viernes, 17 de noviembre de 2023

Ballotage noviembre 2023: con el diario del domingo

“Con el diario del lunes..”, dice la frase utilitaria tan usada. Define la oportunidad de emitir opinión cuando los hechos ya explicaron la realidad. Cuando el partido terminó y el resultado puesto. “El diario del lunes” otorga la chance de redimirse a los plomizos opinólogos de los medios para corregir pronósticos equivocados. También permite a los de a pie explicarnos que pasa alrededor y resguardar nuestra salud mental cuando confrontamos los hechos con nuestro “deber ser”. Con estas líneas que escribo estoy a mitad de camino de dos hechos importantes y por eso la titulo “con el diario del domingo”. Porque opinaré después de conocer los resultados de la elección del 22 de octubre pero no esperaré el ballotage definitorio del 19 de noviembre. Como desarrollaré, lo esperable es que después de sufrir el más decadente gobierno desde la vuelta de la democracia, la gente votará por el continuismo del candidato Sergio Massa. Tomo el riesgo y opino antes.  

No es la primera vez ni será la última que en esta mi Argentina, las cosas no coinciden con mis creencias o expectativas. Mi primer voto fue cuando ganó Alfonsín: opté convencido por el peronismo pensándolo nacionalista y tardé en entender que era corporativismo. Con el mismo criterio, voté luego por Menem y resultó ser más liberal que Martínez de Hoz en la dictadura (pero tocando el bombo). Y así varias de esas. Entre medio, cuando me ponía muy rabioso, votaba por algún micropartido de izquierda, pensando ilusoriamente que resultaría molesto al poder.

Las recientes elecciones presidenciales de octubre dejaron en el ballotage a Massa, representante del continuismo de este presente decadente, y al mesiánico Milei al comando de un aggiornado “que se vayan todos”.

Los resultados reflejan una realidad social conocida de antemano. Algo más de la mitad de los votantes no queremos saber más de esa camada dirigencial que objetivamente está esquilmando y paralizando al país. Sabemos que la corrupción es intolerable y deriva en pobreza, pensamos que la ley está para respetarla, queremos que retornen la cultura del mérito y el trabajo y una educación de calidad y superadora. Entendemos la necesidad de equilibrio fiscal aunque cuando discutimos el rol del Estado, discrepamos fuerte por sus efectos sobre los servicios que todos -sin excepción- le exigimos. Dentro del mismo sector, algunos subestiman el auxilio a los excluídos del sistema y hasta cuestionan la vigencia del concepto de justicia social. La mirada casi romántica del pobre con que nos educaron está muy cuestionada hoy. Algunos ya ven la pobreza como un negocio electoral. Hay numerosas pruebas del clientelismo a la vista: no las ve quien no quiere. Más allá de elucubraciones, en las arcas siempre hay dinero, el tema es a que sectores se beneficia más y a cuales menos. Que yo sepa, en eso consiste gobernar.

La votación grosso modo arrojó un 53% anticontinuista (Milei 30% + Bullrich 23%) en contra del populismo reinante de Massa (37%), un ministro de Economía en funciones que la empeoró. El gobierno de Alberto Fernández y Massa es una máquina de emparchar, ideológicamente atrasada y dedicada a la exacción, que impide el emprendimiento y la producción, achicando la torta que dicen querer repartir justicieramente. Con 20 tipos de cambios “Tongolini” (1), con el riesgo país por las nubes y al borde de la hiperinflación y el default. La pobreza se calcula en el 40% y la mitad de los chicos que logran comenzar la secundaria no pueden terminarla. Salarios y jubilaciones diezmados pero gremios e izquierdas calladitos y cómplices: hipocresía total (2). Choreo y narcotráfico instalados. Delincuentes tratados como víctimas. Todas las mafias sectoriales copando la escena, pacto de no agresión con el gobierno. No es un secreto para nadie: ¿hay algo que funcione sin curro en la Argentina? Sin ningún pudor, te venden su gobierno como nacional y progresista. Y asustan al resto con el leitmotiv “cuidado que se viene la derecha”. Que audaces!

El peronismo -sin conducción, unido por el espanto y tapándose la nariz- acude por la continuidad del peor gobierno desde el retorno de la democracia: el de Alberto Fernández, el presidente ausente, delegado de otra ausente, la ex líder Cristina Kirchner, que dice que no tuvo nada que ver. La misma que hace poco tiempo había calificado a su ahora candidato Massa de “hijo de puta”. ¿No lo sabías? Quedó grabado. Aceptaron a la fuerza a este candidato gatopardista, camaleónico, reconocido como tal por cualquier argentino que sepa leer y escribir. Surgido de la liberal UceDé de Alsogaray, tan veleta como su contrincante Patricia Bullrich quizás, si eso sirve de consuelo a alguien. El voto al oficialismo es, clara y literalmente, un voto conservador. Conservador de esta Argentina enferma que no convence a nadie.

¿Porqué gana el candidato mentiroso de un gobierno fracasado?

Es muy fácil decirlo ahora pero si no hubiera existido la cuña de Milei y sus libertarios, este octubre -de haber tenido una figura central potente- hubiera ganado la oposición. Fue el caso del “Niño Mauri” en 2015, que con un porcentaje mínimo se impuso a otro candidato deslucido: Daniel Scioli.

