Juan Domingo Perón, ¿conductor tercermundista revolucionario o populista egomaníaco y de derechas? Podría ser el planteo que intento reflotar en esta serie de pegotes que junté bajo las etiquetas "Perón según..." De algún modo trato de reproducir las dudas que siempre tuve para dimensionar la estatura moral y política del ídolo de mi juventud. No hay trampas de mi parte al seleccionar a los distintos testigos que -en su momento- hablaron sobre la figura de nuestro ex presidente y estadista. Todos los elegidos tienen o tuvieron en común haberlo conocido en profundidad, de primera mano, y ostentar conductas críticas. Las anteriores entradas son:
En este caso, en primer término, la opinión de Pino Solanas, a quien señalé en algún momento -por su entereza y ubicuidad doctrinaria- como el heredero de Perón. Después, una entrevista a la diputada Alcira Argumedo, también de Proyecto Sur (donde participa, como de casualidad, Ezequiel Martínez, uno de los hijos de Tomás Eloy Martínez profundizando más la visión de su padre sobre el líder). Dos peronistas en serio. No como los obsecuentes burgueses politiqueros que cantan 'la marchita' de puro alcahuetes. Horanosaurus.
—¿El
peronismo post Perón tiene una enorme capacidad de generar confusión? —Sí. Voy a eso. En el año ’68 visito a Perón en Madrid por La hora de los
hornos… (1)
—Y
luego usted graba dos célebres testimonios de Perón. —Eso fue en el ’71. Se entabla una relación muy afectuosa. El está de
acuerdo en hacer dos grandes testimonios, y yo empiezo a estudiar todo lo dicho
por Perón como si estuviera estudiando el Código Civil, estudié y decodifiqué
su pensamiento. Me preparé muy bien junto con Octavio Getino y Gerardo Vallejo
y fuimos a filmar estos dos largos documentales. Le estoy diciendo esto para
que se dé cuenta del impacto monumental que tuvo en mí el travestismo infame
que el pensamiento de Perón fue sufriendo ya antes de Menem. La generación de
la renovación empezó a desviarse radicalmente. Y Menem es el escándalo. A la
semana de asumir, dijo que iba a hacer el programa de la UCeDé. Y nombró como
ministro de Economía al gerente general de Bunge y Born. Incluso, después,
dijo: “Si yo hubiese dicho lo que iba a hacer, nadie me votaba”. Para quienes
creíamos que la práctica política tenía que ser la expresión de una ética de la
Nación, una síntesis de principios… todo aquello fue tremendo. Lo que se hizo
con el pensamiento de Perón y Evita fue tremendo. Se hizo exactamente lo
contrario. (1)
—¿Qué
diría Perón hoy de Kirchner? —Que es el
hombre que concedió la segunda privatización del petróleo en la Argentina a
diez años de recuperar todas las concesiones. Permitir que las reservas que le
quedan a la Argentina se prolongaran por 30 años más es una canallada que no
tiene nombre. No me cabe duda de que Perón lo señalaría como un acto de
traición a la Patria. Con 50 mil millones de dólares en el Banco Central,
después de haberle pagado de un saque al Fondo Monetario. No había presiones
internacionales. No hay excusa. (1)
—¿Es el
PJ un sistema de poder donde el jefe manda mientras es ganador de elecciones y
cuando deja de serlo lo sustituye otro que represente la ideología ganadora,
aunque sea la opuesta? —Eso es el justicialismo.
Desaparecido un líder, un conductor, en la historia, y Perón lo dice en mis
películas, no lo sucede otro gran conductor, lo sucede una organización. Y esa
organización no se llegó a construir. (1)
—¿Perón
hoy no sería justicialista? —En absoluto. Perón sería
el líder de un partido nacional-popular-democrático. Y eso no es el
conglomerado del PJ disfrazado con algunas medidas progresistas, como su
política de los derechos humanos y volver al rumbo del Mercosur. El resto hoy
no se ha apartado de las esencias de las políticas neoliberales de Menem. La
ley financiera de Martínez de Hoz está presente. La podrían haber derogado
hasta con un simple decreto. Esa ley le impide al crédito público ir en auxilio
de la empresa nacional, la pequeña y mediana empresa, porque no puede ir en
auxilio de empresas que no tienen la suficiente solvencia. Ese crédito lo
utilizan las multinacionales. Este es un escándalo absoluto. Kirchner sigue
ejecutando el mismo modelo impositivo de Menem. Por cada punto que bajara del
IVA, 1.400 millones de dólares quedarían en el bolsillo de los consumidores
argentinos. Esto, más la política de extracción y saqueo de los recursos
naturales más valiosos del país, la minería y el petróleo, que se extraen y se
exportan a declaración jurada sin ningún control público. (1)
—¿Qué
opinaría Perón de la actual conducción de la CGT? —Perón decía que un movimiento no se hace sólo con los puros y los buenos.
