios de inteligencia fascistas israelitas. Esa gente no duda en poner impunemente una banderita de Israel al lado de una argentina, confundiendo nacionalidad con religión y religión con banderías políticas. No solo se olvidaron de ser periodistas sino de sentir como humanos, aceptando el revanchismo israelita sobre civiles palestinos desamparados. Mientras ellos hacen eso, el solo portar en nuestro país una bandera de la nación palestina en la vía pública puede causarte la cárcel con la policía de la Bullrich y Milei: ¿libertad de expresión diferenciada? ¿Que ley o edicto policial avala ese atropello? ¿Otra vez obediencia debida?

Como si fuera poco, nuestro presidente Milei, un delirante-ignorante, apoya sin eufemismos los asesinatos de los ultras israelitas para poder gozar de premios mentirosos que le concede su intelligentsia. ¿Porqué lo hace en nombre de los argentinos? ¿Cómo permiten la oposición política y las instituciones de nuestro país que ese neurótico tome decisiones diplomáticas en forma personal cuando deberían considerarse bajo estrictas formas morales y éticas y ser parte de políticas permanentes? ¿Nadie levanta la voz y le pone límites? Las diplomacias serias del mundo se limitan a advertir a las partes en conflicto pidiendo por la paz pero sin tomar partido burdamente. 

Esa imbecilidad podría incluso inmiscuirnos en un conflicto internacional. Lo hizo una vez el cleptómano Menem cuando enviara militares argentinos al Golfo Pérsico y algún otro conflicto, solo para agradar a los poderosos del momento. Eso nos costó caro pero es sabido: nuestros políticos nos siguen forreando porque los argentinos lo permitimos. Se debe a que nuestro promedio es el ombliguismo y la ignorancia; el resto lo hacen los defectos de la democracia moderna, que silencia el poder ciudadano. Por eso no somos serios, experimentando siempre de extremo a extremo. Por eso cunde la pobreza en un país rico y pertenecemos a la periferia.

Como hago siempre, adjunto artículos con ideas que me parecen superadoras y dignas de profundizar y reúnen, mayoritariamente, criterios e info que mi débil escritura es incapaz de expresar. Hay muchísimo más para leer y acercarnos a la verdad de este tristísimo drama. La gente de a pie poco podemos hacer para evitar estas tragedias pero al menos debemos ganarle a la indiferencia y ser críticos. Horanosaurus.  

La Unión Europea se endurece frente a Israel y le lanza una advertencia tras la muerte de mil civiles que buscaban comida en Gaza

Bruselas calificó de “indefendible” la matanza de palestinos y presionó a Tel Aviv a cumplir con el pacto humanitario; la ONU denunció que médicos y bebés mueren por inanición. La Nación 22/07/25. 

“Israel creó la situación perfecta para matar de hambre a la gente”, denuncia un trabajador humanitario desde Gaza

El coordinador de Médicos sin Fronteras en la Franja denunció una política “deliberada” del gobierno de Benjamin Netanyahu. La Nación 23/07/25. Por Rubén Guillemí. 

La Nación. 07/08/25. En una carta abierta que se difundió ayer en redes sociales, destacados historiadores, artistas e investigadores como José Emilio Burucúa, Graciela Fernández Meijide, Mariano Llinás, Rubén Chababo, Roy Hora, Hilda Sabato, Hugo Vezzetti y Marcela Ternavasio repudian la invitación del presidente Javier Milei al primer ministro Benjamin Netanyahu a visitar el país a inicios de septiembre. Acusan a Milei de “complicidad con la barbarie”. En la carta, el primer ministro israelí es descripto como un "criminal internacional", responsable de crímenes de guerra, de crímenes contra la humanidad y del posible delito de genocidio” y “uno de los peores dirigentes” actuales (...)

Clarín 14/09/25. Por Rodolfo Terragno. 

