¿QUE AGRICULTURA QUEREMOS? Una elección de VIDA o MUERTE.
Por Sebastian Berelejis. Proyecto Sur Vicente López. 28/01/13.
Por Sebastian Berelejis. Proyecto Sur Vicente López. 28/01/13.
Aunque parezca exagerada una definición como ésta los hechos nos muestran la cruda realidad del Modelo Agropecuario vigente. Lo definimos como un Modelo de Muerte ya que desde que fue aprobado de manera sospechosamente rápida durante la década del 90 por Carlos Saúl Menem y el por el Secretario de Agricultura Felipe Solá (1), fue incrementándose descontroladamente el uso de Agrotóxicos. Las aplicaciones actuales superan ampliamente un 300% por unidad de superficie a las efectuadas por ese entonces. Como consecuencia de esto vemos como se han ido incrementando notoriamente numerosas malformaciones genéticas, los casos de cáncer, problemas neurológicos, leucemia, afecciones respiratorias severas, pérdidas de embarazos, etc.
A su vez, MATA los conocimientos campesinos y los saberes ancestrales. Rápidamente se impuso el innovador paquete tecnológico desde el Estado, las Universidades, los grandes medios de comunicación invisibilizando aquellos conocimientos "del pasado". Estos "avances de la ciencia" tal vez culminen con el patentamiento de las semillas, los Derechos de Obtentor, la Nanotecnología (2) al servicio de las Corporaciones y la pérdida definitiva de la esperanza por alcanzar nuestra Soberanía Alimentaria.
Claramente es de Muerte un modelo que en su avanzada por expander la frontera agropecuaria asesina en pocos días a cuatro miembros de la comunidad Qom en Chaco y Formosa. (3)
Definitivamente es de Muerte cuando burlándose de la Ley Nacional de Bosques (26.331) conocemos que en tan solo dos años han desmontado mas de un millón de hectáreas con la enorme cantidad de perjuicios socio-ambientales que esto acarrea. (4)
Finalmente, este verdadero Ecocidio incluye la liberación indiscriminada de semillas y productos transgénicos para nuestra alimentación introducidos con sólo el informe presentado por la empresa interesada Monsanto. Sin considerar siquiera, las desconocidas consecuencias que podría traernos su consumo y consideramos que éstos son el "talon de Aquiles" del Modelo de Muerte.
Por todo esto, creemos que es momento de decidir si continuar por este camino o bien promover una Agricultura que priorice la vida y la salud del pueblo al Agronegocio, que respete al ambiente, que profundice la investigación científica y revalorice los conocimientos campesinos e indígenas en búsqueda de garantizar la obtención de métodos, procedimientos y técnicas que permitan producir alimentos sanos y de calidad nutritiva. Es indispensable reorientar la formación de nuevos técnicos, extensionistas, ingenieros y productores para alcanzar este objetivo.
En definitiva, estamos frente a un momento trascendental en la historia Argentina en el cual debemos tomar todos y todas una posición clara frente a esta disyuntiva. O se esta del lado de los transgénicos y al servicio de las Corporaciones o se esta en contra de ellos y a favor de la VIDA de los pueblos y por nuestra Soberanía Alimentaria.
Prensa Proyecto Sur Vicente López ¡Esperanza de Cambio!
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Estimados amigos, estimado Sebastián: ¿quienes pueden estar en contra de los conceptos vertidos en la nota? ¿Quienes pueden consentir los efectos perniciosos de este modelo sojero? Quisiera sumergirlos, por un momento, en el reino de las dudas tirando algunas ideas peliagudas.
Si lo piensan bien, son varios millones de personas que lo convalidan. Gente poderosa y no tanto. Los empresarios de los agronegocios, los que venden los insumos del modelo y los rentistas, o sea los dueños de la tierra -sean lati o minifundistas, ex tamberos o chacareros- que viven muy bien del alquiler sojero de sus campos, ahora sin trabajar. También quienes les ofrecen camionetas y últimos modelos, ropa y hasta comestibles o tienen trabajo bien pago arreglándoles los pisos o pintándoles sus casas en los pueblos, etc.
Ellos no se preguntan por los efectos colaterales de estos emprendimientos: unos calcularán a diario la rentabilidad, verán crecer el "yuyo maldito" -como llamó a la soja nuestra presidente- o "esa bendicion" -como la llamó Fidel Castro- o esperarán que el vaso derrame dinero para tomar lo suyo. Quienes recorremos el interior de nuestro país lo podemos ver con facilidad.
