Sin ser un sabihondo, los conocimientos sobre nutrición que adquirí luego de tantos años de darle vueltas al tema en que me especializo (carnes) y también la experiencia en el uso de la información, me han puesto definitivamente en la vereda de enfrente de los vegetarianos. Los considero directamente snobs de clases acomodadas -y sobrada capacidad de elección- que intentan realzar el significado de sus vidas con una autoimposición desubicada que discrimina al otro. Mientras todas las sociedades evolucionan, progresan y elevan su calidad de vida de la mano del mayor consumo de proteína de origen animal, muchos de estos profetas de la boludez y pseudo-ecologistas insisten en difamar sin sustento el consumo de carnes. Entiendo que no todas las carnes son igualmente saludables, que su consumo excesivo es pernicioso y el de algunos derivados también (chacinados, embutidos, menudencias). Mucho menos trataría de menospreciar los beneficios de los alimentos vegetales (1). Todo en su medida y armoniosamente. Pero, como en todos los órdenes de mi vida, odio que traten de engañarme: simplemente, los humanos somos omnívoros.
Nadie se sorprenda: existen millones de papers e investigaciones científicas en todo el mundo que pueden avalar o destruir tésis o paradigmas instalados y también muchos intereses en juego para demostrar tal o cual cosa. Así, algún estudio encargado a buenos especialistas de la más prestigiosa universidad por una cámara de productores de carne avícola o porcina u ovina -para promocionar su consumo-, puede llegar a sesgarse: no contarnos toda la verdad, ser engañoso. Por ejemplo, escogiendo específicamente ciertos parámetros y técnicas de medición y no otros, eligiendo determinados cortes de carne para la comparación y no otros o manipulando el tamaño de la muestra, puede intentarse demostrar una supuesta saludabilidad de un tipo de carne sobre la de otras especies. Los que invierten en el proyecto de investigación y los científicos escogidos terminarán contentos. Bufarán, envidiarán u objetarán los que quedaron afuera. "Son los negocios, estúpido!" dijo un presidente del imperio. Eso corre también para los que viven de la ciencia y de las ideas.
Pero los avances concretos de la ciencia existen y terminan con el tiempo superando sus propios vaivenes. El problema es detectar y rechazar lo que no sirve en el medio de esa evolución. No caer víctima de la promoción de errores o modas pasajeras. Un ejemplo clásico en el tema alimentos fue la promoción que durante décadas ensalzó el uso de la margarina derivada de aceites vegetales como sustituto saludable de la manteca de origen animal: nadie hablaba entonces de las temibles grasas 'trans' productoras de aterogénesis que habitaban sus elegantes envases en las góndolas. No las habían descubierto todavía. ¿Quién midió sus consecuencias o se hizo cargo de semejante macana?
Sobre estas cosas, y para complementarlas, quisiera recomendarles visitar mis entradas anteriores:
En mi humilde opinión, el paradigma vegetariano desde siempre anduvo "flojo de papeles". Por eso, y por ser moda, me encanta desmitificarlo como pueda, recolectando más evidencias en su contra. Es una cosa personal. Horanosaurus.
(1) recomiendo bucear el sitio web "5 al día" que promueve la ingesta de otras tantas raciones de frutas y hortalizas frescas para una vida más saludable, paradigma difundido por la Organización Mundial de la Salud. Aquí abajo, también un artículo que habla del tema, sube la apuesta y clarifica.
Humor petiso por Diego Parés. LN.
Clarín 04/04/14. Los vegetarianos y veganos se multiplican por el mundo. Y el país que se ufana de tener la mejor carne del planeta tampoco escapa a la tendencia. Se estima que entre el uno y el dos por ciento de la población es vegana o vegetariana. Así las cosas, la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) salió por primera vez a dar su opinión sobre el asunto. Y si bien reconoce los beneficios de este tipo de alimentación, también advierte sus carencias y recomienda asesorarse.
“El vegetarianismo cada vez cobra más adeptos y la SAN, como entidad rectora de la nutrición en nuestro país, no puede estar ajena al respecto”, explica César Casávola, presidente del organismo. El documento elaborado por el Grupo de Trabajo Alimentos hace énfasis en los dos grupos principales de vegetarianos: los ovolactovegetarianos (no comen carnes pero sí huevo, leche y sus derivados) y los veganos (rechazan todo alimento de origen animal y sólo aceptan lo que proviene del reino vegetal).