(...) En estos casi dos años, ha habido en Gaza al menos 66.000 muertos (sin contar los que estén sepultados bajo los escombros de decenas de edificios totalmente destruidos). Entre los 66.000 hay 1.600 trabajadores sanitarios, 310 miembros de las Naciones Unidas, y más de 250 periodistas (...)

-El ministro de Finanzas dijo que dejar morir de hambre a los dos millones de palestinos en Gaza sería “justificado y moral”.
-El ex diputado Moshe Feiglin pidió la ocupación completa de la Franja de Gaza, argumentando que “cada niño, cada bebé en Gaza es un enemigo”.
-El rabino Meir Eliyahu sostuvo: “No se debe tener piedad con los niños de Gaza; hay medidas que no queda otra que usarlas. Así lo quiso Dios. Si el Creador nos bendice diciendo que hay que borrar la semilla de Amalek, hay que aniquilar desde el bebé al niño. Es una guerra total” (...)

La Corte Penal Internacional emitió órdenes de arresto de Netanyahu por “crímenes contra la humanidad”. El Parlamento Europeo, invocando la “catástrofe humanitaria” de Gaza, ha sancionado esta semana una resolución destinada a suspender el acuerdo comercial con Israel y bloquearle todas las transferencias de armas (...)


Trump no entendió que el gobierno del premier israelí, su aliado, estaba embarcado en una política deliberada que empuja al hambre y al exilio a muchos palestinos gazatíes. The New York Times para InfoBAE y La Nación. 31/07/25. Por Thomas L. Friedman.

Ni el horror del ataque de Hamas del 7 de octubre justifica lo que el Estado de Israel hace en Gaza. La Nación. 28/06/25. Por Alejandro Katz. 

Nunca hasta hoy había hablado como judío. Intenté hacerlo siempre como ciudadano, como un igual entre iguales, como alguien preocupado por lo que nos es común, tratando de respetar a la palabra, de reconocerla como el bien más preciado de nuestra humanidad compartida, lo que nos hace ser lo que somos al instituirnos como individuos que son en tanto son con los otros, en tanto reconocen y son reconocidos.

Fui educado como judío; no fui educado en el judaísmo, no en esa versión del judaísmo que implica las formas, sagradas o profanas, de pertenencia a la tribu, sino en el judaísmo que se confunde con aquello que, imprecisamente pero sin vacilar, entendemos como humanismo.

El 17 de marzo de 1992 oí desde la editorial el estruendo de la bomba que destruyó la embajada de Israel en la Argentina sin imaginar que era una bomba, y descubrí con azoro el modo en que el odio tocaba nuevamente a nuestra puerta, la de los judíos y la de los argentinos. El 18 de julio de 1994 el horror se hizo presente en el rostro de un amigo que trajo la noticia de la destrucción de la AMIA por un coche cargado de explosivos.

El 7 de octubre –no es necesario decir el año: “7 de octubre” es ya el nombre de una nueva marca de lo innombrable– el 7 de octubre fue la desesperanza y la desesperación, la infinita tristeza por las víctimas y por el significado –los significados– de que fueran víctimas. Fue más de lo que puede decirse con palabras, porque las formas que tomó ese día la violencia sobre la vida y la violencia sobre la muerte, las formas de la humillación y del desprecio de lo humano, alcanzaron cimas que con dificultad pueden ser expresadas por el lenguaje. Y el 8 de octubre fue, junto con la tristeza, la indignación ante aquellos, muchos, que uno imaginaba compañeros de viaje –del viaje del pensamiento en el mundo de las ideas, del viaje de los principios e ideales en el mundo de la política– que fueron capaces de caer en el adversativo: sí, fue horrible... “pero”. ¿Pero?

De cuántas formas hemos dicho, nosotros, en la Argentina, en España, en el mundo, que no hay antecedente que justifique la crueldad, que nada explica la crueldad, que la crueldad no puede considerarse como algo causado por quien la sufre, haya hecho lo que haya hecho, que la crueldad es el Mal, que su origen está en quien lo causa, no en quien lo recibe.

