Data previa necesaria: los responsables de las emisiones de gases que contribuyen al calentamiento global son: China 22,7%, EE.UU. 19,7%, Rusia 6,5%, Japón 5%, India 4% y Alemania 3% . Unos puestos más abajo, la Argentina con 0,57% (*). Se están agujereando las cañerías del mundo y los de más arriba se hacen los "distraídos" y no quieren pagar mas expensas. EE.UU., China, Brasil e India ni siquiera firmaron el viejo protocolo de Kioto, donde más de 150 países se comprometían a colaborar en la meta común de reducir la contaminación ambiental.
Siguen las reuniones, los poderosos siguen jugando a las escondidas y, por lo visto, estamos llegando a los 2º C de aumento de temperatura media del planeta que pondría la vida en peligro mediante desequilibrios biológicos y el agregado de inundaciones, sequías y devastaciones varias. En solo dos a tres décadas más. Parece que la supervivencia del hombre dependerá de los mercados también, dijo uno.
Una novedad positiva es que en algunos países grupos de privados están accionando judicialmente para que las autoridades tomen acciones para mitigar la contaminación y obtienen resultados que movilizan las cosas (ver abajo). La otra es la irrupción del Papa Francisco con su encíclica "Laudato si", hace unas semanas, donde aborda justamente el tema del cambio climático y como afecta a los más desprotegidos y a las nuevas generaciones. Este líder espiritual de millones trató poco condescendientemente a los líderes del mundo por soslayar el tema y les marcó la cancha cuando se acerca una cumbre internacional en París. No es moco de pavo (**).
Siguen las reuniones, los poderosos siguen jugando a las escondidas y, por lo visto, estamos llegando a los 2º C de aumento de temperatura media del planeta que pondría la vida en peligro mediante desequilibrios biológicos y el agregado de inundaciones, sequías y devastaciones varias. En solo dos a tres décadas más. Parece que la supervivencia del hombre dependerá de los mercados también, dijo uno.
Una novedad positiva es que en algunos países grupos de privados están accionando judicialmente para que las autoridades tomen acciones para mitigar la contaminación y obtienen resultados que movilizan las cosas (ver abajo). La otra es la irrupción del Papa Francisco con su encíclica "Laudato si", hace unas semanas, donde aborda justamente el tema del cambio climático y como afecta a los más desprotegidos y a las nuevas generaciones. Este líder espiritual de millones trató poco condescendientemente a los líderes del mundo por soslayar el tema y les marcó la cancha cuando se acerca una cumbre internacional en París. No es moco de pavo (**).
Merece saberse que unos meses antes había hecho su crítica Evo Morales, presidente de Bolivia, en el discurso que efectuó en la anterior cumbre realizada en Lima. Planteó una ecuación básica y elemental: ¿el imperialismo arrasó con todo para pasarla bien explotando al resto de la humanidad y ahora los países en desarrollo debemos ahorrar? Tan cierto como que le sirve de pretexto a muchos ahora creciditos para no comprometerse. Para completar, anexo abajo la visión del tecnócrata "progre" con Nobel Paul Krugman: dice que el problema a superar no son los intereses creados, en realidad, sino más bien la ignorancia premeditada de muchos poderosos. Horanosaurus.
(*) ya los mencionaba en una antigua entrada de este blog: un tercio de esta contribución no es culpa de los colectivos gasoleros porteños sino de las vaquitas ajenas proveedoras de inigualables asados pastando en las praderas y emitiendo metano. Ya saben que no todo es lógico en este 'Cambalache' del mundo; como que comer papas fritas, milanesas y salame casero todo el tiempo no es lo mejor para tu salud.
(**) "La política del papa Francisco ha impactado profundamente en la orientación de la política climática global, no solo en su contenido sino también a inspirar a muchos negociadores, que antes de Laudato Si tenían que rendirle cuenta sólo a sus cancilleres y no a sus hijos". Oscar Soria, organización Avaaz.
Rumbo al encuentro de París, en diciembre.
Todavía no presentó su plan para reducir el impacto que produce su actividad económica en la atmósfera. Clarín 28/06/15. Por Marina Aizen.
Hace 11 mil años que las temperaturas no eran tan altas en la Tierra, y esto se debe a la quema de petróleo, gas y carbón, lo que produce gases que atrapan el calor en la atmósfera. Si seguimos a este ritmo, en tres décadas nos habremos gastado todo el llamado "presupuesto de carbono", es decir la cantidad de emisiones que podemos seguir arrojando para que el aumento del termómetro quede en 2 grados centígrados, considerado como el límite de la catástrofe. Esto significa que no hay margen de espera y que todos deben hacer esfuerzos para bajar su impacto, incluyendo naciones como la Argentina que sólo aportan aproximadamente el 1 por ciento de los gases.
Hace dos años, en Varsovia, se acordó que todos los países hicieran propuestas voluntarias de mitigación y adaptación al cambio climático. En teoría, la fecha límite para presentarlas es en octubre. Pero qué va a decir la Argentina es un misterio. Y el interrogante no es menor porque lo que se diga en ese compromiso -conocido por una antipática sigla en inglés, INDC- equivale a la estrategia que se usará para desarrollarse en los próximos años.