El Estado, que no es lo mismo que los gobiernos que lo administran o desmanejan, firma todos los meses 18,5 millones de cheques en concepto de salarios, jubilaciones, programas de asistencia alimentaria, subsidios y compensaciones de todos los colores, alcanzando al 40% de la población. Se sabe que hay 333.853 empleados en la Administración Pública Nacional-APN (estatales) y si se suman los de orden provincial y municipales, la cifra ascende a 3,5 millones sobre una población total de 46 millones. ¿Votan todos al oficialismo de Massa, tienen miedo que los liberales le quiten lo poco que tienen o los dejen en la calle? Comparando, dicen que hay 8 millones de empleos en el sector privado y que que el sector asalariado en negro llega al 47%.

Permítanme el primer inter-lapsus. ¿Ese número de empleos públicos es el infierno del gasto público con el que nos pican la cabeza todos los días los filo-liberales, el ancla que impide progresar al país? No puedo precisar cuantos puntos del PBI absorben. Todo en su medida y armoniosamente: es claro que el sector público requiere una racionalización (3). Pero tampoco mezclen las cosas por ignorancia o hijaputez: si contemplás los empleados públicos provinciales y municipales, ahí está el problema porque superan los cuatro millones. Que lo arreglen los gobernadores populistas y los intendentes vitalicios del curro. Estoy convencido que hay un drenaje más determinante que los sueldos estatales en la economía real: los negociados corruptos ligados a la clase política, las corporaciones y el empresariado prebendarios, que cuestan más caros y frenan el desarrollo del país. 

¿Porqué no empiezan por no robar en casa? Por tomar solamente ejemplos cercanos en nuestra historia, la Banelco Flamarique-De la Rua, las renegociaciones de deuda externa con los grandes bancos, la YPF para los Eskenazi y el juicio millonario de Nueva York por la idiotez de Kiciloff, el lavado de dinero en los hoteles de la señora del Calafate, los comprobados cuadernos de las coimas; los recientes casos Chocolate Rigaut y sus tarjetas de la Legislatura bonaerense, los retornos del juego para los lujos del macho alfa Insaurralde. ¿Qué más falta saber? Los ciudadanos de a pie no podemos comprarnos una casita en vida pero estos tipos tienen de a cincuenta y la AFIP no se da cuenta que algo huele mal. La corrupción se palpa: la vivimos en la calle todos los días, pero para algunos la culpa de todo la tienen los empleados públicos. ¿Muy simplón, no? La buena atención que exigen todos -absolutamente todos los ciudadanos incluídos los copetudos que levantan el dedito acusador- en un hospital, los servicios públicos a los que acudimos, la educación gratuita, necesitan de personas de carne y hueso, capacitadas y abnegadas, si. Pero que se sepa no se pueden importar japoneses o suizos para tal fin. No seamos hipócritas.

Volviendo a los votos, a la gente aferrada a los cheques del Estado, los filo-liberales le hablaron de ajuste fiscal, de quita de impuestos a los ricos y algún posible futuro derrame de bienestar para los que están abajo. Cuando con los pocos códigos que lo caracterizan el oficialismo largó unos días antes de la votación la campaña de miedo patentizando el valor del boleto de bus en AMBA sin subsidios a $700 o $1000, esa oposición se escandalizó por el recurso político pero no explicó ni planteó soluciones a los desfasajes de los precios relativos. Con sueldos reales actuales promedio estimados en $ 350 mil (1000 U$S oficiales o 350 U$S reales) que Milei o Melconian-Bullrich con seguridad congelarían “para estabilizar la economía”: llevan esas soluciones en su sangre. ¿A quién engañan? En un orden ganancial de mucho mayor nivel, los beneficiarios de la corrupción no quieren abandonar sus privilegios. Buena parte de esa fracción de la sociedad votó por la continuidad del peronio-kirchnerismo. Todos votan con sus tragedias a cuestas y lo que Salamanca no les prestó.

Pero uno se pregunta, ¿resulta lógico suponer que un jubilado con ingresos paupérrimos auxiliados con bonos engañosos puede confiar en Massa? ¿Los asalariados castigados con un 25% de merma ante la inflación durante este gobierno, pueden haberle dado un voto de confianza? Según los propios datos oficiales, uno de cada tres trabajadores en blanco son pobres.

No subestimemos tampoco la maquinaria electoral a que nos acostumbra el peronismo en el poder, usando la billetera del Estado sin escrúpulos. Los medios lo bautizaron como “nuevo plan platita”, sucesor del “plan platita” utilizado en las PASO de agosto. Parecen no haber dejado nada librado al azar. Como pretendía Sergio Massa en su campaña, “los compañeros” recorrieron casa por casa. Lo hicieron en varios partidos del AMBA regalando electrodomésticos. Y el Banco Provincia con su Cuenta DNI largó para el mismo fin créditos a devolver en 24 cuotas sin intereses. ¿Toman conciencia de la irresponsabilidad de estas acciones?

