domingo, 22 de noviembre de 2009

Perú y Bolivia: viejo viaje al norte



Algunas fotos y apuntes de un viejo viaje en solitario a Bolivia y Perú, enero de 1980. En aquellas épocas quería conocer todo viajando del modo que fuera pero también deseaba fuertemente recibirme de agrónomo, mientras trabajaba y noviaba. Corolario: postergación fatal. Aunque nunca pierda las esperanzas de conocer lugares que me conmuevan (primero Sud y Centroamérica, luego Europa, o como venga), cuando uno se hace adulto mira demasiado alrededor y calcula más de lo aconsejable. Antes y después, nunca tuve dinero ni libertades para hacer grandes planes (agradezco haber conocido algo de Chile, Uruguay y Brasil y muchísimo del interior de nuestro país). Y para viajar por estudio o trabajo -otra posibilidad- hay que tener una suerte especial que tampoco he tenido. Trampas de la vida. Pero basta de quejas.

Este viaje lo hice en tres semanas de vacaciones, solo, cansado de esperar que mis amigos Fiti y Pierre se decidieran a acompañarme. Pensar que las fotos las saqué en el ya extinguido sistema de  "diapositivas", ¡jaja! Algunos no deben haber escuchado ni hablar de ellas. No me hagan explicar en que consistían, busquen en un diccionario o en la web. Al tiempo, seleccioné las mejores y mediante una lente que se adosaba a la reflex y nuevos rollos, las pude reproducir en papel-foto. Las que pueden ver son escaneadas a partir de ellas en una impresora. De allí los defectos (doble click y se amplían). Entre medio, detalles y sensaciones de aquel entonces.




La Paz, aunque parece viejo, es una ciudad preciosa, al menos para gente un poquito sensible que no solo se conmueva con mega-metrópolis capitalistas. Quizás esté muy desorientado pero no termino de encontrarle el típico centro comercial. Por su aspecto externo, la Universidad no tiene nada que envidiarle a las porteñas en 1973, los chicos también quieren hacer la revolución (...) los taxis funcionan como minicolectivos: llevan varios pasajeros con destino común. Me llaman la atención los gases de escape: quizás porque queman combustible de modo diferente, tienen un olor distinto, más agradable. Eso si, podés morir de un ataque al hígado con solo el olor a aceite de las fritangas callejeras... el reino del "anticucho"... realmente un éxito popular... las comidas suelen acompañarse de salsas muy violentas... y el café al que tuve acceso no era del tipo express sino uno parecido a petróleo que debía rebajarse con agua a gusto...

Por la mañana los negocios abren algo tarde (...) la cuesta hasta el hotel Latino, casi me mata, el corazón se me salía del pecho. Calles Chuquisaca y Sagarnaga, Plaza San Francisco (...) uno sin darse cuenta, empieza a hablar de "tu" y de "ti".

El Altiplano, camino a Tiwanaco, es increíble. No entiendo como a 4.000 m.s.n.m. se pueden ver cultivos... trigo, papa, etc... me resulta inverosímil que usen los surcos longitudinales a las pendientes (algún secreto que desconozco debe haber). Mucho frío de día y en pleno verano y gente viviendo en condiciones difíciles (...) las ruinas de Tiwanaco no son grandiosas, pero son perfectas. Lástima semejante reliquia como "la puerta del sol" entre cercas de alambrado y con alambre de púas...





En tren trepando de La Paz a El Alto -entre eucaliptus y collas- para llegar al hermoso lago Titicaca, con sus aguas verdes. Y varias horas con el vapor (el "S.S.Inca") hasta Puno-Perú: muy interesante para conocer gente. Puno es una ciudad llena de mercados y rodeada de totoras. Pueden verse algunas embarcaciones típicas al llegar a su costa (...) taxi a Juliaca para seguir camino, en medio de un lindo paisaje de colinas...

A falta de medios de transporte, un micro regular bastante maltratado por la vida con dirección a Cuzco en medio de la noche, atravesando pequeños poblados en caminos de un ripio aserruchado y rozando las ventanas de las casas de adobe: una travesía tortuosa si las hay, máxime si no alcanzan los asientos para todos. Un auto común no creo pueda soportar semejante recorrido. Como si fuera poco, los vidrios de las ventanillas se abren por las vibraciones y entra un frío penetrante, mucho peor que el extraño olor a papel mojado de extraño origen que hay en el interior del vehículo (...) sufro por no poder ver los detalles del paisaje pero al menos hay una luna que ilumina bien. Todo llega en la vida y Cuzco también: la entrada por el valle del río Vilcanota es estupenda y comparable a los paisajes cordobeses o de Bariloche, en el sur argentino. Un valle amplio y cultivado con maíz, con muchas pircas... me duermo parado pero quiero ver todo lo que pueda...