También consiente la situación este gobierno populista que con su 'capitalismo de amigos' no piensa prescindir de los ingresos de las grandes gabelas aplicadas al campo porque no le cerrarían jamás las cuentas para su política clientelar de subsidios a los que tienen menos pero también discrecionales y de chantaje a intendentes y gobernadores, aliados o no. Algunos le llaman "gobierno nacional y popular", otros le dicen "la década perdida" a su desgobierno.
El ministerio de Agricultura no tiene un proyecto agropecuario conciso ni mucho menos planifica pero exhibe como triunfos la aprobación casi automática de los nuevos "eventos transgénicos" de las multi. Hay comprobaciones científicas para el gusto de cada expositor y para esto el trámite es rápido. Y por más que los partidos opositores puedan despotricar y resulte tragicómico, ninguno podría abandonar las retenciones ni romper el modelo sin producir un colapso económico.
Convengamos: el modelo tecnólogico aplicado en la producción agrícola en estas décadas es realmente revolucionario aunque pueda resultar socialmente injusto. Su efecto expoliador relativo sobre los recursos naturales sería motivo de una larga discusión técnica que excede este espacio. Pero, igual que la revolución industrial inglesa del siglo XVIII y el capitalismo que se impusieron largamente, avanza y aplasta sin preguntarle a nadie. "Son los negocios, estúpido" dijo Bill Clinton a uno que protestaba.
En nuestras pampas durante los 70´s la mayoría del pueblo no se animó a sacar la cabeza por la ventana cuando sonaban los tiros y no quiso una revolución, para bien o para mal (¿se imaginan a Firmenich presidente?). ¿Es hoy el panorama diferente? Entonces, ¿la gente estaría dispuesta a patear el tablero? ¿Aceptaría que la economía -y lo agropecuario- sean manejados en forma dirigida o autoritaria para cambiar este modelo sojero por otro?
Lo que nadie dice es de que manera se lo puede suplantar ventajosamente y como implantar un proyecto superador en forma democrática. Claro que existen alternativas válidas (1) pero también demasiada declamación desinformada de políticos y "repetidores" y mucho alarde voluntarista. Aceptemos que en un mundo superpoblado -aunque detestemos la globalización- no resulta lógico volver al arado tirado por bueyes porque habría aún menos "soberanía alimentaria" para los pobres, esos que pierden siempre (2).
Otra pregunta para plantearse y embarrar más la cancha: ¿es ético que por simple demanda de los mercados se destinen millones y millones de toneladas de cereales y oleaginosas para producir biodiesel o etanol para combustibles e incluso para alimentación de ganado de carne y leche cuando cada vez más gente sufre hambre? ¿De que sirve entonces una nueva 'revolución verde'? (3)
Les ofresco adjunto el resumen del 1er. Foro por un Proyecto Emancipador – Proyecto Sur - Comisión Nº 6: panel plan agrario nacional y soberanía alimentaria (Facultad de Derecho de Bs. As. 14/08/10) por si les interesa profundizar el tema. Se debatió allí, precisamente, sobre el modelo agropecuario vigente en nuestro país. Participó gente con formación y experiencia, próxima a nuestras ideas. Buenas intenciones hay pero como siempre falta poder y organización para plasmarlas.
Podríamos pensar que en este mismo instante otro chico argentino 'morirá en vida' afectado por la mala aplicación del glifosato en nuestros campos. Solo parece dolernos la situación cuando vemos fotos de estas consecuencias, porque los espectadores debemos olvidar para poder seguir viviendo sin culpas. Mientras el tiempo sigue pasando y al presente gobierno no le interesa cambiar nada ¿qué podemos hacer para detener y reemplazar el modelo sojero hoy?
Gracias por su tiempo. Les envío un afectuoso abrazo. HMz. Olivos, Buenos Aires.
(... sigue abajo).
(1) Les recomiendo los artículos del blog del dirigente de la Federación Agraria Pedro Peretti ("Por una agricultura con rostro humano"). Y resumo algunas ideas más en la antigua entrada de este blog "El plan agropecuario de Proyecto Sur"
(2) "soberanía alimentaria": el uso de este término pretenciosamente "progre" fue adrede. Lo detesto.
(3) Se llama "revolución verde" en forma genérica a los saltos tecnológicos que se producen en el sector agropecuario permitiendo aumentar la producción con más eficiencia. Específicamente se aplicó a los conocimientos impulsados en los años sesenta por el norteamericano Norman Borlaug, basados en el mejoramiento genético del trigo y el maíz y la aplicación de fertilizantes, herbicidas e insecticidas. Se lo considera el padre de la agricultura moderna. Aunque no signifique nada y está manchado de sangre luego que lo recibiera Busch o un presidente israelí, por caso, Bourlag fue Nobel de la Paz en 1970.