Un amigo peronista de toda la vida, me sugirió que ganó Massa porque la mística peronista siempre sale en auxilio de sus candidatos. ¿Porqué dejar de lado esta hipótesis sin analizarla? Yo fui peronista desde chico. Me apasioné por el peronismo, su historia y su doctrina. Cuando la realidad me dio suficientes indicios de su traición a la gente, me volví crítico y rompí el carnet. Las bases peronistas remanentes no tienen idea de los principios de Perón: no leyeron nunca “La comunidad organizada”, “La doctrina peronista” ni el impresionante “Conducción política”. ¿De qué hablan entonces? Mucho menos pueden defender sus ideas, enormemente pisoteadas en nombre del mismo peronismo. Solo se aferran a símbolos oxidados. ¿Eso es mística? ¿Cómo pueden justificar el continuo voto obediente a candidatos espurios y fracasados en la gestión? Solo me alcanza la inteligencia para aceptar que los gobiernos no peronistas, digan lo que digan-hagan lo que hagan, han demostrado menos sensibilidad social que los autodenominados peronistas.

Han pasado todavía más cosas sin explicación lógica en algunas intendencias. Con el escándalo decadente de Martín Insaurralde despilfarrando dinero negro del juego bonaerense en la tapa de todos los diarios, su ladero candidato en Lomas de Zamora, Federico Otermín, fue elegido por sus vecinos con el 50%. Como si fuera poco, el tipo está enchastrado con el tema de las tarjetas truchas de la Legislatura bonaerense del prócer “Chocolate” Rigaut. Además de ser jefe de gabinete del gobernador Kiciloff, Insaurralde -que vivía en Puerto Madero porque era más seguro que vivir en su distrito- sigue siendo intendente con licencia de ese municipio. Me juego mi sueldo que el suyo lo sigue cobrando. Espinoza, el intendente de La Matanza que también vive en Puerto Madero sin que los números le cierren, el que se escondió en un hoyo ante los sucesos de inseguridad continuados en su distrito, fue reelegido con amplitud. No pude certificarlo pero, hablando de incongruencias, en las PASO el candidato Milei habría ganado en villa La Cava de San Isidro. Perdónalos Señor, no saben lo que hacen!

En Vicente López, Jorge Macri se había borrado de sus obligaciones como intendente para jugar a la política como jefe en CABA. Dejó en funciones a su segunda, Soledad Martínez y quedó de licencia. Tuvieron suerte los dos, en este caso: fueron ahora elegidos en esos puestos, con el 50% de los votos. Gustavo Posse quiso hacer un pase de magia para entronizar a una hija estudiosa como intendenta en San Isidro y perdió como en la guerra. En Lanús, el intendente Grindetti -también con licencia para rivalizar por la gobernación bonaerense y muy poco ángel-, perdió su propia comuna y la provincia ante el inmóvil Kiciloff. Premiaron a este inoperante charlatán, al que los argentinos le debemos -junto a Cristina Kirchner- haber perdido el juicio de U$S 16000 millones por el desmanejo de YPF, el más alto contra un Estado en la historia de la humanidad.

Otro inter-lapsus. Hablando de padres sobreprotectores y padrinazgos, tuvieron suerte con eso los obedientes Leopoldo Moreau y Agustín Rossi, que lograron colocar a sus niñas precoces como jefa de la cámara de diputados y directora del Banco Nación, respectivamente, sin haber trabajado nunca antes. Bueno, hablando de gente sin libreta sanitaria, Máximo hace discursos para la liberación nacional, Pablito Moyano agita a las masas por sus derechos y Facundo Moyano nos aconseja por TV como es el camino al bienestar. La meritocracia en Argentina es un cadáver: los hijos de los políticos se creen políticos, los hijos de los sindicalistas se creen sindicalistas, los hijos de los actores se creen actores, los hijos de los cantantes se creen cantantes. Cambalache.

“La calle” que yo transito le daba a Massa un tercer puesto. Todo el mundo estaba puteando a coro al gobierno del presidente y la vice ausentes, podrido de escuchar más mentiras del candidato-ministro! El resultado electoral sorprendió a millones y despertó sospechas de fraude. Se difundieron después casos aislados donde los llamados “telegramas” o planillas de los conteos de mesa eran ignorados en los cómputos publicados, desapareciendo por completo los votos opositores. Más que una falla humana. Las denuncias no pasaron a mayores pero fueron objetadas 1700 mesas con inconsistencias donde Milei o Bullrich, extrañamente, no tenían ningún voto. El control administrativo de las elecciones lo maneja La Cámpora. El de la justicia lo tiene la poco confiable jueza Servini de Cubría, que salió presta a desmentir “invocaciones de fraude sin fundamento”.

Tres millones de votos más que en las PASO pero ni uno para JxC. Sospechoso dijo alguien. 

A los amantes de lo inexplicable que arribaron hace pocos años a este ilógico país llamado Argentina, les cuento que al regreso de la democracia allá por 1983, las mitades electorales de siempre se volcaron sorpresivamente a favor de Raúl Alfonsín. Ya lo adelantaba arriba. Todos recuerdan que la taba se dio vuelta por una canchereada que se mandó el dirigente peronista Herminio Iglesias en un acto multitudinario previo: con un encendedor prendió un cajón de muertos de cartón que simbolizaba al radicalismo. La foto tuvo una difusión fenomenal. La gente lo interpretó como un símbolo continuista de violencia a la que no quería volver después de la terrible dictadura militar. Hoy en día, hay cincuenta símbolos patéticos de corrupción y violencia política en la tapa de los diarios y la gente sigue votando a los chorros.

