viernes, 26 de noviembre de 2010

2 museos de Buenos Aires para no perderse

Durante la semana, como en cualquier metrópoli, los porteños enfilamos nerviosamente como hormigas atrás de nuestras ocupaciones laborales. Los días de descanso no perdemos el tiempo y le buscamos la vuelta: muchas reuniones y comidas compartidas con amigos o familia hasta tarde, costumbre que nos diferencia de otras culturas. Pero para pasear, como cada vez hay más gente y menos opciones, nos apelotonamos en sitios que suponíamos tranquilos y también rebasan las autopistas y avenidas. Como suele suceder, a más dinero, más opciones.

La fórmula para no terminar odiando a Buenos Aires es intentar verla con ojos de turista, aunque suene muy cliché. Es bien linda. Alguien que viaja mucho por el mundo me dice que es envidiable que tenga tanto verde. 

Los turistas al viajar afuera normalmente recorren museos como una actividad habitual. Aunque suene feo hay que reconocer que no toda la gente tiene la sensibilidad suficiente para indagar en los secretos que cada museo ofrece pero en el exterior casi se obligan a entrar a museos famosos. Te preguntaría: ¿Cuántos museos te propusiste disfrutar en tu propia ciudad en vez de ver encerrado una miniserie pedorra? 

Bien, aquí abajo les propongo dos museos que pueden transportarlos a través de nuestra historia común, brindándoles además de yapa una tarde de rélax a través de su entorno maravilloso lleno de verde. Les agregué unas reseñas para que te enganches. Horanosaurus. 


Museo Histórico Municipal 
Brig. Gral. Juan Martín de Pueyrredón

Rivera Indarte 48 esquina Roque Sáenz Peña, San Isidro, Provincia de Buenos Aires. Tel. 011-4512-3131/29. Horarios: martes y jueves de 10:00 a 18:00 hs. Sàbados y domingos de 14:00 a 19:00 hs. En auto es muy fácil llegar: desde la Ruta Panamericana a la altura de Boulogne-San Isidro, se toma Av. Márquez rumbo al río de la Plata (al este), se pasa junto al Hipódromo; luego de cruzar Av. Centenario se llama Roque Sáenz Peña, se pasa por el túnel bajo el FFCC Mitre, se sobrepasa el club CASI a mano derecha y luego de la Av. del Libertador, dos cuadras más doblás a la derecha y estacionás. Viniendo desde la ciudad de Buenos Aires, se recorre toda la arbolada Av. del Libertador y justo cuando va a angostarse, con la misma referencia del club CASI a la izquierda, se dobla por Roque Sáenz Peña, dos cuadras hacia la derecha, al río-al este.


El partido de San Isidro -como buena gran parte de la actual Zona Norte del gran Buenos Aires- se originó en base a terrenos que repartió Juan de Garay en la segunda fundación de Buenos Aires, en el siglo XVI, como lonjas a partir de la costa sobre el río de La Plata. Puede encontrarse fácilmente por ahí la reproducción del viejo mapa que los dispuso.  La llamada "Quinta Pueyrredón o Chacra del Bosque Alegre" comprendía inicialmente un predio que se extendía desde el río hasta el camino Fondo de la Legua (una legua de fondo) y desde la actual Roque Sáenz Peña hasta la estación de FFCC Acassuso. Internamente, la propiedad estaba atravesada por cuatro caminos: el "de las chacras" (hoy Avenida Del Libertador), el Camino Real desde Buenos Aires hacia el norte (las actuales Avenidas Centenario-Santa Fe-Maipú), el Camino del Medio (Avenida Fleming) y el camino "de Afuera", actualmente Diego Carman.

La chacra pasó por sucesivos propietarios hasta pertenecer a Francisco de Tellechea, quien en 1812 fue ejecutado por conspirar junto a Alzaga contra los independentistas. La hija de este hombre, María Calixta, heredó parte de la propiedad. En 1815 se casa con un ya viudo Juan Martín de Pueyrredón y compran a los otros herederos el resto.