BONUS TRACK: para navegantes que deseen seguir buceando en el tema, dos link de interés exhibidos en Youtube.
"El mundo según Monsanto" Documental de Marie Robin (2008) sobre el libro de igual título.
"Cristina Fernández de Kirchner y Monsanto" compilado con declaraciones de nuestra presidente en el Council de las Américas, junio 2012.
(...) CONTINUACION
Como "el que avisa no traiciona" quiero aclarar que aún pienso que los "organismos genéticamente modificados" (OGM) aplicados a la producción vegetal son realmente un gran adelanto para la humanidad porque se produce mucho más alimento con menos recursos. No me importan las multinacionales! Creo que se exagera en su crítica y que se repiten muchos slogans.
Sinceramente desearía poder informarme -si es cierto- de que modo un trozo de gen puede incorporarse a nuestro metabolismo y darnos órdenes del mismo modo que lo hacen naturalmente nuestros cromosomas. Un artículo científico presentado en un seminario internacional sobre Biotecnología que niega esa posibilidad en forrajes modificados genéticamente (Dr. D. E. Beever, 2001). Otro artículo reciente de la Sociedad Americana contra el Cáncer afirma que aún no hay pruebas que evidencien que sustancias contenidas en alimentos producidos mediante bioingeniería sean peligrosos o puedan aumentar o reducir el riesgo de cáncer. Sin perder de vista que en ciencias siempre hay conclusiones contradictorias, la mayoría de las veces porque las condiciones de realización no están estandarizadas o protocolizadas o porque los esfuerzos son sesgados adrede. En los anexos que ofrece Sebastián hay solo aproximaciones al tema pero nada certero.
También olvida decir que los OGM han permitido reducir la utilización de insecticidas y fungicidas, o sea ahorrar energía. Estos productos se utilizan desde hace añares para reducir las pérdidas en los cultivos y, potencialmente, también pueden causar daños.
El glifosato mal utilizado provoca evidentes problemas en la salud humana, los cuales no pueden soslayarse de ningún modo. El glifosato no fue inventado para aplicar en el cultivo de soja ni es exclusivo de su paquete tecnológico: es un herbicida sistémico que se usaba ya desde hace décadas, de otro modo. Y no fue ni será el único producto herbicida o insecticida o funguicida o diluyente o combustible o industrial sospechado o prohibido por causar daño por mal uso. Los fosforados se usaron durante décadas y recién fueron sacados del mercado en los ultimos años. Incluso fueron prohibidos primero en EE.UU. mientras los seguían exportando a mansalva a países satélites: el colmo de la malicia.
Los culpables no son ni han sido los agricultores: fue el capitalismo insaciable con cara de empresario y de político corrupto. Es más, propongo un proyecto de ley para que por cada chico inocente afectado por glifosato mal aplicado se aplique una sobredosis del producto al hijo de un empresario sojero de pooles y a un funcionario, para que aprendan en carne propia. Me parecería justo.
Entonces, vuelvo a repetir, una cosa es el glifosato mal aplicado y otra si los OGM son o no perniciosos para nuestra salud, porque veo que se repiten ambas cosas como si fuera lo mismo. Y que terminemos de hablar del cultivo de soja como una maldición que no es para creernos tipos avanzados de izquierda o verdes ecologistas (que luego veranean en Aruba).
Gente, pregunto lo que siempre pregunto: si descubren un pozo de petróleo en el fondo de su casa, ¿qué hacen? ¿Lo tapan con cemento para que no contamine el medio ambiente o extreman todos los recaudos para explotarlo y obtener su riqueza sin que afecte el ambiente? Me gustaría saber su respuesta sincera. Con la soja es lo mismo!
Otra vez lo digo, no me importa exhibir contradicciones: me interesa la búsqueda constante, ser crítico y no hablar en balde. Horanosaurus.
PD: una lástima. El compañero Berelejis y los amigos de Proyecto Sur VL nunca me contestaron este mail.