Para cambiar el país hay que generar una inmensa mayoría de más del 50% o el
60%, y en ella no son todos los puros, pero hay una conducción que los
contiene. Hoy la concepción del PJ es que la política es un negocio. Y estamos
ante un gobierno que hace reparto de negocios. (1)
—¿Perón
utilizaría a Moyano? —Por supuesto. (1)
—¿Y qué
pensaría Perón de Chávez? —Se identificaría
plenamente. Chávez me pidió todas las películas de Perón, que es para Chávez
uno de los grandes referentes latinoamericanos. Perón viene del ejército y
Chávez también. Lo que el mundo de la política no llega a comprender porque no
ha vivido en la corporación que es el ejército, Chávez lo conoce muy bien. Y sabe
los límites y sabe cuáles son los mandos. Perón decía que a un ejército no lo
manda la mayoría de los oficiales. En un ejército hay un 10% que piensa una
cosa, otro 10% que piensa otra cosa. Son los que disputan el poder. Y hay un
80% que se alinea y hace “saludo uno, saludo dos”, con el que tiene el poder. (1)
-Del
83 hasta hoy, ¿quién fue el presidente más peronista? -No, ninguno.
Auténticamente peronista, ninguno. El pueblo argentino, tan castigado, se ha
refugiado en la resignación. De Alfonsín a Kirchner siempre ha habido política
del chantaje. Se chantajeó con los fantasmas más temidos y dolorosos. Alfonsín
era el terror a los militares. Vino Menem y dijo miren la hiperinflación. La
gente decía roba pero hace. Nadie quería oír nada. Kirchner ha chantajeado con
la cuestión del campo. Venían los comandos civiles. Pero se le votó en contra y
no vino nadie. (2)
—José Pablo Feinmann, como la mayoría de los intelectuales kirchneristas, critica al Perón de 1973-1975. ¿Hay dos peronismos, el de izquierda que critica al último Perón y el peronismo más clásico de la marcha y los sindicatos? —Hay tantas interpretaciones de Perón como peronistas. No voy a criticar el libro de Feinmann. Es un escritor talentoso, una persona de bien. Las interpretaciones que hace del peronismo son realizadas desde afuera, muy superfluas. Como historiador, hay una enorme debilidad con poco conocimiento. Bien diría Horacio González del libro de Feinmann sobre Perón que no se sabe dónde está el límite entre la novela y la realidad. Perón diría que la única verdad es la realidad, y en estos libros, o en estas posiciones, a veces hay muy poco conocimiento de la realidad. (3)
—Más allá del libro, la idea de un Perón distinto,
diría traidor de sí mismo desde fin del ’73 al ’75, es una idea que muchos
sectores kirchneristas… —La compraron. (3)
—No sólo la compraron sino que es constitutiva de la
mirada. —Digamos que
en ese empate entre los que venían del peronismo y sectores de la izquierda,
encontraron ese punto. Como era decir Evita, sí; Perón, no. No hay Evita sin Perón. Son piruetas
políticas que poco tienen que ver con la realidad, pero vienen bien para armar
cierta cosa. El Perón del ’73 es de una
lucidez casi visionaria a nivel estratégico. Hay que recordar lo denostado
que fue Perón por toda la izquierda internacional, y hoy la izquierda latinoamericana comienza a revalorizarlo, veinte,
treinta años después, porque la maquinaria del estabilismo y la
socialdemocracia ligada a los intereses neocoloniales europeos sobre
nosotros hicieron de Perón carne picada. El discurso del 1º de mayo del ’74 de
Perón y la despedida del 15 de junio son piezas extraordinarias. (3)
—El Perón del ’73, ¿es coherente con el de los 40 y
50? —Claro, pero
con muchísima más grandeza. Perón llega y dice: “Para un argentino no hay nada
mejor que otro argentino”. Y dice al mismo tiempo: “Nosotros somos países
continentes”. Eso ya lo había dicho en 1953 en la Escuela Superior de Guerra. Y
plantea el “ABC” para defendernos. (3)
—Argentina, Brasil y Chile. —Viene una disputa monumental por
los recursos naturales, el agua, la minería y los alimentos. Tenemos que
generar una gran unión nacional y Perón, en el discurso del 1º de mayo, dice:
“Los pueblos generalmente para crecer en su conciencia nacional han aprovechado
los elementos negativos, como las guerras, las agresiones externas. Argentina
no tiene agresiones externas, pero tenemos que motivarnos para pensar qué país
queremos. Necesitamos cambiar la Constitución para tener el basamento legal de
una revolución en paz”. Lo dice en el discurso del ’74. (3)
—¿Puede ser que quienes quieren ver al Perón del ’73
como un traidor a sí mismo es porque si venía a producir una revolución en paz,
el punto de conflicto era la utilización de la violencia? —Perón es un estratega. La
utilización de la guerrilla y de los diversos tipos de conflictos es tan vieja
como la existencia del hombre. Es lo que hizo Perón en 1971. Dice que si no hay
garantía de elecciones libres, vamos a terminar forzando esas elecciones a
través de la guerra integral, que es la utilización de todos los métodos de
lucha, de todas las acciones, tanto de superficie como de violencia. Todo eso
son 18 años. Después, Perón buscó la salida pacífica y planteó la negociación.