La casona comenzó a construirse en 1790 pero Pueyrredón y Prilidiano (su hijo con Calixta) la fueron dotando de sucesivas mejoras. Como solía acostumbrarse en la época, la mayoría de los elementos de construcción fueron importados de Europa; también el mobiliario y las vajillas.






Fallecido su padre, en 1856 Prilidiano vende Bosque Alegre a su primo Manuel Aguirre y lo heredan Manuel Alejandro y Victoria Aguirre. Sobrevienen tres generaciones y sucesivos fraccionamientos (el club de rugby Club Atlético San Isidro-CASI está en terrenos que le donó la familia y el Jockey Club se instala más al oeste), quedando en posesión de Enriqueta Lynch de Aguirre. La chacra es comprada por la Municipalidad de San Isidro en 1941, año que coincide con la declaración del lugar como Monumento Histórico Nacional por decreto. La Municipalidad le confía la restauración al arquitecto Mario Buschiazzo y años más tarde participa en la tarea el Ministerio de Obras Públicas de la Nación. El Municipio realizó otra gran restauración a partir de 2007.

En esta chacra vivió y murió Juan Martìn de Pueyrredón (1776-1850). Nacido en Buenos Aires en una familia acomodada, estudió ciencias en París. Tuvo una destacada actuación en la primera invasión inglesa secundando a Santiago de Liniers, reclutando voluntarios y con sus propios fondos formó con sus hermanos el cuerpo de caballería conocido como "los Húsares de Pueyrredón". A partir de eso decidió a continuar la carrera de las armas y la política. Ocupó distintos cargos: gobernador de Córdoba y de Charcas, jefe del Ejército del Norte y miembro del Primer Triunvirato en reemplazo de Juan José Paso. En 1816 fue elegido Director Supremo de las Provincias Unidas del Sur por el Congreso de Tucumàn, cargo que ocupó durante tres años.

En su despacho de Bosque Alegre atendía con frecuencia cuando estuvo en ese puesto y en distintas épocas pasaron por el lugar personalidades tales como el libertador General José de San Martín, José Cipriano Pueyrredón, Guido Soler, Dalmacio Vélez Sársfield, Domingo Faustino Sarmiento y otros. Alguna fuente dice que también Saavedra, Belgrano y Las Heras anduvieron sobre las mismas baldozas. Roque Sáenz Peña la alquiló cuando fue presidente, en 1912 ¡Cuanta historia en un mismo lugar!

Sarmiento y Vèlez Sársfield eran amigos de Miguel Aguirre y también de Prilidiano Pueyrredón. El sanjuanino plantó en esta chacra en 1870 un ejemplar de aguaribay que resistió indemne el paso del tiempo (ver fotos) Dalmacio Vélez Sársfield -futuro suegro a disgusto del sanjuanino- plantó otro en un rincón del jardín que no corrió la misma suerte y fue reemplazado. El inestable Domingo Faustino fue el mismo que confesó a un amigo haber tenido una erección ante la ya veterana Mariquita Sánchez de Thompson y un fuerte deseo de violarla sobre un piano. ¿Habrá sido en la propiedad de esta mujer, la Quinta Los Ombúes, atrás de la Catedral de San Isidro, a unas diez cuadras de aquí? (1) Volveremos sobre las andanzas de Dominguito, más que "gran educador", un loco peligroso.

Bajo la sombra de un gran algarrobo de Bosque Alegre que también sobrevive, Juan Martín de Pueyrredón y José de San Martín se supone conversaron acerca de la emancipación americana en 1817 y al año siguiente volvieron a reunirse en la chacra, esta vez con miembros de la Logia Lautaro.  Eran todos masones! Claro que Pueyrredón no era consecuente con los ideales emancipatorios del Congreso de Tucumán que lo designó como Director Supremo: era un proto-unitario centralista, de ideas monárquicas. Intentó en forma secreta el envío de un príncipe, un marqués o al menos un infante por parte del gobierno francés o del Brasil para gobernar estas tierras, pero no tuvo éxito. El hombre fue maquiavèlico y corrupto, como un Menem del siglo XIX (2).

