domingo, 13 de junio de 2010

Fidel Castro dijo






Del discurso de Fidel Castro a los argentinos en las escalinatas de la Facultad de Derecho-Buenos Aires-27 de mayo de 2003.


 

Sobre el "Che"

(...) Yo no tenía el propósito esta noche de pronunciar una arenga, más bien me sentía en el deber de ser cuidadoso en mis palabras. Claro, pensaba hablar principalmente de nuestro país y del mundo, y es lo que estoy haciendo, pero no puedo ha­cerlo sin verlos a ustedes aquí, sin estarlos presenciando en este acto. 

Mi idea más bien, ya que me hicieron soñar también con un salón tranquilito y sentaditos allí, pues pensaba en una cues­tión que es la siguiente, decía: “¿De qué debo hablarles a los argentinos?” Pronunciar un discurso en cualquier lugar siem­pre es complejo, no es fácil, hay que evitar decir una pa­labra que pueda lastimar a alguien o que parezca alguna in­jerencia -y no creo que haya pronunciado una sola que parezca la más mínima injerencia en los problemas internos del país hospitalario en que me encuentro-; pero decía: “¿De qué debo hablar?” Y me planteaba una cuestión: los oradores suelen imponerles a los que los escuchan el tema, piensan hablar de tal cosa y más cual cosa, y entonces yo tenía una idea: no plantear ningún tema, sino preguntarles a los estudiantes, que suponía sentaditos allí, que me dijeran qué temas les interesaban: Pregúntenme de cualquier tema que a ustedes les interese, sean ustedes los que me impongan el tema y no sea yo el que les diga el que mejor me parezca; me parecía más democrático y más justo. Eso es lo que pensaba antes de que ocurriera el terremoto este, el maremagno, el huracán que se produjo alrededor de esta universidad en las horas del anochecer. Al llegar aquí miraba si aquella técnica sería posible, y ya no era posible. No obstante, creo que alguien dijo por ahí..., oí una voz que me dijo: hábleme de algo (le dicen que del Che); la vida del Che (aplausos). 

Extenso no podría ser, no tendría sentido en estas cir­cunstan­cias, pero algunas cosas puedo decir. Me han preguntado por el Che, hablé de él esta mañana ante la estatua de San Martín, porque lo recuerdo siempre como una de las per­sonalidades más extraordinarias que he conocido. 

El Che no se unió a nuestra tropa como soldado, era médico. Estaba en México casualmente, había estado antes en Guatemala, había recorrido muchos lugares de América; había estado por minas, donde el trabajo es más duro; había estado, incluso, en el Amazonas en un leprosorio trabajando allí como médico.

Pero les voy a decir una de las características del Che y una de las que yo más apreciaba, entre las muchas que apreciaba mucho: él todos los fines de semana trataba de subir el Popocatépetl, un volcán que está en las inmediaciones de la capital. Preparaba su equipo -es alta la montaña, es de nieves perpetuas-, iniciaba el ascenso, hacía un enorme esfuerzo y no llegaba a la cima. El asma obstaculizaba sus intentos. A la semana siguiente intentaba de nuevo subir el “Popo” -como le decía él- y no llegaba; pero volvía a intentar de nuevo subir, y se habría pasado toda la vida intentando subir el Popocatépetl, aunque nunca alcanzara aquella cumbre. Da idea de la voluntad, de la fortaleza espiritual, de su constancia, una de esas características.

¿Cuál era la otra? La otra era que cada vez que hacía falta, cuando éramos un grupo todavía muy reducido, un voluntario para una tarea determinada, el primero que siempre se presentaba era el Che. 


El se quedaba, como médico, con los enfermos, porque en determinadas circunstancias en la naturaleza, montañas boscosas y perseguidos desde muy diferentes direcciones, la fuerza que pudiéramos llamar principal, era la que tenía que moverse, dejar un rastro bien visible para que en alguna zona más cercana pudiera permanecer el médico con los que estaba asistiendo. Hubo un tiempo en que el único médico era él, hasta que otros médicos se acercaron, y allí estaba.