Yo estaba en Madrid cuando venían los emisarios de Lanusse. En mayo del ’73 se
acabó la violencia en la Argentina: el pueblo vota.
—Y Montoneros no acató. —Absolutamente criticable. Es el
pueblo argentino, no es Perón. Ganan por casi el 70%. Ahí el pueblo argentino
retorna a la legalidad y el que saca los pies del plato… y se los sacaron. (3)
—El conflicto es ese. —Claro. Cuando uno piensa que la
conducción de quien pensaba marcarle los límites a Perón era Mario Firmenich y
sus compañeros… la verdad, un infantilismo extremo. (3)
—¿Por eso ciertos kirchneristas precisan ver al Perón
del ’73 senil y equivocado? —No tienen capacidad autocrítica. (3)
—¿Mantienen hoy esa falta de autocrítica? —Sí, porque no lo pueden reconocer.
Pero es curioso, porque ellos hicieron la autocrítica. En 1977, en una reunión
internacional en Europa, yo estaba en el exilio, escuché el análisis de varios
dirigentes del PRT que hacían una
poderosa autocrítica porque no evaluaron que la Argentina estaba cercada. En el
año 1973 EE.UU. empieza a sembrar una serie de golpes de Estado. El que
derrumba a Allende. La desestabilización, que ya ha pasado en Uruguay, empieza
en la Argentina. Estaba rodeada la Argentina, había que defender la
institucionalidad, la democracia, defenderla con una fuerte organización de
masas. Pero Perón está solo. No tiene un ala de centro democrático capaz de
contrarrestar su derecha y los tiramientos de la izquierda. (3)
—¿Adelantó la muerte de Perón que su ala izquierda no
le respondiera? —Eso es
evidente. No podían venir a Plaza de Mayo a marcarle la política con cantos
desde abajo; el viejo se zafó y los trató de imberbes y estúpidos. Se fueron de
la plaza. La otra cosa es el ala más izquierda que le seguía haciendo atentados
de tipo militar; inconcebible. Aquello de, días antes de que asumiera, bajarle
al jefe de la CGT… una provocación. Nosotros dijimos que era una acción
predeterminada que beneficiaba a la política de desunión de la CIA, que
necesitaba desestabilizar a la Argentina. (3)
—La mayoría de los jóvenes que integraban el peronismo
más de izquierda del ’73, aunque equivocados, tenía buenas intenciones. ¿Podría
suceder algo parecido con la juventud que es kirchnerista por lo bueno del
kirchnerismo? —Por supuesto.
El tiempo va ubicar a la juventud que cuestionaba la asociación de Kirchner con
la patota y con el empresariado sindical que venía actuando fuera de la ley,
porque las tercerizaciones son una violación de la ley. Cuando esta juventud
vea la parte oscura de Kirchner, va a empezar a comprender. Todavía no
comprende la asociación del kirchnerismo con los promotores de la minería más
destructiva, que es la megaminería con 80 toneladas de explosivos todas las
mañanas borrando los cerros, generando una nube de polvo mineralizado que
desciende hacia los valles, produciendo un daño ecológico sobre la agricultura
monumental y contaminando las aguas. (3)
—¿Los sindicatos obedecían más a Perón, mientras que
con Kirchner negociaban de igual a igual? —Había otro sindicalismo también. Hoy el sindicalismo
se convierte en sindicato patronal
porque se convierten en empresarios. Menem
los hace socios del festín de las privatizaciones. (3)
—¿La primera generación de sindicalistas fue distinta? —Por supuesto. (3)
—¿Rucci daba la vida por Perón y Moyano sólo por él? —Sí. El sindicalismo que existió
durante el gobierno de Perón no fue el mismo que el de la resistencia, que
termina haciendo su propia política y asociado al golpe de Onganía. Y tampoco
es el mismo que llega en el ’73; hay un ala absolutamente leal, que es la CGT
de los Argentinos. El sindicalismo que nace con Menem… son empresarios.