Negoció secretamente mediante su emisario, el tristemente célebre Manuel García (también secretario de Bernardino Rivadavia, otro chorro del liberalismo vernáculo al que aún se lo trata erróneamente de "primer presidente" y se le rinden honores), una alianza con el gobierno lusitano de Brasil ofreciéndole la Banda Oriental a cambio de apoyo militar para derrotar a los representantes federales de las provincias del Litoral (Pancho Ramìrez, Ricardo López Jordán, Estanislao López, Josè Gervasio Artigas y Juan Bautista Bustos).

En 1816 se desató nomás una invasión de 30.000 soldados portugueses con el mejor armamento de la época sobre la Banda Oriental, que en tres años asoló y saqueó la zona y mandó a Artigas al destierro. Una vez traicionado, aislado y derrotado José de Artigas defendiendo el territorio nacional (1820), el movimiento federal jamás llegó al mismo nivel de orgullo gaucho e idealismo democrático. Pueden los uruguayos decir tranquilos, orgullosos y esta vez sin mentir que tienen un Gardel que nació en su "paisito": por su dimensión e ideales, Artigas solo es comparable con los inmensos San Martín y Bolívar.

Volviendo a Pueyrredón, lo que realmente le importaba era proteger los intereses de los poderosos porteños aún a costa que la patria perdiera soberanía y territorio. A San Martín lo largó en banda en la lucha del Ejército de los Andes contra los realistas en Chile y Perú e impidió la mediación del Libertador para interrumpir la lucha fraticida y gorila contra el Litoral. Hizo lo propio con el Ejèrcito del Norte.

Pero, como "a cada chancho le llega su San Martín" (que no es nuestro ilustra General), no le fue tampoco favorable políticamente el futuro a Juan Martín de Pueyrredón: reemplazado por José Rondeau -otro corrupto- como Director Supremo, se exilió en Europa desde 1835 a 1849 y a poco de volver, el 13 de mayo de 1850 falleció en Bosque Alegre. Eso si, como siempre pasa en la Argentina, no tuvo que devolver nada ni fue preso.

Bueno amigos: se trata de ir a la Chacra para dejarse sumergir en el ambiente de una época que parece mucho más épica y apreciar las costumbres y usos de  gente poderosa -que nos guste o no-, deja en la historia más hitos para asombrarse que la gente como uno.

Prilidiano Pueyrredòn (1823-1870), hijo de Juan Martìn y María Calixta Tellechea. Nació en Libertador y Juncal, otra propiedad de su familia. Todo parece indicar que fue el niño genio crecido en cuna de oro, pero a diferencia de muchos otros no perdió el tiempo: fue quizàs el màs importante pintor argentino del siglo XIX. Como retratista realizó más de cien obras y por su pincel pasaron varias personalidades de la época, Bernardino Rivadavia, Miguel de Azcuènaga y su propio padre, entra muchos.

El famoso retrato de Manuelita Rosas fue acordado, digamos, bajo estrictas medidas de seguridad: puede verse en el Museo de Bellas Artes y asombra. Pero Prilidiano también fue un gran paisajista y parte de su inspiraciòn la obtuvo en Bosque Alegre. Estudió en Francia durante el exilio de su familia, era ingeniero y urbanista. Construyó la casa de Azcuénaga (actualmente la Quinta de Olivos) y proyectó un puente giratorio en Barracas sobre el Riachuelo; reformó la Pirámide de Mayo y la Casa de Gobierno. En el museo pueden observarse su atellier y muchas de sus obras.



















Pero, ¿a que no saben que personalidad era pariente de los Pueyrredón y frecuentó también Bosque Alegre? ¡El inmenso José Hernández! Su madre (Isabel Pueyrredón) era prima hermana de Juan Martín. En la sala dedicada a éste puede observarse un cuadro genealógico que relaciona a las dos familias. Es el momento propicio para que hablemos del siguiente encuentro.

NdeH: actualmente el cuadro genealógico no forma parte de la exposición permanente.  

