He salido malo como juntador de poder y dinero y, al ver alrededor, no me quise sumar a las filas de los alcahuetes pedigueños: de puro orgulloso, siempre 'me quedé afuera'. Con las ideas he sido coherente pero apenas llegué a 'revolucionario de café'. Poco me importa que no sea el mejor profesional. Debo reconocer éxitos tratando de escarbar las cosas para entenderlas, lograr que a mi familia no se le acabe su paciencia conmigo y hasta quizás sea 'una buena persona'. Pero admito -con algo de verguenza- que lo que mejor me sale es proteger mi ocio y disfrutarlo con los escasos medios que dispongo.
¿Mis divertimentos de cabotaje o de pobre? Cambiar de ambiente aunque sea a la vuelta de la esquina en el colectivo 60 y leerme todo para ver si me queda algún sedimento dentro. Apasionarme con el fútbol, como si fuera verdad. Y seguir jugándola de melómano autodidacta escuchando la música que nos venden o destapando la que nos esconden.
¿Mis divertimentos de cabotaje o de pobre? Cambiar de ambiente aunque sea a la vuelta de la esquina en el colectivo 60 y leerme todo para ver si me queda algún sedimento dentro. Apasionarme con el fútbol, como si fuera verdad. Y seguir jugándola de melómano autodidacta escuchando la música que nos venden o destapando la que nos esconden.
Vamos a eso de las corcheas. Convertido en oyente obligado debido a mis nulas dotes artísticas, lo primero fue descubrir el rock en los 70 en el medio de la maroma rebelde, cuando su difusión estaba poco menos que prohibida en los medios. Manal me volaba la cabeza citadina, Almendra le ponía colores a mis sueños. Durante los 80 me suspendí con las atmósferas de Pat Metheny, ese amigo del alma a quien jamás le dirigí una palabra. Aunque sigo escuchando sus discos nuevos es solamente para oir repetirse con elegancia al mejor guitarrista de jazz del mundo. De mis otros viejos favoritos solo me queda averiguar que sacó John Scofield o Ryuichi Sakamoto porque estos no solo son buenos, sino que pueden sorprenderte con alguna maravilla extraída de sus galeras. Con el bueno de Spinetta pasaba lo mismo pero, habiendo partido, me deberé conformar con desempolvarle los discos y seleccionar otra vez sus mejores cosas.
Viendo con ojos de adulto, me suena con nostalgia el gesto de los chicos buscando -como nosotros hace cuarenta años- músicas o posturas con las cuales identificarse o diferenciarse. Tan válido o inútil ahora como entonces. Cualquiera sabe que la vida no pasa por ahí. Solo se trata buscar la belleza entre la basura para sobrevivir en esta jungla. Lo demás es caretaje y snobismo para gente extraviada.
Pero muchachos, no jodan con 'el sonido' de Manchester o Seattle, apologías del aburrimiento y la depresión y con los refritos berretas de lo gastado. Hay mucha gente robando ahí afuera con el arte!
Comprendo que es históricamente jodido darle la razón a los viejitos pero las comparaciones aquí no son odiosas. La música moderna nació en los 60's y no pueden pagar por Coldplay, los Babasónicos o No te va a gustar (?) lo que no valen sin dedicarle algún tiempo a escuchar desde Beatles a Rolling, Zepp y CSN&Y en adelante, para comparar sin prejuicios. De lo contrario, declárense ignorantes sin ruborizarse.
En los 90's, reavivaron mis orejas los Living Colour, Medesky, Martin & Wood y Tribal Tech afuera (¿porqué no Simply Red?), y Divididos y Pedro Aznar por estas pampas. De lo poco que sonó original. De allí en más, para mí, la chatura de la música que nos venden fue tan profunda que me resultó más interesante buscar bandas originales de sonido de películas, nuevas cosas del flamenco o aplacarme con algún heredero de Jobim y Joao Gilberto. Por el lado del rock y del pop, la búsqueda fue sinceramente una pérdida de tiempo.
Pero perdidas las esperanzas, vino para sorprenderme la alemana/yanki Meshell Ndegeocello, una excelente bajista negra, ex música de sesión, que se puso a hacer lo suyo e inventó una mezcla de soul y jazz con piscas de funk y rap que tiene una profundidad musical que solo le reconozco a Spinetta y Metheny en otro andarivel y me sigue conmoviendo (gracias de nuevo, "Tren fantasma"). Con los diez discos que sacó me alcanzó para cruzar al nuevo siglo y navegar su primera década.
Perdón por 'la cháchara' pero escúchen a esta mujer, si no la conocen ya. En discos, recomiendo los dos primeros "Plantation lullabies" (1993) y "Peace beyond passion" (1996). Después decae un poco pero sigue sacando perlitas, como el impresionante "Dance of the infidel-The spirit music of Jamia" (2004) con Joshua Redman, Wallace Roney, Mino Cinelu, Kenny Garrett, Cassandra Wilson, Don Byron, Sabina Sciubba y Jack Dejohnette, entre otros nenes. Claro, si no se enganchan con esto, desistan. Un beso en la reja. Horanosaurus.
"I'm digging you"
"If that's your boyfriend"
"Dreadlocks"
"Step into the projects"
"Call me"
"Two lonely hearts (on the subway)"
"The womb"
"The way"
"Deuteronomy-Niggerman"
"Stay"
"Bittersweet"
"A tear and a smile"
"Satisfy"
"Sincerity"
"Loyalty"
"Grace"
"Earth"
"God fear money"
"Outside your door"
"Love song 1"
"Come smoke my herb"
"Love song 2"
"God Shiva"
"The choosen"
"Lola"
Live in Mountreaux
Funky 1994 con Jojo Mayer y David Fiuczynski-Screaming Headless Torsos
Con Pat Metheny-Mountreaux Festival 2005
Nocturnal sunshine-Stolen moments-Red hots+cool. 1994. Con Herbie Hancock.
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