Sí, el 8 de octubre fue, junto con el azoro, el encuentro, una vez más, con la propensión a justificar lo peor en nombre de otra cosa. Explicar no es justificar, me dirán, me dijeron. No es cierto, no siempre es cierto. Cuando la explicación convierte en agente del mal a su víctima, la explicación se vuelve justificación, la peor, porque pretende ocultar su nombre bajo la retórica de las ideas.

Luego vino todo lo demás. Todo lo demás es la destrucción infinita, no ya de Gaza, no ya de los palestinos de Gaza, no ya de mujeres y niños de Gaza, no ya de médicos y enfermeros de Gaza, la destrucción infinita de la humanidad, de aquello que, una vez más imprecisamente pero como siempre sin vacilar, nos constituye –¿nos constituía?– como lo que somos.

El horror del 7 de octubre fue de tal magnitud, el rechazo de las explicaciones del 8 de octubre fue tan intenso, que resultó difícil reaccionar ante lo que comenzó a suceder, ante lo que sigue sucediendo, lo que no acaba de suceder, interminable, inconcebiblemente. Pero difícil no es imposible: ya son hoy no cientos sino miles las voces, miles las voces judías alzadas contra aquello en torno de lo cual algunos quieren establecer una disputa léxica (¿es o no un genocidio, es o no limpieza étnica?) solo para esconder los hechos. Y los hechos son que Israel está cometiendo una masacre de las más abominables de nuestro tiempo, una masacre cuya dimensión tanto por el daño que produce como por la crueldad con la que lo produce, nunca –¡nunca!, es terrible saberlo desde hoy–, podrá ser olvidada.

(Ya no es posible hacer el repertorio de quienes han hablado y de lo dicho: los hay en el mundo de las ideas y de la política, los hay progresistas y conservadores, en Israel y fuera de Israel. Son voces valientes, que enfrentan a quienes quieren callar las críticas por medio de la rastrera extorsión de la Tragedia.)

Aun si el ataque israelí sobre Irán parece haber cambiado la agenda, la atención no debe apartarse de Gaza, por razones a la vez políticas y humanitarias. El Estado de Israel está cometiendo una masacre. Los crímenes ya no son la excepción sino la norma; quizá peor que los crímenes –¡“peor que los crímenes”!, hay que no ser una víctima para decirlo– sea la satisfacción que producen en muchos de quienes los cometen y en muchos de quienes los aprueban.

La formulación no fue casual: el Estado de Israel. No los ciudadanos israelíes, muchos de los cuales encarnan con dignidad la resistencia ante los abusos del Estado, no los judíos.

No es una exculpación, es la distinción que introduce preguntas: ¿hay algo en el judaísmo que explica lo que está haciendo el Estado de Israel? ¿O es acaso en la conversión de un pueblo en un Estado donde esa explicación se encuentra? También la pregunta más urgente: ¿cómo poner fin al horror, ya? Y la que se inaugura ahora: ¿cómo ser judío después de Gaza? Cómo ser aquello que nos gustaba ser: gente del libro, de las ideas, de las razones y de la comprensión, gente de los argumentos y del humor –los delegados de la Ironía en la tierra–, curiosos por estar siempre en territorios ajenos que despiertan asombro, deseosos de comprender al vecino en su diferencia y en su semejanza, queriendo ser iguales y orgullosos de ser diferentes.

Ya que no es posible la paz perpetua, la amistosa convivencia en todo lugar y en todo momento, contarnos entre quienes prefieren ser perseguidos que perseguidores: al perseguido le queda la esperanza de la fuga y la ilusión del refugio, el perseguidor está privado de toda esperanza. (Advierto las objeciones posibles y me pregunto si alguien es capaz de sostener que hubiera sido mejor ser un nazi que una de sus víctimas.)