Consultados por este asunto, en la Secretaría de Medio Ambiente respondieron a este diario con evasivas, llamados que no llegaron y excusas. Pero a otros actores les pasó algo similar. Recién la semana pasada llamaron a las ONG, aunque no les dieron ninguna información técnica. En unos días se convocará al sector privado y académico con una filosofía parecida. Esta ausencia de diálogo es significativa: si se firma un compromiso en la cumbre de París, ocurrirá el 11 de diciembre, cuando ya haya otro gobierno en la Rosada. O sea que en la confección de los compromisos de mitigación, cuyo cumplimiento deberá ocurrir a partir de 2020, tendrían que haber estado involucrados también los partidos políticos, aunque estos hablen -al menos por ahora- tan poco de la temperatura planetaria en sus discursos.
México fue el primer país latinoamericano en presentar sus INDC. Perú, Chile, Colombia y Uruguay, entre otros, están muy avanzados en sus procesos. Por ejemplo, Perú propone, entre otras cosas, reducir sus emisiones en 2030 un 31 por ciento. La línea de base para hacerlo, sin embargo, es difusa: se llama business as usual. Esto quiere decir que, si no tomara medidas de mitigación, sus emisiones aumentarían el doble para esa fecha.
Argentina puede ofrecer muchas cosas en sus escenarios de mitigación (por ejemplo, terminar con la deforestación, mejorar la eficiencia energética y repotenciar su capacidad de energía renovable, francamente envidiable y subexplotada), pero por ahora el foco de desarrollo -en cambio- parece seguir estando en Vaca Muerta, el yacimiento de petróleo y gas shale, que hay que explotar con el polémico método de la fractura hidráulica o fracking.
Cali Villalonga, presidente de la Agencia de Protección Ambiental de la ciudad de Buenos Aires y referente de la agrupación Los Verdes, dice que "el volumen de subsidios que recibe la energía nuclear y los hidrocarburos es enorme". Y agrega que, en cambio, "la energía eólica compite en cualquier mercado sin subsidios, igual que la biomasa. La solar está en el borde, con una curva que sigue en picada en materia de precios".
Haciendo un estudio del presupuesto 2015, la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) descubrió que el Estado nacional tiene planificado gastar 1 peso en fondos compatibles con la lucha contra el cambio climático contra 310 pesos para el sector de generación energética con combustibles fósiles. El 75 por ciento de los gases de efecto invernadero en el mundo se generan, justamente, en el sector de generación de energía, según un estudio del World Resources Institute. Pero en la Argentina un 40 por ciento de las emisiones corresponderían al campo. El dato preciso se conocerá justamente esta semana, cuando la Secretaría de Ambiente presente en sociedad el inventario actualizado de gases de efecto invernadero.
Hay que recordar que el año 2015 viene marcando temperaturas planetarias récord, un fenómeno del que nuestro país no está exento. Lo sabemos por la experiencia empírica (el otoño prácticamente no existió), pero porque también está medido. Según admitió la propia Secretaria de Medio Ambiente, la temperatura aumentó, por ejemplo, un grado en la Patagonia. Pero al hacer política con el cambio climático, el país parece estar parado más del lado de los escépticos que de los que ofrecen soluciones. "Argentina está asociada a los peores jugadores, que ven las negociaciones internacionales como una trampa", dice Villalonga.
Si bien es cierto que los países desarrollados han contribuido más a esta verdadera crisis ecológica, persistir en el uso de las energías fósiles es como quedar aferrado a una tecnología antigua. Como dice Enrique Maurtua Konstantinidis, de FARN, "sólo en materia energética, para la Argentina la contribución nacional puede ser la oportunidad de abandonar los obsoletos paradigmas del desarrollo y aprovechar inversiones duraderas para asegurar la soberanía e independencia energética en un futuro próspero y sustentable". Así es.
Daños
irreversibles en el ecosistema
Por Cristina Macjus | Para LA NACION
Suplemento Campo 04/07/15. "No hay dudas de la
influencia humana sobre el sistema climático. Si continúan las emisiones de
gases de efecto invernadero aumentará la probabilidad de impactos severos e
irreversibles en el ecosistema" afirmó de manera rotunda Jean Pascal van
Ypersele, vicepresidente del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático
(IPCC), organismo que depende de Naciones Unidas. Esta declaración fue hecha en
el marco de Foro Internacional sobre Cambio Climático, organizado por el
Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, y que reunió en la
ciudad de Buenos Aires a meteorólogos y otros especialistas locales y
regionales, entre ellos profesionales de la ONU y de la OEA (...)
Fallo histórico: un precedente clave
Clarín 28/06/15. Una corte de Holanda ordenó al Estado esta semana reducir 25 por ciento sus emisiones respecto de 1990, en un fallo que puede sentar un precedente en la legislación no sólo local sino internacional. Es la primera vez que la Justicia condena a un país por su huella de carbono. El proceso judicial guarda paralelismo con la causa Mendoza, mediante la cual la Corte Suprema ordenó limpiar el Riachuelo.
Como en la Argentina, fue un grupo de ciudadanos el que presentó el juicio al Estado por no hacer lo suficiente para prevenir el cambio climático. Se trata de la ONG Urgenda, que representó a un grupo de 900 demandantes. Ahora, que el resultado ha sido exitoso en Holanda, se espera la decisión de un caso parecido en Bélgica. También se está preparando una demanda judicial similar en Noruega y en Filipinas.
En un comunicado de prensa, Urgenda señaló que si bien Holanda, cuyo territorio sufrirá riesgos por el aumento del nivel del mar, una de las consecuencias esperables del cambio climático, "no puede resolver la crisis climática por si misma, debe ciertamente pagar su cuota justa. Históricamente, los Países Bajos han estado entre los más grandes contribuyentes per capita de emisiones en todo el mundo. La ciencia es clara: necesitamos prevenir que la temperatura de la Tierra aumente más de dos grados. En la actualidad, nos encaminamos a un aumento de 4 o, incluso, de 6 grados centígrados, lo que significa que será un planeta inhabitable".