Argentinos on board: Rubens Bayardo y Cristina, Víctor Saracco y oriundos de Quilmes-B.A.

Sacsayhuamán: prodigio inca en las afueras de Cuzco, sobre unas colinas. Se puede ir caminando con paciencia desde el centro o tomar un taxi. Evidentemente, una construcción de defensa (no hace falta leer demasiado). Es algo imponente, una maravilla humana. Yo no vi las pirámides egipcias más que en fotos pero no creo que sean más sorprendentes que esto. Se trata de tres largas empalizadas (en tres niveles) de varios cientos de metros de largo, escasamente comunicadas entre sí. Cada una formada por bloques de roca pulida inmensos, algunos mayores a dos metros de altura, que pesan varias toneladas. Entre los bloques -que dicen debieron transportarse a través de kilómetros sin que los incas conocieran la rueda- no hay argamasa alguna y no se puede insertar ni la hoja de un cuchillo (...) también entre bloques, hay canaletas o desagues con perfectas propiedades sonoras, que supuestamente permitían comunicarse entre los soldados en los distintos niveles. Pero Sacsayhuamán no fue inexpugnable: vencieron al final Juan y Gonzalo Pizarro al inca Manco II. Señores, ¡no me equivoco para nada! Lo dijo el inca Garcilaso de la Vega: "la obra mayor y más soberbia que mandaron hacer para mostrar su poder y majestad" (1)

Interesante volver a Cuzco por la sierra, San Blas y Hatun Rumyoc... la iglesia y plaza de San Blas, uno de esos típicos lugares españoles con una fuente en medio de la plaza, sin calles perimetrales... los pibes nos gritan "goodbye" y "gringos"...

... el Museo de Arte Religioso en el Cuzco, un derroche de arte barroco e insufrible muestra de autoflagelamiento cristiano al que sometieron a los nativos pero vale la pena por la arquitectura y las labores de tanto artista anónimo... oro y sangre. El Qoricancha o Templo del Sol (iglesia de Santo Domingo) te lleva irremediablemente a odiar a todos los conquistadores españoles y su descendencia: solo su soberbia pudo permitir arruinar un templo inca de semejante perfección adosándole una iglesia cualunque. Me hace creer a la vez en la belleza y en la estupidez humana... recorrido por el templo de Santa Catalina, donde me pareció ver una mamma aucla...

Bajo la recova de la Plaza de Armas, miles de puestos de "los portales" con los típicos productos peruanos... vale realmente la pena el Museo Arqueológico de la ciudad y ojo con el Museo Histórico Regional, porque hay dos: "la casa del Almirante" y "la casa de Garcilaso", en Garcilaso y Heladeros. El primero no es recomendable, parecido al del Arzobispado, llenos de pintura religiosa enfermiza. Pero siempre resulta interesante ver las construcciones en si.





Vista general de Sacsayhuamán, sus enormes bloques y los pasajes entre niveles. Abajo, una foto de Tambomachay ("baños del Inca").







Abajo: vistas del pueblo de Pisac, bañado por el Vilcanota. Más abajo, otras de su feria dominical y de sus ruinas.







(...) el taxista que nos lleva de Cuzco a Pisac resulta ser bastante más peligroso que el camino mismo... la ruta te permite ver Cuzco en forma panorámica y también Sacsahyamán, Kenko y Puca Pucará... y la armonía de las construcciones incaicas con el entorno natural... el valle que conduce a Pisac es propio de los almanaques con fotografías de los cantones suizos. Se llega en unos 45 minutos. La plaza principal de Pisac no tiene más color porque no existen más colores en la tierra: están todos allí. Y su feria dominical es el imperio del regateo... se destacan las turistas europeas sin soutien, las superfilmadoras y teleobjetivos kilométricos de los visitantes. El sector más chico para frutas y verduras; el resto cerámicas, ponchos, chales, pulloveres de alpaca... Pisac está a orillas del río Vilcanota, que increíblemente se encuentra canalizado por los propios incas varios kilómetros. Vuelta a Cuzco en típico micro peruano, entre collas, albahacas, gallinas y otras cargas... el "Caparo"...

Kenko parece un monumento modesto, cuyos mesones (posiblemente para sacrificios) y cuevas subterráneas lo asimilan a un adoratorio. Su anfiteatro lo delata como lugar de juicios. Junto con Puca Pucará y Tambomachay, formaban la periferia de Cuzco. Sinceramente, parecen ruinas de menor interés al lado de Sacsahyuamán y Pisac.











En Pisac pueden verse muy bien los terraplenes de cultivo. Sus ruinas están a unos 3300 metros de altura, increíblemente ubicadas y son de una calidad constructiva superior a las de Machu Pichu, a  mi humilde entender. Todavía no entendiendo porque tienen menos fama que éstas. Hay quienes dicen que la ciudad tenía más importancia política que Cuzco.





