En Autoconocimiento: ¡otra vez me cambian la bocha! me quejaba de unos artículos que desestimaban la validez de esa herramienta -una verdad revelada para los jóvenes de los sesenta y setenta- para la búsqueda de la plenitud y la felicidad. Pero, en un abrir y cerrar de ojos todo parece volver a su lugar. Como hay teorías para dejar conforme a todos, no podía faltar esta vuelta de rosca. El autoconocimiento vuelve por sus fueros en su máxima expresión: la psicología científica o, si la quieren complicar más, la terapia cognitiva conductual. Los divanes cambian de mano, se democratizan y nuestros ahorros pueden derivarse hacia otros menesteres más placenteros. Horanosaurus.
Psicología
Lejos
del psicoanálisis más clásico, las nuevas corrientes terapéuticas se parecen
más al coaching, donde aquellos que son tratados toman decisiones de acuerdo
con el conocimiento científico de sus dificultades para poder resolverlas. Por Tesy De Biase | Para LA NACION
Suplemento Sábado 18/10/14.
"El
saber ayuda a los pacientes a tomar el control sobre lo que les pasa",
define el licenciado Ezequiel Benito, presidente de la Asociación para el
Avance de la Ciencia Psicológica, entidad que acaba de organizar el primer
congreso internacional en Buenos Aires, con presencia de sus principales
referentes locales e internacionales.
A
días de haber viajado para dictar una de las conferencias centrales, Nadine
Kaslow, presidenta de la Sociedad Americana de Psicología (APA), refuerza:
"El conocimiento es poder. Cuanto más se informen las personas sobre la
naturaleza de sus dificultades psicológicas y sobre las estrategias efectivas
para abordarlas, más probabilidades tienen de recibir un tratamiento adecuado y
beneficiarse de él".
La
información científica en manos "legas" no es un tema de fácil
digestión en el mundo académico psicológico. Las miradas difieren según el
cristal con el que miran los dos modelos terapéuticos clásicamente enfrentados:
el psicoanálisis y la autodenominada psicología científica, que incluye a un
grupo de psicoterapias unidas bajo las premisas de la medicina basada en la
evidencia. Es decir que avalan sólo aquellas estrategias cuya eficacia
terapéutica pueda ser comprobada empíricamente.
Entre
las múltiples diferencias que distancian a ambos modelos, el lugar que ocupa la
información y la relación entre el terapeuta y el paciente implican posiciones
irreconciliables. Ezequiel Benito aclara un aspecto nodal del vínculo
terapéutico: mientras el modelo psicoanalítico tiene un dispositivo de
asimetría evidente, con el analista sentado detrás de un paciente que permanece
acostado y de espaldas, el nuevo modelo se asemeja al de un entrenador o
docente, que comparte información con el paciente.
"Cuanta
más información la persona tenga sobre lo que le pasa, mejor va a poder tomar
decisiones. El conocimiento acerca de lo que a uno le ocurre es en sí mismo una
intervención psicoterapéutica", teoriza. Y ejemplifica: "Durante un
ataque de pánico, el paciente tiene sudoración, palpitaciones, respiración
acelerada y siente que está a punto de morirse porque cree que por una falla
del corazón, el cuerpo está colapsando.
Lejos
de intentar darle un significado a ese síntoma en el entramado de la vida
intrapsíquica del paciente, un terapeuta cognitivo conductual ya en la primera
sesión le explica cómo funciona el cuerpo y cómo su mente está provocando el
cuadro. Es simplemente tomar control sobre lo que le pasa, justamente porque en
un ataque de pánico, la persona siente que no tiene control. No hay magia en la
terapia cognitiva conductual, es un procedimiento más abierto y directo que el
psicoanalítico; el terapeuta comparte con el paciente un alto nivel de
información, casi tanto como el que el mismo terapeuta sabe".