Puedo recordar, ya que ustedes me piden anécdotas, una acción que fue sumamente riesgosa para todos, sencillamente porque habían llegado las noticias a un lugar donde estábamos en las montañas de un desembarco que se había producido por el norte de la provincia. Nos acordamos de nuestras pe­ripecias, de nuestros sufrimientos en los primeros días y, como acto de solidaridad a favor de aquellos que habían desembarcado, decidimos realizar una acción bien audaz que no era, desde el punto de vista militar, correcto hacerlo, y fue sencillamente atacar una unidad que estaba bien atrincherada en la orilla del mar.

No voy a dar más datos. Como resultado de aquel combate que duró tres horas, y tuvimos bastante suerte, porque habíamos logrado neutralizar las comunicaciones, y después de tres horas, cuando terminó aquel combate en que él tuvo, como siempre, una actitud destacada, estaban muertos o heridos una tercera parte de los combatientes que participaron en esa acción, cosa no muy usual; entonces él, como médico, atendió a los adversarios heridos -había adversarios que estaban vivos y no estaban heridos, pero había un número elevado de heridos y él los atendió- y atendió a los compañeros que estaban heridos.

¡No se imaginan ustedes la sensibilidad de aquel argentino! Y hay algo que me viene a la mente: un compañero, cuya herida era mortal, y él lo sabía; en aquel momento el lugar debía ser abandonado rápidamente, porque muy pronto, no se sabía cuándo aparecían los aviones, milagrosamente no aparecieron durante aquel combate, porque era lo primero que aparecía a los 20 minutos; pero creo que tuvimos la suerte de destruir las comunicaciones con algunos disparos certeros. Dispusimos de ese tiempo, pero había que atender a los heridos, retirarse rápidamente. Y no se me puede olvidar, y me lo contó él, cuando un compañero que iba a morir inexorablemente... No se podía movilizar; hay heridos más graves que usted no los puede movilizar, tiene que confiar ahí, puesto que usted ha atendido los adversarios, ha logrado un número de prisioneros, prisioneros que nosotros siempre respetábamos; no hubo un solo caso jamás que, prisionero en un combate, fuese alguna vez maltratado o ejecutado. Nosotros les entregábamos, incluso, a veces nuestros medicamentos, que eran muy escasos.

Esa política, sinceramente, nos ayudó mucho al éxito en la guerra, porque usted en cualquier lucha debe ganarse el respeto del adversario. En cualquier lucha -lo vuelvo a repetir-, de una forma o de otra, el comportamiento de los que defienden una buena causa, debe dirigirse a ganarse el respeto del adversario.

En aquella ocasión tuvimos que dejar un número de compañeros heridos que no podían evacuarse, entre ellos algunos muy graves. Pero lo que me impactó fue cuando me contó, con dolor, recordando aquel momento en que sabía que no tenía salvación posible y él se había inclinado y le había dado un beso en la frente a aquel compañero, que, herido allí, sabía que inexorablemente moriría.Son algunas de las cosas que les menciono del Che como hombre, como ser humano extraordinario.

Era, además, un hombre de elevada cultura, era un hombre de gran inteligencia; ya mencioné su tesón, su voluntad. Cualquier tarea que se le asignara, después del triunfo de la Revolución, era capaz de aceptarla. Fue director del Banco Nacional de Cuba, donde hacía falta un revolucionario en aquel momento, y en cualquier otro, desde luego; pero acababa la Revolución de triunfar y los recursos con que contaba eran muy pocos, porque las reservas se las habían robado.

Los enemigos bromeaban, siempre bromean, también nosotros bromeamos; pero la broma, que tenía una intención política, se refería a que un día yo había dicho: Hace falta un economista. Pero entonces se habían confundido y creyeron que yo decía que hacía falta un comunista, y por eso es que había ido el Che. Pues el Che era un revolucionario, era un comunista y era un excelente economista; porque ser economista excelente depende de la idea de lo que quiera hacer quien dirige un frente de la economía del país y quien dirige el frente del Banco Nacional de Cuba, así que en su doble carácter de comunista y economista; no es porque se hubiera llevado un título, sino porque había leído mucho y observaba mucho.