"No sólo Urgenda y los codemandantes han estado esperando ansiosamente este veredicto, sino también los negociadores de las Naciones Unidas", indicó el comunicado. "Millones de personas ya están sufriendo las consecuencias del cambio climático y esperamos que nosotros, la gente que ha causado las emisiones y que tiene los medios para reducirla, intervenga mientras haya tiempo", dijo, por su lado, Marjan Minnesma, una joven pelirroja que fue la primera en presentar la demanda, en 2013. "Ahora, con nuestro veredicto en sus manos, los pueblos pueden empezar sus propios juicios climáticos", señaló. ¿Se replicará ésto en la Argentina?
Científicos, con la encíclica de Francisco
Clarín 28/06/15. La Unión Geofísica de los Estados Unidos, una entidad científica que ha estado a la vanguardia de la investigación de cambio climático, felicitó al papa Francisco por su encíclica, llamada Laudato Si. "La comunidad científica -afirmó- por mucho tiempo estuvo de acuerdo con que el cambio climático es uno de los desafíos más grandes que enfrenta la sociedad global y nuestra posición es que no hay ninguna duda de que la actividad humana está jugando un papel predominante en la modificación del clima y que hay que tomar medidas inmediatamente." "Nuestra esperanza es que un documento como la encíclica, que proviene de un líder de una comunidad religiosa que tiene miles de millones de fieles en todo el mundo, servirá para elevar la cuestión a un público que no está suficientemente al tanto de lo que sucede con el clima y promoverá el dialogo", agregó el documento.
Vaticano - Enciclica Laudato si
El Papa llamó al mundo a una urgente revolución verde
En su encíclica Laudato Si vincula el cambio climático, la degradación ambiental y la extrema pobreza con el actual sistema económico; habló de una "conversión ecológica".
ROMA.- "Escuchar el clamor de la Tierra como el clamor de los pobres." Es el grito que lanzó ayer Francisco en “Laudato si”, sobre el cuidado de la casa común, su primera gran encíclica, ya que la anterior, Lumen Fidei, fue escrita con su predecesor, Benedicto XVI. Con este esperado documento, el Papa irrumpió en el debate sobre el cambio climático e hizo un llamado a una "conversión ecológica". Además, volvió a denunciar un sistema mundial sin ética dominado por "poderes económicos".
En su encíclica Laudato Si vincula el cambio climático, la degradación ambiental y la extrema pobreza con el actual sistema económico; habló de una "conversión ecológica".
ROMA.- "Escuchar el clamor de la Tierra como el clamor de los pobres." Es el grito que lanzó ayer Francisco en “Laudato si”, sobre el cuidado de la casa común, su primera gran encíclica, ya que la anterior, Lumen Fidei, fue escrita con su predecesor, Benedicto XVI. Con este esperado documento, el Papa irrumpió en el debate sobre el cambio climático e hizo un llamado a una "conversión ecológica". Además, volvió a denunciar un sistema mundial sin ética dominado por "poderes económicos".
"Llama la atención la debilidad
de la reacción política internacional. El
sometimiento de la política a la tecnología y las finanzas se muestra con el
fracaso de las cumbres mundiales sobre medio ambiente", acusa el Papa
en la encíclica, de 187 páginas, que según el propio Vaticano fue el documento
papal más esperado de la historia.
"Los poderes económicos
continúan justificando el actual sistema mundial, en el que priman una
especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo
contexto y los efectos sobre la dignidad y el medio ambiente", advierte.
"De ese modo se manifiesta que la degradación ambiental y la degradación
humana y ética están íntimamente unidas".
La encíclica fue considerada una
virtual "bomba" por sectores conservadores de Estados Unidos, pero
recibió elogios de los científicos, las Naciones Unidas y los activistas
ambientales. En el documento, el Papa invita a todos, no sólo a los católicos,
a una "valiente revolución
cultural" que implique un cambio radical en el comportamiento de la humanidad,
con un estilo de vida más sobrio, solidario y menos consumista.
"La salvación de los bancos a
toda costa, haciendo pagar el precio a la población, sin la firme decisión de
revisar y reformar el entero sistema, reafirma un dominio absoluto de las finanzas que no tiene futuro y que sólo
podrá generar nuevas crisis después de una larga, costosa y aparente
curación", advierte, al aludir a la crisis financiera.
Citando la exhortación apostólica Evangelii
gaudium (La Alegría del Evangelio), el documento
programático de su pontificado, Francisco también arremete contra el laissez
faire de nuestros días. "Hoy,
cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado,
convertido en regla absoluta." "Es previsible que ante el
agotamiento de algunos recursos se vaya creando un escenario favorable para
nuevas guerras, disfrazadas detrás de nobles reivindicaciones", alerta.
Presentado ayer en sociedad en una
conferencia de prensa de altísimo nivel en el Vaticano, en este documento
magisterial el papa del fin del mundo no habla sólo de ecología, sino que traza
un planteo mucho más amplio, que tiene que ver con la "familia
humana" y su casa común.
Destaca que "la crisis
ecológica actual es una manifestación externa de la crisis ética, cultural y
espiritual de la modernidad". E invita a todos, no sólo a los católicos, a
una "valiente revolución cultural", que implique un "cambio
radical en el comportamiento de la humanidad" -con un estilo de vida más sobrio, simple, solidario, menos acelerado y
consumista-, así como a un cambio del sistema mundial, "insostenible
desde diversos puntos de vista".