Museo Histórico Provincial José Hernández 
Chacra Pueyrredón

Presbítero Carballo (calle 111) Nº 5042, Villa Ballester, Partido de General San Martín, Provincia de Buenos Aires. Tel. 011-4768-7492. Horarios: lunes a sábados de 10:00 a 16:00 hs. También es relativamente fácil llegar en auto: desde la ciudad debes llegar al cruce de la Av. Gral. Paz en su visible cruce con Av. San Martín (ex Ruta Nacional 8). Internándote hacia el lado de la Provincia se atraviesa la localidad de San Martín tras algunas curvas, retomando la avenida homónima. Algunos kilómetros más adelante, luego de pasar junto al Hospital Eva Perón e instalaciones militares, tomando como referencia la fábrica Siemens (en el Km. 18), se dobla dos cuadras al este. Desde la provincia, tanto desde Morón o desde Boulogne-José León Suárez, hay que tomar Camino de Cintura y llegar a la rotonda de la intersección con la ex Ruta Nacional 8 (o Av. San Martín). De allí, unos dos kilómetros al sur-hacia Capital, sobrepasar la fábrica Siemens y doblar a la izquierda-al este, esas dos cuadras. Ir en colectivo debe ser medio plomo.


A finales del siglo XVI, la chacra original se extendía al sur del río de las Conchas (el actual Reconquista). Luego de sucesivos propietarios, en 1750 la adquiere Julián Perdriel, un francés de Buenos Aires, quien aporta su nombre al caserío que se forma en los alrededores. Muere en 1780.

Como se estarán imaginando mediante algún recuerdo que les viene del colegio, esos pagos fueron testigos del combate de Perdriel en las primeras invasiones inglesas, año 1806 (3). Nuestro viejo conocido Juan Martìn de Pueyrredòn habìa reunido voluntarios de la campaña bonaerense en Luján, ayudado por sus hermanos, el hacendado Martín Rodríguez y otros vecinos. Se sumó el comandante de blandengues Antonio Olavarría con su gente.


El 1ro. de agosto, Pueyrredón con unos doscientos paisanos batalló en Perdriel a un mejor pertrechado grupo de quinientos soldados ingleses del Regimiento 71 al mando del general Beresford, que cañoneó el lugar. Fue una escaramuza que duró entre media y una hora.

Las fuerzas criollas se reagrupan en la Chacra de los Márquez, actualmente zona de Boulogne (4), convertida en una especie de cuartel general, a la espera de la llegada de Santiago de Liniers con refuerzos desde la Banda Oriental. El 5 de agosto Liniers desembarca en Tigre, frente a la propiedad de Goyechea (hoy Museo de la Reconquista, calle Liniers 818, Tigre), se concentra en Chacra de los Márquez con el resto y avanzan por el Fondo de la Legua hasta Chacarita y de ahí a los corrales de Miserere y a Retiro: el 12 de agosto, se escribirìan las páginas de la Reconquista de Buenos Aires (5).


En diciembre de 1806, el Cabildo de Buenos Aires ordenó la impresión de monedas de oro con el escudo de la ciudad, para homenajear a los combatientes de Perdriel. Dicen que hasta hace pocos años cuando se hacía algún pozo en la lindera fàbrica Siemens, seguían encontrando balas de cañón y municiones de la batalla.



Un forzado huésped de Perdriel fue el ilustre Manuel Belgrano: le pide al Cabildo de Buenos Aires, que lo había encarcelado en Luján, que por la proximidad a su domicilio y motivos de salud lo trasladen allí. Belgrano es más que un héroe, un mártir de nuestra historia: abogado, funcionario y periodista convertido en militar, luchó por la independencia al frente de un Ejército del Norte harapiento y sin pertrechos, abandonado a su suerte por los políticos porteños (incluído Pueyrredón) pero logrando victorias memorables. Donaba la mitad de su sueldo y le pedía a sus amigos plata para comer. Murió años después olvidado y sin un cobre, enfermo de sífilis y paludismo crónicos.

En 1830 o 1832, según las fuentes, adquieren el predio que nos ocupa (en Villa Ballester) Mariano y Victoria Pueyrredón (conocida como "Mamá Toto"), tíos maternos de José Hernández, que nace en una de las habitaciones de la casa el 10 de noviembre de 1834. Lo crían allí unos años.