El Che fue el promotor del trabajo voluntario en nuestro país, porque todos los domingos se iba, un día a hacer trabajo en la agricultura, otro día a probar una máquina, otro día a construir. Nos dejó la herencia de aquella práctica que, con su ejemplo, conquistó la simpatía o la adhesión, o la práctica para millones de nuestros compatriotas.

Son muchos los recuerdos que nos dejó, y es por eso que digo que es uno de los hombres más nobles, más extraordinarios y más desinteresados que he conocido, lo cual no tendría im­portancia si uno no cree que hombres como él existen por mi­llones y millones y millones en las masas.

Los hombres que se destaquen de manera singular no po­drían hacer nada si muchos millones, iguales que él, no tuvieran el embrión o no tuvieran la capacidad de adquirir esas cualidades. Por eso nuestra Revolución se interesó tanto por luchar contra el analfabetismo, por desarrollar la educa­ción.

Dura crítica de Fidel Castro a Israel 

LA HABANA (EFE).- El ex presidente de Cuba Fidel Castro consideró que "la cruz gamada del Führer pareciera ser la bandera hoy de Israel" en una nueva de sus "Reflexiones" divulgada por medios oficiales de la isla."El odio del Estado de Israel contra los palestinos es tal, que no vacilarían en enviar al millón y medio de hombres, mujeres y niños de ese país a los crematorios en los que fueron exterminados por los nazis millones de judíos de todas las edades", señala Castro en el artículo, en el que se refiere al operativo militar israelí contra una flota humanitaria que se dirgía a Gaza. 

La Vanguardia. España. Edición impresa. 

Fidel Castro compara a Israel con los nazis

CUBA/Efe. Fidel Castro ha comparado Israel con la Alemania de Hitler. En su último artículo considera que "la cruz gamada del Führer pareciera ser la bandera hoy de Israel". El odio, según Castro, induce a los israelíes a enviar a los palestinos "a los crematorios en los que fueron exterminados por los nazis millones de judíos".