"Hoy no podemos dejar de
reconocer que un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en planteo
social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente,
para escuchar tanto el clamor de la
Tierra como el clamor de los pobres", escribe el Papa, con lenguaje
accesible. "Nunca hemos maltratado
y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos",
denuncia. "Nadie pretende volver a la época de las cavernas, pero sí es
indispensable aminorar la marcha para mirar la realidad de otra manera, recoger
los avances positivos y sostenibles y, a la vez, recuperar los valores y los
grandes fines arrasados por un desenfreno megalómano", sugiere.
Titulada como el famoso cántico de
las criaturas de San Francisco Laudato
sí (Alabado
seas), en la que
se habla de la "hermana y madre Tierra", la encíclica subraya
"las raíces humanas" del deterioro ambiental de nuestro planeta. Esto
es resultado de la revolución primero industrial y luego tecnológica, que ha
provocado un calentamiento global que puede llegar a ser catastrófico, según la
mayoría de los científicos, y cuyos efectos devastadores castigan a los más
pobres del planeta.
"La
Tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de
porquería",
dispara el ex arzobispo de Buenos Aires, que en la primera parte del documento
hace un análisis de la situación actual de la Tierra, azotada por diversas
formas de contaminación, calentamiento global, constante crecimiento del nivel
del mar, eventos meteorológicos extremos, agotamiento de recursos vitales como
el agua potable, disminución de selvas, bosques y biodiversidad.
"Se ha vuelto urgente e
imperioso el desarrollo de políticas para que en los próximos años la emisión
de anhídrido carbónico y de otros gases altamente contaminantes sea reducida
drásticamente", asegura el Papa, que llama
a la utilización de fuentes de energía limpias y renovables. El mismo
Francisco había dicho en enero que esperaba que este documento pudiera ayudar a
lograr un acuerdo en la cumbre sobre cambio climático que tendrá lugar en París
en diciembre próximo.
El Papa menciona "la pobreza del agua", que se
da especialmente en África, así como el gravísimo problema de la calidad de
agua disponible para los pobres. Y critica la tendencia a privatizar este
recurso: "En realidad, el acceso al agua
potable y segura es un derecho humano básico", sentencia, fustigando a
la vez su derroche.
En todo el texto insiste en que "el deterioro del ambiente y de la
sociedad afecta de un modo especial a los más débiles del planeta" y
que todo es consecuencia del antropocentrismo, es decir, de haber puesto al
hombre como el centro de todo.
Como siempre atento a los más
postergados, Francisco asegura que hay una
"deuda ecológica" entre el Norte y el Sur. "La tierra de los
pobres del Sur es rica y poco contaminada, pero el acceso a la propiedad de los
bienes y recursos para satisfacer sus necesidades vitales les está vedado por
un sistema de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente
perverso", afirma. También critica duramente al "paradigma
tecnocrático" actual, que tiende a ejercer su dominio sobre la economía y
la política.
Francisco subraya asimismo que "los países pobres necesitan tener
como prioridad la erradicación de la miseria y el desarrollo social de sus
habitantes, aunque deban analizar el nivel escandaloso de consumo de
algunos sectores privilegiados de su población y controlar mejor su
corrupción".
CAOS
URBANO Y BARRIOS CERRADOS
En Laudato Si, el Papa se refiere
también al crecimiento desmedido y desordenado de muchas ciudades que se han
hecho insalubres para vivir, e incluye una crítica a la proliferación de
barrios cerrados. "En algunos lugares, la privatización de los espacios ha
hecho que el acceso de los ciudadanos a zonas de particular belleza se vuelva
difícil", dice Francisco en el documento. "No es propio de habitantes
de este planeta vivir cada vez más inundados de cemento, asfalto, vidrio y
metales, privados del contacto con la naturaleza", agrega.
"En otros, se crean
urbanizaciones ecológicas sólo al servicio de unos pocos, donde se procura
evitar que otros entren a molestar", remarca en referencia a los barrios
cerrados, realidad que ha ido creciendo en los últimos años. "Suele
encontrarse una ciudad bella y llena de espacios verdes en algunas áreas
seguras, pero no tanto en zonas menos visibles, donde viven los descartables de
la sociedad."
En el último capítulo de la nueva
encíclica, Laudato si, el pontífice da algunos ejemplos concretos para
cuidar el medio ambiente. La Nación 19/06/15.
"Queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos. Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra como decía San Francisco". El Papa Francisco en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. 09/07/15.
"Queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos. Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra como decía San Francisco". El Papa Francisco en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. 09/07/15.
Evo Morales, a las grandes potencias de la Cumbre del Clima: "No sean ladrones ni mentirosos"
El presidente de Bolivia fue el primer mandatario en hablar a los representantes de 194 países que buscan un acuerdo climático global en Lima. Por Víctor Ingrassia | LA NACION. Sociedad. Cambio climático. 09/12/14.
El presidente de Bolivia fue el primer mandatario en hablar a los representantes de 194 países que buscan un acuerdo climático global en Lima. Por Víctor Ingrassia | LA NACION. Sociedad. Cambio climático. 09/12/14.
LIMA (De un Enviado
Especial).- Las negociaciones de la XX Conferencia Mundial de
Cambio Climático (COP20) de Naciones Unidas comenzaron
este mediodía en Lima su etapa decisiva, con la instalación del diálogo de alto
nivel que abrió el secretario general de la ONU Ban Ki-moon y siguió con un fuerte
discurso del presidente de Bolivia, Evo Morales.