Lo menos malo.

Los medios de comunicación nacionales más importantes apoyaron a Juntos por el Cambio o Milei, en ese orden. Desfilaron por ellos todos sus representantes. Vale recordar que atrás del liberal furioso se encolumnaron con matices economistas de escasa sensibilidad social: Carlos Rodríguez y su troupe de la UCEMA, Roque Fernández, Cavallo y otros, con tonalidades. La Bullrich delegó su sector económico en el canchero Melconian con el apoyo de la Fundación Mediterránea, que ya nos gobernara durante el menemato (4). Atrás, esconditito, otro sabelotodo, el talibán Daniel Artana. Servidores de patrones ricos. Prensas matambre.

Liberales de distinta calaña supuestamente independientes, como Cachanosky, navegaron con la bandera rabiosa de muerte a todo lo público. Nos dieron clase de dolarización y hasta nos enseñaron a los indios los alcances de la escuela austríaca amada por Milei. Que es conveniente de sacarles impuestos a los ricos para que su mayor ganancia derrame sobre al resto, teoría exitosa en Tasmania y el Congo. Total después vemos. ¿Quién se va a acordar lo que dijo? Todos esos indolentes que habrán de protestar después porque el Estado no levanta rápido los cadáveres de los indigentes de las calles, impidiendo el libre comercio. Son tan soberbios. Los opinólogos de los medios asienten con sus muecas y levantan sus índices. Abandonaron el periodismo hace rato pero les rinde.

No obstante, la opción más republicana era Juntos por el Cambio: los únicos que prometieron respeto de las leyes, división de poderes, combate a la delincuencia y al narcotráfico, reparación de la educación, la vuelta al trabajo y a la meritocracia. ¿Escucharon algo así de sus contrincantes? ¿Tenés poca formación cívica y no te interesan esas pavadas? No era poca la diferencia. Es verdad que no pudieron nunca esconder sus mezquindades y se desgastaron en la elección interna previa entre Bullrich y Rodríguez Larreta pero ¿nadie valora que eso fue más democrático que lo de sus rivales peronistas cuando una noche desesperada borraron con un dedazo burdo a Wado De Pedro y Manzur para encumbrar a su malquerido Massa?

Como dije antes, un mensaje parecido al de Juntos por el Cambio había calado en 2015 cuando la gente votó (a pesar de) Macri para vencer al kirchnerismo (Scioli candidato) pero esta vez la cuña de Milei, no permitió lo mismo. Captó el voto bronca con sus promesas disparatadas, al punto de ganar en barrios humildes en las PASO de agosto, manteniendo el porcentaje en octubre. En otra franja, sus chifladuras liberales encantaron a los más rancios.

No me explico como el discurso económico sobreactuado pero racional de Melconian perdió ante las promesas rimbombantes de Milei o el “más de lo mismo” hacia el abismo de Massa. Tampoco entiendo como en el rubro seguridad, las promesas más realistas de la Bullrich no brindaran frutos, comparado con los ausentes sin aviso y en funciones de in-seguridad Animal Fernández y Berni.

Comprendo el hartazgo que puede producir el piantavotos Niño Mauricio, creyéndose un gran conductor, confundiendo a la gente. Los derrotados en la interna de Juntos por el Cambio (Larreta-Morales-Lousteau-etc.) no llegaron a convencer a nadie cuando se dignaron a acompañar a la candidata de su alianza. Todos son pequeños detalles que no explican el todo, es cierto. No pretendo descifrar la mentalidad promedio del votante argentino, lo más parecido a un caleidoscopio. Como los opinólogos, apenas lo podré hacer con el diario del lunes (es broma).

¿Adónde nos lleva esta gente?

Gane quien gane, el futuro del país es muy preocupante. Da miedito. Todos lo saben, no nos engañemos. Porque Massa no mostró en un año al mando del país ideas para salir del embrollo económico y objetivamente empeoró las cosas. Muy posiblemente continuará la misma receta populista de parches, sofocando la máquina de imprimir hasta arribar al inevitable default. Antes o después, desempolvará algún traje componedor para apaciguar las aguas, atrayendo a corporaciones y políticos ávidos de figuración. Tampoco subestimemos a nuestro Zelig autóctono: no descarten que el gran simulador invente otra “gran Menem”. Aquello de “si yo decía lo que iba a hacer, no me votaba nadie", compre un proyecto llave en mano al estilo Cavallo y, si la pega y le conviene, se convierta en un nuevo privatizador con dedos en V y aplausos peronios. Instalará entonces desde su country norteño una nueva autocracia familiar, tan cara a los argentinos, con los Galmarini, la Malena y la Moria, los Moreau, Banco Macro, Manzano y Vila, más Gerardo Morales, Lousteau y otros veletas haciéndole el asado y acariciando a los carpinchos que merodean.

Del otro lado Milei con sus desequilibrios emocionales y sus ideas extemporáneas no solo se volverá antipopular a la semana sino que chocarán con las leyes, no obtendrá el apoyo legislativo necesario ni plafond para intentar aventuras autocráticas (5). ¿Qué más se puede agregar de Milei? Un asesor de poderosos con exceso de teoría y menos barro en las suelas que Macri (6), que considera injusta a la justicia social. Un tipo que dice querer dejar solo cinco ministerios, borrar CONICET y cien más, y repartir vouchers para des-educar pero no sabe que es el sistema GDE de gestión de expedientes electrónicos que hace unos seis años se usa en la administración pública. Una administración pública -con todos sus servicios- a la que todos los ciudadanos debemos recurrir, seamos liberales o stalinistas.

