Siempre he pensado que los únicos redimibles en este mundo son quienes se dedican anónimamente a la solidaridad, a la ayuda de los perdidosos en esta sociedad injusta. Me refiero a los que ponen el pellejo a diario prescindiendo de las veleidades y ventajas que ofrece el poder. En nuestro país hay una larga lista de gente meritoria en eso y, aunque no domino el tema en profundidad ni dispongo de una lista rigurosa, si me preguntan quienes me llaman más la atención en el rubro mencionaría a Juan Carr y Abel Albino o al padre Pepe, seguramente porque -además- les han acercado cámaras o micrófonos y salieron indemnes. Leí últimamente las ideas de los primeros en el libro de Jorge Lanata "26 personas para salvar al mundo" (2012) y rescaté de ahí fragmentos de sus declaraciones que me impresionaron. También de Manuel Lozano, de Red Solidaria como Carr. La lista de entrevistados en ese recomendado libro está agrupado en 12 temáticas distintas. El objetivo, según el autor, fue recopilar respuestas de los tipos más inteligentes de estos tiempos para acercarnos a ver lo que somos y lo que queremos ser. Horanosaurus.
JUAN CARR. Nació en 1961, es
hijo único y sus padres se separaron cuando tenía dos años. Tras la separación,
vivió con su madre, su tía y su abuela.
Su acercamiento a la cultura de la solidaridad y a la posibilidad de “ver”
lo que la sociedad decreta “invisible” empieza temprano: boy scout a los 9
años, sus padres lo hicieron conocer de niño diversos sectores postergados. Al
cumplir 18 años fue a donar sangre, y dos meses después misionaba con los
indios wichis y pilagás en la provincia de Formosa. En 1983 le diagnosticaron
cáncer y le pronosticaron tres meses de vida. Hasta 1988 luchó contra la
enfermedad con controles periódicos y quimioterapia. En septiembre de ese años
los controles indicaron que no iba a morir, por lo que decidió casarse con su
mujer, María. Los médicos le advirtieron que no podría tener hijos, pero
finalmente tuvo cinco. En 1995 Juan Carr creó junto a su mujer y tres amigos la
Red Solidaria, con una premisa sencilla: unir al que necesita con el que puede
ayudar.
* Una red es una comunidad que se junta, que se reúne,
que se moviliza. Una red tiene que ver con la horizontalidad, con compartir,
con encontrarse, con estar cerca (…) con transformar la realidad.. en nuestro
caso, en esta red, el dolor es el que manda, el dolor es el norte. El que sufre
es el que te insinúa por dónde va el camino, el que padece, el que no tiene un
medicamento, el que duerme en la calle, al que le mataron un hijo, sabe como
nadie, tiene una sabiduría tremenda forjada en el dolor. En general, si la red
y los nudos de la red se acercan al que sufre, antes de hacer nada, el dolor te
instala, te ubica, tiene la capacidad de organizarte. Cuando te alejas del dolor,
se enreda, nos enredamos… si te alejás y comenzás a filosofar mucho sobre por
qué está donde está, se enreda. Se enreda cuando nos apartamos del dolor,
porque no le preguntamos al que sufre que necesita.
* Nosotros formamos una red de ‘no buenos’, una red de gente común…
necesitamos que cualquiera participe. Hay casi una doctrina para nosotros: el
‘cualquierismo’. Cualquiera puede poner en algún lugar la foto de un chico
perdido, ser donante de sangre… esto para nosotros es clave y ¿qué nos pasa?
Cuando haces mucha comunicación, cuando recibes muchos premios, sales de este
cualquierismo y empiezas a ser diferente. Cuando ves una persona diferente como
héroe, prócer, genio, lo aplaudes y lo premias, pero te parece que lo hizo
porque es un genio… los santos, los mártires, los próceres y los héroes son
buenísimos pero, en general, están para otra cosa. A mí me pasa esto: a veces
hay que hacer un esfuerzo para no mostrarse tan bueno, es tremendo. Esta mañana
tú estás pensando en la catástrofe del volcán y yo pienso en que esta noche no
haga frío por los que duermen en la calle, en esa chiquita que está en el hospital
esperando un trasplante. Evidentemente ante esta mirada dices: ‘Esta gente es
sensacional’. Ese es un temor nuestro, porque nosotros necesitamos a
cualquiera, el que parece tan bueno, tan generoso, y el que no… tiene que
seguir siendo una red de seres humanos con nuestra condición humana…
* Cada tanto me sorprendo egoísta pero al mismo tiempo me
aplaudo de mi condición humana. Si en la calle me paran nueve veces para
pedirme algo capaz que la décima me quiero escapar. Al primero le das una
moneda, al segundo le das un abrazo, al tercero le das una frazada y me cruzo
con el número quince y tengo gans de decir: ‘Chau, loco, este que le toque a
otro’. Esa situación de egoísmo me sorprende pero me alegra porque es mi
condición humana.