En 1840 los tíos deben abandonar la chacra debido a las presiones de la mazorca de Rosas y se exilian en Brasil. La casa es abandonada y saqueada. José vivirá un tiempo en lo de su abuelo en Barracas; en el interín fallece prematuramente su madre. Su padre Rafael es -paradójicamente- capataz en estancias de Juan Manuel de Rosas y lleva a vivir a sus hijos con él los siguientes años, por distintas zonas camperas (Camarones, Laguna de los Padres, etc). Su hermano Rafael fue un agrimensor e industrialista, un inventor y emprendedor que presentó decenas de proyectos sin suerte, pero también un valiente soldado federal.

Quien piense que José Hernández fue solo un escritor inspirado, está muy equivocado: fue corresponsal político, empleado de comercio, taquígrafo del Senado de la Confederación y secretario del Gral. Pedernera, en Paraná; integró redacciones de diarios, fundó otros y fue imprentero. Además de su magistral obra (dividida en dos partes: "El gaucho Martín Fierro" y "La vuelta de Martín Fierro"), escribió también "La vida del Chacho Peñaloza" e "Instrucciones al estanciero" con detalles para gerenciar. Fue fiscal del Estado, secretario del gobernador Evaristo López y ministro de Hacienda en la provincia de Corrientes.

Tuvo contradicciones pero peleó fuerte por los principios en los que creía: combatió en las batallas de Cepeda, Pavón y Cañada de Gómez. Fue un federal en acción. Denunció la traición de Urquiza (dijo "Por la torpeza de Urquiza, los políticos de Buenos Aires podrán avasallar las provincias"), apoya el levantamiento de López Jordán en Entre Ríos y después la candidatura porteña de Valentín Alsina. Tuvo varios exilios; el primero al Brasil.

Cuando funda el diario "El Río de la Plata" competirá en difusión con "La Nación Argentina" de los Gutiérrez, órgano de Mitre, "El Nacional" que responde a Sarmiento y "La Tribuna" de los Varela. De tanto criticar a Sarmiento el sanjuanino lo presiona hasta cerrar el periódico, le quita su casa y le pone precio a la cabeza de Hernández, que se exilia otra vez en Brasil y luego a Uruguay. Ahí trabaja en un diario y hace incursiones nocturnas cruzando el río para visitar a sus parientes en la Chacra de los Pueyrredón, a la que vuelven después de la caída de Rosas. De incógnito en un hotel de Buenos Aires, escribe el Martín Fierro.

Un parrafito pendiente para Domingo Faustino Sarmiento: este tipo es indefendible por donde se lo mire. Lo criticaba a Rosas por autoritario pero cuando fue presidente reclutaba milicianos mediante la leva para combatir federales, calumnia y persigue opositores y ordena intervenir provincias (6). Encima, varios autores sostienen que la publicitada acción educativa del sanjuanino fue más producto de la tarea de su ministro Avellaneda que suya. Cuando Sarmiento deja la presidencia cobraba cinco sueldos: de coronel, de senador, director general de escuelas de la provincia de Buenos Aires, como presidente de la Comisión Parque 3 de Febrero y director del Arsenal de Zárate.

José Hernández -como si fuera poco- fue diputado y vicepresidente de la cámara en Buenos Aires, integró el directorio del Banco Hipotecario y fue presidente de la Cruz Roja Argentina. Fue senador bonaerense y ayudó a su amigo Dardo Rocha en la planificación de la ciudad de La Plata (es graciosa la anécdota del multitudinario pero malogrado asado que el mismo Hernández condujo el día de su fundación). Muere en octubre de 1886 en su quinta de Belgrano pero lo que recordamos justicieramente es su nacimiento (10 de Noviembre), como "Día de la Tradición".

Volviendo a la Chacra Pueyrredón de Villa Ballester, pertenecerá durante varias generaciones a la familia hasta que Elvira Zulema Pueyrredón de Lynch decide por testamento que pase en 1959 a la provincia de Buenos Aires para un museo que recuerde a José Hernández.