—¿Aunque se opuso a Menem, Moyano también se
transformó en empresario? —Moyano ha construido un poder grandísimo. Tiene causas y será la Justicia
quien lo va a dirimir. (3)
—¿Perón era más austero que Kirchner? —Es indudable que hay diferencias.
Yo vi cómo vivía Perón. Me pasaba casi todo el día en la casa porque si no
tenía entrevistas podíamos conversar. (3)
—¿Hay contradicción en una persona que se asume
progresista y a la vez su riqueza personal le resulta muy importante? —Algunos amigos terminaron
teorizando sobre el kirchnerismo y justificando que esa construcción de poder
entre amigos era la de un poder económico al servicio de la nación. Yo tengo
otra visión. (3)
—¿Desconfía de la riqueza? —No se puede construir ciudadanía
ni fortalecer la democracia sin un ejercicio clarísimo de la ética pública. Mosconi (primer director general de
YPF) murió con $ 9 en la cuenta bancaria. Y tenía la casa hipotecada. No
permitía que se entregara un lápiz nuevo si no entregaban el cabito del usado.
Multiplicó 400 veces el capital de la compañía y se subía, en la Patagonia,
hasta de noche, a un caballo para llegar a un pozo. Daba ejemplo por su
austeridad y arrojo; por eso lo han llamado el San Martín del siglo XX, porque demostró que se podía cumplir en
una empresa pública austera, sin corrupción y muy eficaz e innovadora. (3)
—¿Habrá una cuestión de época respecto a la relación con la austeridad? —Scalabrini no aceptó un empleo público jamás para no perder la independencia de su visión. Es una vergüenza: todos se llenan la boca con Scalabrini. Es la demostración de la hipocresía. Han sido maestros en todos estos años de llamar negro al blanco y verde al rojo. El cinismo y la hipocresía no tienen límites. (3)
—¿Hay alguna relación entre La Cámpora y la juventud
peronista del retorno de Perón? —Son distintas. Formé parte de aquello. Toda mi
juventud y adolescencia la viví bajo gobiernos dictatoriales y represiones.
Estábamos convencidos de que era imposible cambiar el curso de los
acontecimientos por medio del voto y de que la salida era armada. (3)
—Hay que ubicarse en la época. —Y además brillaba como una
estrella luminosa la revolución cubana. Nosotros estamos marcados por aquella
época. (3)
—¿Y qué ve hoy en la juventud, comparada con la suya? —La juventud estuvo muy dormida en
los 90, y nos miraba desde la vereda de enfrente. La Alianza, el mundo careta.
Y lo expresa muy bien el mundo del rock. Toda esa mirada… (3)
—¿Individualista? —Descreída. La nueva generación difícilmente tenga
las armas para explicar el mundo, pero lo ve en su incongruencia, en sus
contradicciones. El menemismo y De la Rúa fueron el colmo del caradurismo. De la Rúa dijo que iban a luchar contra
la corrupción y terminó comprando senadores con la Banelco, reprimiendo. Todo
eso explica el “que se vayan todos”. Costó volver a encender aquello, y la
juventud se ha ido integrando a la vida política siguiendo, con mucho recelo, a
las figuras que les han despertado confianza. (3)
(*) Selección de diversos reportajes a de Pino Solanas según las siguientes fuentes:
(1) Diario Perfil. Entrevista de Jorge Fontevecchia (“Perón hoy no estaría en elPJ”) - Domingo 14/09/08.
(*) Selección de diversos reportajes a de Pino Solanas según las siguientes fuentes:
(1) Diario Perfil. Entrevista de Jorge Fontevecchia (“Perón hoy no estaría en elPJ”) - Domingo 14/09/08.
(2)
Clarin Sábado 31/01/09. Entrevista de Santiago Fioriti (“Hoy Perón sería Trotsky, y las medidas que tomó, de extrema izquierda”).
(3)
Diario Perfil. Entrevista de Jorge Fontevecchia (“Para mover multitudes hay que morirse”) - Domingo 05/12/10.
EL LEGADO DE JUAN DOMINGO PERON, POR ALCIRA ARGUMEDO (**).