* Yo no me levanto todos los días a la mañana con ganas de
donar sangre, no me levanto todos los días con ganas de ir a una catástrofe y
el volcán me asusta, el frío de la noche me asusta, ir a los barrios donde hay
muchas armas me da miedo. Eso tiene que ver con el egoísmo, y me sorprende…
* Cuando paso mucho tiempo en reuniones (con directivos de
multinacionales tratando de ver como ser más sustentables, con gente de poder
real) extraño a los pobres, y no porque rechace al poder, pero los extraño.. es
la vocación… yo creía que cuando uno va transitando por la vida se pone más
duro y tiene otra frialdad. A mí me pasa al revés: cada vez me cuesta muchísimo
más, sufro muchísimo más, y la sensibilidad que me permite avanzar hacia el que
sufre al mismo tiempo me complica porque me da miedo, pero cada vez estoy más
sensible, contrariamente a lo que pensaba.
* Yo puedo terminar con el hambre en la Argentina, como
muchos otros que estamos en esto. Puedo lograr que en la Argentina, antes de
irme al cielo, más de la mitad de los chicos terminen la unviersidad. Lo que
necesito es una fórmula que no encontré, y que me encantaría encontrar antes de
irme de este mundo, para lograr el hambre cero en el mundo, pero ya no me dan
los números.
* El peor enemigo de la red es el egoísmo, sin duda, el
individualismo. Y en la Argentina, la fragmentación… la Argentina, según me
cuentan, tiene una capacidad solidaria como pocos países en el mundo… no hace
falta dinero, no hace falta recaudar nada, sólo conformar una mesa para cada
tema importante. El drama de la Argentina es
fragmentación y las internas. Pero además, es tan difícil de explicarle
a los extranjeros: cuatro días de cosecha del año pasado le dan de comer a
todos los hambrientos de la Argentina por un año. Bueno, solamente hay que
distribuirlo. ¿Porqué no se distribuye? Porque no hay un acuerdo, no nos
sentamos a la mesa, y porque si arrancás –y yo lo probé varias veces- se arma
una discusión ideológica, de egoísmo.
* Una frase que acuñamos es ‘no queremos tu dinero,
queremos tu compromiso’. Lo aprendimos de la fundación platense Emanuel..
tienen una imagen, una foto de una chiquita y abajo dice ‘no te pide tu dinero,
te pide upa’. Sensacional. Esa es la esencia de la cultura solidaria.
* Podemos cambiar el mundo, por supuesto. Para eso
estamos, para eso vivimos, no me cabe ninguna duda. De cada siete personas, una
tiene hambre. ¿Seis personas no pueden hacer algo por un hambriento en el
mundo? En la Argentina, de cada 23 personas, una tiene hambre.. ¿veintidós no
podemos? La matemática me da (…) ahora hay un 11% más de comida en el mundo que
lo que hace falta cada año.. el sueño es posible..
* Cuanto más distinto es el nuevo voluntario, más
enriquecedor.. cuanto más diferente mejor… lo digo habiendo sido formado por la
iglesia, a la que le agradezco: yo soy católico pecador, pero católico,
descubrí el prójimo a través de la iglesia—Si no hubiera recibido una formación
religiosa de mis formadores, no se si estaría preocupado por la temperatura que
hará esta noche, tal vez por otra cosa-- Me di cuenta de que la iglesia, el
mundo musulmán, el mundo judío, el mundo protestante tienen un valor enorme.
Ahora bien, primero tienen que librarse de eso. La camiseta sirve y no sirve,
sirve y nos complica. Yo soy pedante y soberbio pero no tanto como para no
advertir que necesito de todas las miradas, de todas las camisetas. Lo que
tiene la religión como entidad de poder es que si siempre es la misma mirada,
estamos perdidos, el fracaso está garantizado.
