sábado, 5 de junio de 2010

Bicentenario: ¡al gran Pueblo Argentino salud!


Parte I - Sensaciones.

Los festejos por el Bicentenario de la Revolución de Mayo, lindo tema para el divague político y sociológico. Cuantas boludeces y guachadas hemos escuchado en estos días sobre el tema, según el interés de los exponentes. Intentar ser equilibrado y profundo en la interpretación del fenómeno (dicen que fue el movimiento de gente más grande de la historia argentina) no parece de antemano nada fácil.

Yo le encuentro un extraño paralelo con el 17 de Octubre de 1945 pero no por su significado político, más bien por asociación a la espontaneidad de la adhesión de la gente. A diferencia de la fecha de nacimiento del peronismo, esta movilización popular no modificará el actual cuadro político: nuestros dirigentes continuarán en su limbo y nadie puede asignarse la paternidad del suceso. Los mismos Kirchner ni siquiera osaron intentar apropiárselo, so pena de quedar en ridículo.


Difícil es etiquetar el hecho y buscarle la esencia. Quizás más fácil sería describir la alegría que había en las calles. Pero me jugaría a decir que los ejes que incitaron a la movilización fueron la decisión de la gente de estar y no dejarla pasar, ganas que parecían decir “amamos nuestro país… a pesar de todo miren adonde llegamos (todavía cantamos)”… “queremos un país mejor y por varias fiestas más”.

¿Para aplaudir al gobierno K? ¿Porqué no? Mientras todos estábamos distraídos armaron un festejo de órdago, con espectáculos y mensajes bien pensados. No hubo autopropaganda política (al menos en dósis tóxicas), lo cual en estas décadas de miserabilidad política suena a muchísimo. Para compensar un poco, no se invitó a ex presidentes ni dirigentes opositores a los eventos: una oportunidad perdida para mostrar algo de grandeza.


Eso si, a los funcionarios les encanta el cholulaje y entonces invitaron a todas las “personalidades” bizarras de la farándula que pudieron. En la cena de gala en la Rosada se vió por TV a Hugo Moyano, Luis D’Elia, Roberto Piazza y Valeria Mazza, por ejemplo. Podríamos declarar un empate técnico con Mauricio Macri que congregó en el Teatro Colón un seleccionado de figurones caretas de la talla de Mirta Legrand, Susana Giménez y Ricardo Fort, pero se olvidó de invitar a Julio Bocca. ¡Qué avidez de grasa tienen los funcionarios políticos! Nada de pensadores, científicos o trabajadores: los mediáticos 'pagan' más.

En cambio, disfruté el revés que sufrió en su intimidad la derecha vernácula con el homenaje a un seleccionado revisionista de héroes que se hizo en la Galería de los Patriotas Latinoamericanos de la Rosada -cuyo listado reproduzco a continuación- ignorando a célebres asesinos de nuestra historia oficial de la talla de Rivadavia, Sarmiento, Urquiza y Mitre. Hagan una comparación con los festejos del Centenario: una Argentina agroexportadora y opulenta, elitista y conservadora, donde paradójicamente la estrella fue la infanta española Isabel de Borbón, aunque los nuevos dueños eran sajones y la moda y las ideas provenían de París.

José Morelos
Benito Juárez
Francisco "Pancho" Villa
Emiliano Zapata
Lázaro Càrdenas
José Martí
Ernesto "Che" Guevara
Juan José Arévalo Bermejo
Jaboco Arbenz Guzmán
Farabundo Martí
Oscar Arnulfo Romero
Francisco Morazán
Augusto César Sandino
Omar Torrijos
Antonio Nariño
Francisco de Miranda
Simón Bolívar
Antonio José de Sucre
Eugencio Espejo
Manuela Sáenz
Eloy Alfaro Delgado
Tupac Amaru II
Víctor Raúl Haya de la Torre
Tupaj Katari
Bartolina Sisa
Tiradentes
Getúlio Vargas
Francisco Solano López
José Gervasio Artigas
Bernardo O'Higgins
Salvador Allende
Manuel Belgrano
José de San Martín
Juan Manuel de Rosas
Hipolito Yrigoyen
Juan Domingo Perón
Eva Perón


“Al momento de contrastar Bicentenario con Centenario, Cristina Fernández dijo que aquél se hizo ‘con la mirada puesta en Europa y en no ser nosotros mismos, bajo estado de sitio y límites a la actividad sindical. Yo quería, con todo respeto y en honor a estos hombres que están en esta Galería -apuntó-, darnos un Bicentenario diferente, popular, con el pueblo en las calles’…” (La Voz del Interior, 26/05/10). Buena idea, con discurso de directora de escuela, como le es habitual.