–Ezequiel,
¿cómo fue la llegada de tu padre a Puerta de Hierro? Ezequiel Martínez: –Fueron cuatro días. Del 26 al 29 de marzo. La cita
había sido para el 26 a los ocho de la mañana. Mi papá contó en algún escrito
de esas horas de espera a las que Perón sometía a sus visitantes. Todo ocurrió
un poco por azar, porque mi padre era corresponsal de la Editorial Abril en
Europa, con sede en París, y lo llamó a Perón por teléfono un mes antes para
pedirle la entrevista. Perón accede y le dice que lo espera el 26 de marzo, a
las 8 de la mañana, y le pregunta de qué van a hablar. Mi papá no tenía ni idea
porque todo había surgido en forma inesperada. Fue así que ante la pregunta de
Perón le contestó: “Quiero que me cuente
su vida, creo que ya es momento”. Fue con esa propuesta por parte de mi
padre que Perón lo recibió en Puerta de Hierro. En ese momento, Perón ya estaba
preparando unas memorias que le iba dictando a López Rega. López Rega iba
acomodando y matizando el dictado con sus propios ingredientes. Hay una parte
muy graciosa donde Perón cuenta el entierro de Mitre, que murió en 1916, y
López Rega, mientras va leyendo las memorias de Perón dice que él estaba en el
cortejo fúnebre con Perón, que por ese entonces tendría unos nueve años. ¡López
Rega no existía cuando ocurrió el hecho! Y así un montón de anécdotas históricas.
Por ejemplo, después se supo que los padres de Perón se habían casado luego de
su nacimiento y del de su hermano, Tomás.
Alcira Argumedo: –Efectivamente. El caso del padre de Perón es la
típica relación del hijo de la estancia de Lobos con la hija de la cocinera. La
cocinera de Lobos, madre de la madre de Perón, era la mujer de uno de los
guerreros mapuches. Cuando se hace la conquista del desierto, los
sobrevivientes son entregados como sirvientas y peones. El abuelo de Perón era un guerrero mapuche. En esa típica relación,
es la bisabuela la que se ocupa de Perón y lo hace entrar en el Colegio
Militar. Pensemos en la situación… un chico, hijo de un guerrero mapuche en el
ejército de Roca. Perón siempre tuvo muy oculto todo esto porque,
verdaderamente, era un elemento de discriminación.
–Le hubiera impedido ascender y
llegar a los niveles que llegó. ¿Cómo fue que llegaste vos, Alcira, a Puerta de
Hierro? A.A.: –Yo había trabajado en la universidad totalmente gratis. Al
final queda una renta libre, se hace un concurso y me pagan trece sueldos,
todos juntos. Mi idea fue destinar ese dinero para ir a conocer a Perón. Le
llevé una carta al mayor Vicente,
como una forma de abrir la puerta. Por ese entonces, junto a un grupo de gente,
estábamos haciendo la experiencia de las
cátedras nacionales. La idea era recuperar las tradiciones populares
latinoamericanas considerándolas con la misma jerarquía que los conocimientos
de Kant, Hegel… era de una audacia tremenda. En fin, la primera entrevista fue
con bastante gente. Yo llevaba algunos escritos y esa carta. Quería contarle a
él directamente lo que estábamos haciendo en la universidad. En un momento, cuando
López Rega se descuida, le digo a Perón: “Mi
General, quiero contarle”. En ese momento, le doy la carta. Cuando Perón
advierte que es una cuestión de la universidad se interesa. A partir de ahí,
tuve cinco entrevistas mano a mano de más de cuatro horas cada una.
–¿Podías
grabarlas? A.A.: –Lamentablemente, no. Lo que hacía al salir era
escribir todo en las cartas que mandaba para acá. Cartas que están enterradas
en un lugar que nadie, al parecer, conoce. Lo que sí hubo es una grabación que
Perón mandó para la gente del barrio donde yo trabajaba. Creo que Perón me
prestó atención por mi experiencia en el trabajo de base y por el trabajo en la
universidad. Es interesante, porque en la primera entrevista, cuando le digo
que soy de la universidad, Juanita Larrauri
le dice: “General, cuidado que en la universidad hay muchos comunistas”.
Entonces, Perón le contesta: “Pero Juanita, si comunistas ya no son ni los
rusos”.