Actualmente el museo es administrado por la Municipalidad de San Martín. Se destaca la casa principal con la sala donde nació el escritor, otra con elementos personales y ejemplares de su obra traducidos a varios idiomas y una dedicada a la batalla de Perdriel. Se pueden disfrutar los jardines y visitar la casa de peones, la caballeriza y el palomar.

FUENTES:

Municipalidad de San Isidro.
Municipalidad de San Martín
Asociación de Amigos del Museo Pueyrredón
Grupo de Empresas Siemens en la Argentina.
"Historia argentina con drama y humor". Salvador Ferla (Peña Lillo editor, 1985).
"Historia del país de los argentinos". Fermín Chávez (Ed. Theoría, 1980)
"Los motivos de Martín Fierro en la vida de José Hernández". Pedro de Paoli (Huemul, 1968).
"Argentina con pecado concebida" Federico Andahazi (Planeta, 2009).
"Cronología de las invasiones inglesas en el año del bicentenario" Jorge Virgilio Núñez (Ed. Milor) "Los mitos de la historia argentina". Felipe Pigna (Ed. Norma, 2004)

NOTAS: 

(1) Mariquita, en realidad, María Josefa Petrona de Todos los Santos Sánchez de Velasco y Trillo de Thompson (luego de Mendeville) vivía en la quinta Los Ombúes justo detrás de la Catedral de San Isidro, a unas diez cuadras de Bosque Alegre. Pero vendió la propiedad en 1829, por lo tanto este encuentro peligroso con Sarmiento debe haber sido en la actual calle Florida de la ciudad de Buenos Aires, cuando estaba más madurita. Desde 1881 Los Ombúes perteneció a la familia Béccar Varela y luego fue donada a la Municipalidad de San Isidro (hoy museo Béccar Varela). Mariquita fue amiga, entre otros, de Bernardino Rivadavia, Esteban Echeverría, Juan Bautista Alberdi y Juan María Gutiérrez, lo cual permite definir su ideología, aunque también fue iconoclasta y anticlerical. Resolvió en 1837 refugiarse en Montevideo por cuestiones políticas. Al tomar conocimiento de su determinación, Rosas le envió una pequeña esquela en la que le preguntaba: "¿Por qué te vas, Mariquita?", y ella le respondió: "Por que te tengo miedo Juan Manuel".

(2) Pedro Medrano, representante de Buenos Aires en el Congreso de Tucumán y abogado, decía de Pueyrredón: "Hay hombres más virtuosos pero no tan políticos. Los hay más sabios pero no tan discretos. Los habrá más santos, pero no tan vivos y perspicaces. Juan Martín tiene de aquellas virtudes las que se necesitan y tiene sobre todos los virtuosos la política, la perspicacia, la destreza y lo que vale más que todo, la opinión". Al tiempo un influyente comerciante inglés, Guillermo Parish Robertson, comentaba: "El directorio de Pueyrredón sostenido por el Congreso Nacional fue causa de incalculables daños para Buenos Aires. El cohecho y la corrupción eran los medios con que principalmente se contaba para sostener el Ejecutivo y bajo su patrocinio se había organizado un sistema de contrabando en gran escala como para dilapidar y arruinar el tesoro público, mientras llenaba los bolsillos del primer mandatario del Estado."

(3) La invasión inglesa fue una aventura típica de piratas: Beresford, Popham y Baird se animaron a estos pagos al enterarse que aquí había dos años de impuestos provenientes del Alto Perú listos a ser enviados a España. El apuro les hizo juntar solo 1600 hombres y aunque tuvieran entre sus antecedentes haber vencido a Napoleón, Liniers y los criollos de a poco lograron reclutar más de dos mil voluntarios.

(4) La chacra de los Márquez abarcaba unas doscientas manzanas y corría entre el camino Fondo de la Legua y los límites entre San Fernando y San Isidro. En la calle Virrey Vértiz 1051, Boulogne, en la zona ferroviaria, se conserva una casa bicentenaria de la familia, que participó activamente de la Reconquista.