El presidente boliviano abrió
su presentación pidiendo a cada uno de los países "no
ser ladrón, no ser mentiroso y no ser flojo", de cara a los compromisos
para llegar a un acuerdo mundial sobre la limitación de la
contaminación de Gases de Efecto Invernadero (GEI), causantes del
cambio climático.
"No tenemos que robar lo
que les pertenece a los otros. Hay países que están siguiendo el patrón
capitalista, codicioso, depredador y concentrador de riquezas en una sola mano,
que genera pobreza y degradación. No hay que seguir esos patrones de consumo y gasto.
No nos robemos el espacio atmosférico", clamó Evo ante presidentes,
ministros y secretarios de gobierno de 194 países. Y continuó: "Estos
países del norte nos han robado desde la época de la colonia. Nos están robando
el futuro, para que los de abajo podamos desarrollarnos de forma sostenible. Si
los intentamos parar, nos apuntan con el dedo acusador. Están cometiendo el
ecocidio de la Madre Tierra".
NO SER MENTIROSO
En el segundo punto de su
polémico discurso, el presidente de Bolivia pidió que "los países no sean
mentirosos".
"No podemos continuar
negociando sobre cambio climático y luego que se mientan el uno al otro, cuando
en realidad no quieren hacer nada. No se hace lo que se
dice. No son éticos esos acuerdos que luego no se cumplen. Son mentirosos los
acuerdos que solo piensan en los negocios y no promueven la vida".
Por último, Evo pidió "no
ser flojo". "Los países desarrollados no quieren implementar pactos
de mitigación, adaptación y entrega de tecnología. Cada cual busca acuerdos individuales
y propios para su beneficio. Si los países desarrollados hubieran cumplido sus
acuerdos previos, no estaríamos en esta situación. Son los países que no
quieren hacer nada para apoyar a los quienes están en desarrollo. Quieren que
los otros hagan lo que ellos deberían haber hecho antes".
"La humanidad en su
conjunto carga con el peso de su fracaso después de 30 años de negociaciones y
acuerdos que no progresaron. Los países del norte nos han llevado a un terreno
infacundo (sic)", prosiguió Evo y aclaró: "Cargamos con el
sentimiento del engaño y conductas tramposas a la hora de decidir el futuro de
la humanidad. Han jugado con nuestras esperanzas y nos han movido como fichas
de tablero, las veces que se le antojaron"
PEDIDO POR LA MADRE TIERRA
"Nosotros nos sentimos
traicionados por acuerdos que nunca llegan. Nuestros pueblos ven el incremento
de la temperatura, los glaciares que se derriten, las sequías desoladas, las
inundaciones crueles que nos hacen más pobres. Seguimos en el mismo punto de
partida. Nada ha cambiado en estos 30 años, a no ser las señales de los
científicos que se ven devorados por el capitalismo", apuntó Evo que
irónico anunció: "Vamos a escuchar discursos que dicen que
estamos avanzando en logros, pero no es cierto".
Evo llamó a los pueblos a
"tomar el control de los gobiernos" para frenar esta caída, defender
la Tierra, la vida y la sociedad laboriosa que padecen a diario los problemas
del cambio climático. "Necesitamos otra sociedad planetaria, donde
el dinero no sea la medida de la riqueza. O cambiamos la sociedad capitalista
mundial o ella liquida la naturaleza y la vida misma", afirmó el
presidente boliviano.
Y concluyó: "El
medio ambiente es un derecho común de todos los pueblos, antiguos y modernos. Es
para la comunidad que debe ser administrada comunitariamente. La naturaleza
misma es comunitaria, pues beneficia a todos o perjudica a todos. La
comunidad es la única forma de restablecer la armonía de la naturaleza. Es
la salvación del medio ambiente, la vida y la Tierra".
IEco
15 JUN 2014 PRIMER NIVEL
“Los
costos económicos de combatir el cambio climático no son tan grandes como las
resistencias políticas”.
Por Paul Krugman (Premio Nobel de Economía 2008).
Tres cosas que sabemos sobre el
calentamiento global causado por el hombre. Primero, que las consecuencias
serán terribles si no adoptamos medidas urgentes para limitar las emisiones de
carbono. Segundo, que en términos puramente económicos las medidas no deberían
ser difíciles de tomar: bien hecho, el control de las emisiones probablemente
ralentizaría el crecimiento económico, pero no mucho. Tercero, que actuar es,
así y todo, muy difícil.¿Por qué es tan complicado actuar? ¿Por los intereses
creados?
Estuve analizando el tema y llegué a
una conclusión algo sorprendente: que no tiene que ver principalmente con los
intereses creados. Por supuesto, existen; la financiación de los sectores
hidrocarburíferos ha sido crucial para mantener la ilusión de que la ciencia
del clima es menos sólida de lo que realmente es. Así y todo, lo que hace que
tomar medidas racionales sobre el clima sea tan difícil es otra cosa: una
mezcla tóxica de ideología y antiintelectualismo.
Todo estudio medianamente serio sobre
el impacto económico de las reducciones de carbono –incluido el reciente de la
antiecológica Cámara de Comercio de EE.UU.– detecta costos a lo sumo modestos.
La experiencia apunta en la misma dirección. En los 80, los conservadores
sostenían que todo intento de limitar la lluvia ácida tendría efectos
económicos devastadores; en realidad, el sistema cap-and-trade para
el dióxido sulfúrico tuvo gran éxito a un costo mínimo. Los estados del Noreste
tienen un acuerdo de tope y canje para el carbono desde 2009, y en todos estos
años las emisiones cayeron mucho, mientras sus economías crecían más que el
resto del país.