BONUS TRACK sobre la TECNOLOGIA
1) Abramos "un cacho" la mente. Analicen estas expresiones de Nicholas Negroponte, director de la Media Lab de la Massachusetts Institute of Technology (MIT). Si no lo conocen hallarán su "bio" en cualquier lado. Apliquemos esta simple lógica al tema de arriba, el de la tecnología aplicada a la producción de alimentos:
"Siempre tenemos preconceptos sobre todo y la tecnología no es la excepción. Uno de los preconceptos sobre la tecnología tiene que ver con la cuestión del control. Sugiere que uno está controlado. Puede ser cualquier cosa, un secuestro, un robo, un atentado, y entonces la gente dice: '¿Ves? Es por culpa de internet' o 'es culpa de la tecnología'. Internet hizo esto posible, quizás en la misma forma que lo hizo la escritura, porque aprender a leer y escribir permite que uno pueda acceder a material pornográfico, por ejemplo. Pero nunca diríamos: 'No aprendas a leer y a escribir'. Por alguna razón pensamos que la tecnología, que nos posibilita tantas cosas, lleva de forma inherente una propensión a hacer mal; sin embargo algunos creemos que, si es propensa a algo, es a la capacidad para hacer el bien. Nada más democratizante que la tecnología. Internet está lleno de voces (...)
"... algunas personas sugieren que lo más importante que la tecnología le proporcionó a la humanidad es el fuego, porque uno pudo cocinar y cuando cocinas , uno puede digerir más fácilmente. Y eso habría permitido la evolución de nuestro cerebro. Existe una teoría que afirma que la comida cocinada nos abrió el camino hacia el razonamiento y nos encaminó hacia el razonamiento hace tres mil o cuatro mil años, nos permitió hacer algo que el cerebro humano no hace de forma automática. Evolucionamos durante un millón de años para poder caminar y hablar pero no fue sino hasta hace tres mil años que comenzamos a escribir. Y la habilidad para escribir, para leer y escribir, es algo muy nuevo; podemos argumentar que esto nace del fuego y de la posibilidad de cocinar. Leer y escribir es la herramienta, es la única herramienta que nos permite pensar sobre el pensar, nos permite contar historias, narrar. Leer y escribir nos habilita para todo".
Desde 1960, la población del mundo se duplicó. En realidad, creció un poco más: pasó de 3.000 a 7.000 millones de personas. En este mismo lapso, la producción de alimentos aumentó de 640 kilos per cápita a 740 kilos per cápita, aun cuando la superficie de suelo per cápita se redujo a la mitad.
Del total, los grupos alimentarios que tienen baja densidad nutricional (cereales, raíces o tubérculos) se redujeron, y subieron los grupos como frutas, verduras, carnes, huevos o aceites vegetales. El único grupo de alta densidad que disminuyó, poco, fue el de los lácteos. Desde 1900, los alimentos bajan su precio un 1% anual, en términos reales. En la actualidad, los productos alimentarios básicos valen sólo un 57 % de lo que costaban entonces.
El aumento en los años recientes los llevó a un nivel semejante a los de la crisis del 30. El proceso fue acompañado por un incremento en el porcentaje exportado sobre el total producido, aumentando la especialización productiva de algunos países y la dependencia de otros.
En frutas, en 1960, el mundo exportaba el 8% de lo producido y ahora el 16%. En este producto, Argentina pasó del 5% al 35%; en leche, del 1% al 21%; y en maíz, del 36% al 66% de lo cosechado.
La productividad, kilos por unidad de superficie, explica el 70% del crecimiento global en la producción de alimentos. Y el aumento de superficie sólo el 30%. Comparada con 1960, la productividad global es más que el doble, y en el país casi duplica la global para cultivos extensivos, y es similar en el resto.
La Argentina lo logró generando paradigmas amigables con el medio ambiente y muy productivos, como la siembra directa, que con rotaciones, manejo integrado de plagas, fertilización y uso racional de agroquímicos, es insuperable.
Esta productividad se logra por incorporar más conocimiento por metro cuadrado y por hora.
Ese conocimiento está presente desde la semilla, a partir de la biotecnología incorporada, y los microorganismos, nutrientes y agroquímicos adheridos a la misma, hasta la sembradora, que a través de un satélite, la distribuye de la mejor forma en el terreno a partir de planos de rendimiento generados por la cosechadora en el ciclo anterior. A eso se suman los diseños novedosos y eficaces de gestión.
En agroquímicos, una verdadera revolución logró bajar significativamente las dosis usadas por hectárea, y diseñar productos clasificados IV (los que normalmente no ofrecen peligro), que hace 20 años eran inexistentes, y hoy son el 85% del total aplicado.
Estas tecnologías permiten combatir eficazmente las malezas, plagas y enfermedades en el marco del uso racional y las buenas prácticas de manejo.