Cuzco: una ciudad hermosa y con alma, con el galardón de ser la de más antiguo habitada en toda América y cuna de los emperadores incas. Estadía en el hotel Plateros, barato y, aunque defenestrado por el South American Handbook, pasa el examen inicial. Conmueve simplemente estar en la Plaza de Armas, testiga segura de tantísima historia. Cuzco, claro está: "el ombligo del mundo" para los incas. Muros españoles apoyados sobre preciosas construcciones incaicas. La piedra "de los doce ángulos": sin palabras. 

Lo que sigue son varias fotos de Cuzco:































Ollaytantambo: hermoso y viejo pueblo a unos 80 Km. de Cuzco y otro tanto de Machu Pichu, sin electricidad ni luminarias. Lo pude visitar a la vuelta de Machu Pichu, bajando en su estación de ferrocarril. Al pueblo, luego de bordear el hermoso río Huaracondo, de aguas blancas como los de la región y afluente del Urubamba. Paisaje muy florido, con rosas, gladiolos y otras bellezas. Hay varios hostales hipoides llenos de europeos pero nos toca el Hostal Tambo (del juez del pueblo), al que entramos luego de esquivar miles de patos, gallinas y otros animalejos...

La fortaleza, enclavada en la montaña, es otro delirio arquitectónico por lo monumental y artístico. Sus tallas son increíbles. Dicen que aquí los españoles no pudieron vencer. Para conectarse a Cuzco hay un bus con trasbordo en Urubamba mejor que el tren pero, como siempre, entre gallinas, alguna oveja, olor a pis y bultos variados. Pasa luego por Calca y Pisac. La ruta está asfaltada y el paisaje es digno de verse.

Vista de Ollantaytambo desde sus ruinas y unos ocasionales amigos colombianos de Cartagena (Beatriz Angel y Gonzalo):




De aquí para abajo, fotos de Machu Pichu y alrededores:









Creo que no se puede ir entre Cuzco y Machu Pichu en automóvil, por carretera, al menos en todo su trayecto. El tren se toma en la estación San Pedro, en Cuzco. No hay estaciones de ferrocarril como estamos acostumbrados en Argentina sino lo que llamaríamos paradas o apeaderos, excepto Ollantaytambo. A juzgar por el amontonamiento en clase común, vale la pena pagar primera. Vendedores de todas clases, las infaltables cholas que venden desde lechón asado a tortas y el café de termo se sirve en tazas que esperan le devuelvas para el próximo cliente, que usará luego de un enjuague rápido. Deliciosos los choclos calentitos: los llevan en canastas tapadas con un plástico arriba para que no se les escape el calorcito y tienen un éxito brutal. El tren va atravesando sierras lentamente, avanzando y retrocediendo con su sistema de cremalleras y toma el valle del Urubamba, prodigio de la naturaleza, que se va cerrando cada vez más mientras el río se embravece, siempre en compañía de retamas en flor. Después de Ollantaytambo empieza la selva y es una explosión de verde. Por fin llegamos al pie del Machu Pichu.


Con un micro se sube desde Aguas Calientes un camino en zig zag y en 20 minutos se está arriba. En el trayecto unos pibes abrevian camino corriendo entre las malezas, se asoman en cada nueva curva sorprendiendo a los turistas una y otra vez y piden monedas. Falta que pronuncien un "tiredié" argentino. Solo los últimos metros te permiten adivinar lo que uno espera ver: la fama de escondida de la ciudad perdida. Pero ¡oh, Machu Pichu! Tantas expectativas y al llegar me pareció estar en medio de la exposición rural de Buenos Aires -en el barrio de Palermo-, un día domingo. Demasiada gente caminando como rebaños y preguntando boludeces. Mejor abrirse lo más posible. Encima, como lees tantas cosas sobre el lugar, esperas poco menos que te envuelva un campo de energía o baje un OVNI y te abduzca. Claro que es una belleza de una armonía mayúscula con el entorno, donde lo mejor son las visiones de conjunto y los laberintos entre las casas, más que todo en el llamado sector oriental. También la vista desde el cementerio o desde la casa del vigía (...) recorrí todo lo posible pero desistí de subir al Huayna Pichu por una cuestión de tiempo: podía perder el tren de regreso y quedar varado en Aguas Calientes... la subida al Huayna Pichu dicen que es peligrosa pero no dudo que tendrá su recompensa ver la postal al revés, desde más arriba aún (2700 m.s.n.m. contra 2300 aprox.)...