Fue un acierto la invitación de líderes democráticos sudamericanos a los festejos. Hugo Chávez, el presidente de Venezuela con mayor cantidad de elecciones y referéndums ganados (mal que le pese a la rancia derecha americana), con gran demagogia cantó de ‘pe a pa’ el himno nacional argentino en el Salón Blanco de la Rosada (¿se dieron cuenta?) y con su garra habitual fue el único invitado que se bancó todo el espectáculo de Fuerza Bruta en la tribuna de Diagonal Norte. Si fuera menos egocéntrico y creyera más en lo republicano, lograría más ecuanimidad y longevidad para su proyecto.


Los medios de comunicación nacionales se vieron sorprendidos. De su programada apatía pasaron a la admiración por los hechos. Resultaba gracioso escuchar los esfuerzos de los locutores por adecuar el discurso a la ideología de sus dueños cuando la realidad explotaba en las calles. Por fin se prendieron a la fiesta hasta repitiendo los espectáculos. Claro está, no dejaron de resaltar el fenómeno que hubiera tanta gente y no ocurriera ni un solo hecho de violencia. Y nadie pudo decir que fue “por el pancho y la coca” (aunque todavía en el siglo XXI y en el sur se sigan usando)…

La clase política en general, otra vez en el limbo. En particular, fueron increíbles las elucubraciones de Lilita Carrió para explicar la movilización popular: tiene menos calle que la Reserva Ecológica. Aludió a no se que dioses… lamentable! Mezcla las lecturas esotéricas y bebida mala en tetrabrik. Más abajo me refiero a los dirigentes “del campo”, que compitieron por el podio de la desubicación.

Hilando fino y aunque me digan que no se puede satisfacer a todos, fue enfermizo escuchar en la programación de los festejos a Los Palmeras (con su “bombón asesino”) o a Los Auténticos Decadentes, Los Pericos o Kapanga un día, y a Pablo Milanés, León Gieco y Gilberto Gil y los del tango en otras jornadas. Me dieron ganas de llorar. ¡Que país generoso! Darle el cierre a Fito Páez para que putee a Buenos Aires con su mediocre rockito. O verlo a Juanse saltando como Pomelo empastillado. Lástima que se hayan muerto a destiempo Yupanqui, Pugliese, Piazzolla y la Negra Sosa, sino actuaban ustedes solitos, alguno más y listo.

En fin, aunque algunos fundamentalistas K se restregaron las manos por el supuesto beneficio político de arrastrar televidentes tinellizados, avizorando un gran repunte en las encuestas a favor de las próximas elecciones presidenciales, recomendaría no festejen antes de tiempo: el viento todavía no se puede agarrar con las manos. Horanosaurus.

Parte II - ¿Bicentenario sin el campo?

Me resultaron demasiado sarcásticos los comentarios sobre los festejos de Bicentenario de tres voceros de los intereses del sector agropecuario. Uno es el Dr. Víctor Trucco, fundador de AAPRESID (Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa) y miembro del Consejo Asesor de Agronegocios de la Universidad de San Andrés y de la Belgrano, entre otras cosas, quien escribió en Clarín Rural del 05 de junio ppdo.:

“El festejo del Bicentenario me sorprendió, por un lado por la participación ciudadana. Mucha gente, sin problemas, todos contentos como después de ganar un mundial. ¡Qué bueno! Por otra parte, me sorprendió que en la alegoría en la representación de estos doscientos años, pasara casi desapercibido el sector agropecuario. ¡Qué olvido! (…) Sin ninguna alusión al talento de los artistas, el festejo del Bicentenario dejó un mensaje que tiene que ver con la fuerza bruta y la actividad agropecuaria de hoy no se tuvo en cuenta, ni por lo que hace ni por lo que puede hacer. En una obra de teatro se puede sugerir cualquier historia; en una celebración de un nuevo centenario, no. Se evocó un país de fracasos, desencuentros y oportunidades perdidas, de paradigmas equivocados y de luchas políticas y vidas truncadas; ante lo cual la población no se emocionó, sino que festejó, porque era su ánimo, más allá de lo que se representaba. Más allá del empeño de los actores, lo triste es lo que reflejaron de La Patria fue la fuerza bruta, con la que se se lograba elevar a la Argentina, con ayuda de una grúa, para agitarla como una bandera, que por turnos las protagonistas que la representaban -atléticamente preparadas- admirablemente pudieron soportar. Se omitió así la realidad de uno de los principales factores que contribuyó al desarrollo nacional, se perdió una oportunidad para dar un mensaje sobre nuestras potencialidades y reales desafíos. Aquellos que nos permitan superar esta ya larga decadencia.”