El desafío que se nos presenta es múltiple, ya que sin mucho suelo para incorporar a la agricultura, habrá en 2050 más de 9.000 millones de personas.
En este contexto, centenares de millones de pobres rurales pasarán a las clases medias urbanas, cambiando su consumo, y aparecen nuevos usos para los productos agrícolas (industrial, energía, mascotas, etc.).
Este desafío a la productividad debe lograse con sistemas fuertemente sustentables. A ello hay que agregar que en la actualidad 1.000 millones de personas no acceden a las calorías necesarias, 2.000 millones tienen sobrepeso y estamos inmersos en un cambio climático muy importante.
La tecnología agrícola es una historia de éxito global, producto de mucha investigación proveniente del sistema científico, de importantes inversiones de las empresas vinculadas al sector, del talento de los empresarios de punta que, aunados, lograron que dispongamos de más, mejor y más baratos alimentos que en ningún otro momento histórico de la humanidad.
Ahora, hay que seguir profundizando la hazaña imprescindible, con más y mejor ciencia y tecnología aplicada.
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Estimados amigos, estimado Sebastián: ¿quienes pueden estar en contra de los conceptos vertidos en la nota? ¿Quienes pueden consentir los efectos perniciosos de este modelo sojero? Quisiera sumergirlos, por un momento, en el reino de las dudas tirando algunas ideas peliagudas.
Si lo piensan bien, son varios millones de personas que lo convalidan. Gente poderosa y no tanto. Los empresarios de los agronegocios, los que venden los insumos del modelo y los rentistas, o sea los dueños de la tierra -sean lati o minifundistas, ex tamberos o chacareros- que viven muy bien del alquiler sojero de sus campos, ahora sin trabajar. También quienes les ofrecen camionetas y últimos modelos, ropa y hasta comestibles o tienen trabajo bien pago arreglándoles los pisos o pintándoles sus casas en los pueblos, etc.
Ellos no se preguntan por los efectos colaterales de estos emprendimientos: unos calcularán a diario la rentabilidad, verán crecer el "yuyo maldito" -como llamó a la soja nuestra presidente- o "esa bendicion" -como la llamó Fidel Castro- o esperarán que el vaso derrame dinero para tomar lo suyo. Quienes recorremos el interior de nuestro país lo podemos ver con facilidad.
También consiente la situación este gobierno populista que con su 'capitalismo de amigos' no piensa prescindir de los ingresos de las grandes gabelas aplicadas al campo porque no le cerrarían jamás las cuentas para su política clientelar de subsidios a los que tienen menos pero también discrecionales y de chantaje a intendentes y gobernadores, aliados o no. Algunos le llaman "gobierno nacional y popular", otros le dicen "la década perdida" a su desgobierno.
El ministerio de Agricultura no tiene un proyecto agropecuario conciso ni mucho menos planifica pero exhibe como triunfos la aprobación casi automática de los nuevos "eventos transgénicos" de las multi. Hay comprobaciones científicas para el gusto de cada expositor y para esto el trámite es rápido. Y por más que los partidos opositores puedan despotricar y resulte tragicómico, ninguno podría abandonar las retenciones ni romper el modelo sin producir un colapso económico.
Convengamos: el modelo tecnólogico aplicado en la producción agrícola en estas décadas es realmente revolucionario aunque pueda resultar socialmente injusto. Su efecto expoliador relativo sobre los recursos naturales sería motivo de una larga discusión técnica que excede este espacio. Pero, igual que la revolución industrial inglesa del siglo XVIII y el capitalismo que se impusieron largamente, avanza y aplasta sin preguntarle a nadie. "Son los negocios, estúpido" dijo Bill Clinton a uno que protestaba.
En nuestras pampas durante los 70´s la mayoría del pueblo no se animó a sacar la cabeza por la ventana cuando sonaban los tiros y no quiso una revolución, para bien o para mal (¿se imaginan a Firmenich presidente?). ¿Es hoy el panorama diferente? Entonces, ¿la gente estaría dispuesta a patear el tablero? ¿Aceptaría que la economía -y lo agropecuario- sean manejados en forma dirigida o autoritaria para cambiar este modelo sojero por otro?
Lo que nadie dice es de que manera se lo puede suplantar ventajosamente y como implantar un proyecto superador en forma democrática. Claro que existen alternativas válidas (1) pero también demasiada declamación desinformada de políticos y "repetidores" y mucho alarde voluntarista. Aceptemos que en un mundo superpoblado -aunque detestemos la globalización- no resulta lógico volver al arado tirado por bueyes porque habría aún menos "soberanía alimentaria" para los pobres, esos que pierden siempre (2).