Queridos amigos: toda esta montaña de palabras puede tirarse a la basura en un instante. En el momento que uno toma conciencia que el ciudadano es un mosquito que en las democracias modernas no tiene poder de decisión y solo sabe lo que le es permitido saber. Puede votar y protestar moderadamente. En el detrás de escena, todos los políticos se encaman con todos. Por más que declamen principios y bondades, su objeto es conseguir poder en beneficio propio. No está en sus mentes intentar mejorar ni un poquito la calidad de vida de la gente a la que le piden el voto.

Como dijo alguien: si la m***da tuviera cotización, los pobres nacerían sin culo. Hay miles de ejemplos que ilustran esa codicia. ¿Uno reciente? El gobierno de CABA proyectaba incluir en el código de faltas cobrar multas a quienes saquen basura de los contenedores. Nuestros políticos son indolentes: la fracasada ley de alquileres de 2020 nunca pudo resolver la oferta de propiedades y miles de inquilinos se la pasaron penando por un techo. En 2023 nuestros sesudos legisladores admitieron su fracaso e intentaron remediarlo pero la soberbia arquitecta egipcia condicionó su voto en el Senado a que la beneficiaran instalando jueces adictos que resolvieran sus causas de corrupción. La nueva ley de 2023, atada a ingenuos aspectos ideológicos como la anterior, no resolvió nada: siguen las penurias de los sin techo, mientras el ex intendente de la Costa De Jesús, testaferro de Insaurralde -todos alumnos brillantes de Duhalde-, acumula 44 propiedades.

Mientras discutimos al pedo entre nosotros, ellos pactan prebendas por teléfono. Decenas de conocidos amigotes políticos festejaban hace poco tiempo el cumpleaños del sponsor Brito-Banco Macro en Miami-USA, con Massa a la cabeza. Morales habla de principios pero cogobierna Jujuy con él y muchos radicales apoyaron al ministro-candidato mientras Losteau exige lealtad -virtud que desconoce- a un partido al cual entró por la ventana. El Niño Mauri arregla con Milei una noche. Massa ya habló con Melconian y ya pactó con Jorge Macri. Y al día siguiente van a la TV y nos dan lecciones de moral mirando a las cámaras sin ruborizarse.

Todo indica que Massa será consagrado presidente en el ballotage de noviembre. Increíble que lo militen los peronios que no lo podían ver ni en figuritas. Pero quien dice que la “pléyade gorila” -algunos también tapándose la nariz- no le den un respingo al irascible despeinado y tengamos un domingo de mandíbulas desencajadas de las mayorías nacionales y populares. Preparémonos entonces para un temprano golpe: no de tanquetas como antes (de la mano de Rossi ya ni andan), de piedrazos. Ya vimos que fueron sorpresivos los resultados de las PASO en agosto (ganando Milei a sus rivales) y como la presidencial en octubre (ganando Massa y dejando a Bullrich afuera).

Imagino el fracaso de gestión para cualquiera de las dos opciones. Desembocaremos segura y trágicamente en alguna salida política-constitucional de contubernio, repitiendo experiencias parecidas a aquella aventura de 5 presidentes en once días de 2001.

Pero hay una esperanza de sobrevivir en la Argentina después del ballotage. El establishment necesita que le sigan comprando para lograr gráficos en ascenso. La casta política, que continuemos aportando para solventar su bienestar. Prohibido patear el hormiguero. Quédate tranqui: el circo seguirá girando en la Argentina del rebusque. Abajo, continuaremos haciendo colas y raspando la olla, con mayor o menor suerte. Y esperando ansiosos el fútbol reparador del fin de semana, aunque sepamos que está todo arreglado. Como el Titanes en el ring de Martín Karadagian. Horanosaurus.


Comentarios. 

(1) Si no sabés que significa esta ironía por estar poco informado, te están robando con otra cosa que ni imaginabas. Quizás sea buena opción desentenderse. Con esa herramienta económica te esquilman o te benefician, mientras se quedan con el diezmo y más también. A puro dedazo. Abuso encubierto de poder. El colmo de la injusticia social. 

(2) La inflación de 2023 dejada por gobierno fue de 211,4%, segunda más alta del mundo, por arriba de Venezuela. En sus cuatro años de gestión, el kirchnerismo acumuló 1146% de inflación y los alimentos, en particular, aumentaron 1362%. Los salarios quedaron 10% promedio más bajos que en 2017 y los informales, un 30% menos. Hay 7 millones de empleos en negro, un 54% de los que trabajan (Alcadio Oña-Clarín). Alberto Fernández recibió un dólar paralelo a $63 y lo despidió a $990. Recibió reservas netas por U$S 13 mil millones y dejó U$S 12 mil millones negativos. La deuda pública equivalente pasó de U$S323 mil millones a U$S419 mil millones en esos cuatro años (datos de Clarín y de Matías Sturt-consultora Invecq). Una fuente oficial estimó ese aumento en 111.295 mill. U$S. Y según los últimos relevamientos de la Universidad Católica Argentina, 44.7% de la población es pobre, 20.800.000 argentinos están bajo la línea de la pobreza, el 62.9% de los chicos (6 millones) son pobres y hay 4.400.000 indigentes. Pero el gobierno, para despedir el 2023 en medio del "plan platita II" electoral, malabares con las Leliqs y otros curros que los salvaran del naufragio, le permitió a los grandes bancos sus mejores negocios en 15 años, gracias a las gestiones del irresponsable y corrupto ministro Sergio Massa. 