Fidel Castro pide a EEUU resolver problema de drogas 
(01/06/10) El ex presidente cubano Fidel Castro expresó que el gobierno de Estados Unidos debería explicar cómo va a solucionar el problema de las drogas, en sus habituales "Reflexiones" difundidas el día 31 en la prensa nacional. "Hay que pedirle a la gran potencia apoyada en casi mil bases militares y siete flotas acompañadas de portaviones nucleares y miles de aviones de combate con las cuales tiraniza al mundo, que nos explique cómo va a resolver el problema de las drogas", indicó Castro. El líder cubano, de 83 años y apartado de la vida pública desde 2006 por enfermedad, apuntó que los países de Centro y Suramérica invierten "incontables energías" en la lucha contra la invasión del cultivo de la hoja de coca, dedicada a la producción de cocaína. Precisó que las autoridades de Venezuela y Bolivia se esfuerzan de manera especial para frenar el avance de la producción de cocaína, como lo hizo de forma oportuna Cuba. Agregó que el mandatario boliviano Evo Morales hacía ya rato había proclamado el derecho de su pueblo a consumir té de coca, una "excelente" infusión tradicional de la milenaria cultura aymara-quechua. También calificó de curioso que el opio, sustancia que se extrae de la amapola lo mismo que la morfina, fuera utilizado por los colonialistas ingleses como moneda que China debía aceptar a la fuerza en forma de pago por los sofisticados productos que Europa recibía del país asiático y hasta entonces pagaba con monedas de plata. Tras señalar que comerciantes ingleses y estadounidenses con fuerte apoyo de la corona inglesa vieron la posibilidad de importantes intercambios y ganancias, Castro subrayó que para entonces muchas de las grandes fortunas de Estados Unidos fueron basadas en aquel narcotráfico (Xinhua).
Fidel Castro elogió a Messi y recordó el gol de Maradona a los ingleses
Jornada online-Mendoza-13/06/10. "De nuevo otro argentino viene despuntando espectacularmente, de baja estatura, pero veloz, que aparece como rayo y con las piernas o la cabeza dispara la pelota a velocidad insólita. Su apellido: Messi, de origen italiano, ya es conocido y repetido por todos los fanáticos". "De nuevo otro argentino viene despuntando espectacularmente, de baja estatura, pero veloz, que aparece como rayo y con las piernas o la cabeza dispara la pelota a velocidad insólita. Su apellido: Messi, de origen italiano, ya es conocido y repetido por todos los fanáticos". De todos los elogios que ha recibido Lio Messi, este párrafo seguramente tendrá un lugar destacado en su biografía. A pocos días del comienzo del mundial de fútbol, Fidel Castro destacó la figura del delantero argentino en su espacio habitual de reflexiones en el medio "Cuba Debate". Luego de abordar diferentes temas de la actualidad internacional, el ex gobernador de Cuba recordó que "en días próximos, el Campeonato Mundial de Fútbol que tendrá lugar en Sudáfrica les arrebatará todas las horas libres de su tiempo". Y luego se ocupó de su amigo, el DT de la selección argentina. Los fanáticos "observarán cada paso de Maradona y no dejarán de recordar el instante del gol espectacular que decidió la victoria de Argentina en uno de los clásicos", expresó Fidel Castro. Según se informa, el gobierno cubano transmitirá en directo todos los partidos del Mundial. Y parece que en la isla ya tienen una selección favorita. Para descubrirla sólo hay que seguir los tatuajes de Fidel Castro y el Che Guevara que luce Diego Maradona.

Otras entradas en este blog relacionadas con el Che y, a veces, con Fidel:






ver también: Che y Evita, mitos argentinos

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¿PORQUE NO ANIMARNOS A ANALIZAR ESTA COMPARACION ODIOSA?


Por Daniel Muchnik. 09 de Abril 2015. InfoBAE.
  
Recién ahora, a cuarenta años de la muerte de Francisco Franco, Caudillo de España, la Academia Real de Historia de su país rectifica algunos de sus conceptos sobre quien dominó a la península con mano de hierro y le otorga, sin vueltas, categoría de “Dictador”, una calificación que anteriormente se negaba a darle.

Fue Franco uno de los Jefes de la Sublevación Militar que organizó en 1936, aunque después quedó a cargo de toda la movilización, dando nacimiento a una guerra civil de un inaudito salvajismo y extrema maldad que se extendió de 1936 a 1939 y que motivó un éxodo de importantes figuras del mundo intelectual ibérico, de músicos, de grandes poetas y académicos. Comenzó con un golpe de Estado que en ciertas regiones ganó fuerzas, pero fue paralizado por civiles armados en Madrid y en Barcelona, entre otras ciudades.

Desde entonces, España se desangró en un clima de extrema fatalidad. Franco pidió ayuda a Alemania y a Italia. Los republicanos a Rusia, habida cuenta que el Frente Popular Francés se resistió a enviar armas para no entrar en colisiones políticas internas. Esa guerra y la muerte posterior de los prisioneros se devoró un millón de víctimas y luego el país enfrentó hambre y desesperación, aunque con el apoyo de falangistas, corporativistas y monárquicos, que se subordinaron a Franco. El Dictador dio respaldo en hombres armados (la “División Azul”, de cerca de 40.000 hombres que enfrentaron a los rusos en el este de Europa) y civiles trabajadores semi-esclavos a la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial y fue interlocutor de Mussolini que le había facilitado tropas y aviones que aterrorizaban a los combatientes republicanos.

