Diana Baccaro es una escritora de sensibilidad y conocimientos literarios muy finos que escribe viñetas en la contratapa del diario Clarin. No me puse a investigar su curriculum ni viene al caso. Cuando la publican no la dejo pasar porque siempre agrega alguna observación capaz de acariciar el alma. Con el artículo que pego abajo me dejó pensando un rato. Habla acerca de la leyenda de Casanova y las eternas quejas femeninas por no conseguir hombres que valgan la pena, un lamento más viejo que el ruido y la prostitución juntos. Me dió ganas de escribirle en mi lenguaje primitivo, lo más respetuosamente posible, muy humildemente dada las diferencias cognitivas a su favor. Para hacerla analizar lo mismo desde otro ángulo y recibir quizás un retruco superador. Baccaro nunca me contestó el mail y eso -aunque lo mío pueda contener defectos lógicos patéticos- me hizo sentir victorioso. Horanosaurus.
Clarín (contratapa). Pasiones argentinas. 05/07/25. Por Diana Baccaro.
Hay libros que llegan a nuestras manos una tarde de invierno cualquiera, y por medio de un whatsapp apurado. -¿Leíste este?, escribe mi hijo debajo de una foto donde se ve la tapa de una novela en primer plano, y una larga mesa de saldos detrás. Aclara, como si hiciera falta, que está en una librería de usados y que conteste rápido porque el frío le golpea los talones. -Compralo- respondo sin pensar mucho. El ejemplar llega a casa media hora después, algo baqueteado, pero entero. En la primera página se deja ver el precio en lápiz negro: 11 mil. ¿Por cuántas manos habrá pasado ya “La amante de Bolzano”?
La novela del escritor húngaro Sándor Márai despide ese reconfortante olor de los libros viejos. ¿Existe un término que defina el placer que produce ese aroma? ¿Lo deberíamos llamar olor a libros usados o a libros leídos? Como sea, ese particular perfume se llama “bibliosmia”, una especie de deliciosa mezcla de matices dulces y terrosos. En el caso de los libros de Márai, además, hay que hablar del manjar de la gran literatura. Son textos difíciles de soltar una vez que uno se sumerge en sus largos monólogos o diálogos piscológicos elaborados en base a personajes que cautivan y seducen. Como el Casanova que le da cuerpo y alma a “La amante de Bolzano”, novela publicada en 1940. Existen cerca de veinte películas sobre el legendario amante de Venecia. También hay varios libros y hasta una ópera de Mozart inspirada en Casanova. Pero nadie lo ha retratado mejor que Márai en dos palabras: -¡Un hombre!
Solo eso dice una mujer cuando sus amigas le piden que cuente qué ha visto a través de la cerradura de la puerta de un hotel. Al principio, no entiende ella por qué ese forastero recién llegado a Bolzano tiene tanta fama entre las mujeres: le parece feo, de corta estatura y barrigón. Y sin embargo ....
-¡Un hombre!, confirma otra mujer al inclinarse más tarde sobre la misma cerradura.
-¡Sí, un hombre!, dicen luego las otras vecinas al verlo con sus propios ojos.
“¿Será un fenómeno tan raro ver a un hombre?”, se pregunta Márai. Y el narrador se explaya con un monólogo que justifica la lectura de las 281 páginas de la novela:
“Las mujeres de Bolzano comprendieron que un hombre de verdad no necesita demostrar nada con palabras altisonantes ni con su espada, no necesita cantar como un gallo, no busca ni a una madre ni a una amiga en las mujeres (...) únicamente desea dar y recibir, sin prisas, sin ansiedad, porque ha entregado toda su vida, todas sus energías, todas las luces de su mente y todos los músculos de su cuerpo a la atracción de la vida misma: ese tipo de hombre es un fenómeno verdaderamente rarísimo. (...) Hay también hombres guapos que no se preocupan por las mujeres sino por su propio atractivo y sus propios éxitos. En algunas ocasiones, raras ocasiones, aparece un hombre de verdad, como había aparecido allí”. En Bolzano. O en una mesa de saldos de la avenida Corrientes.
Mail a dbaccaro@clarin.com Sra. Baccaro: no soy un entendido en literatura y no creo que llegue nunca a leer a Marai pero me atrapan sus viñetas en la contratapa, quizás por la elección de sus motivos y sus sutilezas. Permítame unas reflexiones sobre la última, alrededor de Casanova, la cual me dejó sensaciones personales pesimistas.
Por un lado Ud. resalta dos veces el valor del espionaje femenino a través de una cerradura, para descubrir la esencia masculina. Es inevitable pensar que si todo lo que puede espiar de ese modo es físico y se describe a Casanova como feo, bajito y barrigón, la admiración femenina se refiere al tamaño del miembro viril de Casanova. De ahí mi primera decepción personal debido a que mi longitud anatómica específica anda por debajo del promedio, según estimo.
Sentí recobrar esperanzas y me entusiasmé cuando unos párrafos adelante Ud. cambia su objeto con un brusco cambio de paradigma, al rescatar la definición de Marai sobre el “hombre de verdad”. Ahí me creí con chances al tratarse de sujetos que no necesitan mostrar nada con palabras altisonantes, no busca una madre o una amiga en las mujeres y desea dar y recibir sin prisas con todas sus energías, entre otras cosas. Pero tuve que pensar poco para llegar a la 2da. decepción. A pesar de cumplir los requisitos y con suficientes décadas en el lomo en el trato con el género femenino, no existen entre sus filas mujeres que reparen en semejantes sutilezas. Se quejan de la falta de hombres pero se babean por los guapos, la contracara según Marai. Es el mismo fenómeno cuando se quejan de su cosificación pero se anotan en todos los concursos y competencias cosificadores, incluídos los de la vida diaria.}
Aunque mis palabras parezcan chorrear ironía, son honestas, y no pretenden corregirle pensamientos a nadie, sino acercar una reflexión diferente de un chusmo cualquiera.
Disculpe si le hice perder tiempo. Admirando su trabajo y atentamente, HM.
Quieren leer más sobre mujeres quejosas, subcapítulo fascistas y ventajeras? Tengo apartado estos viejos artículos:
Feminismo y cambio de época En el aluvión discursivo rueda de todo: desde impresentables hasta académicas redescubiertas. Por Jorge Lanata. Clarín Sábado 21/04/18.
Wanda al natural y las mujeres caníbales Víctimas ellas mismas de la tiránica exigencia social, saltan de bando y se convierten en temibles victimarias. Por Silvia Fesquet. Clarín Spot Sábado 14/07/18.
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