Estaba bien filiarse sin jactancia en la genealogía de la admiración, aquélla cuyos nombres son parte principal del proyecto civilizatorio del occidente moderno. Nuestros amigos veían a través nuestro esa historia, esa tradición, esa vocación que, sin decirlo (aunque, reconozcámoslo, no sin cierta vanidad) queríamos encarnar y continuar.

Eso ya no es posible: los crímenes que comete hoy, ahora mismo, en el instante en que escribo esto, en que usted lo lee, los crímenes que está cometiendo Netanyahu en nombre de lo que llama el Estado judío, y que cobarde, abyectamente, defienden tantos invocando el judaísmo en lugar de la razón de Estado, esos crímenes serán, también, puestos en nuestra cuenta. No por ello vamos a justificarlos, no por ello vamos a ser parte de su comisión, no por ello vamos a dejar de denunciarlos como lo que son: crímenes abyectos y aberrantes.

Hacerlo no nos reconciliará con quienes nos hagan cargo del horror en Gaza, y sumará el desprecio de quienes se enorgullecen de ese horror. Pero decir en voz alta que esos crímenes no se cometen en mi nombre, en nuestro nombre, es el único modo de seguir siendo judío, un judío a la vez silencioso y orgulloso, un judío educado para decir: no, eso no, eso nunca.


 Destrucción de la cudad de Rafah. Franja de Gaza. Enero 2025.

¿La solución al problema de Israel-Palestina? El País-Clarín. 25/05/25. Por John Carlin. "El apartheid que se impone contra los palestinos es mucho peor de lo que fue el apartheid contra los negros en Sudáfrica. Mucho más cruel, mucho más indigno y mucho más salvaje (...) es lo más cercano a un genocidio real desde Ruanda en 1994". 

La maldita Tierra Santa. El País-Clarín. 13/07/25. Por John Carlin. "Son tiempos duros para ser palestino. Terroríficos si vives en Gaza. Pero, sin querer comparar, muy consciente de la enorme diferencia en cuanto a niveles de sufrimiento, son tiempos complicados para ser judío por el virus de antisemitismo, siempre latente, que se ha vuelto más agresivo". 

Israel, Gaza: mis verdades evidentes

La Nación. Opinión. 06/07/25. Por Samuel Cabanchik (ex senador, filósofo). Cada quien puede reconocerse siendo muchas cosas en diferentes niveles. Pero entre estos niveles se impondrán jerarquías de mayor o menor profundidad identitaria, al punto que la privación de algunas de ellas nos perdería a nosotros mismos en nuestra singularidad. Hay identificaciones esenciales que son significativas en una dimensión más personal que pública; otras en forma inversa; y unas pocas pueden gravitar por igual en ambos ámbitos: el público y el privado. Y bien, para mí ser argentino, judío y humano se integran hasta conformarme en lo que soy pública y privadamente.

El humano que soy se conmueve y se siente desgarrado por las muertes de las guerras; el argentino que soy se sabe menoscabado y desgraciado por la existencia de compatriotas condenados a vivir en la miseria o aún en la pobreza sin esperanza. ¿De qué se duele el judío que soy? En primer lugar del antisemitismo creciente en el mundo; incluso en nuestro país, al punto que hasta la hinchada de un club de fútbol así se manifiesta. Y estas manifestaciones de antisemitismo muchas veces se confunden con aquellas que suman sus voces y su militancia a favor de la desaparición del moderno Estado de Israel. Pero resulta que para millones de judíos de la diáspora entre los que me incluyo, la existencia de Israel y su desarrollo concreto en el corto tiempo de su modernidad es motivo de orgullo. No su actual gobierno y sus políticas; menos aún que pueda encontrar un argumento para sostener una ofensiva militar en la franja de Gaza que derive en masacre de poblaciones civiles, más aún considerando que la población palestina de ese territorio ya es víctima del gobierno de Hamas, perpetrador de la inhumana masacre de judíos en territorio israelí el 7 de octubre del 2023 – aunque no solo en esa ocasión.