Lean entero el artículo porque aporta sus fundamentos: “Bicentenario y fuerza bruta” – Clarín Rural Sección Primer Nivel (05/06/10)

También es interesante leer otros paradigmas de la particular ideología del Dr. Trucco en el sitio de la organización "Darse cuenta", impulsada por las empresariales AAPRESID, AACREA (Asociación Argentina de Consorcios de Experimentación Agrícola) y ACTA (Asociación de Cámaras de Tecnología Agropecuaria). En su staff están Ricardo Hara, Santiago Lorenzatti, Oscar Alvarado, Gustavo Grobocopatel, Jorge Romagnoli, Marcos Rodrigué y Mario Mactas (gorila mediático diplomado), entre otros. Podrìa decirse que el Dr. Trucco es un eficientista que cree aún en la "teoría del derrame" (por lo visto habría que seguir probando varias décadas más para ver si se le cumplen los vaticinios para que los pobres beban del derrame y no mueran en el 'mientras-tanto'). Ha dicho que "los cambios generan ganadores y perdedores. Si el Estado y las instituciones se dedican a defender perdedores, lo que se consigue es preservar el status quo y renunciar al progreso. Es necesario que los perdedores comprendan sus razones y busquen las oportunidades de reinserción, asumiendo sus errores. Esta no es una consideración cruel, es una contribución responsable y efectiva". (Clarín Rural 18/02/06) Sin comentarios. Me contengo.


Y en el mismo diario y suplemento pero el 29 de mayo 2010, su editor, el Ing. Agr. Héctor Huergo, también empresario y consultor de negocios, nos alerta: “¿Le faltó algo a la fastuosa celebración del Bicentenario en Buenos Aires? No mucho. En la parafernalia de los espectáculos, solo faltó mostrar el campo. Poca cosa. Es apenas nuestra historia, nuestro presente y futuro. Desfilaron, colgando de andamios, los pretendidos íconos de la industria nacional: las heladeras Siam, el sedán Di Tella, que en la imaginación de los guionistas del espectáculo representaban el embrión del desarrollo nacional (…) ni una referencia, salvo algunos compases de chacarera del Chaqueño y la Sole, que sacudieron a la multitud revelando que nuestro origen sigue vibrando en el cuerpo social de la Patria. Soledad viene de la capital de la soja. El yuyo que tampoco fue invitado al desfile y que sin embargo pagó la fiesta”. Léanlo entero también por su fundamentos: ¿Le faltó algo al bicentenario?” – Clarín Rural Sección Opinión “Los temas de la semana” (29/05/10)

¡Ah! En otro artículo de Clarín Huergo dice también haberse dolido porque en las celebraciones de la ciudad de Buenos Aires no se interpretó el pericón, que es la danza nacional. Un detalle de la particular sensibilidad de este profesional, otro defensor a ultranza de la sojización sin retenciones y partidario de alimentos dolarizados para el mercado interno con ingresos en pesos para los asalariados.


El tercero en cuestión, Luciano Miguens, ex presidente de la Sociedad Rural Argentina, hoy asesor en temas agropecuarios de Mauricio Macri, etc. publicó en el suplemento Campo del diario La Nación, el 12 de junio ppdo. "Ausencias del Bicentenario", con similares quejas porque "la fiesta no fue completa, ya que vimos un muy pobre homenaje al enorme esfuerzo y contribución a la construcción de la Nación que (...) ha tenido y tiene el sector agrícola y ganadero" (...) en donde hubo ausencias notorias y engrandecimientos injustificados de próceres y pasajes de la historia con una clara intencionalidad política, deberíamos pensar que no fue un inocente error (...)" Culpando al gobierno -sin nombrarlo- pues "lo grave no es simplemente un pase de facturas por lo acontecido durante la protesta del campo de 2008 sino que tiene la intención de reinstalar en la sociedad una vieja y equivocada división entre el campo y la ciudad o agro versus industria". Don Luciano: ¿quizás hubiera preferido que se recordara cuando su querida Sociedad Rural homenajeaba a los dictadores Onganía, Lanusse o Videla, por ejemplo? ¿O todavía sus socios no pudieron limpiar sus manos de la sangre de sus víctimas? 



Hay que admitir que en el esquema de este gobierno populista el sector agropecuario figura como en los viejos  libros de los setenta en la "O" de oligarquía, a pesar que las cosas cambiaron demasiado desde entonces. Para el kirchnerismo existe como elemento recaudatorio y no tiene idea como conducirlo.  Pero esos hombres de los agronegocios también cargan con viejas estructuras mentales de patrones de estancia.  El gobierno ignoró al campo y los empresarios del campo no supieron sumarse a los festejos de los argentinos comunes (¿los desprecian?) Algunas agrupaciones del campo incluso realizaron reuniones de protesta en localidades provinciales para semejante fecha, con poco éxito. Me gustaría preguntarles -para comparar sentimientos nomás- si solo se sienten a gusto y aflora su particular sentimiento patriótico cuando van a Expoagros, Agroactivas y ese tipo de eventos, vestidos de chaleco de carpincho, botitas de gamuza y pañuelo de seda al cuello. Porque siendo yo un simple trabajador que protesta por su sueldo rezagado -un opositor que no comparte tampoco la política del gobierno para el campo- fui partícipe de una conmemoración inolvidable que no tuvo banderías de por medio. Con todo su dinero, cómprense un festejo propio para su país imaginario. Este se lo perdieron por sectarios. Horanosaurus.

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