¿Pero proteger el ambiente no
impondría costos a algunos sectores y regiones? Sí, claro. Pero no tanto como
pensamos. Consideremos, en particular, la tan mentada “guerra al carbón”. Es
cierto que reducir (y, a la larga, eliminar) la energía a carbón, perjudicaría
a regiones que dependen de empleos carboníferos. Lo que pocas veces se menciona
es que hoy por hoy quedan poquísimos de esos trabajos.
En los años 70 había más de 250.000
trabajadores en las minas de carbón de EE.UU. Desde entonces, dos tercios de
esos empleos se fueron, no porque hubiese bajado la producción –subió– sino
porque la mayor parte del carbón hoy proviene de minas a cielo abierto con
menos trabajadores. Hoy, el carbón representa apenas una dieciseisava parte del
1% del empleo total de EE.UU.; suprimir todo el sector eliminaría menos puestos
de trabajo que los que el país perdió en una semana promedio durante la Gran
Recesión de 2007-9.
Los dueños de las minas y de las
centrales eléctricas a carbón tienen un interés financiero en bloquear la
política ambiental, pero aun en ese caso, los intereses especiales no parecen
tan grandes. Entonces ¿por qué la oposición a la política climática resulta tan
intensa?
Bueno, pensemos en el punto de vista
de alguien que creció creyendo que la búsqueda incansable del interés propio
siempre es buena y que el Estado es siempre el problema. Y por otro lado unos
científicos declaran que la búsqueda irrestricta del interés propio destruirá
al mundo, y que la intervención del Estado es la única respuesta. No importa
cuán moderada sea la intervención propuesta: es una amenaza a la visión liberal
del mundo. Y la reacción natural es la negación indignada. Con solo leer o
mirar cualquier debate sentiremos la furia implacable de los negadores.
El hecho de que las inquietudes sobre
el clima se basen en el consenso científico aviva el antiintelectualismo, que
siempre ha sido una fuerza poderosa en la vida estadounidense, especialmente en
la derecha. No sorprende que tantos políticos y eruditos de derecha rápidamente
hablasen de teorías conspirativas, acusando a investigadores de todo el mundo
de fraguar un enorme engaño cuyo propósito real era justificar una acumulación
de poder de los Estados.
Así, el verdadero obstáculo cuando
tratamos de enfrentar el calentamiento global es la ideología económica
reforzada por la hostilidad anticientífica. En algunos sentidos, esto facilita:
no tenemos que obligar a la gente a aceptar grandes pérdidas económicas. Pero
sí tenemos que superar la ignorancia premeditada, lo cual es más difícil.
BONUS TRACK: conclusiones de Pino Solanas y Paul Krugman sobre la Cumbre de París.
Debate – Cumbre
del Clima
La deuda argentina es cambiar la matriz energética
Por Fernando Pino Solanas (senador nacional y presidente de la Comisión de Ambiente del Senado). 20/12/15.
Por Fernando Pino Solanas (senador nacional y presidente de la Comisión de Ambiente del Senado). 20/12/15.
La Cumbre del Cambio Climático que se realizó en París se recordará por la permanente movilización de las organizaciones ambientalistas que hicieron llegar sus requerimientos. Entre ellas, el Tribunal Internacional por los Derechos de la Naturaleza, donde participamos junto a personalidades como Vandana Shiva (India), Alberto Acosta (Ecuador), Pablo Solón (Bolivia), Joan Martínez Alier (España), entre otros.
Durante la Cumbre los líderes dijeron cosas maravillosas, pero en los debates demostraron mantener su mezquindad de siempre. EE.UU. y China emiten el 45% de los gases de efecto invernadero y sumados a Europa, Rusia, India y Japón, llegan casi al 70%. La Cumbre climática se empantanó al discutirse cómo se indemniza el daño causado y cómo se financia el paso hacia las energías renovables. Todos saben que el Senado norteamericano con mayoría republicana nunca le aprobará a Obama indemnizar los daños causados.
Por ello es preocupante el fingido optimismo que se trata de instalar sobre el denominado “Acuerdo de París”, en el cual no aparecen siquiera nombradas las palabras “combustibles fósiles”, “petróleo” y “carbón” y la fenomenal deuda climática del norte hacia el sur brilla por su ausencia.
Por su parte, Argentina llegó a esta cumbre sin haber promovido un debate serio sobre el proyecto energético nacional y el cambio de nuestra matriz energética, cuyo 90% son energías fósiles. Su plan estaba a contramano de la tendencia de la COP21, que es reducir la producción y consumo de hidrocarburos, y proponía explotar el petróleo no convencional en Vaca Muerta con la técnica del fracking, -más costosa, de poca vida útil y más contaminante- y la construcción de tres megahidroeléctricas, tres centrales nucleares y una central a carbón.
Para hacerla viable, el gobierno de Cristina Kirchner fijó el precio del barril en u$s 77 que encareció toda la economía. Caso único en el mundo: hoy el barril vale u$s 37 y la diferencia de u$s 40 es subsidiada por los consumidores de combustibles. Las corporaciones petroleras con el 83% del mercado nacional reciben anualmente lo que nos costo YPF, mientras las economías regionales agonizan.