E.M.: –¿López
Rega estaba en esos encuentros? Alcira
Argumedo: –En general, no. Pero pensá que esto fue en mayo de 1970, cinco o
seis días antes de lo de Aramburu. Perón me había contado que por medio de Ricardo Rojo, el amigo del Che, le
había llegado la idea de negociar para que se hiciera un desplazamiento de
Lanusse y que fuera Aramburu el presidente designado. Parece que Perón había
contestado que ya que tenían fuerzas para un golpe militar, también las tenían
para llamar a elecciones y que él, Perón, tenía que estar en la Argentina. En
ese sentido, durante la quinta reunión que tengo con él, le pregunté qué
pensaba sobre los grupos armados. En ese momento, apareció López Rega. Perón le
dijo: “Lopecito, acá me dice la
compañera que no consiguen Conducción política. Vaya y tráigame el ejemplar
de Conducción política”. Y, sin decir
nada más me dijo:“Yo, a usted, no le
mostré mi jardín”. Con esta anécdota lo que quiero subrayar es que dejaba
escuchar ciertas cosas y otras no. Al año siguiente, cuando van Pino Solanas y
Octavio Gettino, le ofrecen, de parte de Julio
Troxler y su grupo, hacerle la custodia. ¿Qué les responde Perón?: “Yo ya
sé a quién responde este personaje. Siempre me van a controlar, por uno u otro
lado. A López Rega ya le conozco las mañas. Dígales a los muchachos que les
agradezco”.
–Ezequiel,
volvamos sobre el trabajo de tu padre… E. M.: –A mi padre lo nombran corresponsal en
Europa y se va unos meses. Cuando ve que eso se alargaba, hubo un plan de
mudarnos toda la familia. Pasa lo de la entrevista, le ofrecen dirigir la
revista Panorama, vuelve y, finalmente, nos quedamos aquí. Pero yo no, nunca
estuve allá.
–Tu hermano
Blas es el que tomó las cintas e hizo el trabajo que salió publicado en
Encuentro. E. M.: –Ese material lo tenía mi padre guardado. Fueron la base de 'La novela de Perón'. Después, "Las vidas del General" es un poco la
trastienda de toda esa entrevista, de toda la documentación que recogió con los
años y de las entrevistas que hizo a muchos testigos y familiares, maestros y
compañeros de Perón. Las cintas quedaron ahí, mudándose con mi padre a través
de los exilios y los países. Sin embargo, sobrevivieron. Un día mi hermano
Blas, que es cineasta, le pidió a mi padre las cintas porque quería ver qué se
podía hacer con ese material. La respuesta de mi padre era que ese material no
servía para nada y que ya nada se podía obtener. Sin embargo, mi hermano le
dijo que no importaba, que le diera el material para digitalizarlo. Con todo
eso hizo un documental que se transmitió en ocho capítulos por el Canal
Encuentro. Sin embargo, Blas sigue con la idea de hacer una película; pero de
la visita de mi papá a Perón, donde el protagonismo va a estar focalizado en
ese proceso y en esa historia.
–Cuando uno
advierte que Perón tenía la sutileza de apartar a un personaje como López Rega
en el momento que le convenía con pequeños mandados, es lógico imaginar la
cantidad de intrigas que lo rodeaban. Había en Perón una serie de manejos
metafóricos. Más aún teniendo en cuenta que era una pieza central de la vida
política argentina… A. A.: –Además, hay que tener en cuenta dos cosas.
Primero, Perón era una persona muy cálida. Cuando fui a la primera entrevista
me transpiraban las manos, temblaba. Sin embargo, cuando empecé a conversar era
como si estuviera hablando con un conocido de siempre. Nunca pude pegar las
charlas que tuve con él en Puerta de Hierro con esa otra persona, con el Perón
del balcón. Es impresionante. Él sabía que lo querían matar. No nos engañemos,
debemos pensar en todo aquello que ocurría por entonces… Tenía mucha más
presencia a nivel internacional de la que uno suponía en ese momento. Te cuento
algunas anécdotas. Floreal Ferrara,
en su libro, que es una entrevista autobiográfica, cuenta que una vez viajó a
Ghana, en África, para un encuentro de medicina y lo convocó el entonces
presidente y líder político de la independencia de Ghana Kwame Nkrumah, a quien
después le hicieron un golpe de Estado. Era el único médico argentino que había
ido. Cuando llegó, Nkrumah le pidió a Ferrara que le hablara de la Argentina y
del peronismo. Ferrara, lo miró sorprendido y le dijo: “¿Pero cómo, del
peronismo…?” Y ahí nomás, Nkrumah le
respondió: “Es que nosotros somos peronistas”. Hay otros ejemplos de la
trascendencia de Perón. Tengo un amigo, Pedro
Brienza, que era de Vanguardia Comunista, un grupo que en ese momento era
marxista, maoísta, pero que estaba a la izquierda de Mao Tse Tung. La cuestión
es que Brienza relata que con Roberto
Cristina, al que después mataron, entrevistaron al presidente Enver Hoxha
en Albania. Le cuentan que ellos son marxistas, maoístas y pro albaneses. Enver
Hoxha les dice: “¿Pero cómo? En la
Argentina tienen que ser peronistas”. Incluso, en la revolución islámica
del ayatollah Jomeini utilizaron la
misma metodología de distribución de casetes que en la resistencia peronista.