* Lo que si pareciera es que se necesita una base ética
moral religiosa, sobre todo para mantener el compromiso.. el Tzedaká del
judaísmo, es decir la justicia profunda, tiene un valor enorme, y el mundo
musulmán dice ‘cambiar una vida es salvar el mundo’ … el dolor viene
constantemente, y eso requiere de una espiritualidad, una ética.. es difícil
mantener la vocación con lo que ofrece la realidad, este mundo actual tan
especial no te da herramientas… pero la religión bien entendida te ayuda a
mirar. La característica que tienen los abandonados es su invisibilidad. Son
invisibles en la vida cotidiana. Hoy no vi ninguno que esperara un trasplante,
hoy no vi ningún desnutrido. Si alguien
llama tu atención y te los muestra, bueno, ahí reaccionás. Pero esa visibilidad
muchas veces te la da la iglesia, el judaísmo, los musulmanes que, desde su
cosa pastoral, te traen al prójimo al centro de la escena. Y me parece, como
concepto, que hay una mirada tremenda de la cultura solidaria, que hoy tiene un
olor a transformación. Antes eran bien existenciales: ‘yo soy un ser superior y
te doy una limosna’. Hoy tiene un sentido más de compartir, más transformador,
de justicia elemental.
PD 2021: lamentablemente, Juan Carr cayó en el juego de una operación política de la oposición kirchnerista junto al presidente de River, Rodolfo D'Onofrio, y otros figurones, en 2019 en el llamado "Operativo frío", remarcando la pobreza y la insensibilidad del gobierno de Macri. Nunca sabremos los verdaderos sentimientos de Carr sobre esa infortunada intervención. Se refugió en el ostracismo después del incidente, lo cual le valió nuevas críticas. La administración kirchnerista de Alberto y Cristina Fernández -con su soberbia e inoperancia- ha hecho lo suficiente para que el índice de pobreza lograra llegar al 42% en solo un año y medio.
MANUEL LOZANO. Nació en Chascomús
y tiene 27 años. Se recibió de abogado
en la Universidad Católica de Salta con el mejor promedio de su promoción y
luego realizó estudios de posgrado con especialización en gestión de
organizaciones sin fines de lucro en la Universidad de San Andrés. A los 13
años comenzó a ayudar como voluntario en un hogar de niños, y allí se gestó el
camino que elegiría para el resto de su vida. A los 18 años ingresó a la Red
Solidaria, una organización compuesta
por más de dos mil voluntarios, que no tiene personería jurídica, ni sede, que
no maneja dinero y que es, en nuestro país, un nexo entre quienes necesitan
ayuda y quienes pueden darla, al mismo tiempo que busca consolidar la cultura de
la solidaridad. Manuel es director de la
Red Solidaria desde el año 2008, recorre el país semana tras semana ayudando a
escuelas rurales, comedores comunitarios, familias y diversas organizaciones.
Busca no sólo asistir en el terreno de las necesidades básicas sino generar
proyectos de desarrollo comunitario a largo plazo, y al día de hoy, ha
impulsado la creación de 70 redes solidarias en el país. La Red Solidaria fue
postulada en cuatro oportunidades al Premio Nobel de la Paz.
* En esta campaña, actualmente, están participando mil
voluntarios, porque se hace todos los días. Para mí, esto es lo novedoso: crear
un vínculo de confianza y también de afecto con quien duerme en la calle, y
desde ese vínculo empezar a hacer un trabajo más profundo. Yo creo que la sopa
y lo que entregamos es la excusa para acercarnos y, desde ahí, intentar que
salgan de la calle.
* Me daba la sensación que hacíamos poco… era fácil salir
a la calle una vez por semana y después llegar a tu casa y tener calefacción..
les dije que debíamos hacerlo todos los días o dejar de hacerlo.
* Es tan fuerte la experiencia de tener un diálogo con la
gente en la calle (por el contrario, estamos acostumbrados a cruzarnos de
vereda), que cuando te das cuenta lo fuerte que es y lo mucho que podemos
hacer, la gente se va sumando.
* Nosotros vamos adonde ellos están.. cada historia es un
mundo. Por eso yo creo de verdad que uno de los grandes logros es haber hecho
diariamente este recorrido, porque no es que el primer día nos cuentan todo,
sino que lo hacen de a poquito, como cualquier relación humana, en realidad…
cada zona tiene su carpeta… de cada una de las personas llevamos una hojita de
vida… para que no se nos pase nada por alto.
* Es complejo, sobre todo los que nacieron en la calle.
Están acostumbrados a las reglas, están acostumbrados a la selva y, en algunos
casos, vimos gente que, prácticamente, están como animales. Es fuertísimo, pero
es así. Por ejemplo, yo estaba convencido, antes de hacer esto, de que la
mayoría de la gente que llegaba a la calle eran alcohólicos porque los veía
todo el tiempo borrachos. Después entendí que no, que en realidad el
alcoholismo lo adquieren en la calle porque no hay forma de superar el frío y
no hay forma de poder dormirse si no ingieren alcohol.