El saber quita el miedo
"El
saber te quita el miedo y te da seguridad, por eso es mejor saber que no
saber", testimonia Estela Quiroga, una licenciada en Letras diagnosticada
desde hace años con una enfermedad autoinmune que está siempre agazapada,
amenazándola, pero que nunca le gana. "Es como en los cuentos de hadas
-confiesa- si sabés que alguien es capaz de sortear los peligros, aprendés que
es posible hacerlo y disminuís tu vulnerabilidad. Por eso yo no dudo en indagar
toda la bibliografía que me ofrezca estrategias para vencer la depresión y la
angustia que se asocian a la enfermedad. También me contacto con otras personas
que atravesaron la situación y pueden enseñarme cómo enfrentarla."
Para
Kaslow, los pacientes necesitan tomar un rol activo frente a sus desafíos
psicológicos.:"Tenemos evidencia científica que demuestra que un paciente
empoderado tiene mejor calidad de atención psicológica".
El
fenómeno del paciente empoderado tiene apenas una década y es el resultado de
la circulación democrática de información científica que posibilitó Internet.
Los profesionales de la salud recién hoy comienzan a asumirlo como un nuevo
protagonista activo en el terreno terapéutico. La bibliografía científica viene
dando muestras sobre los resultados positivos que el saber del paciente tiene
sobre su propio proceso de salud, pero más especialmente en el campo médico. El
mundo psi todavía presenta resistencias.
"Los
pacientes necesitan encarar una relación de colaboración con el terapeuta,
recopilar información con base científica y adoptar medidas para el
bienestar", comenta Klaslow a la nacion. "Tener un conocimiento
científico sobre el funcionamiento de la mente y el comportamiento habilita a
las personas a comprender mejor los pensamientos, sentimientos y actos propios
y de los otros. Esto puede ayudar a que las personas manejen con más eficacia
su estrés, alcancen sus objetivos y logren vidas más positivas."
El
enfoque que sostienen quienes se inscriben en la psicología científica
"está centrado en el paciente, empoderado y autónomo. En este contexto, se
vuelve esencial que los pacientes asuman un rol activo en su tratamiento, ya
que muchas de las decisiones se asumen de manera compartida y se vuelve
transparente un amplio conjunto de conocimientos.
La
posibilidad de exponer a los pacientes de manera abierta la misma información
de los terapeutas ha demostrado contribuir fuertemente a su recuperación,
disminuir la ansiedad y brindar la percepción de control necesaria para
desarrollar una alianza de trabajo", define Benito. Desde este modelo, el
terapeuta propone al paciente "conocer más sobre su trastorno y así la búsqueda
de información se vuelve un aliado del tratamiento en lugar de un enemigo que
amenaza la alianza terapéutica. Desde esta perspectiva, un paciente informado
es un paciente fortalecido".
Navegar la red en busca
de información
La
salud mental también se dirime en la pantalla de la computadora. Tal como
demuestran múltiples estudios y sondeos internacionales, cada día son más los
pacientes que se sumergen en la web para encontrar información sobre salud
–general y mental-.
Dentro
de esa gigantesca biblioteca que es Internet, “ciertas informaciones son
válidas, pero otras no son correctas”, advierte la especialista Nadine Klaslow.
Por eso recomienda ir a sitios confiables, como organizaciones profesionales y
con experiencia en problemas de salud mental, “en lugar de depender de la
información publicada en blogs y salas de chat”. En general el acceso a los
artículos está mediada por periodistas y divulgadores científicos que actúan
como puentes entre los profesionales de la salud y el público no profesional.
¿Qué
lugar tienen los medios en la popularización de la ciencia? “Hay ventajas y
desventajas en la divulgación de la psicología”, detalla la presidenta de la
Asociación Americana de Psicología. Las ventajas: “Cuando los medios se basan
en datos científicos y conocimientos considerados por la mayoría de los
psicólogos como válida, pero comprensible y útil para el público en general”. Las
desventajas: “Cuando los medios de comunicación o psicólogos en los medios
describen conceptos de un modo sobresimplificado o desactualizado, o publican
informaciones no probadas”.
Y
recomienda a los internautas seleccionar aquellos circuitos periodísticos que
se apoyan en fuentes científicas para su información, que incluyen todas las
caras de cada tema. En la era de la interactividad, profesionales de la salud,
pacientes y divulgadores entretejen una red. Saber navegar la Red es un
reaseguro para no naufragar en un mar de informaciones y datos que en lugar de
sanar confunden.
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