Argentina tiene una potencialidad enorme para desarrollar las energías renovables. El costo sumado de las centrales nucleares, megarrepresas hidroeléctricas y la central a carbón superaría los US$30.000 millones. Con esos recursos podrían instalarse 13.300 MW de energía eólica, lo que equivale al 43% de la generación eléctrica argentina, o podrían generar 12.200 MW de energía fotovoltaica para abastecer a más de 15 millones de hogares o 5.400 MW de energía solar termoeléctrica equivalente a siete plantas nucleares como Atucha II generando electricidad las 24 horas del día toda la semana y sin dejar residuos nucleares.
Durante mi estadía en la Cumbre expuse las ideas básicas de nuestro proyecto “Argentina 2050-100% Energías Renovables” que garantiza la producción de energía para autoconsumo; y expone premios y beneficios impositivos para la generación o autogeneración de energía demostrando que las energías renovables 100% pueden financiarse con capital privado y público. La verdadera soberanía energética se logra con las energías renovables que nos independizan del colonialismo y devastación ambiental de las transnacionales petroleras.
No lograremos enfrentar la catástrofe del Cambio Climático sin un cambio cultural que contribuya a bajar el consumo de energía y unir las luchas ambientales con las económicas, políticas, sociales, urbanas, de género, indígenas y antirracistas porque hoy estamos en el vértice de un cambio civilizatorio. La crisis de la civilización del petróleo exige cambiar hábitos de vida para avanzar hacia la civilización de los Derechos de la Naturaleza. ¿Hasta cuando vamos a aceptar que la Naturaleza siga siendo considerada una mera mercancía y no un sujeto de derecho con las protecciones de cualquier persona jurídica? Quizás no exista una causa mayor desde la Declaración Universal de los Derechos del Hombre que luchar por los Derechos de la Naturaleza.
“Hasta hace muy poco había dos enormes
obstáculos en el camino de cualquier tipo de acuerdo mundial sobre clima: el
alza del consumo de carbón en China y la implacable oposición del Partido
Republicano de EE.UU. Pero esto ha cambiado”. Por Paul Krugman-Premio Nobel de
Economía. 20/12/15. Clarín IEco.
El acuerdo de París sobre cambio
climático salvó a la civilización? Quizás. Esto puede no sonar como un
reconocimiento rotundo, pero es, por cierto, la mejor noticia sobre clima que
hemos tenido en mucho tiempo. Esta cumbre todavía podría seguir el rumbo del
Protocolo de Kyoto de 1997, que parecía un excelente acuerdo pero terminó
siendo completamente infructuoso. Sin embargo, hubo cambios importantes en el
mundo desde entonces, que tal vez hayan creado finalmente las precondiciones
para tomar medidas contra el calentamiento global antes de que sea demasiado
tarde.
Hasta hace muy poco había dos enormes
obstáculos en el camino de cualquier tipo de acuerdo mundial sobre clima: el
alza del consumo de carbón en China y la implacable oposición del Partido
Republicano de Estados Unidos.
El primero parecía significar que las
emisiones globales de gases de efecto invernadero aumentarían inexorablemente
más allá de lo que hicieran los países ricos, mientras que el segundo
significaba que el más grande de esos países ricos era incapaz de hacer
promesas creíbles, y por ende, incapaz de ejercer el liderazgo. Pero hubo
cambios importantes en ambos frentes.
Por un lado, se advierte una
modificación visible en las actitudes de China –o, al menos, una modificación
que sería visible si el smog no fuese tan denso. Hablando en serio, China
enfrenta una severa crisis de calidad del aire, provocada en gran medida por la
combustión de carbón, lo que hace más proclive al gigante asiático a querer
alejarse de lo que es la peor forma de consumo de combustible fósil. Y el
crecimiento económico chino –el ingreso real per cápita se cuadruplicó desde
1997– también significa que tiene un clase media que crece rápidamente y exige
una mejor calidad de vida, incluyendo aire que sea relativamente seguro de
respirar.
Por eso China está desempeñando un
papel muy distinto que en el pasado. Un indicador: algunos de los habituales
sospechosos de la derecha cambiaron de discurso repentinamente. Antes solían
sostener que los límites a las emisiones en Estados Unidos serían inútiles
porque China seguiría contaminando; ahora están empezando a decir que no es
necesario que Estados Unidos tome medidas porque, independientemente de lo que
haga, China va a recortar el consumo de carbón.
Lo que nos lleva a que las actitudes
de los republicanos estadounidenses no han variado, sino para peor: el PR sigue
hundiéndose en el agujero negro de la negación y de la teorización de una
conspiración anticientífica. La gran noticia es que esto no importaría tanto
como pensábamos.
Es cierto que Estados Unidos no puede
emprender acciones de más amplio espectro en materia de clima sin una
legislación nueva, y que eso no sucederá mientras los republicanos mantengan
bloqueada la Cámara Baja. Pero el presidente Barack Obama ejerció una acción
ejecutiva para limitar las emisiones de las plantas de energía, lo que
constituye una buena parte de la solución que necesitamos. Esta medida ya tuvo
el efecto de restaurar la credibilidad de Estados Unidos en el exterior, y le
permitió a Obama asumir un papel preponderante en París.
Aun así, ¿qué razón nos lleva a creer
que el acuerdo realmente va a cambiar el rumbo del mundo? Las naciones
acordaron metas de emisiones y una revisión periódica de su éxito o fracaso en
alcanzar esas metas, pero no hay sanciones excepto censurar a los países que no
las cumplan.