Otra pregunta para plantearse y embarrar más la cancha: ¿es ético que por simple demanda de los mercados se destinen millones y millones de toneladas de cereales y oleaginosas para producir biodiesel o etanol para combustibles e incluso para alimentación de ganado de carne y leche cuando cada vez más gente sufre hambre? ¿De que sirve entonces una nueva 'revolución verde'? (3)
Les ofresco adjunto el resumen del 1er. Foro por un Proyecto Emancipador – Proyecto Sur - Comisión Nº 6: panel plan agrario nacional y soberanía alimentaria (Facultad de Derecho de Bs. As. 14/08/10) por si les interesa profundizar el tema. Se debatió allí, precisamente, sobre el modelo agropecuario vigente en nuestro país. Participó gente con formación y experiencia, próxima a nuestras ideas. Buenas intenciones hay pero como siempre falta poder y organización para plasmarlas.
Podríamos pensar que en este mismo instante otro chico argentino 'morirá en vida' afectado por la mala aplicación del glifosato en nuestros campos. Solo parece dolernos la situación cuando vemos fotos de estas consecuencias, porque los espectadores debemos olvidar para poder seguir viviendo sin culpas. Mientras el tiempo sigue pasando y al presente gobierno no le interesa cambiar nada ¿qué podemos hacer para detener y reemplazar el modelo sojero hoy?
Gracias por su tiempo. Les envío un afectuoso abrazo. HMz. Olivos, Buenos Aires.
(... sigue abajo).
(1) Les recomiendo los artículos del blog del dirigente de la Federación Agraria Pedro Peretti ("Por una agricultura con rostro humano"). Y resumo algunas ideas más en la antigua entrada de este blog "El plan agropecuario de Proyecto Sur"
(2) "soberanía alimentaria": el uso de este término pretenciosamente "progre" fue adrede. Lo detesto.
(3) Se llama "revolución verde" en forma genérica a los saltos tecnológicos que se producen en el sector agropecuario permitiendo aumentar la producción con más eficiencia. Específicamente se aplicó a los conocimientos impulsados en los años sesenta por el norteamericano Norman Borlaug, basados en el mejoramiento genético del trigo y el maíz y la aplicación de fertilizantes, herbicidas e insecticidas. Se lo considera el padre de la agricultura moderna. Aunque no signifique nada y está manchado de sangre luego que lo recibiera Busch o un presidente israelí, por caso, Bourlag fue Nobel de la Paz en 1970.
BONUS TRACK: para navegantes que deseen seguir buceando en el tema, dos link de interés exhibidos en Youtube.
"El mundo según Monsanto" Documental de Marie Robin (2008) sobre el libro de igual título.
"Cristina Fernández de Kirchner y Monsanto" compilado con declaraciones de nuestra presidente en el Council de las Américas, junio 2012.
(...) CONTINUACION
Como "el que avisa no traiciona" quiero aclarar que aún pienso que los "organismos genéticamente modificados" (OGM) aplicados a la producción vegetal son realmente un gran adelanto para la humanidad porque se produce mucho más alimento con menos recursos. No me importan las multinacionales! Creo que se exagera en su crítica y que se repiten muchos slogans.
Sinceramente desearía poder informarme -si es cierto- de que modo un trozo de gen puede incorporarse a nuestro metabolismo y darnos órdenes del mismo modo que lo hacen naturalmente nuestros cromosomas. Un artículo científico presentado en un seminario internacional sobre Biotecnología que niega esa posibilidad en forrajes modificados genéticamente (Dr. D. E. Beever, 2001). Otro artículo reciente de la Sociedad Americana contra el Cáncer afirma que aún no hay pruebas que evidencien que sustancias contenidas en alimentos producidos mediante bioingeniería sean peligrosos o puedan aumentar o reducir el riesgo de cáncer. Sin perder de vista que en ciencias siempre hay conclusiones contradictorias, la mayoría de las veces porque las condiciones de realización no están estandarizadas o protocolizadas o porque los esfuerzos son sesgados adrede. En los anexos que ofrece Sebastián hay solo aproximaciones al tema pero nada certero.
También olvida decir que los OGM han permitido reducir la utilización de insecticidas y fungicidas, o sea ahorrar energía. Estos productos se utilizan desde hace añares para reducir las pérdidas en los cultivos y, potencialmente, también pueden causar daños.