¿Cómo nos sentiríamos los argentinos frente a otros grupos o naciones que bregaran por nuestra desaparición como estado nacional? ¿Acaso hubiera sido aceptable que en tiempos de la dictadura militar que padecimos desde 1976 a 1983 ser argentino fuera motivo de repudio por parte de los no argentinos? ¿Habríamos tenido que tener vergüenza de ser argentinos? Peor aún, nos hubiera dolido más encontrar argentinos que se avergonzaran de serlo por tener un gobierno que los avergonzara…

El humano que soy llora por igual las muertes en Israel y en Gaza; el judío que soy reafirma enfáticamente el derecho a la existencia de ambos pueblos en paz. Por otra parte, destacable es el pueblo de Israel, que sigue comprometido con la vida democrática en su país; que incluso se manifiesta masivamente a favor de la división republicana de poderes; que diferencia claramente los diversos campos de batalla, como recientemente durante el conflicto con la República islámica de Irán, en el que la ofensiva armada de Israel tuvo amplio apoyo mientras clamaba y sigue clamando por el cese de los combates en Gaza.

A quienes no somos parte de la ciudadanía israelí sino ciudadanos de otros países – y esto vale para judíos y no judíos –conviene la prudencia en los juicios y valoraciones, aunque más no sea por la dificultad que en contextos de guerra siempre tiene la verdad para manifestarse plenamente, cuánto más cuando median todas las distancias implicadas. Que la situación es compleja es una obviedad; a tal obviedad sumo estas, mis pocas verdades evidentes en nombre propio, que espero comprometan a una amplia mayoría: no al antisemitismo, sí a la existencia del Estado de Israel, a la del Estado palestino y a la de todos los estados de oriente medio, exigiendo que todos ellos acepten vivir en paz con sus estados vecinos, al punto de que sus pueblos reconozcan su humanidad en la del otro, del diverso, en la universalidad difícil de ser quien se es en su particularidad de origen y existencia. ¿Acaso no está allí incluso la esencia de la democracia, en la convivencia civilizada de quienes se quieren diferentes? Y en este punto lo que vale dentro de casa vale también fuera. Condena general debe caer sobre quienes no aceptan vivir en paz con el dispar. Ese es el desafío fundamental, la prioridad de este tiempo de riesgo extremo para la humanidad.


Naciones Unidas. Noticias ONU. 10/07/25. Casi a diario hay incidentes con víctimas, decenas de personas han muerto. Hoy fueron 15 los abatidos por el fuego israelí, apunta la agencia para la niñez. Además, aumenta el espectro de brotes de enfermedades y la desnutrición es rampante.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) denunció el asesinato este jueves de 15 palestinos, entre ellos nueve niños y cuatro mujeres, que esperaban en la cola para recibir suministros nutricionales para niños en la ciudad de Deir al Balah. "Se trataba de madres que buscaban un salvavidas para sus hijos tras meses de hambre y desesperación”, declaró Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF. “Entre ellas estaba Donia, cuyo hijo de un año, Mohammed, fue asesinado. Dijo que le había dicho sus primeras palabras apenas unas horas antes. Donia yace ahora en una cama de hospital, gravemente herida por la explosión, aferrada al pequeño zapato de Mohammed. Ningún padre debería tener que enfrentarse a semejante tragedia”, dijo.

Esta asistencia estaba siendo proporcionada por el Proyecto Esperanza, una organización aliada de UNICEF. Según los informes, otras 30 personas resultaron heridas, entre ellas 19 niños. “El asesinato de familias que intentaban acceder a una ayuda vital es inconcebible”, continuó Russell. “Las partes en conflicto no han cumplido con sus responsabilidades básicas de proteger a los civiles”.