* Nunca, jamás, en todo el año pasado ni en lo que va de
este, nunca una situación violenta, nunca, y eso que nos metemos en
Constitución, en zonas complicadas, en ranchadas de mucha gente. Y hay muchos
jóvenes, chicas jóvenes de dieciséis, diecisiete años que salen con nosotros.
Nunca nos pasó nada, nunca, ni siquiera una puteada, jamás. La recepción es
increíble, y eso es de lo que en las primeras recorridas se asombra el
voluntario,tienen pánico de que los tratan mal.
* Trabajando en forma permanente somos mil voluntarios.
Después depende de la campaña, se van sumando.. son setenta redes distribuídas
en todo el interior… solo les pedimos tiempo, esa es la gran clave. Quiero que
se comprometan en todo el país, cada viaje que hago es para sumar compromisos,
sumar voluntarios. De eso se trata justamente la Red Solidaria.
* ...hay gente que te dice: “venís todos los días de las
recorridas, ¿cómo hacés? Pará, frená un poco”. Yo no termino cansado, me
encanta, más allá que es difícil, duro, doloroso, lo disfruto, para mí es
enriquecedor.. me encantaría que el día tuviera más horas.
ABEL ALBINO. Nació el 28 de
noviembre de 1946 en Buenos Aires, pero su familia se trasladó a Mendoza cuando
el tenía cuatro años. Se graduó en Medicina en la Universidad de Tucumán. En 1973
se especializó en pediatría en Chile y en 1987 obtuvo el doctorado en la
Universidad Nacional de Cuyo. Siguió con
sus estudios en la Universidad de
Navarra, España, esta vez interesado en biología molecular.
* Un gran país se hace con varias cosas. Primero,
preservando el cerebro del recién nacido dentro del año de vida. Segundo,
educación y cultura. Luego, agua corriente y caliente, cloacas y luz eléctrica
en cada hogar. A partir de allí aparecerán nuevas generaciones con gran
potencial. Pero lo primero, es lo primero: el cerebro del bebé es el órgano que
más rápidamente crece. Pesa 35 gr. al nacer -6 monedas de un peso- y se va a
150 monedas de un peso en 12 meses (…) la primavera del sistema nervioso
central se produce en el primer año de vida, año y medio de vida. Después se
cierra la fontanela, y la capacidad de maniobra se nos acota mucho (…) La
desnutrición es importante porque genera debilidad mental, digamos. Un chico
con su cerebro desarrollado en un 20 o un 30%
será un adulto que tendrá su cerebro en un 20 o 30%, no podrá educarse,
aprenderá a sumar y restar, nunca multiplicar ni dividir, jamás entenderá el
teorema de Pitágoras y en la vida no irá a la universidad. Con él nos quedamos
todos.
* El 80% de los grandes criminales de Mendoza han sido
desnutridos en 2do. y 3er. grado. El 80% de los presos en la cárcel de Buenos
Aires no tienen la primaria completa, y eso no es por vagancia, es porque no
les da la cabeza, y no les da la cabeza porque no la desplegaron, no
desplegaron su potencial genético para tener igualdad de oportunidades.
Entonces esa capacidad que ha estado sin emplearse un día se vence, es muy
plástico.
* Tengo que alimentarlo adecuadamente y también
estimularlo adecuadamente, porque sin estímulo no crece. El niño necesita una
cucharadita de leche y un beso, que yo le diga: “Que bonitos esos ojos, a ver
esos cachetes, haga un viejito, ciérreme los ojitos”. Eso cablea su cerebro…
(pero) al desaparecer la familia desaparece esa estimulación. La familia, la
única escuela de humanidad que existe. Donde aprende un varón a ser varón si no
es mirando a su padre, y dónde aprende una mujer a ser mujer si no es mirando a
su madre, y dónde se aprende a respetar a un anciano sino se tuvo un abuelo, a
un bebito si no se tuvo un hermanito o sobrinito, o a un enfermo sino se vivió
en ese ámbito.
* Para poder desarrollarse cada neurona, de los 100.000 a
140.000 millones de neuronas, emite 15.000 cables, luego esos cables se
interconectan con los cables de otras neuronas y le dan a un individuo la
rapidez mental.. sinapsis, capacidad de relación, de asociación, de memoria..
ese cableado neurológico, esas luces, la dan la estimulación y la alimentación.