(5) Al finalizar el día 12 de agosto de 1806, el cadete Martín Miguel de Guemes, militar de profesión con asiento en el Regimiento del Fijo de Buenos Aires, al mando de 50 milicianos de caballería de Pueyrredón (sólo de casualidad por haberse cruzado con Liniers, que le dió la orden) en lo que hoy es Plaza Fuerza Aérea Argentina en Retiro -donde llegaba el agua del río- aborda y captura a la nave inglesa Justine de la escuadra de Popham -que se hallaba varada- y había bombardeado Buenos Aires con sus veintiseis cañones y una tripulación de cien marineros. ¡Un buque abordado y capturado por una caballería con el agua hasta el cogote! Un caso inusual.

¿Y que fue de la vida de Don Santiago de Liniers? De héroe de la Reconquista e ídolo popular llegó a Virrey y terminó fusilado en Cabeza de Tigre, Córdoba, por conspirar contra la Revolución de Mayo, cuando ya los realistas estaban políticamente derrotados en Buenos Aires. Lo más curioso es que fue un precursor de nuestros políticos modernos: uno de los primeros chorros de la cosa pública, se robaba hasta las donaciones de la gente. Fue el inventor de las sub-monedas en el Río de la Plata, nuestros modernos patacones o LECOP: lanzó "valores reales" en 1808; pedía adelantos a Tesorería que jamás devolvía, colaboraba con el contrabando, cobraba coimas y en aquel entonces ya tenía de ñoquis en el virreinato a parientes y amigos. Había perdido toda su gloria para la gente.

(6) Dice De Paoli: "Búsquese en todos los discursos, en todos los libros de esa época, en cuanto hayan escrito Sarmiento, Mitre y Alberdi, que son los profetas del Partido Liberal de ambas tendencias y no se hallará ni una vez esta referencia a los oprimidos. No, ellos no descenderán jamás a hablar del individuo aisladamente, del ciudadano común, y menos aún, del pobre, del paisano, del gaucho. No, para ellos que se mecen plácidamente en las alturas etéreas, que conversan con los filósofos y economistas de moda, los paisanos, los gauchos, representan la barbarie, lo bajo, la chusma. Para eso están el Juez de Paz, el Comisario y el comandante militar". 

Las yapas:

Museo Histórico Regional Brigadier General Juan Manuel de Rosas

Diego Pombo (calle 72) 3324, San Andrés, Provincia de Buenos Aires - Tel. 4830-0683 - Horarios: Lunes a Sábados de 10:00 a 16:00 horas. Entrada gratuita. NdeH: no lo conozco y me lo debo pero está muy cerca del anterior, en la localidad de San Andrés del mismo Partido de San Martín, donde funcionó la comandancia del Cuartel de Santos Lugares. Hay objetos vinculados a los años en que el Restaurador de las Leyes era el gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Uniformes, armas, pinturas, todos objetos que nos permiten conocer cruciales años de la Confederación Argentina. Lo administra también la Municipalidad de San Martín.

Museo de la Reconquista

Ubicado en Padre Castañeda y Av. Liniers, Tigre, Provincia de Buenos Aires. Tel. 4512-4496. Horarios: miércoles y viernes de 10.00 a 18.30 hs. y sábados, domingos y feriados de 14:00 a 18:00 hs. Entrada gratuita. Se puede llegar con el colectivo 60 (cartel A o C), caminando desde la terminal Tigre del FFCC Mitre o en auto por Panamericana ramal a Tigre y al terminar se gira a la derecha por Av. Liniers unas ocho cuadras. Siempre en zona norte del conurbano. Es la antigua casa del comerciante español José Martín Goyechea reciclada e integrada a una construcción actual de estilo hispánico colonial. Hay salas dedicadas a las invasiones inglesas de 1806, con uniformes de época, armas y documentos, entre otras exposiciones. Al otro lado de la calle empezó sobre el río Reconquista la epopeya de Liniers.

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1 comentario:

  1. Mi abuela Maxima fue ama de llaves de la casa de la señora Elvira Zulema Pueyrredón de Lynch e incluso ella conoce esta chacra cuando iba mandada por la señora Elvira a buscar verduras a esta chacra, espero algun dia llevarla al museo

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