Los niños se enfrentan a la inanición mientras crece el riesgo de hambruna. El número de niños desnutridos seguirá aumentando hasta que se reanuden a gran escala la ayuda y los servicios que salvan vidas.

Israel debe revisar sus normas de intervención. Según el derecho internacional todas las partes en conflicto tienen la obligación de proteger a los civiles, y garantizar el suministro seguro y sin trabas de la ayuda humanitaria. 

Russell instó a Israel a revisar “urgentemente” sus normas de intervención para garantizar el pleno cumplimiento del derecho internacional humanitario, “en particular la protección de los civiles, incluidos los niños, y que lleve a cabo una investigación exhaustiva e independiente de este incidente y de todas las denuncias de violaciones”.

UNICEF llamó nuevamente a un alto el fuego inmediato y duradero, la liberación de los rehenes, y a que todas las partes protejan a los civiles, incluidos los niños y los trabajadores humanitarios. “Los alimentos, el agua y los suministros médicos y nutricionales deben llegar a los niños de forma segura y sin demora. Las muertes y el sufrimiento de niños y civiles deben terminar”, puntualizó Russell.

La crisis sanitaria se agudiza. Hasta ayer miércoles, habían muerto en la última semana decenas de personas, incluido personal médico y sus familiares, pero los socios sanitarios de la ONU en Gaza siguen prestando atención de emergencia a pesar de los escasos recursos.

En toda la Franja de Gaza, mientras la población busca desesperadamente alimentos, se registran casi a diario incidentes con víctimas en masa, informó el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric.  Los hospitales, ya de por sí sometidos a una enorme presión, se esfuerzan por dar abasto y la falta de suministros esenciales, como combustible y medicamentos, está ejerciendo una presión aún mayor sobre unos equipos desbordados.

La guerra también ha tenido un efecto devastador en el personal sanitario. Según las autoridades sanitarias gazatíes, más de 1500 miembros del personal médico han muerto en Gaza desde octubre de 2023.

Llegan suministros médicos, pero se necesita mucho más. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que el martes entraron en la Franja de Gaza once camiones con ayuda médica, incluidos suministros quirúrgicos, dispositivos de asistencia, instrumental ortopédico y otros artículos médicos esenciales. Estos insumos se distribuirán a diversos centros sanitarios de Gaza.

"Las necesidades sanitarias siguen siendo inmensas. Se necesitan muchos más suministros médicos. Pedimos urgentemente la entrada sin trabas de combustible, alimentos y ayuda sanitaria a gran escala en Gaza a través de todas las rutas posibles", dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una publicación en las redes sociales.

Dujarric se hizo eco de ese mensaje, pidiendo la apertura de todos los cruces y corredores “para garantizar la distribución coherente, frecuente y a gran escala de la ayuda a las personas necesitadas, estén donde estén”.

Aumenta el riesgo de enfermedades. En el contexto de las dificultades de acceso, también aumenta el espectro de brotes de enfermedades mortales. En el norte de Gaza, diez pozos de agua han dejado de funcionar por falta de combustible, y otros 25 funcionan sólo parcialmente y podrían cerrar pronto. “La reducción de las horas de bombeo, de la producción de agua y de la recogida de residuos sólidos ofrece un terreno fértil para la propagación de enfermedades, especialmente entre las personas vulnerables, como niños, ancianos y mujeres embarazadas”, advirtió Dujarric.

Desde principios de marzo de 2025 no ha entrado en Gaza ningún artículo de higiene, señaló, añadiendo que la continua escasez de suministros de limpieza y saneamiento están afectando gravemente a la salud e impidiendo una respuesta médica eficaz.

El papa Francisco repudió las acciones del ejército israelí en Gaza. Israel criticó los comentarios del Papa, expresando que le resultan "decepcionantes" y "desconectados del contexto real de la lucha de Israel contra el terrorismo yihadista". Pg12. 22/12/24. 

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