En su libro sobre Perón, Norberto Galasso
cuenta que, efectivamente, había una
relación con el ayatollah Jomeini, quien cuando iba a París visitaba a Perón. Hay
otra anécdota que me parece maravillosa. En el ’48, la universidad era un
problema para Perón. Tenía dos representantes en toda la universidad, por eso
impulsa con Arévalo de Guatemala, Jorge Gaitán de Colombia y el Partido
Ortodoxo de Cuba, que eran sus aliados internacionales, la Federación Latinoamericana de Estudiantes. La idea era neutralizar
a la FUBA, que estaba dominada por el Partido Comunista. Llegaron con tal
puntería que los representantes tenían una entrevista con Jorge Gaitán. Al día
siguiente lo asesinaron a Gaitán y estalló el
Bogotazo. Un despiole impresionante, insurrección y demás. Los dos
delegados cubanos estaban rodeados por la policía. Entonces lograron que desde
la embajada argentina los fueran a rescatar con un auto y los llevaran a la
embajada cubana, salvándoles la vida. En 1998, cuando la CIA desclasificó sus
documentos secretos, nos enteramos, gracias al trabajo de Rogelio García Lupo, que a Fidel Castro la inteligencia
estadounidense lo tenía catalogado como un dirigente estudiantil peronista de
origen cubano. La sensación que tengo es que había mucha soledad en Perón. Un
tipo que no vio mucho a sus padres. Que vivía con la idea de que podía ser
discriminado. Su primer casamiento termina con la muerte de su esposa y sin
hijos. Luego se casó con Evita, y tampoco tuvo hijos. Su vida personal era muy
solitaria. Al mismo tiempo tenía todas esas redes y esa concepción especial de
la conducción que suponía que al enemigo lo controlaba mejor si lo mantenía
adentro del movimiento. En mi encuentro con Perón en Puerta de Hierro, le llevé
materiales de la universidad y un casete que había hecho la gente del barrio. Una
de esas personas, una mujer, un cuadrazo que me enseñó política, vino vestida
de domingo, con las uñas hechas, la peluquería, y, ya frente al microfonito
dijo: “General, como mujer, como madre y como peronista, le digo que en las 62
Organizaciones tiene que hacer una limpieza para que quede ni el dos”. Con
referencia a eso, él cuando le contesta en otro casete le dice: “Yo sé quiénes
son los traidores, pero siempre es preferible tener el traidor adentro porque
se lo controla mejor”. Yo no coincido en
esto. Creo que un traidor y una quinta columna son mortales. Pero mucho de esto
era su concepción de cómo sobrevivir en el marco de una situación bastante
turbulenta.
–Perón tenía que tapar hasta el
origen familiar, la sangre que llevaba en las venas. Desde el comienzo tuvo que
ser un gran conspirador. Ezequiel, quiero preguntar algo que tiene que ver con
la relación de tu padre con Perón, porque tu padre no era peronista… E. M.:
–No, no lo era. En su última entrevista pública, contaba el proceso de 'La
novela de Perón'. Decía que entre 'La novela de Perón' y 'Santa Evita' había puesto
una novela de pura ficción, "La mano del
amo", porque tenía miedo de que lo acusaran de peronólogo o, lo que era
peor, de peronista. Él admiraba, por supuesto, la figura de Perón como
conductor, como el personaje histórico que fue. Es inevitable no sentirse
atraído por esa figura. Habrá votado, yo calculo, en el ’73, a Cámpora, pero no
era peronista.
–Cuando hizo "La pasión según Trelew",
un relato extraordinario, creo que ahí tiene que haber quedado muy impregnado
por esa historia. E. M.: –Seguro. Fue en ese momento que empezó a dudar
sobre la verdad que muchas veces se contaba en los medios. Había una versión
oficial de lo que pasó en Trelew, que fue un enfrentamiento, cuando en realidad
sabemos que fue un fusilamiento. A mi padre lo despiden por publicar que dudaba
de la versión histórica que daba el gobierno de Lanusse en ese momento. Es en
esas circunstancias que viajó a Trelew para investigar los hechos. A partir de
ahí construye ese libro, que narra lo que fue un fusilamiento en realidad.