(3) Lo discuto siempre en estas columnas: aunque con conocimiento de causa admita que el 33% de la gente del ámbito público pueda carecer de la capacitación suficiente o pueda llegar a sobrar, ¿esos porcentajes relativos de ocupación pueden habilitar a los opinólogos a culpar a este gasto salarial como el peor de todos los males económicos del país? Comparen con otros países, aún los desarrollados. Aunque comparta la necesidad de una racionalización de la administración pública en todos los órdenes, sostengo que esos economistas recibidos a distancia venden humo al gusto de sus oyentes. Alguien hizo recientemente el cálculo: si echan a todos los funcionarios políticos, eliminan las unidades retributivas y los autos oficiales con sus choferes más el Congreso con sus respectivos asesores se ahorraría el 0,017% del PBI.  Pseudo periodistas -opinólogos de corbata- se alarman por la regularización de 100 empleados que pasan a planta permanente, pero no tienen idea por donde pasa el tema. ¿Ellos desearían que sus hijos trabajaran en gris con un contrato basura exentos de  derechos laborales? La disparidad entre jubilados y trabajadores en actividad es otro tema de larga data y no solo requiere un análisis distinto: debemos un recuerdo a la repudiable y nefasta política kirchnerista de regalar subsidios y pensiones sin contraprestación a cambio de votos. Eso terminó de desquiciar el sistema jubilatorio argentino: solo 4 de cada 10 jubilados o pensionados ha cumplido los 30 años de aportes para acceder al beneficio. Solo tomando los tres últimos años del gobierno de Alberto Fernández, el kirchnerismo redujo los ingresos reales de los jubilados en un 39% (datos de CIPPEC). La pérdida real en sus haberes desde 2017 a fines de 2023 fue del 48%. Pero de punta a punta, el proyecto "nacional y popular" K castigó a todo el pueblo argentino con 1143% de inflación y solo repuso los ingresos jubilatorios en un 703%. 

(4) Que extraño. A principios de noviembre, la Fundación Mediterránea-IERAL anunció amablemente la desvinculación de Melconian. 

(5) Su fuerza Libertad Avanza obtuvo 38 diputados pero necesita 129  votos para lograr quórum (hay 130 peronio-kirchneristas y 94 sumando PRO+UCR+Pichettos). Tienen siete senadores y requieren 37 para aquel fin. Deberá convencer a mucha gente para sus tan ansiadas dolarización y privatizaciones, a menos que quiera barrer con las instituciones. 

(6) “Macri parece entender que un partido es un conjunto de recetas. Nunca el PRO fue mucho un partido. Un partido es un entendimiento que va más allá de las medidas que se puedan proponer o instrumentar. Un partido es la identidad con un conjunto de ideas, una referencia de clase, de afectos, de pertenencia a una comarca, una comunidad de objetivos, una tradición. Creer que un partido es un conjunto de medidas favorece el criterio gerencial en la política, que expresa el sueño conservador de la revolución de los directores”. Ignacio Zuleta en Entretelas de la política. “El parto en el Congreso de un gobierno de minorías”. Clarín IEco. 18/12/23.

BONUS TRACK

Bores Jr. es el mejor analista político del país. Su enfoque humorístico, que chorrea ironía, le permite expresar sin vueltas la realidad de nuestra vida política y no le quita seriedad. Pero sin su sensibilidad para interpretarla ese logro no sería posible. Acá revisa lo mismo que arriba con una simpleza extraordinaria. No hagan comparaciones odiosas con lo mío, por favor. PD: me tomo la licencia de quitar unos párrafos que dedica a su visión del antisemitismo vernáculo, tramo que pueden hallar en el link. Ojo las diferencias. La siguiente es su columna de post-PASO, donde había punteado Massa.

Massa vs. Milei, la gala

Humor político. Clarín. Domingo 19/11/23. Por Alejandro Borensztein.

(...) Aclarado el punto, vayamos a los que nos convoca. Hoy elegimos presidente y eso es siempre una fiesta, incluso cuando tenemos que optar entre estas dos joyitas.

Cada vez que juegan Boca y River, los periodistas deportivos suelen decir que “este es un superclásico muy especial” o que “estamos ante un partido bisagra”, aún cuando los dos equipos anden por el medio de la tabla. Lo mismo pasa con las elecciones presidenciales.

Desde Milei, que dijo que estas elecciones son las más importantes de los últimos 100 años, hasta cuanto analista o político encuentre un micrófono, todos dicen que estamos ante una elección clave, que está en juego el destino del país y de nuestros hijos, la democracia, la Patria, etc. etc. Lo mismo se dijo en 2019, 2015 y así podríamos retroceder hasta 1983 cuando realmente hubo una elección que definió el destino del país. Las demás elecciones, vistas a la distancia, fueron elecciones comunes y corrientes en las que se resolvió poco y nada. Esta elección es tan intrascendente como las anteriores pero un poco más berreta. Veamos.