No pude aprovechar demasiado mi estadía en Lima ni recorrerla cabalmente. Me afectó más de lo debido una sensación paranoica ("persecuta", por sentirse perseguidos, le solemos decir los porteños) producto de un pequeño robo con suerte del que fui objeto en Cuzco. Me faltaron conocer nada menos que el puerto de El Callao o el barrio Miraflores... una pena. No es justo opinar de la ciudad tajantemente pero lo que recorrí no me obnubiló, sinceramente: es de clima húmedo y pegajoso parecido a Buenos Aires, pero aún más sucia. ¡Como juegan en uno las expectativas previas! Pensaba encontrarme más construcciones coloniales y no verlas en cantidad me desilusionó. Lima es chata y baja y con miles de puestos de venta callejeros que impiden caminar por algunas veredas: desde libros usados a zapatos, todo tipo de frutas y bebidas y líquidos inciertos sumergidos en cubitos... Interesante recova alrededor de la Plaza San Martín y también las peruanas más lindas que vi desde que entré al país. De lo que pude recorrer, lo más impactante fue la Plaza de Armas, con la casa de gobierno y la Catedral, que alberga los restos de Pizarro. Al menos su monumento fue desplazado del centro de la plaza a un costado (por algo se empieza).

Casa de Gobierno de Perú, en Lima:




Horanosaurus

(1) “Maravillosos edificios hicieron los incas, reyes del Perú, en fortalezas, en templos, en casas reales, en jardines, en depósitos y en caminos, y otras fábricas de grande excelencia, como se muestra hoy por las ruinas que dellas han quedado; aunque mal se puede ver por los cimientos lo que todo el edificio. La obra mayor y más soberbia que mandaron hacer para mostrar su poder y majestad, fue la fortaleza del Cozco, cuyas grandezas son increíbles a quien no las ha visto y mirado con atención le hacen imaginar, y aun creer, que son hechas por vía de encantamiento, y que las hicieron demonios y no hombres; porque la multitud de las piedras, tantas y tan grandes, como las que hay puestas en las tres cercas (que más son peñas que piedra), causa admiración imaginar cómo las pudieron cortar de las canteras de donde se sacaron, porque los indios no tuvieron hierro ni acero para las cortar ni labrar; pues pensar como las trujeron al edificio, es dar en otra dificultad no menor, porque no tuvieron bueyes, ni supieron hacer carros, no hay carros que las puedan sufrir, ni bueyes que basten a tirarlas; llevábanlas arrastrando a fuerza de brazos, con gruesas maromas; ni los caminos por do las llevaban eran llanos, sino sierras muy ásperas con grandes cuestas, por do las subían y bajaban a pura fuerza de hombres. Muchas dellas llevaron a diez, doce, quince leguas, particularmente la piedra, o por decir mejor, la peña que los indios llaman Saycusca, que quiere decir cansada (porque no llegó al edificio), se sabe que la trujeron de quince leguas de la ciudad, y que pasó el río de Yucay, que es poco menor que Guadalquivir por Córdoba. Las que llevaron de más fueron de Muyna, que está cinco leguas del Cozco; pues pasar adelante con la imaginación, y pensar cómo pudieron ajustar tanto unas piedras tan grandes, que apenas puedan meter la punta de un cuchillo por ellas, es nunca acabar. Muchas de ellas están tan ajustadas, que apenas se aparece la juntura; para ajustarlas tanto era menester levantar y asentar la una piedra sobre la otra muy muchas veces, porque no tuvieron escuadra, ni supieron valerse siquiera de una regla para asentarla encima de una piedra, y ver por ella si estaba ajustada con la otra. Tampoco supieron hacer grúas, ni garruchas, ni otro ingenio alguno que les ayudara a subir y bajar las piedras, siendo ellas tan grandes que espantan (…) porque lo más maravilloso de aquel edificio es la increíble grandeza de las piedras, por el incomportable trabajo que era menester para las alzar, y bajar hasta ajustarlas y ponerlas como están; porque no se alcanza cómo se pudo hacer con no más ayuda de costa que la de los brazos”.

Extracto de “Comentarios reales de los Incas” del inca Garcilaso de la Vega (1539-1616), hijo de una princesa de la nobleza incaica y de un capitán español. Fue el primer mestizo notorio de América. Viajó a España a sus 20 años y allí lo educaron católicamente, pero nunca más volvió a Sudamérica. Hizo una carrera militar y después se dedicó a los estudios y la escritura, siempre en tensión constante entre el amor por su patria y la admiración por sus antepasados indígenas. Escribió el libro pisando sus sesenta años, dependiendo de su memoria, compilando información con conocidos, e incluso, valiéndose de otros autores. La segunda parte del referido libro es "Historia general del Perú". Cada uno de ellos está compuesto por muchos tomos.

1 comentario:

  1. Me arrepiento con ganas por no haberte acompañado....todavía tengo deseos de ir.....veremos cuando deje el turismo caribeño si nos animamos. Bien descriptos los paisajes.

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