La Nación 04/04/22. Por Paula María Vernet- Profesora de Derecho Internacional Público de la Universidad Austral.
El 2 de abril de 1982 es una fecha que rememoramos con pesar, pero también con orgullo y admiración por los combatientes que lucharon con valor por nuestra patria, héroes de Malvinas, a quienes homenajeamos el sábado último y siempre. Ese día, mi padre fue a buscarme al colegio. Yo tenía 8 años. “Recuperamos las Malvinas”, me dijo con emoción inusitada. No terminaba de entender la trascendencia de los hechos, pero pude leer en sus ojos que lo recordaríamos por el resto de nuestras vidas. Mi tátara-tatarabuelo Luis Vernet fue el primer comandante político y militar de las islas Malvinas. En mi casa conocíamos bien la historia de cómo el Reino Unido había usurpado nuestras tierras en 1833.
Históricamente, la cuestión Malvinas está marcada por la negativa de parte del Reino Unido a negociar la soberanía argentina sobre el archipiélago. No solo lo hace violando el derecho internacional, al no cumplir la obligación establecida en la Carta de la ONU de solucionar las controversias por medios pacíficos, sino que también ignora las recomendaciones de la Asamblea General en materia de descolonización.
En la Constitución ratificamos nuestra imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, y trazamos como objetivo permanente e irrenunciable su recuperación. Parte de esos esfuerzos se realizan ante el Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas (C24).
Tras la creación de la ONU, el Reino Unido colocó a las Malvinas en la lista de territorios no autónomos, que pasaron luego a ser tratados ante el C24. La descolonización en este caso no viene de la mano del principio de libre determinación de los pueblos, sino que se alcanzará con la resolución de la controversia de soberanía.
Son bien conocidos los títulos por los que la Argentina sucedió en los derechos de la corona española sobre este territorio y la bien documentada ocupación efectiva que hizo nuestro país en su reciente independencia, realizando concesión de tierras a mi antepasado para un emprendimiento comercial, dictando normas específicas para la pesca en la zona en 1828, nombrándolo en 1829 autoridad para implementar el ordenamiento jurídico argentino y las obligaciones internacionales. Junto con su esposa e hijos, Vernet viajó a las islas con la intención de formar un hogar. Trabajaron duro para poner en funcionamiento su emprendimiento, ayudados por sus hermanos y cuñados. Mi familia había elegido esas tierras para que fueran su centro de vida.
En 1833, las islas eran parte integrante de la Argentina y los argentinos eran el pueblo que las habitaba. Si bien los isleños sostienen que ellos son los actuales habitantes y que tienen sus propias tradiciones, eso no los constituye en un “pueblo” que sea titular del derecho a la libre determinación de conformidad con el derecho internacional. La Corte Internacional de Justicia ha afirmado que no toda población constituye un “pueblo” con tal derecho.
La resolución 1514 (XV) se refiere expresamente a los pueblos sometidos a subyugación, dominación o explotación extranjeras, no hay duda de que no es el caso de los isleños. La de las islas es una población artificial hecha a la medida de la potencia ocupante. De conformidad con el censo de 2016 solo el 46% de los residentes nacieron allí y solo el 57% han residido en las islas por más de 10 años, lo que muestra que se trata de una población en renovación periódica.
Esto fue indudable desde la primera vez en el C24 y surge de la resolución 2065 (XX), en la que la ONU reconoce la existencia de una controversia de soberanía. La resolución invita a la Argentina y al Reino Unido a proseguir sin demora las negociaciones recomendadas por el comité, a fin de encontrar una solución pacífica al problema. Esto se reitera sucesivamente en todas las resoluciones posteriores.
El Reino Unido debe sentarse a la mesa de negociaciones para solucionar la controversia de soberanía, que se logrará restituyendo la integridad territorial a la República Argentina. Todos los argentinos compartimos el mismo sueño: ir algún día a buscar a nuestros hijos al colegio y decirles: “recuperamos las Malvinas”, y que haya sucedido porque primaron el derecho internacional y la solución pacífica de controversias.
Simon Jenkins, autor de un libro sobre la guerra de 1982, aboga en un artículo por una negociación entre la Argentina y Gran Bretaña y cuestiona la autonomía de los isleños. La Nación 08/04/22.
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