Si gana Massa no pasa nada. Todo seguirá como hasta ahora pero peor. Viviremos con inflación, sin dólares, con más pobres, más impuestos, dependiendo de la soja, de la lluvia, con más inseguridad, más narcos, más espías, aparecerán nuevos Insaurraldes en nuevos yates, seguirán apropiándose del Estado, se pelearán entre ellos como Alberto y Cristina, y deambularán por el mundo mimando a Washington para conseguir guita y coqueteando con Venezuela e Irán para satisfacer a la militancia. O sea, nada que no hayamos visto en los últimos años.

Se dice que si gana Massa se van a perpetuar en el poder. Otra pavada. La historia ha demostrado que cada vez que el peronismo se quiere quedar para siempre le sale como el orto. Menem y Cristina son dos buenos ejemplos. La parte positiva es que si gana Massa va a tener que arreglar este desastre que él mismo provocó. Por supuesto no lo va a lograr, si no lo hubiera hecho ahora aprovechando que él es gobierno. También vamos a seguir viendo al peronismo cerrar el pico y tragar sapos como lo viene haciendo desde que asumió Alberto. Todo lindo.

Si gana Milei tampoco pasará nada. Podemos darle el beneficio de la duda ya que el tipo no tiene antecedentes políticos, o sea no es parte de “la casta”. Justamente, tal vez su falta de antecedentes sea la mejor garantía de que difícilmente pueda hacer algo. En todo caso, habrá que esperar a ver con quién gobierna. Está claro que con Lilia Lemoine y dos o tres más, no va a llegar muy lejos.

Los que temen que con Milei se rompa la democracia, se vendan armas en Farmacity, cierren las escuelas y hospitales públicos y le hagan una estatua a Videla deberían calmarse. Nada de eso va a pasar, no solo porque no tiene los votos en el Congreso ni se lo va a permitir la Corte Suprema, sino porque fundamentalmente no es eso lo que quiere la misma gente que lo va a votar.

Eso sí, va a gritar y a rugir desde la mañana a la noche, agitando banderas negras con leones amarillos en una escena propia de Harry Potter. Hermoso. Como ya dijimos: el Cirque du Milei. Si quieren ese show, voten, pasen y vean.

Comparado con el contexto mundial, lo de Massa y Milei es una comedia de Olmedo y Porcel pero con muchos pobres. Por supuesto, siempre se puede votar en blanco pero en tal caso usted debe saber que si vota en blanco alguien estará votando por usted. Después no se queje.

Amigo lector, vivamos la fiesta de la democracia con alegría y en paz. Finalmente, hoy alguien le hará sombra a Alberto. Ponele.


Humor político. Clarín 29/10/23. Por Alejandro Borensztein.

Antes que nada, corresponde felicitar a los peronistas por haber logrado que este inolvidable gobierno de Alberto y Cristina siga siendo competitivo, ahora con Sergio Massa como cabecilla. Hay que decir que la movida que hicieron fue impresionante. Un poco cara, pero valió la pena. Un buen par de puntos del PBI arrojados a la tribuna siempre rinden. Tal vez se podrían haber ahorrado el yate de Insaurralde, las joyas y la tanguita para la liberación pero, siendo prácticos, está bien que no hayan escatimado en gastos. Nunca se sabe cuales son las cosas que provocan admiración y, por ende, suman votos.

No menos asombroso ha sido lo del León. Pasó de la nada a meterse en un balotaje, mano a mano, contra el kirchnerismo. Sumado a eso, el mérito de haber dejado afuera a esa amplia coalición formada por el PRO, la UCR, la CC, el GEN, el peronismo republicano y demás mutuales. En términos históricos, lo de Milei constituye una locura impensada, en el más amplio sentido de la expresión.

Por su parte, lo de JxC quedará para un análisis futuro. ¿Cómo puede ser que gente que hace las cosas tan bien haya terminado tan mal? Raro. En tren de arriesgar alguna hipótesis sobre el tema podríamos parafrasear a Churchill: hacía mucho que no se veía a tantos genios juntos equivocándose tanto en tan poco tiempo.

Cabe destacar también la performance electoral de Schiaretti que duplicó sus votos y cuya campaña deja una lección: si los sabés aprovechar, los debates presidenciales sirven mucho más de lo que todos creen.

Dicho esto, vamos a lo importante: tenemos balotaje. Finalmente será Massa versus Milei. Cosas lindas que pasan en la democracia. Es obvio que una parte de los argentinos está feliz porque llegan a la final con candidato propio. El resto, o sea los votantes de los candidatos que no llegaron, van a tener que optar por alguna de las dos joyitas que quedaron.

Lo primero que debemos entender es qué un balotaje se trata justamente de eso: hay que optar. En una primera vuelta los ciudadanos elegimos a nuestro candidato preferido. Difícilmente haya un candidato ideal pero, entre tantas opciones que se ofrecen, siempre hay un inútil que te representa mejor. En cambio, en el balotaje, hay que elegir entre dos opciones que lograron una mayoría exigua. Expliquemos.