–Les hago una pregunta a ver si
ustedes saben. ¿Quién compró el predio donde estaba Puerta de Hierro? E.M.:
–Creo que lo fraccionaron. –Una de las fracciones, por lo menos donde estaba la casa, en Madrid, se dice
que la compró Jorge Valdano. Por eso digo que las tramas pueden llevar a que
incluso se pueda grabar una película de ficción en ese lugar. Me parece que es una
historia de un realismo que conviene llenarla de personajes de ficción, porque
estas cosas que ustedes comentan, y muchísimas otras que se deben saber
dispersas, son imprescindibles. Alcira Argumedo: –Hay que empezar a
detectar todos esos elementos…
–¿Qué pueden decir de la parte dura de Perón. Del Perón de entre los años ’73 y ’74. De esa Argentina que vivió, al mismo tiempo, la continuación de la lucha armada y la irrupción violenta de la derecha armada? Alcira Argumedo: –Hay algo que me parece importante, y es una de las lecciones que me enseñó el General. No se puede analizar la situación argentina sin ver el marco internacional y lo que estaba sucediendo. Tenemos que tener en cuenta que en 1973 hubo un punto de inflexión a nivel internacional. Un punto de inflexión brutal. La derrota norteamericana en Vietnam, la devaluación del dólar, la crisis del petróleo y el movimiento de los no alineados planteando un nuevo orden mundial de la información y las comunicaciones, y un nuevo orden económico internacional. En ese contexto, la crisis del petróleo le da a la Unión Soviética un poder mayor por su rol de productora y exportadora. No es una casualidad que en el ’71 tuviéramos un golpe en Bolivia, en el ’72 en Uruguay, en el ’73 en Chile, en el ’75 en Perú, en el ’76 en la Argentina.
–¿Qué pueden decir de la parte dura de Perón. Del Perón de entre los años ’73 y ’74. De esa Argentina que vivió, al mismo tiempo, la continuación de la lucha armada y la irrupción violenta de la derecha armada? Alcira Argumedo: –Hay algo que me parece importante, y es una de las lecciones que me enseñó el General. No se puede analizar la situación argentina sin ver el marco internacional y lo que estaba sucediendo. Tenemos que tener en cuenta que en 1973 hubo un punto de inflexión a nivel internacional. Un punto de inflexión brutal. La derrota norteamericana en Vietnam, la devaluación del dólar, la crisis del petróleo y el movimiento de los no alineados planteando un nuevo orden mundial de la información y las comunicaciones, y un nuevo orden económico internacional. En ese contexto, la crisis del petróleo le da a la Unión Soviética un poder mayor por su rol de productora y exportadora. No es una casualidad que en el ’71 tuviéramos un golpe en Bolivia, en el ’72 en Uruguay, en el ’73 en Chile, en el ’75 en Perú, en el ’76 en la Argentina.
(**) Alcira Argumedo: socióloga nacida en Rosario, desde muy
joven se integró a las Cátedras Nacionales de la Facultad de Filosofía y
Letras de la UBA, donde en la década del ’60 se discutían el pensamiento y la
tradición popular latinoamericanos, al tiempo que desafiaban a la dictadura de
Onganía. Se incorporó a la Juventud Peronista y a mediados del ’73 el gobernador bonaerense Oscar Bidegain la convocó para
dirigir la Secretaría de Cultura, hasta que en el ’74 la derecha peronista
abortó la experiencia izquierdista. En el ’78
debió partir al exilio, hacia México. Trabajó en la Unesco, el Indec y en el Instituto
Latinoamericano de Estudios Transnacionales, que dirigía Gabriel García Márquez,
sobre el “nuevo orden mundial de la información y las comunicaciones”. Es profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y
miembro del Conicet. Sostuvo que su deseo era “trabajar en el Congreso en el tema global de la
educación y en especial en el área de desarrollo científico-técnico”. Otro tema que la obsesiona es “la promoción de
empresas sociales, tomando como experiencia las empresas recuperadas”. Agregó: “Las nuevas tecnologías desplazaron el 75 por ciento del
trabajo humano, y sólo este tipo de empresas pueden asumir una reconversión que
no sea salvaje con la disminución de la jornada laboral”. En 2009 fue elegida por primera vez, diputada nacional, representando a Proyecto Sur.
http://alciraargumedo.com/
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