Y alcanzar esas metas en las emisiones
afectaría indudablemente ciertos intereses especiales poderosos, porque
significaría dejar la mayoría de los combustibles fósiles restantes en el
suelo, sin ser quemados. Entonces ¿qué impedirá que el sector de los
combustibles fósiles compre suficientes políticos para transformar el acuerdo
en letra muerta?
La respuesta, yo diría, es que la
nueva tecnología ha cambiado completamente las reglas. Muchos todavía parecen
creer que la energía renovable es cosa de hippies, no una parte fundamental de
nuestro futuro. Eso, o han hecho propaganda que la presenta como una especie de
despilfarro progresista. Sin embargo, la realidad es que los costos de la
energía solar y eólica bajaron enormemente, al punto que están cerca de
competir con los combustibles fósiles sin siquiera incentivos especiales, y los
avances en almacenamiento de energía mejoraron aún más sus perspectivas. La
energía renovable también se convirtió en un empleador importante, mucho más
grande hoy que el sector del carbón.
La revolución energética tiene dos
implicancias importantes. La primera es que el costo de las fuertes reducciones
de las emisiones será mucho menor de lo que incluso los optimistas suponían
–las graves advertencias desde la derecha eran una tontería en gran parte, pero
ahora son una tontería en su totalidad. La segunda es que si se le da un
impulso moderado –del estilo del que el acuerdo de París podría dar–, la
energía renovable rápidamente podría dar origen a nuevos sectores influyentes
favorables a salvar el planeta, que contrarrestarían a los Kochs y similares.
Sí, claro, todo esto bien podría salir
mal. Un Ted Cruz presidente o un Marco Rubio presidente podrían frustrar todo
el acuerdo, y para cuando tengamos otra oportunidad de hacer algo con respecto
al clima, podría ser demasiado tarde.
Pero eso no tiene por qué ocurrir. No creo que sea ingenuo sugerir que lo que resultó de París nos da un verdadero motivo de esperanza en un tema en el que la esperanza ha sido demasiado escasa. Quizás no estemos condenados al fracaso, después de todo.
Cambio climático
Pero eso no tiene por qué ocurrir. No creo que sea ingenuo sugerir que lo que resultó de París nos da un verdadero motivo de esperanza en un tema en el que la esperanza ha sido demasiado escasa. Quizás no estemos condenados al fracaso, después de todo.
Cambio climático
Por Justin Gillis. The New York Times. La Nación 23/04/16. Traducción de Jaime Arrambide.
¿Cuánto se está calentando el planeta? Se calienta 1,7°C. Tal vez el número suene a poco pero, en cuanto promedio de la superficie entera del planeta, es realmente un número alto, lo que explica por qué gran parte de los continentes helados comenzaron a derretirse y el nivel de los océanos sube a paso acelerado.
¿Qué tan grave es el problema? Si las emisiones de gases de efecto invernadero siguen subiendo sin límite, los peligros son enormes. Los científicos temen que los efectos climáticos tan severos puedan desestabilizar gobiernos, provocar oleadas de refugiados, precipitar la sexta extinción masiva de plantas y animales en la historia de la Tierra, y derretir los casquetes polares, haciendo que el nivel de los océanos suba tanto que deje bajo las aguas a la mayoría de las ciudades costeras.
¿Podemos hacer algo individualmente? Viajar menos en avión, manejar menos el auto y desperdiciar menos. Mejorar el aislamiento térmico de la casa, instalar termostatos inteligentes, cambiar las lámparas incandescentes por otras de bajo consumo, apagar las luces de las habitaciones donde no hay nadie, usar el transporte público, desperdiciar menos comida y comer menos carne. Tal vez la mayor contribución personal que puede hacerse es viajar menos en avión: un par de viajes en avión menos al año evitan tanta emisión de gases como todas las otras medidas antes mencionadas.
¿Cuál es el escenario más optimista? Son varios los factores que podrían mejorar nuestra suerte. En el mejor de los casos imaginado por los científicos, ocurrirían varias cosas a la vez: la Tierra terminaría siendo menos sensible a los gases de efecto invernadero de lo que actualmente se piensa; las plantas y animales se las arreglarían para adaptarse a los cambios; la sociedad humana lograría concentrar poder político suficiente como para poner freno a las emisiones de gases, y se producirían una serie de adelantos tecnológicos que ayudarían a la sociedad a limitar las emisiones y a adaptarse al cambio del clima.
¿Cuál es el peor escenario posible? Son muchos. Tal vez el mayor temor sea el colapso de la producción de alimentos, seguido de una escalada de los precios y hambrunas masivas. Otra posibilidad es la desintegración de los casquetes polares, que llevaría a un ascenso del nivel de los océanos que forzaría a la gente a abandonar muchas de las mayores ciudades del planeta, con la consecuente pérdida de billones de dólares en propiedades y bienes.
¿Cuánto crecería el nivel de los océanos? Si las emisiones continúan desbocadamente, la temperatura de la superficie terrestre se parecería en poco tiempo a la era del plioceno, cuando gran parte del hielo se derritió y los océanos crecieron unos 24 metros respecto de los niveles actuales. Un reciente estudio descubrió que quemando todas las reservas de combustibles fósiles que existen bajo tierra se derretirían por completo los casquetes polares, al elevar casi 50 metros el nivel actual de los mares y por tiempo indeterminado.
¿El impredecible clima actual tiene algo que ver? En algunos casos, sí. Los científicos publicaron evidencias contundentes de que el calentamiento global está causando olas de calor más frecuentes e intensas, así como precipitaciones más copiosas. Las inundaciones costeras también son cada vez peores debido al aumento del nivel de los mares causado por las emisiones de gases.
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