El glifosato mal utilizado provoca evidentes problemas en la salud humana, los cuales no pueden soslayarse de ningún modo. El glifosato no fue inventado para aplicar en el cultivo de soja ni es exclusivo de su paquete tecnológico: es un herbicida sistémico que se usaba ya desde hace décadas, de otro modo. Y no fue ni será el único producto herbicida o insecticida o funguicida o diluyente o combustible o industrial sospechado o prohibido por causar daño por mal uso. Los fosforados se usaron durante décadas y recién fueron sacados del mercado en los ultimos años. Incluso fueron prohibidos primero en EE.UU. mientras los seguían exportando a mansalva a países satélites: el colmo de la malicia.
Los culpables no son ni han sido los agricultores: fue el capitalismo insaciable con cara de empresario y de político corrupto. Es más, propongo un proyecto de ley para que por cada chico inocente afectado por glifosato mal aplicado se aplique una sobredosis del producto al hijo de un empresario sojero de pooles y a un funcionario, para que aprendan en carne propia. Me parecería justo.
Además, hay que resaltar que dentro del paquete tecnológico de la soja y otras producciones de importancia agrícola, la siembra directa ha resultado importante para la conservación de los recursos naturales: entre otras cosas ha reducido el uso de combustibles para la maquinaria implicada y ha disminuído los distintos tipos de erosión edáfica que antes producían estragos. Eso parece ser ignorado por los detractores ultra-ecologistas.
Entonces, vuelvo a repetir, una cosa es el glifosato mal aplicado y otra si los OGM son o no perniciosos para nuestra salud, porque veo que se repiten ambas cosas como si fuera lo mismo. Y que terminemos de hablar del cultivo de soja como una maldición que no es para creernos tipos avanzados de izquierda o verdes ecologistas (que luego veranean en Aruba).
Gente, pregunto lo que siempre pregunto: si descubren un pozo de petróleo en el fondo de su casa, ¿qué hacen? ¿Lo tapan con cemento para que no contamine el medio ambiente o extreman todos los recaudos para explotarlo y obtener su riqueza sin que afecte el ambiente? Me gustaría saber su respuesta sincera. Con la soja es lo mismo!
Otra vez lo digo, no me importa exhibir contradicciones: me interesa la búsqueda constante, ser crítico y no hablar en balde. Horanosaurus.
PD: una lástima. El compañero Berelejis y los amigos de Proyecto Sur VL nunca me contestaron este mail.
BONUS TRACK sobre la TECNOLOGIA
1) Abramos "un cacho" la mente. Analicen estas expresiones de Nicholas Negroponte, director de la Media Lab de la Massachusetts Institute of Technology (MIT). Si no lo conocen hallarán su "bio" en cualquier lado. Apliquemos esta simple lógica al tema de arriba, el de la tecnología aplicada a la producción de alimentos:
"Siempre tenemos preconceptos sobre todo y la tecnología no es la excepción. Uno de los preconceptos sobre la tecnología tiene que ver con la cuestión del control. Sugiere que uno está controlado. Puede ser cualquier cosa, un secuestro, un robo, un atentado, y entonces la gente dice: '¿Ves? Es por culpa de internet' o 'es culpa de la tecnología'. Internet hizo esto posible, quizás en la misma forma que lo hizo la escritura, porque aprender a leer y escribir permite que uno pueda acceder a material pornográfico, por ejemplo. Pero nunca diríamos: 'No aprendas a leer y a escribir'. Por alguna razón pensamos que la tecnología, que nos posibilita tantas cosas, lleva de forma inherente una propensión a hacer mal; sin embargo algunos creemos que, si es propensa a algo, es a la capacidad para hacer el bien. Nada más democratizante que la tecnología. Internet está lleno de voces (...)
"... algunas personas sugieren que lo más importante que la tecnología le proporcionó a la humanidad es el fuego, porque uno pudo cocinar y cuando cocinas , uno puede digerir más fácilmente. Y eso habría permitido la evolución de nuestro cerebro. Existe una teoría que afirma que la comida cocinada nos abrió el camino hacia el razonamiento y nos encaminó hacia el razonamiento hace tres mil o cuatro mil años, nos permitió hacer algo que el cerebro humano no hace de forma automática. Evolucionamos durante un millón de años para poder caminar y hablar pero no fue sino hasta hace tres mil años que comenzamos a escribir. Y la habilidad para escribir, para leer y escribir, es algo muy nuevo; podemos argumentar que esto nace del fuego y de la posibilidad de cocinar. Leer y escribir es la herramienta, es la única herramienta que nos permite pensar sobre el pensar, nos permite contar historias, narrar. Leer y escribir nos habilita para todo".