Una violencia inaudita contra el enemigo hubo en ambos bandos, en el republicano y en el rebelde. Se fusilaba en masa e indiscriminadamente por el solo hecho de tener determinado oficio o por ser devoto de la Iglesia. Los republicanos perdieron, pero en parte por su propia responsabilidad. Los comunistas se enfrentaron a tiros contra el anarquismo y el trostkismo del POUM , asesinando de paso a sus líderes y el frente de resistencia se resquebrajó. Esta desgracia la cuenta George Orwell en su libro “Homenaje a Cataluña”.

La guerra civil española sigue doliendo. La Real Academia se venía negando a cambios en la biografía, donde se elogiaba la figura de Franco. Hasta que el Parlamento y el presidente Mariano Rajoy le cancelaron la subvención anual si no cambiaba el texto. Será “Dictador” en el texto y en la “versión digital”.

Ahora bien, si Franco finalmente es “Dictador” ¿como calificar a ciertos personajes latinoamericanos, a los hermanos Castro especialmente y a Fidel en particular? Han dominado a Cuba por más de 50 años y han exigido un esfuerzo humano gigantesco en guerras en el África y preparando a los guerrilleros que luego lucharían por el poder en distintos países del nuevo continente. Cincuenta años y Cuba es una isla que se debate en la extrema miseria, que depende del petróleo que le venía suministrando Venezuela, como antes dependía de la Unión Soviética para el suministro de alimentos y energía. Cincuenta años tapándole la boca a sus adversarios, abriendo las cárceles para todo opositor, impidiendo ejercer el periodismo libre, mal administrando la economía, vedando toda reconstrucción. Cincuenta años donde los Castro callaron o mandaron matar o encarcelaron o fusilaron o hicieron desaparecer a todo aquel que los contradijera bajo la acusación de ”agentes del imperialismo”, cuando en los hechos lo que no querían sus adversarios era una Cuba comunista.

Han logrado formar médicos o ingenieros en sus universidades o en las de la Unión Soviética pero La Habana se cae a pedazos, el país es misérrimo, con excepción de los guettos turísticos y a los especialistas en salud los mandan a Venezuela o Brasil para quedarse con una parte de sus salarios en dólares. Toda su mala suerte se la han atribuido al “bloqueo” norteamericano que se inició en 1960 cuando los Castro expropiaron empresas norteamericanas que luego mal administraron, sin sacar beneficios. Ese “bloqueo” fue mucho más severo tras el fracaso de la invasión en Bahía de los Cochinos y la ”crisis de los misiles”. Hubo días, en 1962, cuando Cuba amenazaba con cohetería atómica a Estados Unidos que el mundo entero estuvo a punto de estallar.  Sin los esfuerzos diplomáticos entre el presidente norteamericano J. Kennedy y el premier soviético N. Krushev gran parte del mundo hubiera volado por los aires, en diminutas partículas.

Después de aquello, entre la dependencia extrema de Fidel Castro al comunismo soviético y la animadversión del Che Guevara que rechazaba a Moscú y prefería el comunismo chino, millones de dólares se destinaron a crear condiciones en las que guerrillas de izquierda voltearan a gobiernos democráticos o militares, a un costo humano impresionante. Los Montoneros y el ERP, entre otras agrupaciones, encontraron en Cuba, en los años sesenta y setenta, respaldo moral e ideológico, asilos para sus hijos, severo entrenamiento militar y servicios de comunicaciones y espionaje. Fue tanto el acercamiento que, según investigadores, los 60 millones de dólares del secuestro a los hermanos Born fueron colocados en arcas cubanas.

Los Castro son dictadores extremos. Veremos qué pasa en la próxima Cumbre de las Américas en Panamá, este fin de semana, donde se encontrarán presidentes de Estado, incluyendo a Raúl Castro y figuras estelares como Barack Obama, que ha comenzado muy lentamente y con mucha resistencia interna en su Parlamento a limar asperezas con La Habana. Un lugar donde se espera críticas a ciertos populismos autoritarios y a la conducción de Venezuela y voces que cuestionen la gestión económica y política de la presidente Cristina F. de Kirchner.

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