A los ovolactovegetarianos no se los considera una población de riesgo, “ya que con los derivados de animales que agregan a su dieta suplen perfectamente la carencia proteica que una alimentación basada exclusivamente en vegetales les pudiera ocasionar”, asegura Raúl Sandro Murray, vicepresidente de la SAN. Pero advierte: “Hay que poner un cuidado especial en los veganos, dado que existen nutrientes cuya carencia es potencialmente preocupante en este tipo de alimentación”. Menciona la vitamina B12, los ácidos grasos omega 3, el hierro, el calcio, la vitamina D, el zinc, las proteínas y el iodo.
La falta de vitamina B12 lleva a sufrir anemia megaloblástica, que puede derivar en alteraciones neurológicas difíciles de revertir. Por eso, en el caso de la vitamina B12, la SAN asegura que “es imprescindible la incorporación de alimentos fortificados y suplementos dietarios, ya que no existen fuentes confiables dentro del reino vegetal y su déficit puede producir anemia y alteraciones neurológicas”.
La SAN resalta los riesgos de esta carencia en las veganas embarazadas y en las que están planificando un embarazo, por las consecuencias que puede traer a la salud del feto y el recién nacido.
El trabajo reconoce los beneficios: “El patrón de dieta vegetariana está asociada con un perfil más favorable de factores de riesgo metabólicos como lípidos, hipertensión, diabetes tipo 2, sobrepeso y un menor riesgo de muerte por enfermedad isquémica cardíaca y tienden a tener un menor riesgo de sufrir cáncer en relación a la población general”. Pero advierte: “Las dietas vegetarianas restrictivas y mal planificadas pueden ser insuficientes en nutrientes e incluso perjudiciales para la salud a largo plazo ”. Por eso, concluye, hay que asesorarse para que la dieta vegetariana sea nutritiva y adecuada.
"Asado en Mendiolaza" (foto de Marcos López).
ALIMENTACIÓN
Científicos austríacos desmitifican "la vida sana" de quienes no consumen carne. La Gaceta de Tucumán. 08/04/14. Investigadores de la Medical University de Graz, Austria, analizaron el estilo de vida y otros factores de 1.320 sujetos entre los cuales había 330 vegetarianos, 330 que comían carne, 300 que seguían una dieta normal, con poca carne y mucha fruta y otros 300 que seguían una dieta rica en carne. Lejos de cualquier predicción, la investigación sugiere que los vegetarianos serían menos sanos y tendrían peor calidad de vida en comparación con quienes comen carne, destaca Clarín.com en base a una publicación del diario italiano La Stampa.
Los resultados mostraron que, si bien los vegetarianos son más activos físicamente, fuman menos y consumen menos alcohol, también tienen dos veces más de posibilidades de sufrir alergias, un 50% más de chances de padecer cáncer y 50% más de probabilidades de sufrir ataques cardíacos. Es decir que quienes no comen carne serían más débiles que los que consumen carnes rojas. Según el estudio, los vegetarianos sufren porcentajes más altos de enfermedades crónicas, angustias y depresión.
En relación a la calidad de vida, de la investigación se desprende que los vegetarianos tienen un nivel socioeconómico alto y un bajo índice de masa corporal, pero, al parecer, eso no sería sinónimo de buena salud. Además, serían individuos más proclives a algunas costumbres no muy beneficiosas, como evitar las vacunaciones y no respetar algunos consejos básicos de prevención.
"Nuestro estudio demostró que los adultos austríacos que siguen una dieta vegetariana son menos sanos (en términos de cáncer, alergias y disturbios de salud mental), tienen una calidad de vida inferior, y recurren con mayor frecuencia a la asistencia médica", dijeron sus autores al diario La Stampa.
El ministerio de Salud de Italia, o la Asociación Italiana para la Investigación sobre el Cáncer declara que "una alimentación sana exige por sobre todas las cosas reducir drásticamente las grasas y proteínas animales, favoreciendo la ingesta de alimentos ricos en fibras y vitaminas".
Pero para los investigadores esto no debe confundirse con "no consumir carne", sino que lo que apunta el ministerio es a reducir la cantidad. Una dieta sana es aquella que no excluye las sustancias útiles para el buen funcionamiento del organismo donde el equilibrio debe ser lo primero.
Infografía en La Nación del 09/11/13.
Es el doble de lo que aconseja la ONU.
Aseguran que disminuye 42% el riesgo de muerte prematura. The Daily Telegraph.
Especial. Clarín 06/04/14. Traducción:
Silvia Simonetti.
Quizás no sean cinco –como aconseja la
ONU– sino diez las porciones de verduras y frutas que deben comerse cada día,
si lo que se quiere es vivir cien años. Así lo asegura una investigación que
demandó 12 años a especialistas británicos en salud. Con los resultados en
mano, los expertos sostienen que conviene duplicar la recomendación oficial
actual. Además, descubrieron que las verduras son cuatro veces más saludables
que las frutas.