2) Por último, este artículo de Clarín Rural del 25/03/13 escrito por el Ing. Agr. Fernando Vilella -ex decano de la FAUBA (Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires), alabando la revolución productiva agropecuaria que se produjo en la Argentina en las últimas décadas. Tiene afirmaciones muy interesantes para profundizar, dejando de lado críticas demagógicas y livianas.
Por Fernando Vilella Director del Programa de Agronegocios de la FAUBA.
Clarín Rural 25/05/13. El autor de esta nota
plantea que la tecnología agrícola es una historia de éxito global, que se
logró a partir del desarrollo biotecnológico y científico, inversiones
estratégicas y el talento de productores de punta, que marcaron el rumbo con la
siembra directa. Ahora -dice- el desafío es profundizar este camino para
producir, con sustentabilidad, más alimentos por hectárea.
Desde 1960, la población del mundo se duplicó. En realidad, creció un poco más: pasó de 3.000 a 7.000 millones de personas. En este mismo lapso, la producción de alimentos aumentó de 640 kilos per cápita a 740 kilos per cápita, aun cuando la superficie de suelo per cápita se redujo a la mitad.
Del total, los grupos alimentarios que tienen baja densidad nutricional (cereales, raíces o tubérculos) se redujeron, y subieron los grupos como frutas, verduras, carnes, huevos o aceites vegetales. El único grupo de alta densidad que disminuyó, poco, fue el de los lácteos. Desde 1900, los alimentos bajan su precio un 1% anual, en términos reales. En la actualidad, los productos alimentarios básicos valen sólo un 57 % de lo que costaban entonces.
El aumento en los años recientes los llevó a un nivel semejante a los de la crisis del 30. El proceso fue acompañado por un incremento en el porcentaje exportado sobre el total producido, aumentando la especialización productiva de algunos países y la dependencia de otros.
En frutas, en 1960, el mundo exportaba el 8% de lo producido y ahora el 16%. En este producto, Argentina pasó del 5% al 35%; en leche, del 1% al 21%; y en maíz, del 36% al 66% de lo cosechado.
La productividad, kilos por unidad de superficie, explica el 70% del crecimiento global en la producción de alimentos. Y el aumento de superficie sólo el 30%. Comparada con 1960, la productividad global es más que el doble, y en el país casi duplica la global para cultivos extensivos, y es similar en el resto.
La Argentina lo logró generando paradigmas amigables con el medio ambiente y muy productivos, como la siembra directa, que con rotaciones, manejo integrado de plagas, fertilización y uso racional de agroquímicos, es insuperable.
Esta productividad se logra por incorporar más conocimiento por metro cuadrado y por hora.
Ese conocimiento está presente desde la semilla, a partir de la biotecnología incorporada, y los microorganismos, nutrientes y agroquímicos adheridos a la misma, hasta la sembradora, que a través de un satélite, la distribuye de la mejor forma en el terreno a partir de planos de rendimiento generados por la cosechadora en el ciclo anterior. A eso se suman los diseños novedosos y eficaces de gestión.
En agroquímicos, una verdadera revolución logró bajar significativamente las dosis usadas por hectárea, y diseñar productos clasificados IV (los que normalmente no ofrecen peligro), que hace 20 años eran inexistentes, y hoy son el 85% del total aplicado.
Estas tecnologías permiten combatir eficazmente las malezas, plagas y enfermedades en el marco del uso racional y las buenas prácticas de manejo.
El desafío que se nos presenta es múltiple, ya que sin mucho suelo para incorporar a la agricultura, habrá en 2050 más de 9.000 millones de personas.
En este contexto, centenares de millones de pobres rurales pasarán a las clases medias urbanas, cambiando su consumo, y aparecen nuevos usos para los productos agrícolas (industrial, energía, mascotas, etc.).
Este desafío a la productividad debe lograse con sistemas fuertemente sustentables. A ello hay que agregar que en la actualidad 1.000 millones de personas no acceden a las calorías necesarias, 2.000 millones tienen sobrepeso y estamos inmersos en un cambio climático muy importante.
La tecnología agrícola es una historia de éxito global, producto de mucha investigación proveniente del sistema científico, de importantes inversiones de las empresas vinculadas al sector, del talento de los empresarios de punta que, aunados, lograron que dispongamos de más, mejor y más baratos alimentos que en ningún otro momento histórico de la humanidad.
Ahora, hay que seguir profundizando la hazaña imprescindible, con más y mejor ciencia y tecnología aplicada.
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