* Preservar el cerebro dentro del año que es la primavera
del sistema nervioso; segundo, educarlo, la educación es una semilla
maravillosa, pero toda semilla para fructificarse necesita un sustrato y el
sustrato fisiológico funcional donde se siembra la educación es un cerebro
intacto. No tengo cerebro intacto, no tengo que cosa educar.. si lo tengo y
luego lo educo, si simultáneamente pongo cloacas, agua caliente y luz eléctrica
en cada casa argentina tengo una potencia en treinta años, pero para eso hay
que dejar de pensar en las próximas elecciones y empezar a pensar en las
próximas generaciones, eso es lo correcto.
* Estaba con angustia y un día, caminando por una calle
interna de la universidad, encontré un diario tirado en una acequia.
Curiosamente me metí a sacarlo -normalmente yo no hago esas cosas- y había una
entrevista a la Madre Teresa de Calcuta donde le preguntaban: “¿Qué es la
paz?”. Yo no estaba en paz y me pareció más que oportuno leerlo así que me metí
en un bar medieval, pedí un chocolate y me puse a leer el diario como si lo
hubiese comprado en la esquina. Esta mujer maravillosa hizo una figura
preciosa: “El fruto del silencio es la oración, el fruto de la oración es la
fe, el fruto de la fe es el amor, el fruto del amor es el servicio y el fruto
del servicio es la paz”. Ya está, dije, ¡tengo que servir!
* … la única debilidad mental que se puede revertir, la
única que es creada por el hombre, es la del desnutrido.. la desnutrición es el
resultado final del subdesarrollo.. De nada sirve que yo alimente a un chico si
lo devuelvo al ambiente hostil del que proviene. A los quince días estoy
alimentándolo de nuevo y no sirve. Si queremos quebrar la desnutrición, lo que
debemos hacer es un abordaje integral de la problemática social que le da
origen a la extrema pobreza: educación nutricional, educación para la salud,
lactancia materna, jardín maternal, jardín infantil, estimulación temprana,
escuela de artes y oficios, programa de educación agraria, lectoescritura para
analfabetos, ropero familiar, club de padres, escuela para padres,
documentación y legalización de la familia, inmunizaciones. Hicimos un centro
de prevención de la desnutrición único en su tipo en el mundo (… CONIN) un
centro de prevención de desnutrición con 250 chicos como los nuestros significa
un ahorro para el país de 250.000 dólares anuales, porque disminuye la
deserción, la mortalidad, la morbilidad, la violencia, el resentimiento,
aumenta el factor de difusión de conocimientos dentro de la sociedad, aumenta
todo lo bueno y disminuye todo lo malo. Aumenta también el amor, a lo que,
económicamente, no se le puede poner número.
* "Pedes in terra ad sidera visus”, dice el lema de la
universidad, “con los pies en la tierra y mirando las estrellas”… siempre ando
mirando estrellas, ando buscando esas cosas notables, esas cosas preciosas.
* Nosotros vivimos rodeados de estupideces, y eso no lo
vemos, o no lo queremos ver: vi violaciones, incesto, degradaciones materiales
y morales. Me di cuenta de que la degradación de lo mejor es lo peor. Lo mejor
de la creación es el hombre, pero cuando se lo degrada no hay bicho que se le
compare, es superior a cualquier cosa.
* Por supuesto nunca falta el que me dice: “Doctor, si hay que combatir la pobreza es muy sencillo, usted tiene que castrar a las mujeres y capar a los hombres y no hay más pobres”. Es como si yo dijese que, como hay muchos accidentes de tránsito, como ministro cierro las fábricas de autos y en cinco años no hay más accidentes, no hay más autos, fantástico, es una simplificación tan increíble que a mi me cuesta pensar que la haya dicho un universitario. Lo que hay que atacar es la pobreza, no al pobre que la sufre.
* Un día le preguntamos a la ministra de Relaciones
Exteriores de Nueva Zelanda como hizo su país para ser un gran país. Contestó:
“Nos reunimos a almorzar los cinco presidentes de los cinco partidos políticos
de Nueva Zelanda. Todos tenemos ideas políticas diferentes pero un solo
corazón: Nueva Zelanda.. nos juntamos a almorzar un sábado y cuando nos
levantamos, a las seis de la tarde, ya estaba trazada la política de Estado
para los próximos treinta años.Lo que se decide en las Cámaras son temas
menores”.
Ilustraciones: Martín Reyna y Jorge De la Vega x 2.
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