Si bien Massa sacó el 36% y Milei el 30%, todo es relativo. Considerando el padrón de ciudadanos habilitados para votar, o sea los 35.912.841 ñatos, en realidad Massa fue votado por el 26,8% y Milei por el 21,9%. Esto significa que el 48,6% de los ciudadanos llegan al balotaje con el candidato elegido mientras que el 51,4% restante, o sea los que votaron por Bullrich, Schiaretti, Bregman, voto en blanco, feta de salame o directamente ni fueron, están atrapados en una dramática disyuntiva existencial: ¿y ahora a quién carajo voto?

Ya no tienen varias opciones como en la primera vuelta, sino que deben optar entre sólo dos: Massa y Milei. Belleza. O sea, habrá que elegir entre un tránsfuga kirchnerista que anda por la vida vendiendo humo y tratando de engañarnos disfrazado de John Fitzgerald Kennedy y un delirante desquiciado que directamente se cree John Fitzgerald Kennedy para ser original, porque chiflados que se creen Napoleón ya hay demasiados.

Todo esto dicho así para ser claros y sintetizar, pero con todo respeto y cariño para con los queridos amigos Sergio Massa y Javier Milei a quienes desde acá felicitamos, les deseamos toda la suerte del mundo y les mandamos un besito a ellos dos, a Malena, a Fátima y a Conan que nos guía desde el cielo.

Frente a este escenario de balotaje y ante la angustia generalizada, hagamos un poco de docencia. Veamos. Si votás a Massa no hay dudas de que estás votando a Massa y si votás a Milei es obvio que estás votando a Milei. Hasta acá es fácil. Ahora dado que sólo hay dos opciones y que el voto en blanco no se computa, hay que saber que si votás en blanco estás votando indirectamente por el que sacó más votos, o sea por Massa. Si impugnás el voto con una feta de salame también estás votando por Massa y si te quedás en tu casa indignado y enfurecido, aunque no lo quieras, también estás votando por Massa.

Para hacerlo más claro: si todos los que no votaron a Massa o a Milei se quedaran en sus casas o votaran en blanco, ganaría Massa con los 9.645.983 votos que ya tiene contra los 7.884.336 de Milei. En otras palabras, te guste o no te guste, hagas lo que hagas, vas a estar votando por Massa o por Milei. No hay otra opción. De hecho, aunque el domingo 19 te caigas fulminado en el momento en que estás por entrar al cuarto oscuro, muerto y todo, habrás votado por Massa porque seguís estando en el padrón. Es como quedarte en casa, pero sin pulso.

Alguno podrá pensar que la opción de votar en blanco, impugnar o no ir es una sesuda y elaborada expresión de repudio político al status quo imperante en esta sociedad decadente que denigra y somete al soberano. Todo muy lindo, pero a los efectos prácticos, nos chupa un huevo: votaste por Massa. Puede no tener nada de malo, pero es mejor saberlo.

Esta es la razón por la que el gobierno se niega a levantar el feriado del lunes 20 y mantiene el fin de semana largo. Cada votante desanimando de JxC que se vaya a la costa (si consigue nafta) le suma a Massa.

La dirigencia derrotada empezó a moverse. Arrancaron el Gato y Bullrich expresando su apoyo a Milei. ¿Será que Macri se siente culpable por lo que hizo como líder de JxC y ahora busca revancha apoyando a Milei? ¿O será que después de destruir JxC, le agarró el gustito y ahora va a intentar destruir al León? Por su parte, los otros cráneos de JxC como Larreta, Morales, Lilita, Lousteau, Yacobitti y compañía se ofendieron con Macri y se declararon “neutrales”. Como acabamos de explicar, ser “neutral” es votar por Massa. No tiene nada de malo, pero sería bueno que lo aclaren.

Una fuerza política puede declararse neutral, pero una persona física está obligada a optar. No hay neutralidad posible y ellos lo saben. ¿Apoyan a Massa por convicción y en defensa de la memoria de Don Raúl, tantas veces atacado por Milei? Sería raro que los radicales ahora anden preocupados por un par de insultos de Milei después de haberle permitido al kirchnerismo robarse las banderas de Alfonsín durante 20 años.

Macri se juntó con Milei y se lo contó al mundo. En cambio Larreta, Morales, Yacobitti y otros inversores juegan al truco con cuanto operador político-comercial circula por ahí y no se lo cuentan a nadie. Tienen tantas convicciones como ganas de cambiar el auto. Entre todos juntos no hacen más que seguir restando. Son grandes especialistas en desaprovechar oportunidades.

El fútbol lo explica más fácil: Boca va a jugar la final de la Libertadores porque en las series de penales, además de tener un arquero que los ataja, tiene ejecutantes que los meten. Los jugadores de Cambiemos o como corno se llamen, hace 8 años que cada vez que les dan un penal la tiran arriba del travesaño. Por eso en 2019 volvió Cristina y en 2023 ganaron Milei y Massa, que es Cristina.

¿Que hacemos entonces, amigo lector? Calma. Todavía hay preguntas sin respuesta. ¿Querrá Cristina que gane Massa? ¿La dará vuelta el Gato? ¿Aceptará Alberto la oferta laboral de Car One?

Ya se lo dije la semana pasada: esto recién empieza.

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