El estudio, realizado por la University
College London (UCL) y publicado en el Journal
of Epidemiology and Community Health ,
descubrió que ingerir grandes cantidades de frutas y verduras disminuye
significativamente el riesgo de muerte prematura. La gente que come por lo
menos siete porciones de frutas y verduras todos los días tiene un 42% menos de
chances de morir de cualquier causa y a cualquier edad. Los investigadores
descubrieron también que la fruta congelada y enlatada aumenta el riesgo de
muerte un 17%, y que el jugo de fruta no ofrece ningún beneficio significativo.
Los hallazgos sugieren que la
recomendación de cinco porciones diarias de frutas y verduras sugerida por la
Organización Mundial de la Salud (OMS) no es adecuada, a pesar de que apenas el
30 por ciento de la gente consume esa cantidad.
Para un adulto, una porción son 80 gramos
de fruta o vegetal, cuya suma produce, según la OMS, la cifra mínima
recomendada de 400 gramos al día. Pero los especialistas indicaron que
incluso 7 porciones diarias no alcanzan y que diez es la cantidad óptima. El
efecto protector aumenta con el consumo.
El principal autor de este estudio,
Oyinlola Oyebode, del Departamento de Epidemiología y Salud Pública de la UCL,
sostuvo: “El mensaje aquí es que cuantas más frutas y verduras come uno, menos
chances de morir tendrá a cualquier edad. O sea que independientemente de la
cantidad comida cada día, mi consejo es comer todavía un poco más”.
La sugerencias sobre las cinco porciones
diarias se basan en lineamientos lanzados en 1990 por la OMS, que determinó
consumir por día 400 gramos para bajar el riesgo de enfermedades coronarias,
ACV, obesidad y diabetes tipo 2. Simon Capewell, del Departamento de Salud
Pública de la Universidad de Liverpool, dijo que el consejo debieran ser 10
porciones por día. “Los seres humanos están diseñados para ser omnívoros: un
puñado de nueces, semillas, frutas y un antílope ocasionalmente. No estamos
pensados para ingerir comida chatarra”.
Los investigadores analizaron los hábitos
alimentarios de 65 mil personas en Inglaterra entre 2001 y 2013. Descubrieron
que siete porciones diarias de frutas o verduras pueden reducir el riesgo
general de una persona de muerte prematura un 42% en comparación con la gente
que come sólo una porción. Quienes comían entre cinco y siete
porciones por día tenían un 36% menos de riesgo de muerte. Los que comían entre
tres y cinco porciones tenían un 29% menor de riesgo, y los que ingerían entre
una y tres porciones, un 14%. Además, quienes consumían mayor cantidad de
porciones tenían también un 25% menos de riesgo de morir de cáncer y un 31%
menos de chances de morir por enfermedades coronarias.
“Ahora necesitamos analizar de forma
urgente y seria la propuesta para aumentar la ingesta recomendada a siete
porciones por día”, indicó Naveed Sattar, profesor de Medicina Metabólica en la
Universidad de Glasgow. “Exigiría el apoyo del gobierno, con subsidios para el
costo de frutas y verduras, con impuestos a los alimentos ricos en azúcar”. El
estudio descubrió también que las verduras son más saludables que las frutas.
Cada porción reduce el riesgo de muerte un 16%. Sin embargo, cada fruta reduce
la chance de muerte un 4%.
BONUS TRACK:
Veganos, en guerra. El lado oscuro de los alimentos en base a plantas.
BONUS TRACK:
Veganos, en guerra. El lado oscuro de los alimentos en base a plantas.
Se trata de productos más amigables con el medio ambiente, pero los expertos alertan que su expansión consolida el poder de las multinacionales y afecta a los pequeños productores rurales. La Nación Negocios. Sábado 04/01/20. Por Martín Cohen y Frederic Leroy.
Otras entradas relacionadas a alimentación y carnes en otros rincones de este blog:
24/12/09 – Ultimos
asaditos argentos!
05/05/11 - “Flexitarianos”:
vegetarianos en retirada
04/07/15 - Carne
argentina: funcionarios K amnésicos
28/10/15 - Carnes
sospechadas
25/11/15 - Pequeña
clase sobre nutrición & salud
27/12/15 - Tarde
piaste, sindicato
11/08/16 - La
tipificación vacuna en la Argentina I
16/03/17 - El
asado, debilidad nacional…
27/12/17 - La
tipificación vacuna en la Argentina II
19/10/18 - Hamburguesas
demonizadas
26/05/21 - Lecturas para veganos, vegetarianos y afines
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